Existen muchos sucesos que aparentemente tienen una explicación misteriosa y que con el paso del tiempo se descubre que de misterioso no tienen nada.Sin embargo hay muchos otros sucesos en los que intervienen tanto seres humanos como fenómenos naturales, hechos desconcertantes y desapariciones inexplicables, todo esto entretejido en un universo inexplicable que por más que queramos no lo podemos resolver.

Dentro de estos últimos sucesos se encuentra uno verdaderamente desconcertante,es el caso del bergantín Mary Celeste, de matrícula norteamericana,que fue encontrado a la deriva en el Atlántico sur, sin ningún desperfecto solo le faltaba la tripulación. El 5 de diciembre de 1872, el bergantín Dei Gratia divisó un barco con características muy conocidas para sus tripulantes. Al acercarse lo reconocieron de inmediato. Pero extrañamente,el Mary Celeste se balanceaba sin rumbo definido. ¿Qué había sucedido con sus hombres?.

Había zarpado de Nueva York rumbo a Génova el 7 de noviembre, con un cargamento de alcohol industrial. Al mando del navío iba el capitán Benjamin Spooner Briggs. Lo acompañaban su esposa Sara y su hijita Sofía, de dos años. La tripulación la formaban ocho marinos; en total, constaba de once personas. Dos días antes de partir, el capitán había comido con David R. Morehouse, capitán del Dei Gratia. Mantenían una sólida relación amistosa y se conocían de hacia ya muchos años.

En esa ocasión al despedirse , se desearon suerte mutuamente y se dirigieron a sus respectivos navíos. Briggs partió dos días después. Morehouse habría de partir hasta el once de noviembre, aunque con ruta algo distinta. 23 días después, el destino haría encontrarse a sus naves en medio del Atlántico.

En mal día, el Dei Gratia, en ruta hacia Gibraltar, avisto a la distancia lo que parecía ser otro bergantín. El primer oficial de abordo, Oliver Deveau, enfoco el navío con su catalejo. Se acercaba a velocidad moderada y dos de las velas del mástil trasero faltaban ; parecía ser el Mary Celeste. Tomando el catalejo para observar, el capitán Morehouse identificó de inmediato a su viejo conocido. Ordeno de inmediato hacer las señales de rigor preguntando por Briggs. No hubo respuesta del Mary Celeste. Parecía abandonado y eso acabo por inquietar a Morehouse.

Al acercarse la tripulación del Dei Gratia, se pudo observar que la vela principal estaba dirigida hacia su ruta, mientras que la vela posterior, estaba dirigida hacia estribor. Algo tan extraño sólo podía significar problemas. El capitán ordenó al primer oficial y al piloto subir al barco a investigar.

Cuando por fin lo abordaron ya había caído la noche. La luna iluminaba la escena de un mar tranquilo. A bordo nadie respondió a los llamados. El único ruido provenía del balanceo del casco pero no había nadie a la vista.

El timón sin gobierno, estaba a merced de las olas, pero a pesar de ello, el bergantín había llegado a ese punto, sosteniendo su curso como guiado por la mano experta de un timonel. Revisando su interior, encontraron todo en orden, el libro de bitácora en la cabina del piloto y los camarotes intactos. Todo parecía indicar que había sido abandonado con gran prisa.Pero en el cuarto de bombas había una pequeña inundación de aproximadamente un metro de altura; la escotilla y la caja de bitácora estaban abiertas,así como también el tragaluz de la cabina. El compás de la bitácora estaba destruido, extrañamente.

El que hubiera agua no significaba peligro, era cosa común en barcos de madera de la época. Pero, ¿Cómo explicar los desperfectos? En el camarote del capitán, su pipa todavía estaba humeante. En la bodega, la carga de 1700 toneladas de alcohol aún estaban en su lugar.

Cada vez más sorprendidos, los dos marineros siguieron explorando el interior del barco. Al llegar a la cocina, no pudieron dar crédito a lo que veían: en la estufa, aún encendida, una tetera despedía bocanadas de vapor. Tal parecía que tan sólo unos minutos antes todavía había gente abordo.¿Pero dónde estaban en ese momento? Las sorpresas continuaron. Había ropa tendida, aún húmeda en los tendederos. Y había algo que faltaba ¡el bote salvavidas!

Si era lo único faltante, ¿podían haberse escapado en él? Era inexplicable. No se observaba nada que los hubiera podido impulsar a huir. Poco antes, Deveau, el oficial del Dei Gratia, había encontrado las joyas de la esposa del capitán Briggs intactas. La caja fuerte no mostraba huellas de intento de violación. En el camarote del capitán encontraron una espada con su vaina, por lo que supusieron que era de el capitán Briggs. El libro de bitácora no mostraba nada anormal; su última anotación decía: "Nos encontramos a unas 110 millas al oeste de la isla Santa María, en las Azores" Estaba fechada el 24 de noviembre. Según este último dato, la anotación había sido hecha cuando el Mary Celeste se encontraba a unas 500 millas de donde fue encontrado.


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