Gilgamesh Al Sakir
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ANTOLOGIA DE MARTE
LIBRO SEXTO."GILGAMESH".
Cuento n` 22 escrito por Alfredo Juillet Frascara,Año 1969.-
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CAPITULOS DE LA OBRA :
CAPITULO UNO DENTRO DE LA GRUTA.
CAPITULO DOS REGRESO DESDE BEIRUT.
CAPITULO TRES LA REVELACION.
CAPITULO CUATRO MERCURIO.
CAPITULO CINCO VENUS.
CAPITULO SEIS MARTE.
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CAPITULO UNO.
DENTRO DE LA GRUTA.
En el mes de enero de 1965, yo, Gilgamesh Al Sakir, llegue en viaje de placer a las costas de la America del Sur.
Particularmente, venia yo para comprobar personalmente cuan frias eran las aguas que bañan las costas chilenas. Puedo decir ahora y con conocimiento de causa, que son muy heladas, aun cuando en este pais los nativos estan perfectamente aclimatados a ellas.
Con mis 30 años a cuestas, mi cuerpo conservaba el ardor propio de los cuerpos jovenes y una mañana, desoyendo los consejos de una cafila de aduladores que viajaban en mi yate "Argos", me arriesgue , completamente solo, a las altas olas del oceano en una lancha.
Estando sentado con el sol a mis espaldas, mientras dirigia la lancha hacia la costa, senti la emocion de este alocado viaje. Las olas, altas como casas, pasaban y hundian mi embarcacion a abismos impresionantes, para luego subir por ellas y dejarme ver miriadas de olas iguales en su brutal grandeza.
Frente a mi proa vi los acantilados de la costa, excepcionalmente abrupta en aquel lugar por demas deshabitado y lejano de cualquier ser vivo. Frente a mi, y cuiando subia a la cima de las olas, veia como estas se estrellaban con una violencia desmesurada contra la desnuda roca.
No se cuento tiempo despues de ponerme paralelo a la costa segui viajando, pues su hermosura horrosamente cruel y descarnada variaba a cada cien metros. Solo dire que, cuando comenzaba a darme cuenta de mi imprudencia, habia avanzado demasiado para sentirme tranquilo y ya comenzaba a despabilarme de esa loca abstraccion , el sueva ronquido del motor vario , e hizo algunos carraspeos y el silencio siguio a ese ultimo ronquido.
Lo primero que hice fue dirigir mi mirada, algo extraviada, a la cercana costa. Lo que vi me tranquilizo en parte, pues no estaba muy cerca.
Introduciendome bajo cubierta, y dejando el timon sujeto, me dedique a sacar herramientas, con las que trate de hallar la falla en el motor .
Y era mas facil que eso : faltaba gasolina, nada mas,por lo que retire un bidon con bencina y lo vacie en el tanque del motor. Pronto la lancha era impulsada por la helice nuevamente.
Pero la corriente me habia empujado demasiado hacia la costa y por ello trataba de desviar el bote hacia alta mar, pero una inmensa ola impulso el esquife hacia las rocas. Cuando creia que mi fin era llegado, adverti una caverna en la muralla rocosa, tras una saliente. La abertura no sobrepasaba los diez metros de ancho por los veinte de alto.
Vime llevado hacia alla, y para mi esta era una tabla de salvacion, por lo que hice lo posible por enfilar hacia la entrada sin desviarme, cosa que seria fatal.
Entre, y junto conmigo entro el resto de aquella ola que no habia estrellado contras los lados del boqueron.
Dentro reinaba la oscuridad, aunque se notaba que la lancha avanzaba con rapidez por sobre las oscuras aguas.Apague el motor. Busque una linterna, en la caja de herramientas.
Encontre tres linternas a pilas, y junto con tomarlas recorde que la lancha llevaba un foco amarillo de gran potencia en la proa. Hice funcionar esta y la luz ilumino el lugar.
Con sorpresa por mi parte, descubri que la caverna era de proporciones colosales, aunque veia uno de sus lados rugosos a babor, por lo que prosegui avanzando, a poca velocidad, hasta dar con una porcion de playa de arenas oscuras.
Dirigi hacia alli la embarcacion y al poco rato la quilla comenzo a rozar la arena, por lo que tire el ancla y viendo que el silencio era profundo, me tendi entre unas mantas en cubierta, quedandome dormido casi de inmediato.
Cuando desperte, la oscuridad me envolvia. Se habia agotado la bateria de la lampara de la lancha. Tome una de las linternas, y encendiendola, me puse de pie.
Baje del bote, que apenas se movia, ya que hasta alli no llegaban las olas. Me di cuenta que la playa estaba cubierta de hongos, a poco andar cuesta arriba, siendo de mayor tamaño a medida que me alejaba de la orilla .
Eran blancos y fragiles, con ese olor dulzon peculiar de ellos. Segui caminando, notando que los hongos llegaban a medir un metro de altura, aunque mas espaciados.
Era una experiencia extraña esa de verse rodeado de tantas y tan extrañas plantas. Blancas, de una blancura tan perfecta, que parecia que un maniatico las hubiera pintado con cal. La luz reverberaba en ellas y aumentaba de esa manera la visibilidad para mis ojos.
Mientras caminaba tuve una idea extraña, y la lleve a cabo: tome mi cuchillo de caza y abri, de arriba hacia abajo, la gigantesca callampa: para mi asombro, aunque era lo natural, esta se abrio cual un queso, mostrando su albo interior.
Continue mi camino, y de pronto a mi reducido campo visual llego al imagen de una inmensa callampa que se elevaba facilmente unos cinco metros del suelo, mientras que a su alrededor la tierra estaba cubieta de pequeños hongos en diferentes etapas de crecimiento.
Le di la vuelta, extasiado con la presencia de tan estrambotico ser vegetal. Mas, luego de caminar y rodear varios mas de ellos , cai en la cuenta de que eran numerosos.
En la caverna se notaba que la unica forma de vida era la vegetal, con esas callampas como unica especie. Cuando trate de regresar a la orilla no di con ella, por lo que sonrei amargamente, ya que me veia vagando por esas tinieblas hasta perder la razon.
Volvia sobre mis pasos, tratando de recordar cuanto tiempo estuve vagando por entre aquella extraña vegetacion. Camine varias horas mas, hasta caer extenuado.
Cuando desperte nuevamente, encendi la linterna, y continue la busqueda. Solo dire de ello que para mi fueron horas negras, en que a cada paso creia encontrar la huella que me conduciria fuera, mas tambien a cada paso, sentia la garra de la desesperacion ahincarse mas en mi alma.
La tarde ,pues alli solo me podia guiar por el instinto para saber la hora, me encontro corriendo como presa de locura. Muchas veces tropece contra hongos, rompiendolos y cayendo yo al suelo.
Al fin, cansado, me acoste en el suelo , apague cuidadosamente la linterna, tratando de calmarme.
Desperte quizas cuantas horas despues,con mucha hambre, señal clara de que no habia ingerido comidas en muchas horas.
Camine, iluminando el camino con la linterna, cuya luz era cada vez mas debil. Encontre, al fin, unos hongos pisoteados.
Me sente al lado de ellos, mirando en rededor, tratando de adivinar hacia donde caminar. Quizas Ala , en uno de sus incomprensibles designios, habia ordenado que yo permaneciera para siempre en aquellas tinieblas, pagando pecados cometidos en contra Suya.
Con ese y otros lugubres pensamientos dando vueltas en mi cabeza solo llegue a quedar muy entristecido.
Eche a andar hasta quedar agotado, tirandome al suelo y rodando la linterna por el terreno, testigo de mi desventura.
Mientras descansaba, vi que algo brillaba, alla en lo oscuro, bajo los debiles reflejos de la linterna.
Encendi la de repuesto, y me puse en pie, caminando hacia aquello.
Era un objeto con forma de lenteja, de unos diez metros de largo.Uno de sus costados estaba achatado, mostrando el esqueleto de su armazon, con los metales retorcidos. Alrededor del objeto los hongos no existian.
Me introduje por la parte destrozada y descubri una silla, pegada al piso, delante de una mesa llena de diales, algunos de ellos rotos. Botones, perillas y palancas brotaban de su superficie.
Abri una puerta, al otro extremo.Daba a un pasillo ,al cual se abrian tres puertas. Abri la primera, encendiendose una luz en el techo, que ilumino mucho mas que la linterna que yo portaba.Dentro de la pieza habian anaqueles, con cajones .Abri uno de ellos y tenia frascos con capsulas, conteniendo unos polvillos de color.
En la siguiente pieza habian literas, pero de pequeñas dimensiones, ocho en total.
La ultima pieza tenia una mesa, una pantalla como de televisor, y un teclado, pero el conjunto debia ser encendido para saber de que se trataba.
Regrese a la cabina de mandos y me sente en la silla, soportando un retorcijon de estomago, pues hacia muchas horas que no comia.Recorde las capsulas; podian ser alimenticias; fui y trague varias de ellas, cualquier cosa antes de ese dolor en las entrañas.
Me fui a recostar contra el tablero de mandos, esperando que no me fuera a ser dañino esa ingestion de elementos desconocidos.
Los minutos fueron pasando con lentitud exasperante. De pronto, como a las dos horas, senti un ardor en mi estomago, que desaparecio lentamente. Luego, el hambre desaparecio, sustituido por una agradable sensacion de haber comido en abundancia. Lo que me hizo pensar, y no sin razon, que la dosis deberia ser una capsula nada mas, pero no las mas de ocho que yo habia ingerido.
Satisfecha mi necesidad mas imperiosa, tome mi linterna y fui a investigar el otro lado de la nave, cosa que no habia tenido tiempo de hacer aun.
El otro lado de la nave no tenia pasadizo. Era solo una puerta, que trate de abrir, sin lograrlo. Palpe toda la puerta, y no descubri la cerradura o su sustituto. Entonces, pase a mirar las paredes de metal adyacentes a la misma.A la derecha habia un circulo de vidrio verde oscuro, y bajo este un boton ancho del mismo color. La otra muralla tenia una palanca azul y un marcador con una aguja sobre un fondo blanco numerado.
Pulse el boton, apuntando la lampara hacia la puerta. Esta se comenzo a descorrer hacia la derecha, mientras el circulo verde se prendia, llenandose esa puerta de la nave con aquel color. Parecia hallarme en el fondo tranquilo de algun mar.
Tras la puerta, la oscuridad. Barrida en parte por el haz luminoso de mi linterna electrica ,tuve una idea y baje la palanca hacia abajo. La sala tras la puerta se ilumino instantaneamente con una luz tan potente que , acostumbrado a las penumbras, me encandilo. Subi hasta la mitad la palanca y la luz decrecio exactamente hasta la mitad de su luminosidad.
Dentro estaba repleto de maquinas. Como habia pensado, la puerta no se cerro detras mio, sino que se mantuvo abierta. Rei con una risa cavernosa y extraña, que retumbo en todo el plativolo, haciendome reconvenir por haber emitido aquel ruido, el primero despues de tantas horas dentro de esa caverna.
Maquinas desconocidas para mi fueron desfilando ante mis ojos de curioso , sin poder adivinar el uso que podrian tener alli.
A pesar de que me costo bastante decidirme a manipular, con temerosidad, una de ellas, comence a mover palancas y perillas.
Al rato de haber movido estas y aquellas, y cuando creia que nada sacaria con manipularlas, comenzo a zumbar la maquinaria , algunos chasquidos, y una voz, pronunciando frases , lleno la sala.
Hablaba un idioma desconocido, que no logre comprender.
Me fui a comer, horas despues, de aquellas capsulas, y al regresar el aparato seguia emitiendo las palabras de ese locutor ignoto.
Moviendo palancas y diales, comence a comprender como funcionaba aquello.
Pare el funcionamiento de la cinta , la saque y marcando otros digitos en el teclado, obtuve otras grabaciones, algunas de ellas en exteriores, con ruidos similares al mar o al viento, con gaviotas graznando. Era una biblioteca sonica, que me entretuvo toda esa " mañana". Cuando ya estaba sintiendome aburrido de elegir al azar, halle una grabacion en que se percibia chocar olas contra una costa abrupta, ladridos de focas , un concierto de crujidos como de metales golpeados, para proseguir un silencio, en el que de pronto un ruido de pasos por el piso electrizaban el momento.
Meditando, llegue a la conclusion que el piloto de aquel navio habia estado grabando al volar a baja altura por sobre el mar, pero choco al entrar en la caverna, yendo a caer sobre los hongos, que amortiguaron su caida.
Aparentemente la nave tenia un sistema para grabar lo que sucedia fuera de la nave, aunque los ultimos momentos de esa grabacion fueron tomados DENTRO de la nave.
Habia habido un sobreviviente del choque, que quizas era el unico ocupante de la maquina, el cual habia salido fuera del navio, porque no se veia su esqueleto dentro de los compartimentos que habia yo visitado .
Quizas lo hallaria fuera.Quizas habia caminado semi ahogado por el aire que entraba por el boquete en el casco.
Sali con un presentimiento. Con la linterna,busque alrededor de la nave.
Encontre un cuerpo a veinte metros de la nave, semi cubierto por hongos, un cutis apergaminado, un aspecto escalofriante de un cadaver reseco bajo la luz de una linterna en una caverna desconocida.
El cadaver de un ser extraterrestre, con semblanzas humanas.
Venciendo el hedor que emitian los hongos que crecian sobre el, examine su indumentaria.Sus dos manos estaban alrededor de su garganta, signo visible de que la causa de su muerte habia sido el aire, irrespirable para el, de nuestro planeta.
De su cintura pendia una cartuchera que en un tiempo habia sido color gris. Retire el cinturon, y a la luz de la linterna descorri el cierre. Dentro, un tubo bastante grueso , con un mango negro, que poseia un boton violeta en algun punto de su superficie.
La cartuchera habia conservado intacta la rara arma que tenia ahora en mis manos. Confirmaba aquello el brillo del metal. Apunte hacia un costado, mantenido alejada de mi la pistola . Senti una pequeña vibracion en la mano y nada mas.
Decepcionado, guarde el aparato en el bolsillo- cuando recuerdo aquello tiemblo- y me puse de pie. Tome la lampara electrica y casualmente , el haz de luz paso por la zona de mi disparo.
Fue una verdadera sorpresa.
Hacia alla camine. De verdad, no me lo esperaba. La pistola habia funcionado, pero yo habia creido que necesariamente debia producirse una explosion- como lo hacen las de polvora. Sencillamente, habia salido una onda que destruyo por entero todo cuanto habia quedado a su paso.
Una avenida entre los hongos.Me aproxime a las orillas, y los hongos habian sido cortados limpiamente , como con hoja de afeitar ; se podia mirar por aqulla linea del borde del disparo y se veia prolongar hasta que la oscuridad tapaba la vision. Camine durante veinte minutos, y llegue a una parte en donde los efectos del disparo de aquella arma desaparecian. Igualmente, parecian cortados con navaja.
Asimismo debo decir que el suelo habia sido afectado de igual forma ; parejo y libre de parasitos.
Volvi, y mientras caminaba, saque con reverencia y con mucho cuidado aquella arma tan eficaz y de aspecto tan inofensivo. Saque de la funda una de mis ruidosas y ahora tan anticuada pistola calibre `45 y puse alli la desintegradora.
Debia ser atomica, probablemente, aunque quizas me equivocara.
Una vez dentro del navio, curiosee en las maquinas que alli habian. De pronto, vi una maquina con una mesa de control y un vidrio opaco colocado frente a el.
Sobran los comentarios. Si esa maquina no era un aparato para comunicarse , o al menos algo parecido, yo habria perdido el tiempo en mis estudios universitarios.
Por lo tanto, observe el amasijo de diales, palancas, indicadores. Todo eso era ,a lo mas, familiar. Lo malo estaba en que habia partes en que existian rectangulos pequeños, circulos, cuadrados, todos ellos del mismo vidrio opaco que estaba frente a mi.
Por alguna parte tenia que empezar y comence a mover perillas.
Dos horas mas tarde, lo unico que habia logrado era que se hubieran prendido dos rectangulos y que la gran pantalla enfrente mio habiase coloreado de un blanco lechoso.
Cansado, me fui a acostar en la sala de los camarotes.
De espaldas cavile largo rato. Las capsulas me durarian diez dias mas. Si en esos dias no lograba encontrar la costa y con ella el yate, me veria obligado a morir.
Cierto, habia hongos o callampas. Pero yo no sabia cuales eran venenosas y cuales no, ademas de que el agua potable no existia , y para mi era un milagro que aquellas capsulas halladas en el navio lenticular pudiesen calmar mi sed, ademas de mi hambre.
El silencio era profundo,Solo oia la corriente sanguinea pasar por mis oidos, El frio no era tanto como fuera de la nave, menos ahora que tenia cerradas las puertas del aparato.
Silencio y soledad.
De pronto, un sonido.
Con una rapidez increible, saque la pistola atomica y corri al corredor.
Era en la sala de maquinas. La pantalla estaba de color verde, y los rectangulos cuadrados se estaban prendiendo.
En la pantalla se veia la nave, los hongos, una doble linea irregular en el borde inferior, que no podia ser mas que la entrada del agua a la caverna !
Despues de hechas estas consideraciones, se me perdonara que me haya puesto a llorar de alegria.
El dia siguiente me sorprendio haciendo los preparativos para la partida de aquella maquina en la cual habia estado esos dias. Era como un despertar, como un adios a aquellas tinieblas que , sin embargo, no existian dentro de la nave.
Una vez listo para partir, con una provision de capsulas en mis bolsillos, sali del navio, dejando encendidas sus luces. Eche a andar hacia adonde la pantalla decia que estaba el mar.
Mis pasos eran optimistas y ligeros, Pronto dejaria aquella mansion de la oscuridad, como asi la llamaba en mi fuero interno, y olvidaria lo mas pronto posible todas las angustias pasadas.
Desdichado de mi. El pequeño cono de luz de mi linterna era reducido, Tenia que conservar una linea recta en un lugar que estaba sembrado de homgos gigantes.Debia rodearlos, con lo cual corria el riesgo de desviarme.
Solo pensaba en apurar el paso. Mas, aunque la mente no lo estaba, el cuerpo acabo por cansarse con tanta cosa que llevaba encima- pues cargaba cosas de la nave, tales como cajitas con objetos pequeños .
Al cabo de seis horas debi detenerme, mal que me pesara, para recobrar energias y descansar.
Trague dos capsulas. No me preocupaba; tenia para nueve dias y tan solo demoraria tres en llegar al punto que me preocupaba. Dos horas mas tarde, ya estaba nuevamente en pie y caminando hacia mi salvacion .
El silencio enervante que me rodeaba me ponia nervioso, hasta el punto de llevar la mano a la cartuchera varias veces , sobresaltado con ruidos imaginarios .
La linterna seguia alumbrando normalmente, siendo la ultima disponible. Pense que lograria llevar todo lo que quisiera ,pero estaba dandome cuenta de que era mucho peso el que llevaba en mis mochilas. Los hongos no variaban de tamaño. Segun mis calculos , estos no deberian variar hasta la mañana del siguiente dia, pues esperaba que al tercero dormiria en la lancha.
Paso ese dia monotonamente y dormi luego, rodeado de mis pertenencias.
La mañana siguiente, en oposicion a lo que habia pensado,los hongos mas pequeños no habian aparecido, ni aparecieron en las horas de la tarde, que yo camine mas aprisa,para acercarme antes a la costa.
Dormi muy intranquilo y soñe, viendo el cadaver del extraterrestre diciendome "-¡ Permaneceras para siempre en esta tumba oscura y helada hasta que todos tus pecados sean expiados!"-.
Desperte sobresaltado, y por unos instantes la curiosidad me desconcerto, recuperandome en las horas siguientes.
Encendi mi linterna, y siguiendo la linea recta que mis disparos destructores habian abierto, continue mi camino.
Habia descubierto que era facil guiarse en linea recta disparando el artefacto atomico, y haciendo un sendero a traves de los hongos.
Esto me libraba de caminar en circulos.
A media tarde llegue, felizmente, a la zona de los hongos medianos y en la " noche" entraba al agua, saltando de alegria.
¡ Estaba frente al canal de agua salada !
Rece una oracion al Creador, mientras apgaba la linterna.
Hacia la derecha y a lo lejos, veia un resplandor luminoso,que debia ser la salida de la caverna.
Camine por la orilla, hasta que vi al bote, que se mecia en las aguas, sujeto al ancla, tal como la habia dejado.
Subi a la embarcacion de un salto, sintiendo el conocido balanceo de la lancha que flotaba sobre las aguas.
Baje a mirar en la sala de maquinas, y llene nuevamente el estanque de bencina.Con ello seria suficiente para regresar al exterior y quizas hasta un puerto cercano.
Lo que me preocupo fgue la carga electrica, pues las baterias tenian su capacidad muy mermada, al quedar prendido el faro tanto tiempo.
Subi a cubierta y abriendo una caja saque un balon de aire comprimido , con el que infle una balsa de goma, tirandola al agua y dejandola anclada, para hallar ese sitio al regresar.
Estaba decidido ya: regresaria a buscar el Plativolo.
Puse proa hacia la salida de la caverna. El ruido rebotaba en aquella oquedad y por unos instantes temi que alguna roca se desprendiera del techo.
Pero nada de eso sucedio, para mi bien.
Al irme acercando a la salida, el rumor poderoso del mar llego a mis oidos.
El mar en ese lugar era muy agitado, y force el motor, saliendo a buena velocidad al exterior, tras dejar entrar una ola.
La lancha se bamboleaba de lo lindo. Con puño diestro, sortee los peligros de la salida y me encontre en mar abierto.
Desde afuera se podia ver la oquedad, pero, ¿ quien seria el loco que se atreviera a meter por alli ? Por tierra eso era imposible, pues la costa caia a pico.
Frente a ese lugar solte tres boyas con sus respectivas ancoras, y en cada una de ellas ondeaba un mastil y una banderola.
Al irme alejando, las boyas se veian bamboleantes en el mar picado.
Realmente, era un lugar peligroso.
Con el combustible casi agotado, llegue tres horas despues a un pueblecillo costero, donde tras bajar a costa, envie telegramas a todos los puertos cercanos, con la esperanza de contactar al yate de mi propiedad, quedandome en el pueblecillo esperando alguna contestacion positiva.
Para los aldeanos, mi barca y yo eran la noticia del dia. El tabernero del lugar me dio alojamiento y aquella noche dormi en una cama mullida, entre gentes amables y sencillas.
El chileno es buen anfitrion y sobre todo los habitantes de pueblos chicos, por lo que este puertecillo no iba a ser la excepcion.
A veces pensaba encontrarme entre griegos, ya que sus rostros y ademanes adustos y llenos de dignidad recuerdan esa raza de hierro.
Temprano en la mañana me llego un telegrama de contestacion.
Decia "- A bordo del ARGOS: Felices de saberlo con vida.Nos hallamos en Puerto Saavedra. Llegaremos en dia y medio a su locacion actual. Un abrazo, Siguel."
Recorde a Siguel, el capitan de mi yate, frente al timon, fumando su pipa, con esa sonrisa de lobo de mar, y sonrei de contento.
Siguel cumpliria llegando puntualmente.
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CAPITULO DOS.
REGRESO A BEIRUT.
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Aquel dia lo pase recorriendo los alrededores del pueblo, pues este, excepto su Iglesia catolica, no tenia nada de especial interes para un turista.
El mar estaba agitado en esos dias, y gracias a Dios,el puerto era bastante abrigado de los embates marinos, con lo que mi lancha no corrio peligro.
El cerro mas cercano tenia una estatua de un santo en su cuspide, y un camino de cabras llegaba hasta el lugar. Una vez al año se hacia una procesion a la que concurrian todos los campesinos de los alrededores, de lo cual este pueblo se enorgullecia.
A media noche la campana del puerto repiqueteo, y mire por la ventana del Hotel, hacia el mar.
El "Argos", brillantemente iluminado, entraba en la rada.
Me vesti apresuradamente, y baje las escaleras.
- ¡Llego un barco! ¿Sera el suyo?"- Me pregunto el Posadero, saliendo de una pieza interior.
- Si, a Dios gracias. Ire a encontrarme con mi gente."- Le comunique.
Antes de llegar al muelle, ya mis amigos y el capitan Siguel venian a mi encuentro.
Subimos al yate, muy alegres.
Les conte lo sucedido , la caverna y los dias en la oscuridad,pero omiti lo del DISCO VOLADOR, para que mo me creyeran loco.
Dormi en mi camarote, despues de beber te con galletas, en compañia de mis amigos, que me palmeaban la espalda, ya que decian era un milagro lo sucedido.
Al dia siguiente envie a pagarle al Hospedero sus atenciones, y pedi que vinieran a bordo todos los que quisieran participar de una fiesta, porque habia que celebrar mi salvacion.
Esa noche hubo un baile en el salon, invitando a jovenes del pueblo, mujeres muy apuestas. Los tripulantes del yate estaban muy contentos de poder rodear esos talles cimbreantes , al compas de los bailes de moda.
Subi hasta la cabina de mando, donde un silencioso capitan Siguel miraba el mar y la luz de la Luna reflejandose en el. Las risas de la fiesta llegaban junto a la musica animada.
Mirabamos el gran mar, mudos ante la inmensidad de los elementos, pensando yo en cuan pequeños somos los humanos ante todo ello, cuando sucedio.
Primero, no fue mas que un punto de luz que venia con lentitud por sobre el mar, desde el Oeste. SE acercaba y yo dije al capitan "- ¿ Ve Usted eso ?".
- Ya lo veo, y no es ningun barco".
- Y tampoco parece avion. Es muy grande. "- Acote yo, con voz nerviosa.
- Cortare la luz.Precaucion, nada mas.". Reflexiono el Capitan, y acercandose a una palanca, la bajo.
Alla abajo, un rumor de voces crecio, se mantuvo y bajo de columen, haciendose mayor cuando vieron " aquello" sobrevolando las aguas y acercandose al yate.
- ' ¡ Vamos a chocar !"- Gritaron algunos en cubierta, y Siguel y yo oiamos las carreras.
En la oscuridad de la Sala de Mandos la luz proveniente de ese vehiculo nos iluminaba claramente.
Difusamente se podia distinguir la masa de aquel objeto, a causa de la intensa luz que emanaba de el.
Aun asi, era exactamente igual al que yo habia visto en la gruta subterranea.
Las luces amarillas, verdes y rojas danzaban alrededor del navio y pude ver ventanillas en la parte superior.
De improviso, cambio de color- se hizo intensamente blanco amarillento- y subio unos veinte metros en el aire.
Se alejaba ahora, rumbo nor este.
El capitan dio la luz otra vez, y la animacion de la fiesta trato de recomenzar, pero el temor a lo desconocido aborto el intento.
- "El miedo es cosa viva"- Sonrio el capitan.
Baje a mi camarote y cogiendo un libro hindu, lei "¿En que piensas, hombre ?
- En mi moneda perdida.Por ella vivia y en ella creia."
-¿Que haras, hombre?
- Preguntar a los astros que estan en lo alto por que no me envian mas luz para encontrar mi verdad.¿Lo lograre, Astarte?"
- Sigue mirando hacia lo alto, hombre. Te advierto que a ese universo no le intereso tu llegada como tampoco le interesara tu partida. Recuerda que al mar nada le importa cuando le arrojan una piedrecilla."
Suspire. No somos nada.
Al dia siguiente, comenzamos a navegar hacia Beirut, con las necesarias escalas debidamente proyectadas.
En el yate viajaba mi novia, a la que desposaria al llegar al Libano. Con ella pasaba la mayor del tiempo sobre cubierta.
Semanas despues llegabamos a Beirut. Mande telegramas a mis dos primos y a mi hermano menor, Pakustia. Les reuni en el salon y les hable de la vimana hallada en Chile.
Mi hermano exclamo "- ¡ Vayamos alla con tecnicos y apoderemonos de sus secretos!"-.
Demoramos tres años y medio en estar listos para partir, ya que vendi el Argos y compre otro yate mayor, para llevar a los quince ingenieros y tecnicos, mas algunos artefactos electronicos que ellos solicitaron como imprescindibles.
Al llegar a la costa chilena pudimos ver aun la boya frente a la caverna, pero no asi a las demas, que se debian haber hundido con el paso de las marejadas.
Llegamos al aparato, que provoco exclamaciones de pasmo a todos quienes ibamos. Llevabamos buenos equipos de iluminacion, postes y lamparas, para hacer visibles los objetos y el camino hacia el agua.
Teniamos ademas tres vehiculos motorizados , con el que haciamos la travesia entre la vimana y los botes, estando el yate a la espera fuera de la caverna.
Se reparo los destrozos del casco con el material mas parecido al de la nave.
Trabajaron los ingenieros por espacio de tres meses, hasta que lograron descifrar los mecanismos lo suficiente como para ponerlos en funcionamiento.
El dia llego en que el Capitan Siguel y algunos ingenieros estuvieron ante las consolas encendidas, y desde una butaca yo observaba los preparativos para el despegue.
El Capitan hizo ascender la maquina algunos centimetros sobre el suelo, tras cerrar las esclusas.
El artefacto se elevo hasta llegar a los diez metros de altura, y con un ruido como de generador de corriente, iluminaba el entorno con una luz vivisima.
Con lentitud, el capitan y sus ayudantes fueron guiando al objeto hacia la salida de la caverna, tomandose toda clase de precauciones, porque una caida ahora significarian meses de reparaciones.
Yo estaba sobrecogido de emocion, y enorgullecido de ese equipo que habia logrado poner en movimiento una nave creada fuera de los confines humanos.
Cuando salimos fuera, el mar embravecido quedo ante nuestra vista, a traves de dos monitores.
El capitan Siguel sobrevolo las aguas unos instantes e hizo elevar el plativolo en un angulo de 50º , y fue asi como vimos alejarse el oceano, y la tierra, hasta llegar al espacio exterior.
Eran las 09.00 horas , y el astro rey refulgia en el terciopelo negro del espacio.
El capitan detuvo el artefacto, tras establecer una orbita estacionaria, y se puso de pie.
Nosotros le imitamos.
Era una escena fabulosa, irreal, para todos nosotros, que comenzamos a flotar dentro de la cabina. Estabamos pendientes de nada , en la nada, por primera vez en nuestras vidas.
- ¡ Que hermosa se ve la Tierra !"- Exclamo mi primo Shilah, quien era uno de los ingenieros.
- ¡ Esplendorosa; mira los continentes envueltos en jirones de blancas nubes!"- Dijo Pakustia.
- ¡ Inenarrable !"- Afirmo el capitan Siguel.
Yo estaba silencioso, mudo de asombro, pasmo y humildad.
Porque me sentia humilde , muy humilde de ver a la Tierra como una gran bola de cristal, viajando en el silencio del espacio, azul y verde, cafe y oro, maravillosa gema divina.
- ¡ Miren, la Luna !"- Dijo el tecnico Teahes.- " ¡ Es preciosa!"-
Y es que los visores podian ser maniobrados, y por ello se enfocaba hacia la luna, la que se veia ahora en pantalla, con su faz torturada por la caida de meteoros y explosiones milenarias.
Mi hermano nos dijo "- ¡ Vayamos alla ! Esta la Capsula Apolo X circunvolandola!"
Despues de un breve conciliabulo, nos pusimos en movimiento de nuevo.
¡ Y que velocidad ! ¡ En cinco segundos ibamos ya a cuarenta mil kilometros por hora, y la nave, tomando un color anaranjado- amarillento , hendia las distancias como una navaja : 45 mil, 47 mil, cincuenta mil, setenta y cinco mil kilometros por hora !
Y dentro, ni un sacudon, ni un ruido, nada que denotara el monstruoso cambio en la velocidad.
El capitan hizo detener la nave y tampoco se sintio la inercia. Nosotros casi no podiamos asimilar el fenomeno. ¡ Llegar de los 90.000 km. p. hora a los 0 kilometros por hora sin consecuencias !
Y es que el navio parecia tener su propia gravedad, que anuilaba el sentido del movimiento. Podiamos ir en cualquier direccion y cambiarla bruscamente no producia accidentes en su interior.
Aceleramos nuevamente, y pronto orbitabamos la Luna; entonces en una de las pantallas aparecio un punto de color que anuncio la presencia de un objeto en el espacio cercano.
El capitan Siguel siguio la trayectoria que las coordenadas le indicaban.
En segundos, teniamos a la nave a diez kilometros de nosotros; un trocito negro y blanco recortandose en el negro del espacio, cual un juguete.
Me senti orgulloso de que la raza humana fuera capaz de llegar tan lejos con un poco de ingenio y un mucho de valentia.
Lentamente, como temiendo perturbar la paz y el silencio de la escena fantasmal- los crateres, alla abajo, con sus sombras grises y las planices salpicadas de pequeños crateres- , nos fuimos acercando a la heroica navecilla conica.
Nos ubicamos frente a las ventanillas de la capsula espacial y quedamos de ellos a una distancia de diez metros.Ellos viajaban con la proa de la capsula mirando hacia la superficie selenita.
A traves de los monitores mirabamos por los cristales de sus lucernas.
Estaban mirandonos asombrados y se protegian la vista con las manos; nuestro navio emanaba mucha luz.
Detuvimos los motores.
La luz decrecio.
Eugene Cernan hizo una señal de saludo con su mano derecha.
No podiamos responder y ser vistos, ya que el navio no tenia ventanas hacia el exterior.
Shilah dijo "- ¡ Capitan: los tengo en la radio ! ¿Pongo el audio en los parlantes ?"-
- ¡ Hagalo- Respondio el capitan Siguel .
La voz de Cernan decia "- Hola ! ¡ Somos de la Tierra! ¿De adonde vienen Uds ?"
- Conteste a traves de la emisora "- Dije yo, y el Capitan uso el microfono ,para decir "- Somos de la Tierra,aunque esta nave no lo es. Felicitamos a Uds por su hazaña valerosa".
- Gracias; estabamos asustados de que fueran marcianos"- Rio Cernan.- "¿ De que pais provienen ?".
- De Libia. Somos civiles, que hayamos esta nave en una gruta de Chile. No representamos al gobierno "-.
- Si van Uds a EE UU les prometemos toda clase de seguridades y la NASA estara feliz de comprarles el aparato, o sus planos"- Dijo Cernan, tras breve conciabulo con su compañero.
El capitan Siguel me miro. Tome el microfono y dije "- Daremos los planos de esta maquina a todas las naciones ya que queremos que la humanidad tenga la llave del cosmos, a fin de que tome su lugar en el Universo".
- Como guste,pero el ofrecimiento sigue en pie. Pienselo. Si se nos unen ahora, podemos retornar juntos a la Tierra "- Dijo Cernan.
- Cambiemos un tripulante ; si uno de Uds sale y se viene aca, otro de los nuestros ira alla, si desean "- Dije.
Tras cinco minutos, ellos respondieron "- O K, en diez minutos a partir de ahora"-.
- Yo quiero ir alla "- Dijo mi hermano- " Siempre he querido estar a bordo de una capsula Apolo"-.
- No te arriesgues"- Dije, preocupado.
Con un gesto de alegria, Pakustia fue a ponerse un traje espacial. Mientras, podiamos ver que el astronauta norteamericano salia de su capsula, atado a un cable, portando un engorroso sistema de aire comprimido para respirar.
De nuestra nave salio Pakustia, atado a un cable, y ayudado por siete tripulantes, quienes tambien salieron al espacio, moviendose merced a sistemas de guia que llevaban en sus brazos. Del traje ,asi , brotaban chorros de iones, que les guiaban seguramente.
Eugene Cernan solto sus amarras y entro en la vimana. Pakustia ya estaba dentro de la Apolo X.
Entraron a la vimana mis tripulantes y Cernan. Vimos a Pakustia saludar al otro astronauta, a traves de los cristales de la capsula.
Cernan levanto el cristal de su casco, y dijo "- ¡ Pero, si es verdad ! Lo veo y no lo creo. ¡ Terrestres en el espacio!".
- ¡ Bienvenido a bordo! Puede Ud. sacarse el traje, en caso necesario, le daremos uno de los nuestros, que son mucho mas comodos "- Le informe, dandole la mano.
- ¡ Ya lo creo! Apenas abulta!"- Dijo Cernan, comenzando a despojarse de su traje de la NASA.
Por la radio recibiamos las voces de Pakustia, bromeando.
Bajamos a la superficie lunar, y salimos a caminar por la planicie. Cernan nos acompañaba, con un traje de la vimana, y estaba exultante.
Dos horas mas tarde regresamos a las inmediaciones de la Apolo X, hicimos el cambio de astronautas, y Cernan iba feliz con su nuevo traje, mas una roca lunar de 36 kilos de peso.
Volvimos a bajar a la Luna. Todos pareciamos chicos en dia de excursion, felices ante la poca gravedad y la novedad de un satelite por primera vez hollado.
Dos dias mas tarde regresamos a la Tierra, con nuestros tesoros lunares.
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CAPITULO TRES.
LA REVELACION.
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UNA VEZ SUPIMOS COMO FUNCIONABA LA NAVE, MIS AMIGOS Y PARIENTES ,MAS LOS INGENIEROS A SUELDO, COMENZARON A SACAR COPIAS DE LOS DIAGRAMAS DE LOS CIRCUITOS DE A BORDO.
MUCHAS MAQUINAS ingeniosas salieron asi a la luz, inventos que revolucionarian la ciencia terrestre.
Con ellos, cualquier pais- con el suficiente dinero disponible- podria construir Vimanas.
Sacamos miles de fotocopias, y las enviamos por Correo a miles de paises, y despues planeamos con nuestro vehiculo por sobre las capitales de las naciones mas poderosas.
Los periodicos, que habian sabido de nosotros por los tripulantes de la Apolo X , publicaban fotos del OVNI a todo lo ancho y alto de sus primeras paginas.
La expectacion alborozada de los pueblos del globo hizo que la mayoria de los paises capaces comenzaran a construir Vimanas.
Mientros ellos se afanaban en esto, fuimos a Mercurio, partiendo el cuatro de marzo de 1970. Nuestra nave demoro seis dias , desde la Tierra.
Giraba este planeta velozmente sobre su eje, y por ello debimos acelerar algo nuestra velocidad, para , al fin, posarnos sobre una meseta del polo norte.
Esta meseta tenia altas montañas en un extremo, que la limitaba , en las que divisamos profundas quebradas , y en el otro extremo otra hendidura cuyo fondo podiamos ver cubierto de piedras.
Era algo extraordinario observar , cada hora y media, ver pasar el sol, grande y cuya luz , a no ser por el visor del que iba provisto el traje espacial, cegaria a un ser humano en cinco segundos.
Estuvimos en Mercurio dos meses, y a decir verdad, ver cambiar las sombras a cada instante y llegar la noche cada 45 minutos, era algo fantastico.
Cambiabamos de lugar cada dos dias, para abarcar el mayor espacio de terreno y no aburrirnos.
Nuestros cientificos analizaron las rocas y encontraron varios metales nuevos, anotando sus hallazgos meticulosamente, asi como el lugar de las exploraciones.
Abandonamos Mercurio el 4 de mayo de 1970.
Tres dias despues, llegabamos a Venus, a quien habiamos visto antes desde lejos, al pasar hacia Mercurio.
Bajamos a la superficie, y en su atmosfera neblinosa y letal el aparato debio sufrir embates de vientos con velocidades de hasta 800 kilometros por hora.
No tardamos demasiado en hallar un lugar abrigado de las lluvias de acido que caian en rafagas huracanadas, y pusimos pie en Venus amarrados con cables de una pulgada de grosor al casco de la Vimana.
Mis compañeros, exaltados, tomaban muestras de minerales, mientras yo miraba los colores orgiasticos que la atmosfera, a 700º C daba a los gases.
Avenusiamos tres veces mas en diferentes lugares, y llevamos muestras de minerales a la nave. Filmamos los paisajes sobrecogedores y terribles de Venus, cuando los ventarrones amainaban.
Abandonamos Venus tres dias mas tarde, ya que no estabamos seguros de si la Vimana podia soportar ese durisimo castigo mucho tiempo sin dañarse.
Viajamos tres dias por el maravilloso vacio del espacio interplanetario del Sistema Solar, y llegamos a Chile, en donde descendimos sin ser observados.
LA VIMANA habia pasado sin faltas su prueba de fuego.
Fueron a la ciudad de Santiago los tecnicos y mi hermano Pakustia, a gfin de comprar vituallas, pues los alimentos escaseaban ya en la nave. El agua potable podia ser almacenada en estanques, y con ayuda de camiones aljibe pudimos llenarlos, disimulando la nave con lonas, ya que los camiones eran de particulares contratados para el efecto.
Dos meses despues estabamos listos para partir de nuevo, y esta vez lo hicimos con rumbo al planeta Marte.
Ibamos mi esposa Salahn, de estatura media, alegre y de esbelta figura. Muy inteligente, habia invitado a numerosos amigos y parientes, que reemplazaban asi a los tripulantes que desertaron, asustados de volar por las estrellas.
Marte, desde la distancia a que nos encontrabamos, parecia una gema de incalculable valor, refulgente en el negro terciopelo del cosmos.
Las veladas a bordo del navio eran apacibles, aunque nunca tan apacibles como es dable creer, ya que Cobias, mi primo carnal, era dado a las bromas y al canto, llenando los corredores con risas y gritos de alegria.
Por las "noches " organizaba mi esposa veladas en que se recitaban poesias, para luego cantar antes de irnos a dormir.
Pronto Marte estaba frente a nosotros, notando ahora la aridez de su superficie. Se merecia la teoria aquella que dice que Marte era un satelite de un gran planeta que existia en donde hoy estan los Asteroides, y que al reventar este, el satelite Marte se separo de la orbita del desaparecido planeta y tomo la orbita conocida hoy en dia. Parecia tratarse de la Luna, por sus numerosos crateres y canales.
- ¿Jugemos a las cartas?"- Interrumpio mis meditaciones mi buena esposa Salahn, y yo asenti. Ella siempre ganaba, aunque yo le hiciera trampas.
Sentados frente a frente, y con una mesita de por medio, jugabamos con regular empeño. Se oia en el ambiente las risas de nuestros amigos y por ello sonreiamos al jugar, pues escuchabamos sus bromas.
Afuera de la nave, el rostro cada vez mayor de nuestro vecino planetario, Marte, nos observaba imperterrito.
Sus arenales rojizos, sus crateres, que en un todo eran lunares, tomaban mayor expectativa de vida al mirar el polo sur del planeta, con nieve y delicadas nubes. La vida alli, quizas diferente, podria estar esperandonos para darnos una sorpresa.
Dos dias despues bajabamos al planeta, y todo lucia rojizo .
- ¡ Un desierto!"- Dijo mi esposa Salahn - ¡ Y eso que es el polo sur !".
Por aqui y por alla, cristales de gases helados crujian al caminar nosotros por sobre ellos. Las nubes eran de polvillo, que ensuciaba los visores de nuestros cascos.
- Filmaremos todo esto, y venderemos las peliculas en la Tierra "- Me dijo Salahn.
- ¡Terrestres en Marte, por el Director Gilgamesh!"- Rei yo, enfocandola contra un fondo de rocas.
Esa noche encendiamos luces fuera de la vimana, seguros de no tener vecinos en millones de kilometros a la redonda.
La humanidad, que pronto llegaria a esas soledades, transformaria el paisaje, haciendolo productivo . Nacerian las ciudades turisticas, y no faltarian las empresas mineras interesadas en el cobre marciano.
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Fin.
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Alfredo Juillet Frascara. Escritura electronica al 3 de marzo de 1998.-
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