"Las Marcianas"

Saga dos de Las Naves Mágicas

por

Alfredo Juillet Frascara.

Escrito en 1986.-

Ciencia Ficción.

Lista de personajes

Drake Peralta Poblete mago aprendiz

Dagan Eduardo Financista

Pelón. Curieco, Octavio 3 ayudantes.

Maoa, Baue, Odana y otras 30 marcianas.

60 animales careinianos.

Adrew Prince, compilador y reportero.

Naves:

Saturno 2, terrestre.

Disco volador . Nave desconocida.

Robots:

Arácnidos ; De nave desconocida.

Misiles : De nave desconocida.

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Datos.

Crumats = Tripulante de la _Tromir.

Cumalet = Calculadora de vuelos.

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Cronología.

Año Suceso.

1.892 Parten de la Tierra, tras conocer la ciudad de Londres.

1.893 Pasan por el Planeta Marte.

1.897 Cruzan la órbita de Plutón

5.897 Llegan al sistema Carey

5.900 Inician retorno al Sistema Solar

10. 900 Llegan al Sistema Solar

10. 901 Inician viaje a Estrella Polar.

20. 907 Llegan a Sistema Polar.

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TRIPULANTES DE LA TROMIR

Capitana Odana

Cumalet Tamu

Doctora Lameba

Biólogas Kroy, Washi, Xorpa, Zaile.

Crumats Umal, Dybran, Tovis, Blesi, Pegol, Kasve, Troen, y diez mas.

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CAPITULO UNO.

EL RELATO DE PELON.

Yo, reportero del "Someday", Andrew Prince, en el año 1895, narro la increíble historia de Drake y Dagan Eduardo, por primera vez en forma completa. Para lograr esto, he entrevistado a uno de los tres ayudantes de Drake, y al propio Dagan, ahora en la isla Caribe.

Fui el jueves tres de diciembre de 1894 (tres anos después de la llegada de la expedici6n), a entrevistar a Pelón, uno de los ayudantes de Drake. Me recibió muy amablemente , en su pequeña casa de Brixton y me cont6 lo que sigue, que he transcrito de la grabación efectuada en esa oportunidad.

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  • RELATO DE PELON.
  • La nave Saturno 2 orbitaba el planeta Marte, unido al cohete plateado de las chicas marcianas.

    - Deberemos dejar la nave plateada, y bajar en la Saturno- Dijo el Mago, y yo oí decir a Dagan: - '¡ Saldremos al espacio, a soltar las amarras.

    Ambos salieron fuera, y Curieco maniobro el cierre de las esclusas.

    - ¡Oh! - Exclame, al mirar por el cristal, hacia el espacio.

    De la nave plateada salían muchas personas, con sus trajes espaciales. Vimos como algunas de ellas le llevaban, resistiéndose el, hacia la nave plateada.

    - ¡Allá vamos!- Dijo Dagan, dirigiéndose a nosotros, ordeno : - "¡Pelón, Curieco, síganme! . Octavio: tu' quedas a cargo de la nave. "

    - Preferiría ir, patr6n. - Respondió Octavio.

    - ¡Bueno, bueno! ¡Apresúrense! "- Dijo Dagan Eduardo.

    Nos enfundamos los cascos- pues teníamos siempre puestos el traje espacial- , y salimos a través de la esclusa, empuñando los revólveres Colt.

    Quince seres se nos aproximaban, moviéndose lentamente hacia la "Saturno, " nuestra nave espacial.

    - ¡Disparen!- dijo el patr6n Dagan Eduardo.

    Les dimos una buena ración de balas, pero ellos se aceleraron, no se como, y comenzamos a luchar cuerpo a cuerpo.

    vi que varios de ellos, los alcanzados por nuestros disparos, flotaban sin rumbo por el espacio.

    Yo, fácilmente, aleje a los dos primeros, que trataban de cogerme, pero salieron más astronautas del navío plateado, y entre muchos de ellos nos llevaron , atados, a la nave plateada.

    Sin sacarse los trajes espaciales, nos metieron en una celda, en donde

  • vimos al mago Drake esperándonos.
  • - ¡Atrapados! Los tripulantes deben haber despertado de su sueño mortal. - Explicó, mientras juntábamos los cascos para poderle oír, ya que en la estancia no había aire.

    Un silbido agudo lleg6 a nuestros oídos.

    - ¡Insuflan aire! ¡Esto quiere decir que tienen un metabolismo parecido al - nuestro!- Explic6 Dagan Eduardo.

    - Quizás sea otra la composici6n del aire! Lo probaré- Dijo Drake, en un murmullo.

    Se saco el casco, y tras unas pocas aspiradas, dijo, volviéndoselo a Poner- "¡Tiene pobreza de oxigeno, pero es respirable!"

    Sentimos chocar algo contra el casco metálico de la nave, y unos golpes posteriores.

    - ¿Que estarán haciendo?- Pregunt6 Curieco.

    - probablemente, aseguran la Saturno a esta nave. - Dijo Drake.

    - ¿Para que harían tal cosa?- Inquiri6 Dagan, pero nadie pudo responderle.

    Un zumbido, que creció hasta convertirse en un trueno alejado, llegó a nosotros. -

    - ¡Al suelo!¡ Despegamos!- Ordenó el mago Drake, y nos tendimos en el suelo. Sentíamos vibrar la nave, bajo el impulso que debía estar haciendo hacia adelante, quizás con sus toberas al rojo vivo.

    Una eternidad aparente después, y luego de la caída a una de las "paredes" , la nave se inmovilizó, tras un fuerte golpe.

  • - ¡Aterrizamos! ¡- Dijo Dagan, tras unir nuestros cascos, para oírle. Fueron pasando los minutos, y nadie venía a sacarnos.
  • Nos tendimos en el piso que antes, en el vacío sideral, había sido pared . La habitación era de techos y muros metálicos, cromados. Tenia puertas en cada uno de los seis lados, pero estaban todas cerradas con llaves.

    Sentía que mi estómago pedía alimento, pero no podía comer cosa alguna. Los trajes no llevan bolsas alimenticias. ~ens4 que, para otra vez, las incluiría.

    Si es que había otra oportunidad. . .

    Debo haberme quedado dormido, pues Curieco me movía, para despertarme. Junté mi casco al suyo, tras ponerme de pie. Dije: ~ Qué pasa?"

    - Mira: Abrieron esa puerta- Respondió, girándome en la direcci6n correcta. Una puerta estaba abierta, y una silueta nos estaba haciendo señas, para que saliéramos de la habitación.

    Drake, el mago, salió primero.

    Sentí orgullo de mi maestro: nunca parecía tener miedo a nadie ni a nada,

    Salí, el ultimo. tras girar por varios corredores, llegamos a la sala mayor ésa de los controles, que ya habíamos visto, al abordar la nave por primera vez.

    Había un grupo de seres, enfrente nuestro, de espaldas a los controles. La luz se filtraba por el techo, que antes había sido cristales de proa.

    Se sacaron los trajes y cascos. - - Mujeres!- Exclamé, sin poder contenerme.

    Tras sacarse los trajes espaciales (plateados y muy anchos), quedaron

    enfundadas en vestidos de una sola pieza, brillantes, que modelaban sus esculturales formas.

    Llevaban insignias circulares, todas distintas, a la altura de los abdómenes. Pensé que serían insignias de grados, o quizás sus respectivos apelativos.

    Eran altas, morenas de cabellos cobrizos, de ojos oscuros.

    Una de ellas, que estaba en el centro del grupo, dijo algo, pero ninguno de nosotros comprendi6 el idioma. Habíamos retirado los cascos desde nuestras cabezas, pero debíamos usarlos a intervalos, para no marearnos por la falta del oxigeno.

    Las voces de ellas eran muy raras, como de bocinas, pero así y todo, agradables de escuchar.

    El mago Drake dijo- "Damas de la nave : ruego a Uds. disculparnos, pero a su jefa no le entendemos palabra. "

    Si él no las entendía, ¿quién de nosotros podría? Sabia muchos idiomas:

    yo le había visto leer hasta en. chino.

    Varias de las jóvenes comenzaron a llorar, tapándose el rostro, con las manos, y salieron de la sala.

    Quedamos nosotros cinco, y diez de ellas, entre éstas, la capitana, la que había hablado primeramente.

    Nos miraba fijamente, y estaba pálida. Su cara mostraba su lucha Interna : no sabia

  • qué hacer con nosotros. Al fin dijo' : - " Buert bsue jjeii msek keu". Cinco de las restantes nos tomaron de la mano, y nos llevaron hasta un
  • comedor, en que nos sirvieron unas jaleas frías, que nos quitaron el hambre.

    Ellas esperaron a que comiéramos, y nos sacaron fuera de la nave.

    - ¡La Saturno!- Se maravilló el mago, y su voz sonaba rara, en el enrarecido aire marciano.

    Las llanuras rojizas se veían hasta el horizonte, pero ante nosotros

    estaban las dos naves, una al lado de la otra. La nave plateada estaba unida a la Saturno, por medio de gruesas tenazas de un material parecido a la madera, pero que no lo era.

    Nos Sacábamos y poníamos los cascos personales, para conversar.

  • - ¡Son unas muy buenas pilotos! Y su nave, poderosa. "- Alabó Dagan. Las chicas, respirando sin problemas el aire de Marte, nos guiaron hasta
  • unas ruinas lejanas, y allí Dagan dijo- ¡Miren, muchachos! ¡ frescos, trozos de cerámica , paredes decoradas!"

    Y mostraba descoloridos murales, azotados por el viento lleno de polvo de la llanura.

    Mientras escarbábamos por allí, las chicas se mantenían en grupo , eran las cinco asignadas a nosotros, y nos seguían. Vi que el mago regresaba a ellas, y les hablaba, haciendo la mímica.

    - Apuesto a que el maestro Drake va a aprender otro idioma, muy pronto. - 11- Sonrió Octavio, cerca mío.

    - ¡Mejor que mejor! Así sabremos cuál será nuestro fin. "- Dije, pensativo

    - ¡Mira: un puñal!- Lijo Octavio, y desenterró , del polvo rojizo, un largo puñal.

    El metal era bronce, y la empuñadura era muy artística, con bajo relieves casi borrados ; la hoja se veía dentellada.

    - ¡Casi se deshace de vieja!- Opiné yo.

    - ¡Pero, apuesto a que vale mucho dinero en la Tierra!- Dijo Octavio. No respondí, pero empecé a buscar con más entusiasmo, y hallé tres artefactos redondos, de metal herrumbroso, y sonaba algo en sus interiores, al agitarlo. Hallé una vara o bastón azul, de algo parecido a la piedra, de más de un metro de longitud.

    Drake nos llamó, y nos unimos al grupo.

    - ¡Miren! Hallé estas cosas¡- Nos dijo Curieco, mientras nos mostraba un par de escudos triangulares, que alguna vez habían sido transparentes, pero que ahora se veían manchados de amarillo, con sus bordes desiguales.

    - Regresaremos a la nave- Dijo el Mago.

    Volvimos, levantando ese polvillo rojizo, al caminar, del suelo de la llanura marciana, que más parecía desechos de algún volcán.

    Penetramos dentro de la nave marciana, y las mujeres nos dejaron solos, en un amplio camarote, de seis literas, dispuestas en dos muebles, que llegaban hasta el techo. Para llegar a la más alta, se debía de usar una delgada escalera.

    Apareció una de las jóvenes, y nos cerro la puerta.

    - ¡Nos encierran!- Gritó Curieco, llegando hasta la puerta, y abriéndola, vimos que no tenía la llave cerrojo puesta.

    - ¡Ciérrela, Curieco! Nos insuflarán más oxígeno, se lo pedí a una de las mujeres tripulantes. "

    - ¿Ya hablas el idioma?- Le pregunto, asombrado, el patr6n Dagan Eduardo.

    - No, amo. Pero, a través de la mímica, les expliqué nuestra necesidad de más oxigeno. "- Dijo el Mago.

    - ¡Ah ! Buena idea. - Dijo Dagan Eduardo.

    Oímos un siseo, y sentimos que el aire se hacía respirable del todo, aunque con un. leve olor a grasa.

    Estuvimos en la nave dos semanas, y en ellas, las tripulantes nos fueron enseñando el idioma. Yo, la verdad, nunca lo hablé bien, pero para las cosas básicas, me era suficiente.

    Pero el mago Drake, el patrón Dagan Eduardo, y Curieco, si lo aprendieron bien, sobre todo el Mago.

    Fue él quien indago mucho acerca de ellas, y de la nave. Quince días después, sentados en unos peñascos, de la llanura marciana, y siendo mediodía (que es cuando el aire tiene la temperatura mejor), nos dijo: - " Ellas son de este mismo planeta. Cuando las vimos venir en su nave, allá en la órbita de Plut6n, venían de regreso de una exploración al sistema planetario que ellas llaman Carey. "

    - ¡Uf, maestro. !¿Pero, c6mo esas bellezas van a ser de este arenal? - Interrumpió Octavio.

     

     

    - ¡Un momento! Dije que venían de regreso de un viaje c6smico. Para ello, ayudantes, es necesario que la nave desarrolle velocidades muy elevadas. Esto les hace entrar en otro espacio temporal. El viaje de ellas s6lo toma un puñado de años; para el planeta Marte, que vuela más lento, miles de años. "

    - "Einstein lo dijo'- ' Sonrió, diciéndolo, burlón, el patr6n Dagan, mirándonos.

    - "O sea, que aquí se acabe el aire, la gente, el agua, y ellas llegaron al futuro lejano de sus compatriotas?"- Pregunt6, y aventuro, Curieco.

    - "¡Excelente, Curieco ! Veo que estás mejorando, en tus deducciones. Sigue así, ayudante, y algún día serás cual yo lo soy: un mago. "- Dijo el Mago.

    ¡ Báh ! Yo habría llegado a la misma conclusión , si me hubieran dado más tiempo para pensar

    ~'¿Y qué vamos a hacer ahora?- Preguntó Octavio.

    - "No lo sé. Me han estado interrogando acerca de la Tierra. - Dijo el mago.

  • - Quizás piensen que nosotros somos de su misma raza- Agregó el patrón Dagan El Mago se puso el casco, aspiró un par de veces, y sacándoselo, dijo:
  • - Es posible que nos deporten a la Tierra, al tener

  • U'
  • problemas acá en Marte. Pero , eso son s6lo teorías. - Yo ~ a lo mejor por eso lloraban las mujeres. Al ver a su

    planeta hecho un desierto. "

  • El mago me miró, pensativo, y dijo: - Puede que sea así. ".

    Poco después. conseguía él que pudiéramos subir a nuestra nave.

    En ella hallamos a dos mujeres, durmiendo en los camarotes del Mago y

  • del patr6n Dagan. Se despertaron, y tras conversar el maestro, con ellas,
  • bajaron de la nave.

    Curieco renovó el aire, dentro de la vieja Saturno, y pudimos sacarnos los trajes.

  • Uf
  • - ¡Al baño! ¡Hay que bañarse , pues huelen como demonios. !"- Gritó el

    patr6n.

    Nos fuimos a las duchas, y nos lavamos con agua y jabón. Nos perfumamos con el gran frasco de colonia que nos paso el patrón Dagan, y nos fuimos a dormir, tras una cena plena de risas , y algo de vino chileno.

    Al día siguiente, las chicas llegaron a vernos , menos la capitana, La Saturno estaba repleta de ellas, que parecían estar decididas a olvidar su gran tragedia.

    Tratamos de ayudarlas, bailando con ellas, al compás de la armónica de Curieco, y bebiendo vino mezclado con agua.

    Ellas parecían no haber conocido antes los licores, y menos haberlos bebido. Por eso sucedió lo que sucedió ; no es que me disculpe, pues no estaba tan bebido, pero tras tantos meses en el éter, hacen al hombre latirle el coraz6n, al ver a chicas tan hermosas al alcance de la mano.

    La cuesti6n fue que se fueron al atardecer, y las fuimos acompañando hasta su nave, que esa tarde supimos se llamaba "Tromir".

    Una de las chicas me dio unas curiosas cartulinas en colores, que tenían grabadas en ellas lo que había sido Marte siglos atrás.

    Al regresar a mi litera, las miré con una lupa. Se veían ciudades, calles muy rectas y limpias, y gentes deambulando por ellas, tranquilos, vestidos con trajes de una sola pieza, que luego supe eran térmicos.

    Después, conversé con Curieco, acerca de esas cartulinas. Tras mirarlas, dijo: - "No parece que hubo nunca mucha gente aquí. Pareciera que ya entonces el desierto le ganaba la batalla al agua. "- Y me indicó en las cartulinas los cerros pelados, muchos cauces de ríos secos, y el cielo oscuro.

    Me explicó Curieco: - "Poco aire . La atmósfera se les iba. ¡Préstamelas! Se las llevaré al Amo. "

    ~ Al Maestro Drake, querrás decir. "- Le corregí, dándole las láminas.

    Después, el Mago corroboró lo dicho por Curieco. Ya antes de irse las chicas del planeta Marte, este planeta estaba agonizante. El Gran Canal ya casi era lo que hoy: un horrendo tajo en medio del ecuador marciano, con un extremo cual un puñal, y el otro, ramificado en grandes quebradas.

    Pasando a otro punto, las muchachas y nosotros hacíamos muy buenas migas, y hicimos excursiones a puntos cercanos, casi todos los días. La más afecta a mi se llamaba Samit, una morena muy vistosa, que siempre me regalaba jaleas de la despensa de la "Tromir".

    Eran treinta chicas, y eso que habían sido treinta y cuatro; las cuatro faltantes habían muerto de nuestros disparos, el día en que ellas nos habían capturado.

    ¡Aquí se ve lo perdonadores que fueron ellas ! En particular, la capitana Maoa, que decidió olvidar el asunto, tras poco meditarlo.

    Una tarde, en que el resto (excepto la capitana Maoa) habia ido a ver unas ruinas marcianas, llegó Samit, y me dijo: - "¡Ven, sígueme! ¡Te mostraré lo que llevamos en nuestras bodegas!"

    No quise decirle que nosotros ya habíamos visto su nave , cuando la abordamos en la órbita de Plutón, y la seguí.

    Subimos a la "Tromir", y me llevó a la bodega de los animales congelados.

    - ¡ Son del planeta Carey!- Dijo ella, ufana, encendiendo las luces de esa bodega.

    En numerosas cajas, apiladas ordenadamente, se veían extraños animales, parecidos a grandes insectos, de corazas muy hermosas, brillando bajo las luces, con sus colores jaspeados de verde, rojo y azul.

    - ¿Están muertos ?- Pregunté.

    - ¡No! Están congelados, como lo estuvimos nosotras. - "Explic6 ella, orgullosa de la ciencia marciana.

    - "¡Increible ! En la Tierra no hay animales como éstos pequeños seres, llamados insectos. "- Dije.

    - ¿Insectos, de las plantas? En Marte sólo quedaban tres especies: una sin alas, y las otras dos, aladas, muy hermosas. . . , pero éstos son grandes y bellos. "- Dijo ella, pasando amatoriamente la mano por sobre una de las cajas.

    - ¿Qué están haciendo aquí?- Dijo la capitana Maoa, entrando de sopetón en la bodega.

    - "Yo, capitana, mostraba los careinianos a Pelón. "- Explicó Cramit, enrojeciendo.

    La capitana dijo: - "Debió haberme consultado, crumat Samit. Apague las luces, cuando salgan. "

    Y con un audible suspiro, se fue. Samit se acercó a mi, y yo la abracé.

    Me dijo: - "Discúlpala, Pelón. Para ella, ha sido un rudo golpe el perder nuestra civilización. Es de una muy noble familia. "

    Salimos de allí, y comenzamos a pasear, tomados de la mano, por la arena marciana, con mi casco puesto.

    Ella me sonreía.

    Miré hacia el horizonte, y vi una sombra aproximarse. Fijé mis ojos, y ella miró en la dirección en que yo lo hacia, inquietada por mi expresión.

    ¡Era una nave aérea!

    Me saqué el casco, y oí a Samit decir: ". . . me iré a avisar a la capitana! ¡Ven!"

    - ¡No! ¡Anda tu !"- Dije, pues me pareció ver algo , bajo la nave extraña. Samit corrió como un gamo, hacia la cercana "Tromir". ¡Oh, cómo me hubiera gustado saber lo que iba a pasar! ¡habría salvado a nuestra querida "Saturno"!"

    Pero, no. Me quedé allí, parado como un estúpido , mirando aproximarse a la nave, y bajo ella, al grupo de marcianas y tripulantes de la 'Saturno", que corrían de regreso a las naves.

    Desperté de mi letargo, y corrí a la "Tromir". Subí la escalerilla, me introduje cual una tromba a la sala de mandos, y vi a las dos mujeres, observando una esfera luminosa, que emitía destellos.

  • La capitana Maoa lucía muy pálida, y dijo: - "¡Se acerca una gran nave!
  • ¡Crumat Samit, tome el puesto de Cumalet!"(2)

  • II
  • - ¡Lista!"- Dijo ella, al sentarse frente a un panel lleno de instrumentos,

    y encasquetarse un casco, que le tapaba toda la cabeza, y del cual salían dos cables.

    - " ¡ Suelte nave "Saturno"! ¡Necesito toda la potencia!"

    - Saturno soltada- - - - Dijo Samit, con la voz saliendo ahora de un circulo enfrente de la capitana.

    - ¡Encienda motores!"

    Un leve rugido se dejó oír, y el polvo marciano se levantó alrededor de la nave, entrando por la abierta esclusa.

  • - ¿Despegará Ud. ?- Pregunté, incrédulo, pensando en la gente que se acercaba a nosotros.

    - "¡No, hasta que llegue la tripulación!- ¡Vaya, y organice la subida a bordo!"- Me gritó.

  • Salí a escape de allí, y bajé hasta el suelo del planeta Llevaba el casco puesto; de no haberlo hecho, me habría ahogado; tanto era el polvo que levantaba el fuego que brotaba de los chorros de la "Tromir".

    Me alejé de la nave, y vi a los compañeros llegar cerca mío.

    Tomé a dos chicas de la mano, y las ayudé a subir a bordo, dejándolas frente a la escalerilla.

    De algún modo, entramos al resto de las mujeres. Algunas de ellas sollozaban, de puro miedo.

    - ¡Nos seguían, por ello dieron con la nave!- Gritó Maoa.

    Una de las chicas cerró la esclusa. Fuimos a la sala de Mandos.

    - ¡Crumats a los puestos! ¡Visitas a las literas! "- Ordenó la capitana Maoa.

    - ¿Y la nave extraña ?- Pregunto el mago.

    - ¡Se detuvo, pero está lanzando objetos al suelo, que se aproximan a nosotros!- Respondió la capitana.

    Corrimos a las literas, pero antes de que llegáramos, la nave trepidó

    y se elevó con endemoniada fuerza, pegándonos al pasadizo.

    ¡Cójanse de los rieles!- Gritó el Mago, y se refería a unos tubos a ras del suelo, que corrían por las orillas de los pasadizos.

    Me cogí con ambas manos a una sección de ellos, y fue justo a tiempo, porque la nave dio una voltereta en el aire, y quedé colgado del tubo, al girar la nave.

    ¡Crac!

    Un ruido de cascar nueces me heló la sangre en las venas porque, justo frente a mi, Octavio había dándose un golpazo, con la cabeza, en lo que ante había sido el suelo.

    La nave tomó otro rumbo, y el cuerpo de Octavio se perdió por el pasadizo, dando pavorosos tumbos contra las paredes.

    - ¡Pobre diablo!- Dijo el patrón Dagan.

    La nave se estabilizó , aunque se sentían rugir los motores, y sentíamos el impulso en nuestros cuerpos, de que se aceleraba la nave.

    Pasamos en ese estado muchos minutos, hasta que sentimos llegar la sensación de no peso, propia del éter.

    - ¡Vamos en vuelo libre! Iré a la sala de mandos. Mientras, Curieco y Pelón,

    vayan a ver a Octavio. "-

  • ~ Yo iré contigo. - Le dijo el patrón Dagan Eduardo.
  • - ¡Suerte perra!- Dijo Curieco, al mirar a Octavio

    Este estaba aplastado contra un mamparo, con la cabeza destrozada. Lloré, al verlo. No había sido un mal amigo, nunca. . .

    Le envolvimos en sábanas, que sacamos desde una litera. Apareció Samit, y me dijo: - "¡Pobre Octavio! Traeré un "envoltorio de muerte".

    Volvió con una bolsa de tela muy gruesa, con un cierre que corría por su parte delantera. Allí metimos al cuerpo del difunto, y lo llevamos a una

    sección que nos indicó Samit.

    - Aquí le dejaremos, la temperatura bajará , allí dentro, y cuando esté helado, le dejaremos en el vacío. " - Dijo ella.

    - ¿Flotando en el éter?- Pregunté yo, asombrado.

    - ~ ¡Claro! Asi lo hacemos, en la "Tromir", es una costumbre. "- Explicó Samit.

    ~ Miré a Curieco, quien se encogió de hombros, como diciendo que, ya que Octavio estaba muerto, poco le importaría estar bajo tierra, o en el éter.

    - ¿Nos siguió la nave ya?- Pregunté a Samit.

    Ella se tomó de mi hombro, temblando, y respondió: - " ¡Vaya que si! Y nos lanzó unos proyectiles , pero los pudimos detener, con las Aspas Lanzables.

  • - ¿Aspas lanzables?- Preguntó, interesado, Curieco. 4
  • - ¡Claro ! Orbitaremos Marte, y volveremos. "- Dijo ella, y nos fuimos a la sala de mandos.

    En ella, las chicas Marcianas , preocupadas del manejo del navío, no nos prestaron atención. Vi al planeta Marte desde los 50. 000 metros de altura.

    Samit me dijo: - "El aire está dispuesto para que Uds. respiren dentro de la nave sin problemas. Nos marea un poco, pero es soportable. -

    - "Gracias. "- Le dije.

    - "Fue la capitana la que lo quiso así . Los dejo. Debo ocupar mi puesto". - Informó Samit, y se sentó ante su panel de instrumentos,

    El Mago y el patrón Dagan estaban junto a la capitana Maoa. Me acerqué y dije: - 'Octavio murió. "

    - Lo siento"- Dijo Dagan.

    - ¿Lo dejaron a resguardo?- Preguntó el maestro.

    - Si, maestro. Helado, se lanzará al éter. "- Repliqué.

    Enarcó las cejas, y luego dijo: - ' Está bien. . . , pobre Octavio. "

    Miré por los cristales. La capitana dijo: "Asegúrense: bajaremos dentro de diez minutos. "

    En la Sala de Mandos habían argollas , y de ellas nos tomamos, para resistir la frenada.

    ¡Mejor me hubiera ido al camarote! Allí, amarrado, no habría pasado tanto susto, ya que debí hacer mucha fuerza para no salir despedido , al comenzar la maniobra.

    Bajó el aparato raudamente, y pronto vimos al navío extraño, posado e n la polvorosa llanura.

    Un nudo se me hizo en el estómago: una humareda salía y se elevaba desde la "Saturno".

  • Aulló Dagan: - " ¡La quemaron! ¡Han quemado a la "Saturno!"
  • Me imagino que pensaba en el dinero que ardía, allá abajo. Yo sentía la pérdida del aparato, pues lo quería, tras tantos trabajos pasados en él.

    La "Tromir" planeó alrededor de la nave extraña. Esta era como una negra lenteja, y no estaba posada en el suelo, sino que parecía flotar a un par de metros del polvo. Una rampa si bajaba hasta el suelo.

    - ¡Arañas!- Dijo Curieco, tomándome del brazo, e indicando hacia algo que salía del navío negro.

    - ¡Arácnidos! - Murmuró Dagan.

    Pero esas "arañas" no eran orgánicas . Eran de metal, y corrían por el suelo, - otras siguieron saliendo desde el navío negro- , formándose en rededor del artefacto.

    - ¡Máquinas! Son máquinas. - Dijo la capitana Maoa, consultando el espectrógrafo de una consola.

    Acercó más la "Tromir" al sitio. Estábamos a unos 800 metros del suelo -

    lo.

    Varias "arañas " se dirigieron a la "Saturno", y con sus patas comenzaron a despedazar los restos calcinados.

    - Esos aparatos miden más de ocho metros de alto- Opinó Dagan Eduardo.

    - ¡Atención ! Maniobra evasiva! - Ordenó la capitana Maoa.

    Nuestra nave giró, justo cuando salían dos artefactos desde el techo corredizo de la nave lenteja, que echaban humo por sus chorros traseros.

    - ¡Lanzar aspas!- Ordenó la capitana Maoa.

    Unos artefactos giratorios salieron desde el costado de la "Tromir", y girando, interceptaron los misiles del enemigo. Las explosiones conmovieron a la "Tromir", la cual aceleró, alejándose del lugar, enviando una docena de aspas giratorias en contra de la nave enemiga.

    - Tres impactos. - Dijo, triunfante, una de las chicas, mirando en unos indicadores.

  • (1
  • - La nave enemiga despega"- Informó Samit, desde su consola.

  • - Lanzar cuatro aspas contra ella: - Ordenó la capitana.
  • Poco después , la chica dijo: " Hicimos impacto. La nave enemiga no nos persigue, ahora. "

  • II
  • - Establezca órbita circular alrededor del planeta. - Ordenó la capitana

    Maoa.

    Samit lo hizo, y pronto pudimos soltarnos de las argollas.

    Dijo el patrón Dagan: - "¡Uf! ¡Espero que no pasemos otra vez por esto!"

    La capitana se paró de su asiento, diciendo: - "No sacamos nada con batirnos de nuevo. Ellos ya han destruido la "Saturno".

    - Lo considero razonable. - Opinó el mago Drake.

    - Pasaremos sobre el punto, nuevamente- Informó la capitana Maoa.

    Cuando lo hicimos, para mi alivio, no se veía la nave- lenteja, y de

    la "Saturno" apenas si se veían rastros, ya que habia ardido todo lo inflamable, y desarmado, por los arácnidos mecánicos, el resto.

    - "Rastree el horizonte visible, Crumat Samit- Ordenó la capitana Maoa.

    Y la nave fue variando de órbita hasta que, horas después, Samit informó: - "Objeto lenticular en cuadrante RS- 2O~. "

    - "¡Es la nave!'- Exclamó Dagan.

    Poco después, planeábamos por sobre la nave negra.

     

    - '¡ Miren! ¡Hay arañas mecánicas por todo el rededor! "- Exclamó Curieco.

    La nave- lenteja estaba posada sobre un monte bajo, y las arañas de 8 metros agitaban sus amenazantes patas , corriendo alrededor de ella. Sobre un sector de la nave , unas figuras delgadas reparaban algo.

    - "¡Telescopio! ¡Informe!- Pidió la Capitana Maoa.

    Otra chica, mirando en un tubo, dijo: - "Son humanoides, Capitana! Tienen Un

    metro diez de estatura, cabezas inmensas, ojos muy grandes, brazos y piernas largos y delgados, manos de dedos muy finos. "

  • ~ Son los tripulantes, sin duda! - Expresó el Mago Drake. Esta vez no salieron proyectiles a recibirnos. . .
  • - "¡Lánceles una docena de aspas, y termine con ellos ! - Pidió Dagan Eduardo.

    Maoa meditó un rato, y replicó: - "No lo haré, no somos crueles como ellos. Nos iremos. "

    Yo no sé si hizo bien, o no. Quizás yo hubiera actuado de otra manera, pero yo no he estudiado para Capitán de astronave, y por un lado, me alegro de no haber tenido que tomar decisión alguna. "

    Al día siguiente, ella dijo: - "Terrestres: no tenemos ya hogar, ni Base, ni civilización a la cual llegar . Es mi deseo viajar a la Tierra, y ver

    que Uds. me ayuden a reavituallar la nave. "

    - ' ¿Y quedarse en la Tierra ?- Inquirió Dagan.

  • 3<
  • - Eso, lo veremos allá. Depende de muchos factores- Opinó Maoa.

    - Cuente con nosotros - Dijo el Mago Drake.

    - "Bien. Cumalet, calcule la órbita a la tierra. " - Ordenó la capitana Maoa.

  • (Fin del relato del ayudante Pelón. )
  • CAPITULO DOS

    Andrew Prince

    Guiado por los Datos de pelón, yo, Andrew Prince, me dirigí a las tres mansiones de Dagan Eduardo, sucesivamente , hasta dar con él en los suburbios de London.

    El lugar estaba resguardado por una alta reja, y tras ir varias veces a pedir audiencia, vía el portero, un lunes en la tarde. Dagan accedió a dejarme entrar.

    Tras la arboleda, una gran mansión se presentó ante mi vista. Dagan me recibió en su Biblioteca, y tras dar yo mis datos y mis razones, me dijo:

    - "Prince, le daré a Ud. mi Diario de Vida, correspondiente a los días que a Ud. le faltan, tras el relato de Pelón. "

    - "Yo estoy muy agradecido de esto, Sire, y le regresaré prontamente su Diario. "

    Se sentó tras su pantagruélico escritorio, diciendo: - " ¡Quédese con él! Lo he hecho copiar dos o tres veces, por mis secretarios. Sólo le pido privacidad, ¿entiende? No deseo tener otros encuentros con la Prensa. "

    Quedé en todo de acuerdo con él, ya que no doy dirección alguna en este escrito.

    Recurrí a Sir Dagan Eduardo, para la narración inicial, ya que él está más al tanto que el ayudante Pelón, aunque he incluido aquí partes del relato de Pelón original, ya que una complementa a la otra.

  • *************
  • Diario de Sir Dagan Eduardo,

  • Conocí a Drake Peralta en la Universidad. siempre me pareció una persona reservada, pero leal y honesta.

    Tras completar mis estudios, dejé de verlo por algún tiempo, pero he aquí, que de pronto mi secretario privado me trajo su tarjeta , anunciando su visita.

    Le hice pasar a mi biblioteca, y tras saludarnos efusivamente , me dijo:

    - ¿Y cómo están tus finanzas?

    Me sorprendió su pregunta, e instantáneamente se me ocurrió que mi buen amigo Drake se encontraba en alguna clase de apuro económico.

    Miré otra vez su indumentaria, pero ésta era de buen paño, y dije - "Bien, Drake; como siempre. Mis tierras dan un buen dividendo, anual, y en el campo de las inversiones navieras , todo va excelente. "

    Lo cual era verdad.

    - ¡ Me alegro, entonces! Porque he venido a molestarte, para hacer que inviertas en el negocio más lucrativo del siglo. "

    - ¿Es una broma?- Inquirí.

  • - ¡Oh, no! Se trata de viajes a las esferas. . . , a 103 planetas. " - Me quedé mirándole, con la boca abierta. Para disimular mi turbación,

    le ofrecí cigarros, que él aceptó, sonriendo.

  • ¿Sería posible que a mi buen amigo Drake se le hubiera declarado la demencia senil ?

    - Sé lo que debes estar pensando, Dagan , pero no estoy demente. "- Dijo, acercándose a mi.

    - ¡Eh! No, cómo crees. . . "- Alcancé a decir, pero me interrumpió '- "Y no te culpo. Pero he estado trabajando con un. . . inventor, que ha logrado construir un motor, que empujará a una nave por el cosmos. "

    Le miré, asombrado.

    - ¡Es verdad ! En efecto, pasado mañana la lanzarán al éter. " - Agregó.

    Dije: - ¡No lo puedo creer! ¡No hay otra nave aérea que el balón aerostático de Montgolfier! Nada más pesado que el aire puede volar, excepto las Montgolfieras ! "

    Sonrió, y tomando una de las piedras sujeta papeles desde sobre mi escritorio, la lanzó al otro lado de la sala.

    - ¿Ves? Vuela . - Me dijo , sonriendo.

    Miré a la piedra, que había caído sobre la alfombra.

  • - No vuela: cae. - Repuse.
  • Rió, con voz cavernosa, diciendo: - "¡Es lo mismo! Si hablamos de caer, hasta el vuelo de los pájaros podría llamarse caer : tienen que reposar en el suelo, tras su vuelo. Es cuestión de demorar la caída; un vehículo que lance gases por la popa, con la suficiente presión, hará mover su masa. Si le ponemos alas, volará. "

    Carraspeé. Tiré del cordón, llamando al camarero. Apareció, y dije: - " Sírvanos Brandy, Williamson'. '

    Mientras nos atendían, conversamos de trivialidades. Una vez se fue el camarero, Drake retomó el tema: - "¿Estarías dispuesto a invertir en este negocio ? "

    Miré mis cuidadas uñas, y pregunté: - "¿Cómo recuperaría mi inversión?" - Palmeó las manos, y exclamó: - " ¡Estimado Dagan! ¡Imagínate a barcos movidos por este sistema! ¡Se acabarían las velas! ¡El navío avanzaría raudo por sobre las olas! "

    - ¡Mm! Suena bien. " - Dije, y visualice , mentalmente, un lucrativo negocio:

    ventas de motores a las compañías navieras. ¡ Y al ferrocarril!

    - ¿Se puede graduar la emisión de los gases?- Inquirí, levemente interesado.

    - ¡Este es mi Dagan¡ - Rió, efusivo , Drake Eduardo, y comenzó a bombearme el brazo, mientras me daba la mano.

    - ¡No he dicho que sí, aun! - Me sorprendí.

    - ¡Pero lo harás!- Recobr6 la compostura Drake , sentándose nuevamente en el butacón. Agregó : ~ "Lo harás, querido amigo, cuando lo veas en funciones. "

    Mi cabeza pareció girar . Dije : ~ " ¿ Vea qué ? ¿ Ese artefacto volador ? " Carraspeó Drake , y encendiendo otro cigarro , habló en medio de una azul nube de humo :

    - "La nave interplanetaria, llamada "Saturno" , partirá pasado mañana , en ruta al planeta del mismo nombre. "

  • Me asombré: - ¡ Pero eso queda lejísimos!¡ Demorara siglos en llegar!" - Drake sorbió el Brandy, y respondió : - "No, Dagan . Demorarán un solo año.
  • La velocidad será tremenda. "

  • Me asusté: - "¡ Será un gran motor! Una inversión de miles de libras. "

    Explicó : - " ¡ Pero, piensa en los beneficios! Al regresar , ganarán todo

    lo que deseen, si venden los motores!"-

    Tomé un trago de Brandy. Lo necesitaba.

    - "El inventor , Margoz Fox, viajará en él. "- Dijo Drake, mirándome.

  • Recordé los rumores, y me eché a reír, diciendo: " - ¡ Ese mago! Oí de él, en la Universidad. Decían que había sido un genial sabio, pero que había enloquecido, tras ese viaje suyo a Persia. "

    Drake me dijo: - "No está loco; yo fui su ayudante. ¿ Cómo crees que confío tanto en el motor ? Y Tuve el buen cuidado de sacar copia de los planos, tanto de la construcción del motor, toberas y sistema de conducción, como de la fórmula secreta del combustible. "

    - "Espero que ese combustible no tenga alas de murciélago" . - bromeé.

    - "Las tiene"- Dijo, muy serio, Drake. Se puso en pie, agregando: ~"¿Y bien, Dagan? ¿Vendrías conmigo, pasado mañana, a ver el lanzamiento del navío "Saturno"9"

    Me puse igualmente en pie- la situación lo requería - , y dramáticamente, expresé: - " ¡Iré! Aunque no sea más que para ver un fracaso alado. "

    Y nos dimos la mano.

    Cuando me dejó solo, me maldije, por ser tan sentimental. ¡Tendría que viajar, para ver el fracaso de un mago loco!

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    - "¡Ocúltate!"- Me recriminó Drake, - "¡Te verán, si no te agachas!"

    Estábamos cerca del lugar del supuesto lanzamiento del Saturno al aire. . Reí.

    - ¿Por qué ríes?- Inquirió Drake.

    - ¡Tanto viajar, y tanto disimulo, para ver frustrarse. . . !"

    Un ruido creciente ahogó mis palabras. ¡Ya salía la nave!

    Era cual una flecha dorada, y de su popa brotaban llamas, impulsando a la nave en un torrente de ruido.

    Me tapé los iodos, temeroso de quedar sordo. Hasta nosotros llegó el aliento cálido de esas llamas.

    - ¡Increíble!- Repetía yo, viendo empeñecerse la nave en ruta hacia al horizonte. - "¡Nunca lo hubiera creído! "

    Esta, y otras exclamaciones, fueron nuestra conversación, hasta llegar a mi mansión más cercana.

    Al llegar, nos apoltronamos frente al hogar, en donde ardían unos leños. Un sirviente nos sirvió Cognac.

    - ¡Acepto! ¡Daré el dinero! "- Exclamé, mirando a las llamas danzar.

    Drake comenzó a detallarme una lista de materiales, pero yo le detuve, alzando una mano, y diciéndole: - " ¡Alto! Tú te encargarás de la labor.

    ¡ Yo seré nada más que el financista! Y haremos un Contrato, para dividir estos gastos en dos, al comenzar a producir ganancias el invento. "

    Drake carraspeó: - " ¡Primero, construiremos la Saturno 2. Después, fabricaremos en serie los motores. "

    - "¿Para qué una nave interplanetaria?- Inquirí- " ¡Mejor un buen barco! Servirá de muestra. Llevaremos a los financistas, reyes y emperadores, a dar un viaje de recreo. Al regreso, todos querrán comprar nuestros motores. ! ~ Insistí.

    Drake meditó un rato, mirando el fuego . Luego, dijo: - "Está bien . Construiré esa nave. "

    Y nombró una cifra, en Libras Esterlinas, como primera inversión.

    - " Mañana la tendrás. "- Aseguré, pues debía pasar por el Banco, a retirar-

    la.

    Fue así como I)Drake comenzó a construir el navío y el motor. Yo estuve interesado unos quince días en ello, pero luego decidí viajar al continente, para gozar del verano en Italia.

    - "¡Ve, y descansa, amigo! Al regresar, verás la nave lista " _ Me dijo Drake, el día antes de mi embarque en " El Duque de Wellington' , navío de pasajeros, que iba a Italia.

  • "Gracias. Eso espero . "- Expresé , pensando en lo ya invertido.

    - Pero, necesitaré más dinero. " - Dijo.

  • "¿Cuánto? - Me preocupé yo.

    - ¡Oh, solo un par de miles más! Puedes darme un pagaré; yo lo presentaré al Banco, para no retrasar tu partida. "

  • Suspiré.
  • ¡El asuntito me estaba saliendo caro !Ya casi me arrepentía del asunto, pero no era cosa de detenerse ahora, o perdería ese dinero, tan cierto como si lo quemara.

    Extendí el Pagaré, se lo di, y al día siguiente, me embarcaba en el cuatro mástiles , rumbo a la asoleada península.

    Estuve allá más de lo planeado originalmente, pues pude efectuar varias inversiones muy rentables, y las vacaciones se transformaron, no se como, en un provechoso negocio.

    Por ello, al regresar a Gran Bretaña, en el navío Lord Carnavon", venia del mejor de los talantes.

    Al llegar a mi mansión de Londres, mi ánimo se vino al suelo: ¡En mi cuenta bancaria sólo quedaban algunos miles de Libras esterlinas! ~¿ Quién fue el girador?- Inquirí al cajero.

  • - "El Señor Drake P. "- Me respondió el encargado. ~"¿ Algún problema, Señor ?"- Me sentía un tonto, sentía que iba a desfallecer. Mi propio amigo

    Drake, un timador!

  • Llamaron a la Policía, expliqué haber dado sólo una cantidad reducida

    , por medio de un Pagaré.

    Me mostraron el documento. Éste decía: Treinta y Cuatro millones de Libras Esterlinas. ¡En vez del "par de miles", nombrado por Drake!

    El encargado en jefe dijo: - "Esta es su propia firma. El perito calígrafo así lo atestiguó, en su oportunidad. "

  • - "¡Es mi firma, pero no así la cantidad que fije !"- Bufé de ira.
  • Fui a la Estación de Policía, y di los datos de Drake : alto, esbelto, , más de treinta años de edad, y también di la dirección de su hogar y del emplazamiento de la fábrica.

    Al día siguiente, la policía llevaba a Drake ante mi presencia.

    - "¿Es éste el tal Drake, Sir Dagan Eduardo?"- Preguntó el oficial de policía.

    Miré a Drake. Respondí: - "¡Si, oficial!"

    Drake habló, con voz nerviosa: - "¡ Debí hacerlo, Dagan! El dinero que me habías fijado no alcanzaba. ¡ Necesitaba más, para darle rapidez al proyecto!"

    - ¡Pero nunca millones de libras!- Barboteé, enfurecido.

    Drake, en ademán conciliador, puso sus manos engrilladas ante mi, y dijo: - "¡No he gastado más que un par de millones! El resto lo tengo en mi poder. "

    Me asombré , y dije: - "¿ Por qué has hecho esto, Drake?"

    - Por mis ansias de ver solucionado el proyecto. ¡No pensé que regresarías tan pronto ! Pensaba depositar el resto en el Banco, antes de que tu ]legaras. "

    Los policías se lo llevaron, para ir a recuperar el dinero restante. Hora más tarde, tenía de vuelta a los policías, a Drake, y al remanente de Libras sin usar.

    Conté el dinero. Habían allí 31. 348. 290 L.

    Introduje el dinero en mi caja fuerte, En espera del día siguiente, en que volvería a depositar el dinero en el mismo Banco.

    Si tomaba en cuenta lo ganado en Italia , la merma no se había producido, pero tampoco era ésta manera de incrementar mi capital.

    - ¡El navío estará listo dentro de quince días! Me avisó Drake, dándome la dirección.

    Dulcifiqué mi gesto. Después de todo, no era Drake un estafador.

    - Es verdad, Sir Dagan: hay allí una especie de navío. "- Corroboró el Jefe de Policía, a una pregunta mía.

    - Bien , Jefe de Policía : déjeme a Drake en mis manos. "- Este accedió, pero me indicó que debía pasar a la Jefatura, a firmar un registro con todo el caso , haciéndome yo responsable de lo que sucediera con Drake.

    - Vaya sin cuidado, que así haré- Dije yo.

    Desesposaron las muñecas de Drake, y le dije, al quedar solos,

    - "Toma siento , y cuéntamelo todo. "

    Fue así cómo me enteré que yo era copropietario de una nave espacial.

    - ¡Ganas me dan de llamar de nuevo a la policía! - Clamé, enfurecido.

    - ¡No lo hagas! ¡Es una buena inversión! Los motores, que son ocho, ya están probados y colocados a bordo. Tengo la tripulación entrenada, el combustible almacenado, así como alimentos, aire, y agua. "

    Callé, estupefacto . Me senté . Dije, de mala gana: - " ¡Veo que no me queda más que embarcarme en esta aventura de tu invención!"

    - ¡Ganarás millones de libras!- Afirmó Drake, llamando al camarero y pidiendo de beber exclamó. - "¡. Brindemos Por el éxito. '~

    - "Dios te oiga !"- Comente.

    - ¡Por Plutón!- Sonrió él, y no fue hasta mas tarde que colegí el real significado de su brindis. . .

    Quince días después, y a bordo de la Saturno II, Drake me presentó a sus ayudantes: Pelón, Curieco y Octavio.

    Pelón media l. 60 mts. , era calvo, de unos 40 años, con ojos de ardilla. Los otros dos eran de su tamaño, y parecían herreros.

    Proseguimos mirando la Tierra, mientras la "Saturno" avanzaba rauda cual saeta, por en medio de las nubes ~.

    Así, vimos Asia, América, Francia. . . , las nubes tapaban la visión, pero en algunos sectores podían verse las nevadas cordilleras, praderas y los ríos. . .

    - Calcularé la órbita a Plutón. - Avisó Drake. Me sobresalté.

    - ¡Cómo se te ocurre! ¡Un año encerrado en esta nave, y me volveré loco!

    - Protesté, mientras que los ayudantes de Drake me miraban, preocupados ellos también.

    - ¡No te preocupes !~ Me dijo Drake, y no añadió más, enfrascándose en los cálculos.

    Más tarde, ingerimos alimentos . Drake dijo: - " La nave es magnifica; responde admirablemente a los mandos. "

    Me fui a dormir, presa de remordimientos. Sentía mucho sueño. Cuando desperté, Drake me estaba dando masajes. Traté de hablar, pero mi boca estaba casi inmóvil . El notó mis esfuerzos, y me dijo:

    - "¡Hola, Dagan ! ¡Veo que ya estás despierto del todo! Te estoy dando masajes, amigo. Has estado en animación suspendida durante un año, gracias a los elixires que te administré. "

    - ¿Qué? - Barboteé.

    - ¡Has estado durmiendo dos años enteros! Pero, te recuperarás pronto, no te preocupes. Mis ayudantes ya fueron despertados, y no han tenido problemas. "

    Mis pensamientos eran algo nebulosos, aun. Estuve algunas horas reposando, y luego me dormí.

    Varios días después, ya me sentía bien. Habíamos llegado a Plutón, el ultimo planeta del Sistema Solar, y le podía ver, por las vidrieras de la Sala de Mandos: un pedrusco negro , muerto, oscuro.

    El Sol se veía a lo lejos, como una lejana estrella, algo mayor que todas las demás.

    - ¡Eres un loco! ¡Venir tan lejos, sólo para probar la nave!- Le grité.

    - Era necesario. En Saturno está mi maestro, el Mago Margoz Fox, y no desearía que me sorprendiera haciendo uso de su invento. Bajaremos a la superficie plutoniana dentro de dos horas. - Aclaró Drake.

    Por ello, al rato, tuvimos que atarnos a los sillones especiales, y comenzamos a decelerar la veloz marcha de la "Saturno Dos. "

    - Viajamos ayudados por el gran empuje que dieron las masas planetarias de Saturno y Júpiter. Aunque he decelerado varias veces, aun así, nuestra velocidad es muy grande. "- - Me explicó Drake.

    Debía ser así, pues la decelerada fue cualquier cosa menos agradable. Sentía las amarras apretarme contra el sillón, implacables. Planeamos, luego , por sobre el planeta muerto, y al ver una llanura con

    pocos peñascos en ella, Drake aterrizó en forma casi impecable, usando los chorros de gases con profusión de ruido.

    (Debiera decir "plutoniamos ", en vez de aterrizamos, pero me parece tan rebuscado, que seria cursi hacerlo. )

    Apagó los motores, y sentimos la leve presión de la gravedad en nuestros cuerpos.

    PLUTON , año 1886- .

    - ¡ Llegamos!¿ Quien bajará el primero?" - Preguntó Drake.

    Quedó a bordo sólo el ayudante Pelón, y el resto nos enfundamos los trajes especiales.

    Bajamos de la "Saturno Dos" por la escalerilla metálica, y fue Drake quien puso pié primero en la pedregosa y desolada llanura plutoniana.

    Podíamos dar enormes saltos, merced a la poca gravedad existente.

    - ¡Es colosal!- Rió Drake, apoyando su casco contra el mío, único modo de propagar las ondas sonoras en el éter.

    Fuimos explorando el terreno cuidadosamente, tomando muestras de las rocas, que los ayudantes de Drake transportaban a la nave.

    Establecimos una rutina, que consistía en explorar por las "mañanas", y analizar las rocas "por la tarde", basándonos en el reloj, ya que allí siempre estaba oscuro.

    Descubrimos, fuera del granito, lapizlazuli y cobre nativo.

  • - "Trasladaremos la nave

    hacia otros lugares, para

    explorar hasta hallar algo de

    valor. '- ' Avisó Drake

    Pero, aunque lo hicimos,

    los minerales hallados no

    eran preciosos y el largo

    viaje no justificaba su

    valor.

  • - Veo que no sacaremos dinero de este pedrusco- Le dije, tras arduas prospecciones.

  • Drake movió afirmativamente la cabeza, pesaroso. Ni oro ni plata. . .
  • En ese momento Curieco entra a la nave- pues estaban fuera de ella, en ese momento, los ayudantes - , y tras sacarse el casco, dijo con voz emocionada: ~"¡ Algo se aproxima volando, Maestro !¡Venga a ver!"

    Corrimos a enfundarnos los trajes, mientras oía decir a Drake: - " ¡Espero que no sea el Mago!"

    Salimos fuera del navío. Los ayudantes nos mostraron, apuntando con la mano, un objeto brillante, muy lejano, que parecía pasaría de largo.

    - ¡Viene del espacio exterior !Puede ser un meteorito metálico. ¿ Crees que deberíamos ir a ver ? - Inquirió Drake, juntando su casco con el mío.

    Yo me sorprendí que tomara en cuenta mi opinión, sobre todo después de haber estado actuando a su arbitrio desde que le vi, pero respondí: -

    - "¡Claro que sí! Aquí no hacemos otra cosa que perder el tiempo. "

  • Drake ordenó regresar a la nave, y antes de despegar, dejó en el suelo plutoniano una placa grabada. Esta decía: "Saturno Dos. Junio de 1886".
  • Salimos fácilmente de la atracción plutoniana, pero debimos acelerar bastante, para dar caza al meteorito.

    Al ir acercándonos, Curieco dijo: - "¡Parece ser una nave aérea!"

    - Cósmica"- Corrigió Drake

    ¡Era verdad! La silueta fusiforme de la nueva nave brillaba a la lejana luz de las estrellas. Su superficie parecía estar cromada.

    - La alcanzaremos pronto"- Opinó Octavio.

    - Lo importante es saber qué hacer, cuando lleguemos a ella. - Dije, dudoso.

    - ¡Abordarla!- Drake respondió, lacónico.

    Contuve el aliento. ¡ Esperaba que no fueran hostiles!

    Estuvimos pronto a su lado. Drake daba cortas órdenes a sus ayudantes, para la maniobra. Con un débil ruido, quedamos quilla con quilla.

    - ¡Listo!- dijo Drake, pasándole el timón a Curieco . - " Iremos tu y yo, Dagan , a abordarla.

    - " Pero, ¿ y si son hostiles?- Me escamé yo.

    - ¡ No lo creo! No han hecho nada hostil, hasta ahora, y no creo que lo hagan después. "

    Salimos de la nave, atados por cables al fuselaje. La nave plateada era mayor, en tamaño, que la Saturno Dos. También sus junturas estaban mejor terminadas.

    1, II

    - ¡EN estribor hay una esclusa! - Me avisó Drake, topando mi casco , y le seguí.

    Drake curioseo alrededor de la puerta de entrada, y al mover una palanca, ésta se abrió.

    Entramos . Automáticamente, se cerró la puerta exterior, y se abrió la interior; los cables que nos ataban a la Saturno Dos fueron cortados.

    Entramos.

    Un largo corredor , iluminado por extrañas bolas luminosas, nos dio la bienvenida.

    En lo que parecía ser la Sala de Mandos , no había nadie, a pesar de existir consolas llenas de instrumentos, con esferas indicadoras, y muchas palancas. También habían butacas, para los desaparecidos tripulantes.

    Deambulamos por corredores y salas. En una bodega, hallamos cientos de cajas de cristal, llenas de animales aparentemente congelados.

    - Parecen estar en animación suspendida- Opinó Drake, acercando su casco.

    - ¿Y los tripulantes?- Me inquieté yo.

    - Sigamos buscando- Opinó Drake.

    En otra bodega, hallamos sarcófagos, pero sus tapas no dejaban ver el interior de ellos. -

    - ¿Puede que aquí estén los tripulantes, Dagan ? . No conviene despertarles, abriendo las cápsulas . Podríamos provocarles la muerte, al no saber el funcionamiento de ellas. "

    - Tienes razón- Dije, y regresamos a la Saturno Dos.

    Mandamos a los ayudantes a curiosear a la nave brillante, con la prevención de que no tocaran ni con mucho los controles , ni tampoco los sarcófagos de los posibles tripulantes.

    Horas más tarde, una vez todos en la Sala de Máquinas, Drake nos dijo:

    - ~ He calculado la órbita actual, que es la que lleva la nave brillante. Nos lleva directo al planeta Marte. ¿ Qué dices, Dagan? ¿Regresamos con ella?"

    - "¡ Que si! Si en Marte no hallamos nada, y no despiertan los tripulantes, remolcaremos a esa nave hasta la Tierra. A falta de oro, esta maquina nos resarcirá de nuestros trabajos, al vender sus secretos. " - Dije, sonriendo.

    Ataron la Saturno i)os con la nave brillante, mediante algunos cables, para la larga travesía.

    Quedé de acuerdo en hibernarme hasta llegar a Marte y Drake dijo: - " Socio : de algún modo, ganarás dinero de toda esta aventura. "

    - "Eso espero". - Respondí, antes de caer en el letargo.

    .

  • FIN DEL RELATO DE SIR DAGAN EDUARDO.
  • Nota final del periodista Andrew Prince:

    Aunque insistí, a posteriori, sobre el actual paradero del mago Drake, Sir Dagan no quiso responderme.

    Pero, yo creo que Drake , tras dejar en la Tierra a Sir Dagan y a sus ayudantes, recompensados quizás con joyas o metales preciosos traídas por Las marcianas del "Tromir", regresó a Marte, a reconstruir allá la desaparecida civilización.

    También es posible que hayan viajado al Sistema Carey.

    En todo caso, al menos la incógnita del primer viaje humano hasta el Lejano Plutón ha quedado aquí ampliamente explicitado.

  • ¿1?
  • capitulo 3

  • Comentarios de Drake Peralta.

  • Fue terrible el ver destruido el navío "Saturno Dos", por los arácnidos mecánicos de la nave enemiga, sobre la meseta de EDEN , en Marte.

    La capitana de la Tromir hizo una órbita alrededor de Marte; desfilaron bajo nosotros : Axus, Indus, Lunae Lacus , Tirrenius, Eumenides. . . , y regresamos, tras muchos otros accidentes geográficos.

    Nada quedaba y de mi nave Saturno Dos, tan laboriosamente construida, aun arriesgando mi libertad, allá en Londres.

    Atacamos la nave arácnido, pero no la destruimos, ya que la capitana Maoa, de la nave marciana Tromir, así no lo quiso.

    Maoa ordenó el viaje a la Tierra.

  • Vi alejarse , a través de una ventanilla lateral, al planeta rojo, tumba de mi primera y unica nave interplanetaria.
  • Me fui a mi camarote, y hallé allí a Sir Dagan Eduardo, mi financista y amigo.

    - ¡Todo ha acabado!- Dije, sentándome en un costado del lecho, mientras él reposaba en una acolchada butaca.

    - "Y también la esperanza mía de vender los tesoros extraterrestres, como asimismo la misma Tromir. "- Replicó Dagan.

    Le miré, con simpatía. Yo había perdido mi creación, pero él había perdido más de dos millones de Libras Esterlinas.

    Pasaron las semanas, en hibernación. Las marcianas tenían otro sistema para hacerlo, y yo no descubrí el mío.

    Desperté al entrar en órbita terrestre. Me llamó la capitana Maoa, apenas salí del reacondicionador físico.

    - Feliz despertar, Drake. ¿ Cómo se siente?"

    Su mirada era fría, distante como siempre. Respondí- "Bien, Capitana. ¿Deseaba Ud. algo de mi?"

    - Si. ¿Hay satélites vigías alrededor de la Tierra? ~

    - No, Capitana; sólo nos vigila la Luna, y no hemos llegado a ella. "- Respondí. Algunas risitas de las tripulantes (ó Crumats, en idioma marciano), hicieron llamear los oscuros ojos de Maoa, quien expresó: - "¿ Debo entender que su nave era la única del planeta Tierra? -

    Un escalofrío me recorrió la espina dorsal, o columna vertebral, al recordar a mi fiero maestro Margoz. Dije: - ' Hay otra nave gemela, Capitana, pero ignoro su actual paradero. Sé que se dirigió a Saturno, en el año 1880. Ahora, estamos en el año terrestre de 1891. "

    *************************************

    - Debe ya haber regresado. Murmuró ella.

    - Posiblemente. - Repliqué, sin intuir el significado de sus preguntas.

    - Entonces, bajaremos tranquilas. No hay naves en órbita; sólo un navío espacial. La verdad, no han avanzado mucho en el camino hacia los planetas. exteriores. "- Dijo ella.

  • ~ Poco después, planeaba el "TROMIR", hendiendo la atmósfera de la Tierra.
  • Aterrizamos en el sector lodoso de Kent, Gran Bretaña. Ocultamos la nave, y ellas quisieron conocer la metrópolis.

    Sin grandes incidencias, las transporte a Londres, y allí nos alojamos en un hotel , pagado con dinero de Dagan.

    - Bien , querido amigo, adiós. - Me dijo Dagan- Espero que cumplas tus deseos de ver esas maravillosas esferas, allende el Sistema Solar. "

    - Gracias, amigo. Te recordaré mientras viva. Y si me es posible, volveré con un cargamento de riquezas, para recompensar tu generosidad. ' - Le repliqué.

    Nos abrazamos, y me pasó cierta cantidad de libras esterlinas.

    - Esto, para que pasees a las bellas no terrestres - Me dijo, guiñándome un ojo.

    Aceptó , agradecido, pues mi faltriquera estaba vacía.

    - Queremos bailar- Dijo la Capitana, esa noche.

    Lo decía tan seriamente, que sonaba a un duro trabajo por ejecutarse. Accedí a llevarlas a un selecto salón de bailes.

    Allí, no faltaron los varones que enseñaron a tantas bellezas los secretos de la danza de moda. Yo monopolice a la Capitana Maoa, so pretexto

    de protegerla.

    Así, pude ver que el licor terrestre minaba sus defensas espirituales, y pudimos salir, luego, al espléndido jardín, en que ella aspiró la fragancia nocturna.

    - ¡Oh, la civilización! ¡Que gran cosa hemos perdido, en Marte !- Exclamó ella, tomada de mi brazo.

  • - Estimada señorita: he aquí Ud. está en la Tierra , y es una civilización

    Que

    le pertenece a Ud. y a las tripulantes del Tromir; somos vecinos, hijos

    planetarios del mismo Sol. ' - Le dije.

    Ella me miró sonriente, y sin meditarlo, la besé.

    Se entregó a la caricia, vibrante. Su coraz6n aleteaba en su pecho, que yo sentía cerca de mi.

    Al poco rato, ella dijo , separándose: - "¡ Debo regresar a la nave! ¡ Acompáñeme Ud. "

    Creí que iríamos los dos solos, pero cuál no seria mi sorpresa, al ver que ella ordenaba al resto de la dotación que nos siguiera.

  • Arrendamos varios carruajes, y regresamos al hotel. Allí, cada cual se fue a dormir a su cuarto, tras despedirse de la capitana.

  • Al día siguiente, Maoa ordeno la vuelta al navío Tromir.
  • Una vez dentro, y en los lugares predestinados, oírnos decir a la Capitana: - "Volveremos al espacio. Preparada la nave para el despegue. "

    Quedé de una pieza. Me acerqué a ella, y dije: - "Capitana Maoa:

    ¿Desea Ud. que yo viaje con Uds. ?"

    Devolvió mi mirada fríamente, como si el beso no hubiese existido entre nosotros. Dijo: - "Señor Drake: es libre Ud. para viajar con nosotros,

  • o quedarse en su Tierra. "
  • Impulsivamente, le tomé del brazo, diciendo: - "¡Deseo ir con Ud. , aunque sea al fin del cosmos!"

    Ella sonrió levemente, y respondió : - "en ese caso, Sr. Drake, le sugiero ir a su camarote y prepararse para el despegue. ¡Será dentro de diez minutos!"

    Con el corazón palpitante de emoción, llegué a mi litera, y me até con los cinturones de seguridad.

    ¡El vacío cósmico me esperaba!

    El navío trepidó, al elevarse sobre un chorro de gases. Me hundí en la litera.

    Minutos después, sentía la ingravidez característica del alto espacio.

    Una Crumats apareció en el dintel, enfundada en su traje de una pieza.

    - "~ Drake: la capitana Maoa le necesita. Sígame. "

    Le seguí, admirado de la esbeltez y bella figura de su cuerpo. Sonrió, al verme admirarla, y preguntó : - "¿ Qué me mira?

    - ¡Tu belleza, mujer!"- Aseguré.

    .

  • Abrió la puerta del camarote de la capitana Maoa, y se retiro.

    fi

  • - Entre, Drake- " dijo ella.

    El camarote, amplio y con algunos muebles metálicos , adosados al piso, o a las paredes, tenía un par de butacas. En una de ellas, sentada estaba la capitana. El otro lugar, vacío, me lo ofreció, con un gesto.

  • Me senté, diciendo: - "¡ Ud. dirá, capitana! Estoy a su disposición. " Ella se ruboriz6 un tanto, y habló : - "Ud. será un pasajero, dentro
  • de la "Tromir". Le pido el máximo de discreción, con respecto a las Crumats.

    "Iniciaremos el viaje dentro de (105 días. En ellos, acondicionaremos al noventa por ciento de la tripulación, ; hibernándolas. Ud. estará incluido dentro de ese porcentaje. "

    - ¿Y me perderé la visión de los planetas del Sistema Solar?"- Reclamé.

    - No vería Ud. mucho de ellos, ~r. Drake; iremos en velocidad uniformemente acelerada, empleando la masa de los gigantes del Sistema. Sonri6 ella.

    - Luce Ud. más bella, cuando sonríe. "- Le dije. Sus ojos se velaron, y respondió: "Esto no viene al caso. "

  • Me puse de pié, besándola. Sus labios parecían de hielo.
  • ~e senté, confundido. Ella habló, como si nada hubiera pasado:

    - Señor Drake: una Cumalet le llevará a la cápsula de hibernación ; no tema: su largo sueño será indoloro. "

    - Eso espero . "- Dije, al salir.

    Fuera, la joven que me llevara allí recibió la orden pertinente, y me guió hasta ~a cápsula.

    ésta era cilíndrica, y su tapa cerraba herméticamente. Me lavaron el estomago, me drogaron, y caí en la inconsciencia.

    ...................

    Desperté, sintiéndome muy débil. Abrí los ojos.

  • - Bienvenido, Drake. - ])Dijo una joven, mirándome sonriente. La miré, sin comprender.
  • - Está Ud. despertando de su hibernación. Han pasado muchas cosas, desde su inicio de hibernación. "

    ¡Hibernación! Esa palabra trajo a mi los recuerdos : la nave Tromir , la capitana Maoa, el viaje a. . .

    - ¡Estamos entrando en la atmósfera careiniana! puede Ud. levantarse, ya ha pasado la etapa orbital, la de ingreso a la atmósfera; ahora estamos en vuelo sobre uno de los mares de Carey . "~ Informó la joven.

    Junto a otra mujer, me ayudaron a caminar, y me sentaron en una butaca de la Sala de Mandos.

    ~ ¿ Adónde está la capitana Maoa?- Inquirí, al ver a una muchacha en su puesto.

    - ¡Luego le contaremos! ~ Dijo una de ellas, acomodándose en otra butaca cercana.

    A través de los cristales de la nave, podíamos ver un extenso panorama de nubes y mar, un océano azul, con olas encrespadas de espuma.

    ~e parecía viajar en un barco terrestre, sólo que el aire era el

  • antiséptico de la "Tromir", en vez del yodado marino. De pronto, en el horizonte, se perfiló tierra firme.
  • Ii

  • - Es el continente Ccionre. Está ubicado en el ecuador de Carey. - Me
  • informó la joven.

    - ¿Cómo te llamas? ~ Pregunté, ya que, aunque la recordaba físicamente, su nombre se me escapaba.

    - "Crumats Umal" . - Sonri6 ella.

    Sobrevolamos una llanura, y al fondo, se levantaba una cadena montañosa.

    La "Tromir" giró, grácilmente , y aterrizó en un terreno llano.

    Se llenó la sala de Mandos, con todas las tripulantes del navío estaban muy curiosa3 y excitadas.

    Una de ellas dijo: - " Crumats de la Tromir, yo, Odana, vuestra nueva capitana, pondré al tanto de los acontecimientos a aquellos deshibernados de las últimas horas.

    "La nave Tromir tuvo un grave choque contra una lluvia de meteoritos, al ingresar al sistema Oh rey. ! Nuestra capitana Maoa, la piloto Baua y la Cumalet Samit han muerto. "

    *** - - 1 - - -

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  • ¼'
  • Contuve el aliento. ¡ Todo esto, mientras yo dormía!

    - "Han sido reemplazadas por mí , como capitana; por Tamu, como Cumalet , por Bauina , como piloto , y por Euma, como copiloto. Les hemos traído a Carey sin otros contratiempos. " ID

    Una de las chicas dijo: - "¿Cuándo comenzaremos a explorar Carey? De inmediato. Despejaremos un terreno alrededor de la Tromir, pondremos alarmas en un perímetro de trescientos metros". - Dijo la capitana Odana, una trigueña escultural.

    Bajamos de la nave , exceptuando a tres muchachas. Conté al resto:

    eran 24, más esas tres, daban un total de 27.

    - ¡Ven! - Me llamó Umal, desde unos arbustos.

    Me indicó el suelo. Unos grandes huevos , depositados allí, habíanle llamado la atención. Medían más de veinte centímetros 'y eran azulinos.

    - ¿Serán comestibles ?- Inquirí yo.

    - Algunos lo son. En nuestro viaje anterior, hallamos estos mismos especímenes, y los cocinamos. - Sonrió Umal. Sacó un bolso de su mochila, y guardó allí los huesos.

    - Iré a dejarlos a la nave- Dijo ella.

    - Ve. Yo te espero. - Dije, sin saber por qué. En realidad, tenía deseos de explorar solo. Por ello, me fui alejando hacia unos árboles, mientras miraba las plantas y los insectos.

    De pronto, cerca de adonde me hallaba, se levantó uno de esos seres que había visto, helado, en las bodegas de la Tromir.

    Media un metro veinte centímetros, y tenía apariencia de escarabajo. Su caparazón era azul, moteada de un negro lustroso.

    Huyó, ágilmente, yéndose hacia el bosque, con un rumor de patas, de las cuales poseía seis.

    - ¡ eh - Gritó alguien

  • , y era Umal, quien corría hacia mi.
  • Llevaba algo en su mano.

    - " Toma- Es una pistola , en su cartuchera. - Me dijo , pasándome el artefacto

  • unto a un cinturón.

    Nunca se debe ir desarmado, en un planeta desconocido- Dijo ella. ¿Desconocido? Creí que Uds. lo habían explorado, antes. - Recordé. Pero, muy superficialmente, Drake. Además, estuvimos un par de semanas, nada más, en este continente- Sonrió Umal

  • - Vi salir un Carey. . de allí- Mostré.
  • Fuimos a ver - ¡Un nido! - Dijo Umal, cogiendo un huevo.

    eran rojizos

  • - ¡No había visto antes de éstos!- Exclamó ella, dejándolo en el nido, que tenía otros cuatro mas.

    En ese momento, se acercó a nosotros una pareja de muchachas, quienes dieron gritos de placer, al ver los huevos.

    Una de ellas sacó una bolsa, y comenzó a echarlos en ella. Pero, al segundo huevo que cogía , éste se rompió , y algo negro y lleno de patas le corrió por la mano, deteniéndose en el cuello desprotegido.

    - ¡ Ay! - Fue su grito.

    Cogí una rama, y desprendí con ella el bicho de su cuello. Al caer al suelo, le di de patadas.

  • 1Aléjense de esos huevos! - Grité a las que se acercaron.

    L a joven aún gritaba, llorando. Umal la tenía cogida del brazo, y le preguntó: ¿ Qué sientes, Belamis?

    ¡ 0h, me arde!- Gritó Belamis.

  • La llevaron a la nave, a la carrera, arrojando la bolsa con el
  • otro huevo al suelo.

    Las seguí. Todas se habían conmocionado con los gritos de pánico de Belamis.

    En la enfermería de la nave, la doctora Lameba le limpió la herida. Eran una serie de incisiones profundas, causadas por el hocico del insecto.

    Esperamos en la Sala de Mandos unos momentos, y luego apareció la capitana Odana , algo pálida. Dijo : - Belamis duerme, ya que le han inyectado un sedante. Recomiendo, con lo pasado, no coger ningún animal, ni huevo, ni planta de este planeta, hasta que el equipo biológico no investigue estos contornos.

    Era algo tarde, ya, pues la joven Belamis entró en estado febril, poco después, y luego murió, envenenada.

    Quedaban ahora sólo 26 marcianas

    Me fui a mi camarote, y dejé la puerta abierta. Vi pasar, por el corredor, a Umal. La llamé, y conversamos, de pie en el corredor.

  • r
  • - ¡ Es terrible !- Dijo, con ojos llorosos . - ¡Estuve yo también a

    punto de morir, y luego ella. . . , ella fue quien tomó mi lugar. !" Le tomé de los hombros, consolándola, y en esto estaba, cuando pasó por allí la Capitana Maoa, junto a cuatro Crumats, pero nada dijo.

    Acompañé a Umal hasta su camarote.

    - Hay huevos de ésos, allá afuera; habrá que destruirlos- Dijo ella, al cabo de un rato.

    - ¡ Son peligrosos¡ Lástima que, cuando crecen, son pacíficos - Expresé yo.

    - Quizás, al nacer, temen todo lo que les rodea, y por ello, atacan si se ven amenazados . - Opinó Umal.

    Sonaron unos timbres, dentro de la Tromir.

    - Llamado a reunión ¿ Vienes ? - Dijo ella, levantándose, y tendiéndome la mano.

  • La cogí del talle, besándola. Ella se sofocó, y dijo : - ¡ Oh! Y salió huyendo de allí.
  • Sonriendo, fui a la Sala de Mandos.

    La capitana decía : - Se enterrará a la Crumats Belamis en el lindero del bosque , en una cápsula, dentro de tres horas. Necesito voluntarias, para que caven la fosa, y transporten el féretro.

    Me ofrecí de inmediato, y vi que Umal también lo hacia. Nos dirigimos al punto elegido, para que caváramos la fosa. Yo llevaba un chuzo y una pala, y tres otras Crumats llevaban palas y picotas.

  • Una de ellas era Umal. Me acerqué a ella, pero se alejó unos pasos, di
  • II
  • ciendo : - Ahora , no.

    Me intrigó su actitud . ¿ Esperaba de mí una amistad platónica? Cavé en el agujero con mayor energía que la necesaria, y las chicas no tuvieron oportunidad de hacer nada.

    Al llegar el cortejo , compuesto de seis muchachas guardianas, con sus armas prontas, cuatro otras llevando el féretro, y seis más cantando una hermosa canción de despedida.

    Mientras duraba el sepelio, algunas bellísimas aves llegaron al lugar, y posadas en ramas cercanas, unieron sus bellos trinos al canto fúnebre.

    Vi que todas las marcianas lloraban, y sentí la tristeza que se siente al perder un ser querido.

    Formé un túmulo, con las piedras que había apartado previamente, y nos alejamos del lugar.

    Un grupo de biólogos se dispuso a investigar la flora y fauna del lugar. Por varios días actué de guardián, pero nada más grande que un ciervo se dejó ver, aunque de la clase Insectos.

    Al parecer, los mamíferos eran minoría, en ese planeta. Una tarde, al volver de un lugar apartado de la llanura, siguiendo a los biólogos, vi a Umal, que se aproximaba.

    - Hola!- Dijo . - ¿ Aún estás enfadado conmigo?

    Me sorprendí, y le respondí: - ¿ Enfadado, yo? Más bien parece que eras tú la enfadada.

    Ella sonrió, y tomándose de mi brazo, me dijo: - Sí. La verdad es que tu actitud me produjo sensaciones olvidadas , pero ya me repuse.

    Seguimos caminando. Ella dijo, al ir llegando a la Tromir: - ¿ No estás enojado ahora, verdad?

    - No. - Mentí. ¿ Por qué pensaba yo que las mujeres no tienen lógica?

    - ¡Muy bien ! Pues, entonces, nos veremos pronto.

    Y entró a la nave. Todo el asunto lo olvidé , al conversar con las biólogas Kroy, Washi y Xorpa. Eran altas y esbeltas, y Washi sonreía muy

    a menudo.

    - Los careinianos son inofensivos - Explicaba Xorpa . - Sólo se les coge recién incubados , pueden llegar a ser peligrosos. Mala suerte de saberlo a costas de una de nosotras. - Explicó la científica.

    - ¿Y por qué no se ven mamíferos?- Inquirí yo.

    - En este sector no hemos visto. Quizás ni en todo el continente Ccionre los haya- Comentó Xorpa.

    Me fui a mi camarote, y tras desvestirme y darme una ducha seca, (con aire húmedo antiséptico)me fui a la cama.

    Allí, me encontré con Umal.

    - ¿Qué haces en mi cama?- Le pregunté, arrodillándome al lado del lecho.

    - Esperándote. - Me contestó ella.

  • o
  • Los siguientes días fueron los más felices de mi vida. La capitana aceptó nuestra unión, y las demás chicas nos desearon muchos días de alegría.

    Pero fueron días de trabajo, también, .

    Construimos cercados, y plantamos semillas terrestres y marcianas; sólo se dieron las terrestres, pues las de Marte ya no germinaban, por los muchos años pasados.

    Me hice una cabaña, para mí y Umal, pasando las noches allí, en medio del ruido de los insectos cantores y del susurro del viento.

    Fueron pasando los meses, y la cosecha de tomates y papas fue buena. Se guardó ese producto de nuestras primeras siembras en la bodega de la Tromir.

    Y llegaron las lluvias.

    - Llueve muy fuerte- Dijo aquella noche Umal.

    - No temas, la cabaña resistirá el viento y la lluvia. - Le comenté, pues estábamos acostados El hogar estaba con sólo dos leños, y luego de arder, debí salir a buscar más, al exterior, ya que tenía la provisión en una caseta cercana.

    El viento soplaba con fuerza, y el agua caía a torrentes. Regresé empapado a la casa, con una brazada de leños.

  • ¡Mira cómo vienes!- Se quejó Umal - ¡Desvístete, te secaré de inmediato! Tapado con una manta, estuve frente al fuego, que humeaba, ya que los

    leños se habían mojado.

  • - Mañana regresaremos a la Tromir- Dijo ella, secándome el cabello con una toalla.

    Al día siguiente, el terreno circundante estaba anegado- habían hecho la cabaña sobre una elevación del terreno- , y debimos caminar por se lodazal pantanoso , hasta llegar a la Tromir.

    - ¡Miren cómo vienen- Se quejó Xorpa, al abrir la esclusa. - ¡ Embarrados y muy mojados !¡ Vayan a las duchas calientes!

    Nos lavamos, y luego vestimos ropas limpias y secas. Lameba nos dio alimentos calientes, y nos tomó la temperatura.

    - ¿Para qué eso, doctora?- Pregunté.

    - Por si se afiebran. - Dijo ella, ceñuda.

    Pasaron quince días, y la capitana Odana dijo: - Nos iremos de aquí. mucha lluvia. Nos mudaremos al otro hemisferio; iremos al continente lbix. Allá están en primavera.

    - ¿Quiénes?- Preguntó Kroy.

    - ¡Los careinianos, por supuesto!- Sonrió la Capitana.

    Nos elevábamos, al día siguiente y enfilamos proa hacia el gran continente Elbix, que, prolongándose desde casi el Circulo Polar Artico, lega hasta el polo sur.

    Sobrevolamos una amplia cordillera central, y aterrizamos en una llanura , en el lado oriental.

    Una inmensa polvareda nos impidió ver, por algunos instantes, producto del roce del tren de ruedas y de los gases expulsados por la popa.

    Bajamos a la llanura

     

     

    CAPITULO

    ELBIX

     

     

  • - ¡Es un erial! - Se quejó Umal, colgada de mi brazo.
  • Lo que desde las alturas habían parecido pastos, eran sólo matorrales espinosos. Por entre ellos, discurrían lagartos.

    Bajó la Capitana, y me dijo: - Acá no parece ser el planeta del Edén, pero al menos no lloverá. Y hace calor.

    En eso, tenía razón . Agregó, la Capitana Odana: - Esperaremos a que pase el invierno en Ccionre.

    - Quizás si nos hubiéramos preparado mejor, habríamos podido pasar el invierno allá- Dije.

    - Me interesa eso. - Sonrió ella, y se tomó de mi brazo. - Acompáñeme a mi despacho.

    La seguí, entre la sorprendida mirada de las Crumats. Llegamos hasta la cabina de la capitana del Tromir, y la Capitana Odana cerró la puerta.

    La sala tenía todo un muro plagado de artefactos electrónicos, paneles e indicadores. En el centro, una mesa, con butacas adheridas al piso. En el otro muro, un gabinete con sus puertas cerradas.

    - Siéntese- Me dijo, y yendo al gabinete, sacó un frasco y dos vasos, trayéndolos hasta la mesa.

  • - Este es vino de la Tierra. - Me explicó. Bebimos.
  • - Ahora, explíqueme sus planes- Sonrió la Capitana Odana.

    - Como Ud. sabe, perdimos los terrenos abonados ; el agua debe haberse llevado, ya , la cabaña. - Dije, especulando.

    - Es lo más seguro- Accedió a la hipótesis la Capitana.

    - Habría que buscar un terreno no anegable. Hacer canales de desagüe. Construir alguna edificación más firme, sólida. - Agregue.

    Ella pasó sus manos por el cabello, peinándose hacia atrás. Era muy bella.

    - Todo eso demandaría mucho trabajo- Se quejó - Nosotras, Drake, sólo somos mujeres, y dudo que Ud. pudiera ejecutar todo ese trabajo, solo.

    - Trataría- Dije, sin mucha convicción.

    - Además, no habrán hijos . - Aclaró ella.

    La miré, estupefacto. Me aclaró : - Sí, no habrán hijos. Hemos tratado de engendrar óvulos, con sus espermatozoides, pero no son compatibles. Nuestra raza, la marciana, no es la misma que la terrestre. "

    Aparte de que me molestaba el hecho de que hubieran estado manipulando mis espermas , la noticia me quitó las ganas de vivir.

    - Eso es malo- Dije.

    Ella cogió mi mano, y apretándola, dijo: - No lo sienta mucho, por nosotras. Somos unos seres que debieran haber desaparecido hace ya muchos siglos. La técnica nos ha mantenido con vida, pero todo tiene su fin.

    "¿A qué, entonces, luchar por crear ciudades, que nadie poblará?" Inquirió ella, en voz baja.

    La besé en sus labios, diciendo : - Pobrecita, Odana. "

    Se abrazó a mi, fuertemente.

    En los meses siguientes, emprendimos muchas expediciones por las resecas llanuras, llevando con nosotros las armas , pues habían lagartos de más de dos metros de longitud.

    Pero, numerosas veces, hallamos huevos, que freímos en cocinillas portátiles, siendo su sabor variado y sabroso.

    Al fin, al llegar el otoño, regresamos a la primavera de Ccionre , y esta vez aterrizamos en lugares más elevados, cercanos a un río .

    "¡Qué alegría, estar aquí de nuevo!- Se alegró Umal, aspirando el aire.

    Flores crecían por doquier. Toda la llanura era un gran jardín, y de los árboles salían bandadas de multicolores pájaros. Los careinianos, coriáceos y brillantes , se alimentaban de las semillas y tallos, sin demostrar mucho temor de nosotros.

    El aire, diáfano, mostraba a las blancas nubes, que viajaban en lo alto.

    Las chicas y yo dimos en recorrer el terreno, hasta elegir un lugar elevado, en que inicié la construcción de una nueva cabaña, esta vez más amplia.

    Por las perfumadas noches, ellas dormían en donosas tiendas de campaña, y sus risas y bromas me alegraban el corazón.

    Con lo sucedido entre la Capitana y yo, la situación jerárquica había ido cambiando, paulatinamente. Ahora era yo quien podía dar las órdenes, y era obedecido de inmediato, aunque siempre mis órdenes eran pocas, y relativas a seguridad o excursiones por los valles cercanos a la nave Tromir.

    "¡Esto es el Paraíso"- Decía yo, y ellas ya conocían el significado bíblico de mi frase.

    Pero, la "Serpiente" apareció al llegar el nuevo invierno. Todo iba bien, hasta que hubieron pasado veinte días de intensas Lluvias. El terreno había permanecido sin anegarse, y la cabaña podía albergarnos a todos, sin sufrir del frío nadie, merced a un par de hogares que habíamos hecho.

    Una noche

    - " ¡ Oh! - Gritaron, varias voces femeninas.

    Yo estaba acostado, y deshaciéndome del abrazo de la joven, corrí al lugar de los gritos.

    - "¡Un monstruo!" - Me dijo Bauina, indicando hacia la puerta principal, que estaba abierta.

    Un ser baboso y deforme tenía ya medio cuerpo dentro de la sala.

    Cogí un atizador del hogar, y comencé a punzarlo.

    Un líquido blanquezco se desprendía de los cortes, y el animal re-

    trocedió, moviéndose espasmódicamente.

    Dos ojos pedunculados ondeaban por sobre mi cabeza. Golpeé el tentáculo, lastimándolo.

    El ser terminó por salir, y yo cerré la puerta.

    El liquido blancuzco se pegaba a mis pies desnudos, provocándome una sensación de asco.

    "¡Oh, oh!"- Gemía una chica marciana, que estaba siendo atendida por las demás.

    Era Umal. Me arrodillé a su lado, acariciando sus cabellos pegajosos por el baboseo del monstruo.

    Me explicó: - "¡ Fue horrible ! ¡ Salí fuera, y de pronto, ese ser visco so comenzó a caer sobre mi, arrastrándose desde el techo ! . . . . "

    "¿Desde el techo?- " Me intrigué yo.

    Caminé hasta el cuarto de baño, y me lavé las piernas de ese jugo viscoso.

    Fui a mi pieza, y me vestí.

    ¡Ay ! "- Sonaron unos gritos , nuevamente.

    Cogí mi pistola, y corrí al salón. Varias de ellas gritaban, indicando hacia el techo.

    Éste se combaba, crujiendo el maderamen.

    "¡Son los monstruos. '" - Aulló Tamu, cogiéndose de mi brazo, y enterrándome las uñas.

  • <1
  • - "¡Calma1calma! "- Dije- Veré lo que pasa!-

    Subí al entretecho.

    Muchas grietas, formadas por la comba que se hacia con el peso soportado por el techo, dejaban caer esa baba de los monstruos. Resbalándome por sobre ese jugo, atisbé por una ventanilla de aireación.

    Aunque era de noche, podían verse formas oscuras deambulando por el suelo

    El terreno estaba siendo invadido por alguna clase de moluscos terrestres gigantes. El que viera en el salón había tenido unos cinco metros de largo, y una altura de dos o tres.

    Recorrí todo el perímetro del entretecho, y vi que un sector de la casa aún no era invadido por esos monstruos.

    Bajé, y al verme, varias de las chicas gritaron, histéricas.

    Chorreaba del jugo pegajoso de esos moluscos careinianos por doquier.

    Grité: - "¡ No se alarmen, chicas!¡ Pero, deberán seguirme, y rápido, si es que quieren salir de esto. "

    La Capitana Odana se acercó a mí, preguntando: - " ¿Tienes algún plan, Drake ? "

    - "¡Claro! Aún hay un sector de la casa que esos seres no han invadido.

    Podremos salir por allí, y tratar de llegar a la Tromir. "- Expliqué.

    - Está bien . ¡ A ver, Crumats !¡ Seguiremos a Drake, con orden y sin histerismos!"

    Al oír su voz, las más exaltadas se calmaron lo suficiente como para obedecer las órdenes.

    Mientras subíamos al entretecho, oímos ceder algunas vigas.

    - "¡Se cae el techo!"- Se empavoreció alguien.

    Con la luz de las linternas , vimos que era la puerta del salón lo que había caído hacia adentro, sacada de sus goznes por el peso ejercido desde el exterior.

    Grite': - " ¡Es sólo la puerta! ¡Síganme! "-

    Llegué hasta el costado del entretecho, antes observado como puerta de escape. Aún no se juntaban monstruos, allí.

    Con la ayuda de los atizadores del fogón, fui soltando tablas, hasta dejar un hueco lo suficientemente ancho como para salir de allí.

    Pedí: - "¡ Dénme sus cinturones!¡ Haré una cordada con ellos, y bajaremos deslizándonos por ellos!"

    Anudé los extremos, y fui haciendo una larga cuerda, que até a un travesaño.

    "¿A ver, quién quiere bajar primero?"- Pregunté.

    "¡Tú , que eres el hombre!- Pidió la Capitana Odana.

    Me dejé caer, raudamente, al suelo, y fui ayudando a las chicas, las últimas de las cuales gritaban: - "¡ Vienen por el salón!"- "¡ Han llenado la casa!"

    Lo sentí por el amoblado, y los utensilios varios, sacados de la Tromir.

    "¡ Síganme, chicas!¡ Dénse la mano!"- Pedí, y junto a la capitana, fuimos sorteando a las bestias.

    "¡Qué horror, qué horror!"- Gimoteaba la voz de Bauina, la piloto.

    El terreno estaba empapado de agua de lluvia, y deseé líquido baboso. Algunas chicas resbalaban y caían, por lo que demoramos más de media hora en recorrer los quinientos metros hasta la mole del navío ínter espacial.

    Algunos moluscos también se habían subido al fuselaje, pero la esclusa estaba expedita.

    Subimos , entre los sollozos de las mujeres, y los ánimos que yo les endilgaba, para darles coraje.

    - "¡Ahora van a ver, esos bichos!"- Dijo la Capitana Odana, y esto, porque los moluscos hacían balancearse , débilmente, al navío, al trasladarse por sobre su pulida superficie.

    "¡Piloto : encienda los motores!- ' Dijo Odana a Bauina. Ésta se enjugo las lágrimas, y efectuó lo requerido.

    "¿Podremos despegar?"- Pregunté . Odana dijo: - " ¡ A sus puestos! Despegue en diez minutos"

    Poco después, la Tromir se elevaba en el cielo, dejando atrás el invierno en Ccione.

    - " Orbite Carey. "- Dijo Odana.

    Yo tenía , ahora, una butaca en la Sala de Mandos, atornillada justo tras la Capitana. No debía yo ejecutar maniobra alguna, por lo que podía deleitarme mirando a través de los cristales delanteros.

    Pasamos en órbita cuatro días horarios, hasta que las chicas se recuperaron del pánico pasado.

    Mis conocimientos de hipnosis volaban por debajo de las técnicas marcianas, y mis filtros actuaban más débilmente que sus remedios , por lo que, en ese aspecto y en otros muchos, yo era inútil a bordo.

    Ni siquiera podía embarazarlas, a pesar de que lo intenté con las veintiséis. Sólo se desarrolló el amor , o ternura, entre nosotros.

    Pero, no era bastante: faltaban los hijos.

    Llevé aparte a la capitana, y le dije: - "Odana, Uds. y yo estamos condenados a desaparecer. Ni siquiera hemos podido colonizar un sector de Carey. Se necesitarían muchos hombres, técnica , materiales y decenas de años, para ello. "

    "¿Y qué ideas has tenido?"- Sonrió ella, tomándose de mi brazo.

  • - "Regresar a la Tierra, dar a conocer los
  • secretos del funcionamiento de la Tromir. Y. . . 1

    - "Y dejar que tu raza traiga la guerra, la destrucción y la envidia a Carey, ¿No es eso?"- Me interrogó ella, soltándome.

    Bajé la cabeza. Ellas habían sabido de la historia humana a través de m '1' mismo, al narrarles el desenvolvimiento de las civilizaciones en la Tierra.

    Al verme abatido, ella se acercó, besándome , y dijo: - "Dame tiempo para pensarlo, Drake. En todo caso, regresaremos al Sistema Solar. "

    La abracé, diciendo : - "¡ Eres única!"

    Ella rió, diciendo : - " Eres tan impulsivo! Iremos a la Tierra, al menos, allá no habrán moluscos babosos y podremos gozar de los productos de tu civilización. "

    Al día siguiente, la "Tromir" comenzó su viaje hacia la lejana Tierra,

  • 6 (
  • trazando una larga parábola.

    Fui hibernado, otra vez, y antes de serlo, tuvimos una pequeña fiesta despedida.

     

     

  • b
  • Mi despertar fue violento. A pesar de mi sopor, podía ver y oír a Odana, quien me decía : - "¡ Debes despertar!¡ Estamos siendo atacados!-

    Entre ella y Xorpa, una bióloga, me ayudaron a caminar, hasta sentarme a una de las butacas de la Sala de Mandos.

    - "Ahora, presta atención: ¿Ves esa pantalla? -

    - La veo- Dije, amodorrado.

    - "Pues bien : si ves en ella aparecer cualquier punto de luz, moviéndose, avisa. Y anda cantando las coordenadas. "

    La pantalla tenía finas líneas, que se cruzaban. Sólo tenía que mencionar la vertical y la horizontal.

    - "Listo" - Dije.

    Con un suspiro, Odana corrió a su lugar, y dijo a Xorpa: - "¡ Allá vamos, de nuevo ! Debemos pasar, esta vez. "

    Escuché el ronco tronar de los gases expelidos. En pocos momentos, creí ver pasar un astro más cercano que el resto, pero la nave completó su maniobra, y quedó fuera del campo visual.

    Trate' de coordinar mis pensamientos, era obvio que me habían sacado de hibernación, puesto que me sentía muy débil. Y éramos atacados.

    ¿Por quién?

    Vi una luz aparecer, en el lado superior derecho de la pantalla.

    "¡Coordenadas MM- 223!- Dije, y Odana dijo: - " ¡Bien, Drake! Xorpa, mándales un par de Aspas Giratorias. "

    - "Efectuado.

    PASARON ALGUNOS SEGUNDOS. La luz en la pantalla se deslizó hacia fuera, seguida de otras dos, que habían aparecido en el centro.

    - "Objeto fuera de la pantalla. "- Informe.

    - "Velocidad total"- Balbuceó Xorpa, y me hundí en la butaca, debido a la fuerza impulsora de la nave.

    - "Objetos MR- 2021, Ll- 314, LL- 3454"- Informe.

    - Aspas giratorias, Xorpa. Dos a cada vector. - Dijo Odana a la mencionada muchacha.

    - "Lanzadas. "

    Vi avanzar seis objetos a los ya mencionados. Esta vez no huyeron, sino que trataron de esquivar esas Aspas lanzadas por la nave Tromir. Dos de ellas fueron más lentas, y vi cómo desaparecían, al unirse las Aspas con sus cuerpos.

  • "¡Queda una!"- Informé a la Capitana.
  • ¡Era increíble! El objeto enemigo esquivaba las Aspas , y parecía aproximarse al centro.

  • "¡Coordenadas, Drake! "- Me exigió Odana

    - Ffg- 554 "- Informé.

    - ¡Debe ser una mejor nave!- Dijo Xorpa.

    "¡Lanza tres Aspas!" - Ordenó Odana.

  • Vi los objetos nacer del centro (obviamente en el centro de la pantalla se ubicaba la Tromir), y ésta vez sí dieron en el blanco.

  • - "Objeto desaparecido! - Dije.

    - "¿Salió de la pantalla?- Se inquietó Xorpa.

  • - No. Fue alcanzado por las Aspas"- Hablé.

    - "¡Alegría!"- Dijo Odana - "¡ Salimos del Sistema!" - Se volvió hacia mi, diciendo: - " ¡E res un encanto!"

    Sonreí. Yo pensaba lo mismo de ella. . .

    - "Velocidad máxima, Capitana"- Recordó Xorpa.

    - "Manténla igual. No podemos saber si tratarán de alcanzarnos"- Respondió Odana, desatándose de su butaca, y viniendo hasta mi.

    Me besó, tiernamente. Dijo: - " Lo siento, Drake, pero debí despertarte a ti, para ejecutar un trabajo que no habías hecho antes. "

    - "Es mi culpa" - Repliqué. - " Debería haberme impuesto del funcionamiento de los controles mucho antes. "

    g

    CAPITULO -

  • ODA~.
  • - "Ahora lo harás . - Dijo, apoyando su mejilla contra la mía.

    - Han muerto varias Crumats. "

  • Sentí mojarse mi mejilla. Odana lloraba. Me desaté, y la tomé en mis brazos.

    - "¿ Qué ha pasado, Odana?- Inquirí de ella.

  • - "Hemos sido atacados cuando ya alcanzábamos la órbita terrestre. Debimos huir, ya que las naves atacantes eran muchas: - Dijo ella.

    - : ¿Naves terrestres. . . . de mi raza? " - Pregunté, helado.

    - "Parece que no, Drake. Eran naves arácnidos. ¡ Iguales a las vistas en Marte!"

    - "Y. . . ¿mis congéneres? " - Inquirí.

    - - "Ven. " - Dijo, y me llevó hasta una máquina cercana. Conectó un par de enchufes, y de un circulo negro brotó el sonido de una criatura.

    - "Esto lo captamos en la onda de 31. 2 metros. - "- Informó- 11Y esto entras longitudes de onda , "

    No pude reconocer una voz humanare aquellos crujidos y chasquidos

    - Parece el ruido de un insecto. - Dijo Odana.

    - Insectos, si. . . Terminaron por invadir la Tierra. - Murmure. Sentía una onda de desesperación dentro de mi mente. La raza terrestre. . exterminada por insectos espaciales!

    Pero los chirridos de insecto, que seguían brotando del aparato de radio de la "Tromir me estaban diciendo que sí era posible. . .

    - "Ahora, querido, no tenemos adónde ir. "- Dijo Odana, sentándose en su butaca. Yo me apoyé en el tablero, de pie a su lado.

    Miré hacia afuera, por los cristales. Miles de millones de mundos orbitaban esos miles de millones de astros. ¡ Y Odana decía no tener adónde ir!

    Pero estaba yo muy débil, para discutir el punto , y me deslicé hasta mi butaca, en donde permanecí hasta adormecerme.

    Horas después, desperté. Odana sonreía , a mi lado, y me pasó una bandeja con alimento.

    - "¡Feliz despertar! Sírvete; tiene constituyentes que acelerarán tu normalización física. "- Dijo.

    Mientras comía, miré la pantalla: no habían enemigos en ella.

    Odana siguió la dirección de mi mirada, y dijo : - "¡ Ya no debes preocuparte! Abandonamos el Sistema Solar hace horas, y a nuestra presente distancia y velocidad, somos indetectables. Esto, en el supuesto caso de que hubieran querido darnos alcance. "

    - "¡No creo que se hayan atrevido!- Dijo Xorpa, desde su asiento.

    - "¡Nuestras Aspas dieron buena cuenta de sus naves lenticulares. "

    - "¿Adónde iremos? "- Pregunté.

    - ¿Qué más da. ? Para el caso, podríamos quedarnos aquí, viajando por el espacio. "- Replicó Odana, abriendo sus brazos.

    - "La esperanza es lo último que se pierde. "- Recordé. Ella repuso, bajando sus brazos : - " Y la esperanza es la culpable de que uno soporte todas las malas situaciones. "

    En los días siguientes, ayudé a reparar las planchas exteriores de la Tromir, saliendo junto a Lameba, Kroy, Washi y Xorpa, mientras Odana quedaba a cargo de los controles.

    Varios sectores del ala izquierda estaban retorcidos, fundidas sus planchas por las explosiones de los misiles de los arácnidos. De las bodegas brotaban las partes necesarias.

    Un mes después, quedó la Tromir reluciente, tras limpiar el polvo del resto de las planchas, junto a micro meteoritos embebecidos allí. Yo fui quien hizo, casi sin ayuda, esa labor, pues necesitaba ahogar

    ~ . 1 - 1

    que las marcianas.

    De ellas, habían muerto Bauma y Euma, al ser sorprendido el Tromir por la primera explosión enemiga, y estando ellas lejos de los anillos de sujeción; se habían golpeado brutalmente , siendo infructuosos los esfuerzos por salvarlas, de la doctora Lameba.

    La capitana fijó la dirección hacia la Estrella Polar.

    - El viaje será largo. Puede que desaparezcamos en el viaje. "- Me dijo Odana. - " Por ello, tendremos una linda fiesta, antes de partir. "

    Fue una cena deliciosa. Sus ojos relucientes, sus sonrisas gentiles, el brillar de sus dientes , me alegraba el corazón.

    Allí estaban todas las sobrevivientes de nuestros pasados viajes:

    la Capitana Odana, la Cumalet Tamu, Umal, la doctora Lameba, las biólogas Kroy, Washi, Xorpa, zaile, y las Crumats , en número de dieciséis, lo que hacía un total de 24 mujeres.

    - "¡Brindo por un sueño reparador, y un brillante despertar!"- Dijo Odana.

    - "¡Brindo por las mujeres más hermosas y valientes del Sistema Solar !"- Levanté mi copa.

    - "¡Brindo por el hombre más adorable!"- Me sonrió Umal.

    Al día siguiente, tras la aceleración, fuimos entrando en las cápsulas de hibernación, con el corazón lleno de amor , pero también con la tristeza de sabernos luchando casi sin esperanzas.

    Lo último que vi, antes de caer en el sopor, fueron los brillantes ojos de Odana, quien besaba mis labios, mientras su cabello, suelto, me acariciaba el rostro con su roce de seda. . .

  • m
  • DEL DIARIO DE LA CAPITANA ODANA.

     

    Los timbres de alarma sonaban, al ser despertada por los inyectores de la cápsula des- hibernizadora.

    Se abrió la tapa de la cápsula, y el aire más fresco de la nave llegó a mis pulmones. Me desperecé, y salí, con lentos movimientos, al panel de control hibernático.

    Titubeé. Mi deseo era despertar de inmediato a Drake , pero si sonaba la alarma, me eran necesarias mis tripulantes.

    También había algo de egoísmo : si había peligro, él estaría más seguro en su cápsula.

    Despertarían Tamu, Lameba, y Kroy. Pulsé el teclado. En veinte minutos, saldrían del sueño.

    Miré el reloj calendario, de sobre la consola. Tuve que apoyarme

    1

    contra una butaca, para no desfallecer.

    Eran las 03: 15 horas. P. M. del 2 de Mayo del año 20. 907 (Fecha terrestre).

    ¡Diez mil años hibernado!

    Me deslicé por los corredores sin gravedad, y llegué al tablero maestro. Miré por las lucernas de proa.

    Un gran planeta se nos venia encima. La alarma me intrigó. ¿ No era muy pronto para que hubiera peligro?

    Mientras analizaba los datos, con algo de torpeza tras la larga hibernación, aparecieron Tamu, la Cumalet , y Lameba, y Kroy.

    "¿Cuál es la falla? " - Inquirió la Cumalet Tamu, sentándose en su puesto.

    - "¡Llegamos al Sistema Polar!"- Le avisé- " Y parece que ése es

    el planeta más alejado del astro. Vea si existe peligro de colisión. " La Cumalet se sumergió en su mundo matemático, viendo en sus indicadores los datos de órbita de ese planeta, y el ángulo de vuelo de la "Tromir

    "¡Capitana Odana! ¡Es un planeta con órbita inestable!"

    Medité. Si así era, una órbita fija de aproximación seria muy peligrosa.

    - "Efectúe parábola de aproximación. Reduzca velocidad. "- Dije. Horas después, la "Tromir" entraba en la fuerza gravitatoria notoria del dicho planeta.

    La Cumalet, sonriendo aliviada, me informó: - "¡ Orbita ecuatorial establecida , Capitana!"

    - "Análisis espectrográfico , sensores biológicos. "- Ordené.

    Con los aparatos a su disposición, ellas dieron prontamente sus respectivos informes:

    - "No hay señales de vida. Planeta gélido, hielo formado por agua

    congelada. Grandes cordilleras; señales de cráteres antiguos. Rocas en su superficie: probablemente meteoritos de gran tamaño. "- Dijo Lameba.

    - "Orbita alrededor de Polar demora 32 años". - Informó la Cumalet Tau.

    Tras unos instantes, ordené : - "Cumalet : ubique llanura sólida. Aterrizaremos. "

    - "¿No despertará a nadie más?- Se inquietó Kroy.

    - "Sí. A las Crumats. "- Y me fui a despertarlas, pulsando las claves correspondientes a sus cápsulas. El proceso era automático, por lo que volví al puesto de mando.

    Oí decir a Cumalet Tamu: - " . . . órbita en senda polo a polo. "

    - "¿Qué órbita de ese modo ?- Inquirí.

    - "Un meteoro de núcleo mineral"- Me dijo la Cumalet. - "Acaba de pasar a

    dos kilómetros de nosotros. "

  • - "Media unos 400 metros de largo!"- Se asombró Kroy. Poco después, aterrizábamos sobre una llanura de hielo. "No hay atmósfera. "- Informó Kroy.
  • Nos pusimos los trajes espaciales, y salimos fuera. Las Crumats quedaron a bordo.

    "¡Mire, Capitana!¡ Un meteoro viene cayendo- Me avisó Lameba, .

    Nos tendimos en el hielo, y el golpe del objeto hizo retemblar el suelo.

    Kroy dijo : - "¡Uf¡ No es bueno para la salud permanecer en este paraje!"

    Miré el cielo, tachonado de estrellas. De pronto, tres rocas se desprendieron de la negrura cósmica, e iniciaron su viaje hacia la superficie.

    "¡A cubierto! "- Grité.

    Pero esta vez, las grandes masas de piedra fueron a estrellarse a varios kilómetros de distancia, sembrando de escombros la antes alba sábana de hielo.

    "¡Retornemos a la nave!" - Ordené.

    Sacamos a la "Tromir" de allí, y descendimos verticalmente en una cañada entre dos macizos cordilleranos.

    "¡Crumats a la Sala de Mandos!"- Ordené.

    Al llegar ellas, dije : - " Saldrán en parejas, y traerán muestras del terreno.

    Extendí un apresurado mapa del sector, y distribuí las patrullas.

    Las vi alejarse de la nave, enfundadas en sus trajes espaciales, y con raquetas especiales en los pies, para no hundirse en los sectores de nieve blanda.

    La espera se hizo tediosa. . . Me entretuve en corroborar el estado de la nave, a través de los numerosos indicadores.

    Todo estaba normal, aunque el combustible había reducídose a la mitad, desde el lejanísimo inicio de la expedición, cuando la civilización marciana nos había enviado hacia las estrellas, a buscar un nuevo hogar.

  • o
  • Lástima que no hubiera habido nadie, al llegar nosotras, para usar los grandes conocimientos adquiridos, ni para organizar el éxodo colonizador al lejano Carey.

    1Carey! Un idílico lugar , que esperaba un algo de trabajo organizado, para transformarse en cuna de una civilización poderosa.

    Aparté esos pensamientos de mi mente. Nada sacaba ahora con elucubrar hipótesis, si mi raza- como la de Drake- era sólo un recuerdo en mi mente.

    Diez horas más tarde, las Crumats comenzaron a llegar, agotadas, pero transportando kilos de valiosas muestras del terreno.

    Kroy, ayudada por varias Crumats, comenzó el análisis del hielo, y rocas de ése último planeta de Polar, la estrella- sol de ese sistema.

    Dos días después, leía el informe, que no me decía nada nuevo, en relación a la posible vida en ese planeta.

  • PLANETA SEPTIMO DE POLAR.
  • Análisis de vida: Negativo

    Análisis geológico: Cobre, manganeso, zinc, hierro.

    Análisis del hielo: Agua pura (H2o)

    Temperatura de la superficie: - 108 grados centígrados.

  • Cenamos de la comida especial, tras la hibernación. La Cumalet me dijo : - " Capitana : ¿ No va a deshibernar a nuestro pasajero?"

    Las demás dejaron de comer, y el comedor quedó en silencio. Dije:

  • - "Mañana. "
  • Eso equivalía a ocho horas más.

    El ruido en el comedor se hizo mayor. Las sonrisas fueron más frecuentes, y algunas risas contenidas me llegaron, después.

    1Cuánto necesitaban las muchachas la compañía del hombre! Hasta yo sentía ser más mujer, al verle, con sus miradas admiradoras.

    Tras la cena, establecí las guardias de rigor, y estuve en la Sala de Mandos, observando los alrededores nevados.

    Las sombras eran inevitables, y la única luz provenía de los faros de la "Tromir", que hacían despertar innumerables destellos del hielo que lo cubría casi todo. Sólo algunas montañas emergían, negras y amenazantes, cual duros huesos del esqueleto del planeta.

  • Me fui A DORMIR, débil aún tras la prolongada hibernación/. Pero no alcancé a dormir mucho, pues un prolongado temblor hacia tambalear a la Tromir. Corrí a la Sala de Mandos. Allí, la Crumats Umal estaba ocupando mi puesto.
  • - "¡Giróscopos, máxima potencia! Espero que con ello no se vuelque la "Tromir".

    Miré los cercanos picachos . De ellos, cientos de piedras corrían por sus laderas, hundiéndose en el hielo, que se resquebrajaba bajo esa lluvia de proyectiles.

    Cesó el movimiento, y ordené a la Cumalet, quien ya estaba en su

  • verdadero puesto : - ¡ Active los motores! Nos elevaremos. "
  • La tripulación se acomodó en las butacas, atándose convenientemente a ellas, y luego la nave se elevó sobre el gélido paisaje, justo cuando, desde una montaña cercana, volvía a caer una lluvia de rocas , ya que volvía a temblar.

    Establecimos una órbita polar, y me fui a la Sala de Hibernación, pulsando los controles que despertarían a nuestro pasajero. . .

    Veinte minutos más tarde, Drake abría sus ojos. Le besé, diciéndole:

    "¡Bienvenido al año 20. 907!

    Parpadeó, sonriente. Dijo: - " ¡mm! ¡Sigues tan joven como siempre, Odana!"

    Y nos besamos.

  • -----------------
  • EPILOGO.

     

    He leído el Apéndice de Odana, y me parece muy bueno incluirlo tras mi narración, ya que completa un período corto, pero importante, en el cual yo permanecí hibernado,

    Volamos ahora hacia el sexto planeta del Sistema Polar, el cual es más pequeño que el ya visitado.

    Según los exámenes hechos a distancia, está igualmente desprovisto de atmósfera. Más cercanos a la estrella hay otros cinco planetas, uno de ellos un gigante, con satélites alrededor.

    Los cálculos orbitales han debido rehacerse varias veces, debido a las órbitas muy excéntricas de los mundos de este sistema planetario. Por ello, la velocidad del navío es reducida.

    Hay nubes de asteroides, cual hay en el Sistema Solar, entre Marte y Júpiter. Las muchachas de la Tromir dicen que son los restos de planetas colisionados.

    Piensan que al menos dos de estos mundos han sido atrapados por la estrella Polar , en su viaje por la Galaxia. Esto explicaría, quizás, sus órbitas tan excéntricas,

    He estado tomando lecciones de Umal, para clasificarme entre las

    Crumats, ya que no deseo ser un ente inútil dentro de la nave Tromir. Pongo fin a esta narración, para proseguirla, quizás, en el futuro, cuando hallamos explorado los demás planetas de este excitante Sistema Planetario.

    ¡Hasta entonces!

     

  • Drake.
  • A bordo de la "TROMIR" Año 20. 907. =

  • fin, -

    Continuación.

     

    Tal como prometí, he aquí las aventuras que nos sucedieron, estando las marcianas y yo, Drake, a bordo de la Tromir, nave marciana, en el Cuarto planeta del Sistema planetario Polar.

    He dividido la narración en dos capítulos, Polar, y Tosor.

     

    He incluido partes algo intimas, que espero no choquen con el pudor de mis lectores, si es que existen personas tan amables.

    Capitulo VI.

    "Polar"

    - El Sistema Polar tiene siete planetas. A esta distancia del astro. no puede haber vida. "- Me dijo la Capitana Odana.

    Yo, Drake, mago de la Tierra, estiré las piernas, dándome vueltas hacia ella, en la cama.

    - "¿Ya viste cuánto nos falta para llegar a alguno habitable?" - Le pregunté.

    - "Debemos llegar, por lo menos, al cuarto planeta. No creo que en el Gigantesco Quinto haya vida. La gravedad allí es mucha. "

    - "Tiene satélites. "- Murmuré.

    - "¿Cuándo has visto satélites poblados ?"- Dijo, sonriéndome , y apoyando su cabeza en mi hombro. . .

    La nave comenzó a acelerar. Nos afianzamos al lecho con las correas ex- profeso.

    - "¿Qué pasa ?- Me sorprendí.

    - Di órdenes de acelerar. Pasaremos cerca del Quinto planeta, usando su fuerza de atracción, para así aumentar el impulso. "- Sonrió ella.

    Más tarde, en la sala de Mandos, revisé los mecanismos. Ya los entendía, tras recibir las enseñanzas de la Cumalet. Por supuesto, no era yo ningún perito, pero entendía, grosso modo, lo que los indicadores querían decir.

    Por los cristales, vi al Quinto planeta, acercándose por la derecha. Casi podía sentirse la fuerza atractiva que ejercía sobre todas las moléculas de la Tromir.

    - "¿Asustado?" - Me preguntó la Cumalet Tamu.

    - "Algo"- Sonreí. Sus cabellos caían sobre sus hombros, en cascada. Miré en rededor, y le bese

    - "¡Oh! ¿Y eso ?"- Rió ella.

  • - "Te ves muy bella, iluminada '- por esa pantalla. " - Le dije. Me tomó la mano, mirándome fijamente.
  • A través de sus ojos, creí ver un mar profundo, azul, en que formas ondulantes nadaban acompasadamente.

    Quitó los ojos de mí, y volví al presente. Le dije : - "¿ Cómo has hecho eso?"

    Ella quitó su mano de la mía, y dijo: - " Si quieres averiguarlo, veme después de mi guardia. "

    Accedí, por supuesto. Debía ser alguna forma de contacto telepático.

    *****************************************

    *****************************************

    En las horas siguientes, el Quinto planeta, acompañado de sus tres satélites, fue acercándose, y de pronto íbamos tras de él, acelerando la velocidad.

    - "La magia de la gravedad"- Dije a Odana, de pie tras su butaca de Capitana. Me sujetaba de los aros metálicos del tablero. Ella dijo : - Pronto orbitaremos Cuarto. Su masa nos ayudará a establecer una órbita alrededor de él. "

  • - Capitana: debo recordarle a1go: el Cuarto va alejándose de Polar, en este segmento de su órbita . "- Avisó Cumalet Tamu.

    - "Pasaremos en Cuarto todo el tiempo que le tome en regresar a las cercanías de Tercero . "- Respondió Odana.

  • Miré a la Cumalet, quien enarcó las cejas, preocupada. Cuando fue relevada Tamu, me uní a ella, en su camarote. Nos sentamos en su litera, y ella dijo : - "¿Sabes tú cuánto tiempo estaremos en el Cuarto Planeta?"

  • - "No tengo idea . "- Respondí.
  • - "¡Ochocientos veintidós días !¡ Es demasiado !"- Me informó , cerrando los ojos inmensos.

  • Dije : - "Quizás sea necesario, si queremos explorarlo bien. " - Remarqué. Ella me tomó una mano, sigilosamente: - "Pero, Drake, ¡ Ese planeta se irá helando , a medida de que se vaya alejando de Polar!"
  • - "Entonces, quedará el recurso de hibernarnos!"- Contesté. Ella se pasó una mano por sus cabellos, alisándoselos, y dijo:

    "- Si, eso. . . , Pero, mejor ni comentarlo, ahora. "

    - "Claro ; hablemos de ese mar que vi en tus ojos. "- Comenté. Ella accedió.

  • Horas después, sonaron los timbres de alarma. La Cumalet me dijo , levantándose : - "¡Tú quédate aquí! De seguro, hemos avistado el Cuarto . Ayudaré a mi reemplazante , a establecer las coordenadas para decelerar, ayudándonos con la masa del Cuarto. "

  • - "Vuelve pronto!" - Sonreí. Ella me dio un fugaz beso , y salió del camarote, cerrando la puerta.
  • Me había enseñado a ver las proyecciones mentales telepáticas, en mejor forma. No podía yo proyectar como ella, pues no soy telépata, pero sí podía permitirme gozar viendo las escenas que ella emitía , a gusto.

    Me até a la litera, y me dormí.

    - ¡Vamos a aterrizar !- Me despertó Tamu.

    - "¿Tan rápido ?" - Me asombré, incorporándome en el lecho de ella.

    - "Así es. Si quieres, acompáñame, a ver el descenso. _"- Invitó. La seguí hasta la Sala de Mandos . Allí estaban las oficiales, atentas a las ordenes de Odana, quien me dirigió una sonrisa.

  • Me senté en mi butaca, tras de ella.
  • - ¡Descenso!- " - Dijo Odana.

    La nave varió levemente su dirección, y sentí el lejano tronar de los impulsores de popa.

    El planeta Cuatro estaba rodeado de nubes, que nos envolvieron, impidiéndonos ver nada.

    Pero allí estaban las pantallas de la maravillosa nave Tromir , indicando el relieve sólido , a centenares de metros más abajo.

    "Angulo de incidencia perfecto . "- Confirmó Tamu.

    - "Relieve orográfico : cruzamos una llanura. Hay una cadena montañosa a babor. "- Informó la Cumalet.

    - "Descenso vertical. - " Dijo Odana.

    No se arriesgaba a bajar carreteando . Podían haber grietas y rocas, no detectables por los aparatos.

    La "Tromir" giró varias veces, perdiendo altura, y luego el tronar de los motores se hizo fuerte y claro. Vibraba la nave, sostenida por el chorro de gases.

    De pronto, se sintió un golpe, y la Cumalet dijo: - "¡ Tocamos suelo! ¡Los soportes equilibran la "Tromir!".

  • - "¡Baje la intensidad de los gases!" - Ordeno la Capitana, El tronar bajó de tono . La nave se balanceó levemente, quedándose

    quieta, más tarde.

    - "¡Corte emisión de gases!"-

    - "A la orden". - Accedió Tamu.

  • Llegó el silencio, pero luego oímos el crujido leve del metal que se enfriaba.

    La visión vertical nos mostraba unas ráfagas de viento y lluvia, que caían desde lo alto, y sobre la Tromir.

    Se maravilló Odana : - ¡ Lluvia!, ¡ Tantos años sin verla!- "

    Recordé nuestra estadía en Carey, y aparté la mente de ESAS lluvias. . .

    De pronto, no me gustó estar en el Cuarto planeta de Polar. . .

  • - "Espero que Cuarto no sea como Carey ". - Opinó Odana, dudosa.
  • - "Lo comprobaremos . "- Dije, pensando en los largos meses que deberíamos

    pasar en el.

    - "La composición de la atmósfera es respirable. Temperatura actual,

  • - 10 grados centígrados. "- Acotó la Cumalet.
  • - Bajaremos con trajes espaciales" - Dijo Odana, mirándome.

    - "¡Yo voy! - Dije, y nos dirigimos a ponernos los trajes , en la sala adyacente a la esclusa.

    Nos acompañarían las Crumats Cuasim , Maxi, Maia y Opa. Bajamos al planeta, en el montacargas. El viento y la lluvia mojaban los visores, y me dejaban ver muy poco. Los cascos llevaban una linterna en su cúspide, y así lográbamos ver mejor, ya que la luz de Polar era muy débil, tamizada por la lluvia y la lejanía.

    Los cascos llevaban aparatos para comunicarnos entre nosotros y con el navío.

    - "Iremos a ese grupo de árboles . "- Dijo Odana, mostrando un sector de grandes vegetales.

    Al llegar allí, vimos que el terreno estaba cubierto de raíces y lianas.

    Más allá, un lago, o estanque, con troncos caídos sobre el agua, sobresaliendo las ramas, pletórica de vegetación.

    La luz era lechosa.

    "¡Miren! Allí. . . , hay un ser !"- Gritó Cuasim.

    Efectivamente, tras unos matorrales, sobre un montículo, había un pequeño ser, que nos miraba.

    Di un paso hacia allá, y el ser huyó, perdiéndose de vista entre la neblina del pantano y los matorrales.

    Odana dijo : - "¡ Hay vida! Podremos accionar de modo de atrapar a uno de esos ejemplares. "

    Caminamos en la dirección en que había desaparecido el pequeño ente, cuando un chapoteo en el agua nos hizo mirar hacia el lago.

    "¡Vi una forma oscura ! - Avisó Odana.

    "Probablemente un pez!"- Dije, no muy convencido.

    Miramos el lago unos instantes. El otro lado no se alcanzaba a divisar, por la oscuridad reinante en Cuatro.

    - ¡Groul!- Oímos a nuestras espaldas.

    De entre la maleza, un ser enorme apareció. Su epidermis era terrosa, pero relucía, húmeda, a efectos de las gotas de lluvia.

  • Grac gor bamkruger!"- Dijo la bestia.
  • Cada paso que daba, lo acercaba cuatro metros, en nuestra dirección.

    - "¡Disparen!"- Grité a las Crumats.

  • ¡No!- Ordenó la Capitana- "¡No hemos venido a matar!"
  • Debimos huir, entonces, hacia la nave. Pero el ser nos daba alcan-

    ce rápidamente, pues pasaba por sobre los troncos caídos, merced a sus largas y gruesas patas

    - "¡Separémonos ¡ - Dijo Odana, y de pronto, me vi corriendo solo, ya que ellas se esparcieron en todas direcciones.

    Corrí, agachándome, tratando de zigzaguear por entre la maleza. Descubrí un hacinamiento de lodo y hojas, cerca del lago, y me zambullí allí, con un ruido de barro desplazado.

    No veía al monstruo de Cuarto. Parecía que la idea de Odana había dado resultados. Al menos, en mi caso. . .

    Corté la luz del casco, y ya casi no veía, cubierto por hojas podridas, agua y lodo.

    La lluvia caía, con persistente entusiasmo; al menos, dentro del traje yo permanecía seco.

    Escuche un espantoso rugido una vez, y tirité de pavor. Creí ver al Ser, husmeando por entre la maleza, a unos cincuenta metros de mi, pero pronto se fue.

    Permanecí allí, por una media hora más.

    Trataré de describir al ser: medía unos ocho metros de alto, tenía brazos y piernas, caminaba erguido; sus ojos eran pedunculados, cual los caracoles.

    Su hocico estaba debajo de los ojos, y parecía extenderse a todo lo ancho de la cabeza. Sus orejas parecían las de un elefante , largas y colgantes.

    Me senté en el barro. El agua estaba sólo a unos pasos. Y en ella, algo se agitaba, mientras me miraba. . .

    Era un pez grande, de ojos redondos, ávidos. Evidentemente, me había visto antes que yo a él, pero no podía salir del líquido. De lo contrario. . . , temblé al ver su hocico abierto. Relucían un par de afilados colmillos , a cada lado de sus fauces.

    Me arrastré hacia el interior de la foresta.

    Comencé a caminar, sigilosamente, tratando de guiarme hacia la Tromir

    Pero los árboles y espesa vegetación no me dejaban caminar en línea recta. No me atrevía a encender la luz del casco, por lo que casi no veía, debido a la cortina de agua que corría por el visor.

    Por ello, me saqué el casco, llevándolo en la mano.

    El agua me empapó el rostro, mojó mi pelo. Un olor fuerte, húmedo y pastoso, asaltó mis narices: ya no estaba siendo filtrado por el casco.

    Una barrera vegetal se extendía ante mi. Busque por otro lado . De pronto, vi una luz, a mi derecha, y corrí hacia allá.

    Era una silueta humana, que tanteaba el camino, volteando la cabeza a cada rato; se veía el rayo de luz barrer hacia todos lados.

    "¡Eh, Crumats!- Fue lo que dije, llegando hasta ella.

    ¡Era una tripulante del Tromir!

    El foco de luz cayó sobre mí, y oí la voz de Odana, a través del parlante incorporado al casco.

    - " ¡ Drake! "-

    Se apretó a mi, y luego se sacó el casco.

    "¡Drake, qué susto he pasado!"- Dijo Odana.

    - "Apaga esa luz, Odana. El monstruo puede andar cerca, y venir acá. "

    Le recomendé.

    - Tienes razón: - Dijo, apagando la linterna.

    - "Debemos hallar a las demás. - Urgí, tras besarla.

    - "¡Claro! Pero, ¿Cómo?- Inquirió.

    No lo sabia, y por ello, comenzamos a deambular , por entre la vegetación.

    Tras tres horas de esto, dimos con la enhiesta figura de la "Tromir".

    "¡Salvados!- Dijo ella.

    Subimos a bordo, tras los saludos a las muchachas. Maoa estaba en su lecho siendo la última en regresar, antes que nosotros.

    Nos dijo. - " ¡Fue terrible! ¡Ese monstruo me sorprendió en mi escondite ! Pero, pude huir, no sé cómo. Lo tenía pegado a mis talones, y de pronto, vi a la nave. Miré hacia atrás, y ya no estaba!"

    Odana se envaró. Fuimos a la Sala de Mandos, y dijo a la Cumalet:

    - "¿Ha visto al monstruo, a través del visor?"

    - "No, Capitana. "- Replicó Tamu, y agregó, mirándome: - "Mejor se van a secar y cambiar ropas, o enfermarán. "

    Estábamos mojados de pies a cabeza, al andar sin casco por esa jungla, bajo la lluvia.

    Tras darnos un buen baño caliente, regresamos a la Sala de Mandos.

    - "¿Tiene Ud. alguna idea de cómo traer las Crumats, a este lugar?"- Inquirió la Cumalet a Odana.

    "No creo que logremos dar con ellas, aunque caminemos una semana por allí. "- Respondió Odana.

    - "Podríamos atraerlas, con un encendido de motores. "- Dije yo. Ambas me miraron. Odana habló: - "¡Buena idea! Cumalet: encienda los motores. El ruido quizás las traiga aquí. "

    La Cumalet Tamu puso en funciones los motores de la Tromir, la cual dejó escapar los gases por la popa, a bajo impulso. La , nave no se movía del suelo, pero las llamas encendían los troncos que no se habían quemado al efectuar el descenso.

    Odana ordenó: - "¡Mantenga encendido los motores por quince minutos. Luego, a cada hora, un encendido de cinco minutos. "

    Pero no fue necesario, ya que Cuasim, Maui y Opa aparecieron poco después, al conjuro del poderoso rugido

    - "¡Qué horror! - Lloraba Opa, y la ayudaron a subir a bordo, pues se había torcido un tobillo. Lameba, la doctora, la atendió prontamente, y nos dijo: - "Es una luxación leve, que curará con descanso. Permanecerá en cama hasta nuevo aviso. "

    Las otras muchachas, Cuasim y Maui, habíanse ocultado, sin moverse, hasta oír el ruido de la Tromir, lo cual había sido una suerte para ellas, ya que así no se habían alejado del lugar.

    La Capitana nos dijo: - "Habrá doble guardia, de ahora en adelante. Estableceremos turnos. Drake, acompáñeme. "

    Ella y yo hicimos la primera guardia.

    Así, se establecieron los turnos, con duración de dos horas.

    Cuando estuvimos solos en la Sala de Mandos, Odana se arrojó en mis brazos , besándome apasionadamente.

    Hacer guardias con el Sexo Débil tiene sus compensaciones. . .

    En los días posteriores, se enviaron patrullas al exterior, que fueron levantando un mapa de la región, circundante a la Tromir. Era, en verdad, una jungla inmensa, con la única novedad del lago, que era muy amplio, y que no se rodeó, ya que se extendía demasiado entre lodazales e impenetrables formaciones vegetales.

    Al quinto día fuimos de expedición, con Cuasim, Maui y Opa, en dirección Este.

    A último momento, se nos añadió Odana.

    Caminamos un par de horas, y de pronto, Odana avisó: - "¡Miren! ¡ Un ser de los pequeños!"-

    La criatura nos miraba, a su vez, semioculto por un gran tronco de árbol.

    "¡No se muevan!"- Ordenó la Capitana.

    El ser medía un metro de altura. Tenía ojos pedunculados, era verdoso, y sus brazos y piernas apenas se veían, a través de la lluvia que estaba cayendo.

  • Cuasim gritó: - ¡Miren detrás nuestro!"- Casi me caí de espaldas, por la impresión; tres seres monstruosos nos
  • cerraban la retirada.

    Uno de ellos gruñó: - "¡Grn Opr Unsil!"

    Los seres pequeños, dando un rodeo, se acercaron a ellos.

    - "¡Pueden ser sus hijos"- Se asombró Odana.

    "¡Eso explica todo! Y su irascibilidad, al vernos cerca de ellos!- Dijo Opa.

    Los monstruos nos observaban, con sus ojos pedunculados. Y parecían tratar de comunicarse.

    Me acerqué a ellos, pensando que, si lo hubieran querido, ya nos hubieran atacado, y les hablé: - "Somos mensajeros de otro mundo. Deseamos la paz. "

    Tras oírme, hablaron entre ellos, con sus voces de trueno. Una pareja de los pequeños seres se acercó a nosotros, guiñando cómicamente los raros ojos. Las chicas rieron, por lo bajo. La tensión disminuyó.

    Guiados por los monstruos gigantes, anduvimos un largo trecho, hasta llegar a un claro en la Jungla.

    Lo que vieron mis ojos me llenó de pasmo: una inmensa construcción, hecha enteramente de troncos y adobes, que se elevaba decenas de metros del suelo.

    Habían allí muchos de esos monstruos, algunos de los cuales se nos acercaron, al vernos llegar.

    Con sus roncas voces, nuestros guías indicaron un sector a los pequeños seres, y éstos nos llevaron allí.

    Era un circulo en el suelo, una depresión del terreno. Sus bordes, al llegar abajo, nos llegaban a la altura del pecho.

    Un gigante trajo una canasta con frutas, y la depositó en el centro de la depresión.

    Comimos.

    Los seres pequeños emitían palabras incomprensibles, para nosotros. Más de ellos estaban llegando al lugar. . .

    Algunos nos palpaban la ropa, curiosos. Movían sus ojos en sus alvéolos, y giraban sus pedúnculos a discreción.

    - "¡Uf ! ¡ Me voy a marear, mirando tanto ojo bailotear!- Rió Odana.

    Los gigantes aún nos vigilaban, desde una veintena de metros de distancia.

    "Son inteligentes. Han construido un edificio, y parecen ser de una sociedad organizada. "- Opinó Odana.

    La lluvia cesó, convirtiéndose en una garúa persistente. La humedad se pegaba a los párpados. A esos seres, el agua parecía serles indiferente.

    Tras un par de horas, en que logramos entendernos malamente con los nativos, Odana dijo: - "¡Ahora, trataremos de irnos!"

    Salimos de aquel círculo en que habíamos estado. Los gigantes nos observaron atentamente, pero no interfirieron en nuestro camino. Pudimos regresar a la nave, sin problemas.

    - Puede que nos consideren infantes. "- Dije, sonriendo. Ellas asintieron.

    - "No nos toman en serio. Para ellos sólo somos niños. "- Opinó Maoa.

     

    CAPITULO Número

    TOSOR.

    Al día siguiente, regresamos. LOS pequeños- entre ellos, algunos más altos que nosotros- , nos acogieron con palabras ininteligibles, y nos hicieron rodar unas bolas huecas, de madera, sobre una serie de montículos.

    "- ¡Muy entretenido el juego!"- Reía Maoa.

  • "Para ellos, debe ser un juego clásico. Debemos compartir; recuerden nosotros también somos niños. "- Comentó Cuasim, mientras varios de gigantes nos miraban, hablando entre ellos, en su idioma gutural. Fuimos aprendiendo el idioma de esos seres, y a los dos meses de
  • diarias visitas, ya podíamos entendernos con los infantes.

    Estos nos explicaron que el mundo, llamado "Tosor", era una gran jungla, y que ellos, al hacerse adultos, se alejaban de la tribu, para vivir en soledad.

    -

    El nativo Dula nos informo : - "Esta es la Casa del Nacimiento. Cuando nuestros padres quieren tener hijos, vienen a ésta u otra Casa del Nacimiento, y nacemos. "

    - "Interesante. "- Dijo Opa.

    - "¿Y quién los cuida a Uds. ?"- Dije yo.

    - "¡Pues, nuestros padres! Hasta que seamos capaces de razonar bien. Después, nos eligen un lugar en la jungla, en donde viviremos hasta desear tener hijos. "

    - "No todos tienen ese deseo. "- Dijo Tatac, otro tosoriano, pero de mayor edad, a juzgar por su altura, que era de tres metros.

    - "¿Y no tienen máquinas?"- Inquirí yo.

    - "¿Qué es máquina?- Preguntó, a su vez, Dula.

    - "Una máquina puede ser una caja que lleva tosorianos en ella, sin éstos tener que andar. Puede ser, también , una máquina que emita sonidos bonitos. "- Aclaró Odana.

    Pensaron un rato, y Sapri habló: - Me veo en la obligación de decirles de que no tenemos máquinas. Vivimos de las frutas, caminamos. Y no necesitamos sonidos bonitos. "

    Nos introdujeron en la Casa del Nacimiento. Felices , mostraban grandes salas , que albergaban a las parturientas, las cuales eran atendidas por sus propios maridos.

    Los tosorianos eran vivíparos, y los recién nacidos eran bañados con agua limpia, y amamantados con esmero.

    Los grandes tosorianos nos decían: - ¡A jugar fuera, niños!"- Y no hacían distingo entre nosotros, humanos, y sus propios y pedunculados hijos.

    "¡Es una ventaja, poder pasearnos sin miedo!"- Decía Maxí.

    "Y una desventaja: odio ser tratado como infante!"- Refunfuñaba yo. Ya en la Tromir, Cuasim nos dijo: - "No tiene sentido seguir visitando a esos seres. . . a no ser de que deseemos sus frutas, que podemos coger nosotras mismas , de los árboles. "

    - "¿Estás segura, Cuasim ? ¿ O no oíste que tienen sectorizada la jungla? Si una ya sabe cómo funciona su sistema de vida, que se reúnen para aparearse, y viven en la soledad de las junglas. "- Repuso Opa.

    - Y no tienen máquinas. "- Agregué yo, entretenido.

    Odana meditó unos instantes, y luego habló: - "No hemos hablado coherentemente antes con ningún ser adulto. Propongo buscar a uno que esté en su sector de la jungla, y conversar con él. "

    A pesar de que a nadie le gustó la idea, fue organizada una partida.

    - "Yo no iré. "- Avisé a Odana, esa noche.

    - "¿Por que? Iré yo. Esperaba que me acompañaras. "- Dijo ella, apoyando su cabeza en mi pecho.

    "Si quieres acompañarme, quédate. Estoy cansado de tanta lluvia.

    - Agregué.

  • - "Está bien, iré sola"- Sonrió ella.
  • Al día siguiente, vi alejarse al grupo de siete muchachas, con Odana a la cabeza.

    "¿Por qué no fuiste?- Me preguntó Umal, tomándose de mi brazo.

    "¡Oh! Otra vez ésa pregunta. . . ¿Es que no puedo cansarme de todo, alguna vez?"- Repuse, entrando en la Tromir.

    Me dirigí a mi camarote, que cerré con llave, y me acosté en la litera.

    La lluvia y los cielos nublados, la oscuridad , la inutilidad de todo ese viaje me tenían decepcionado. Era un estado depresivo mental, pero, ¡caracoles!, yo era humano, después de todo.

    Pasaron quince días, y me enteré del funcionamiento de diferentes partes de la nave. Por eso, esa tarde, cuando se abrió la esclusa, y regresaron las exploradoras, estaba en la nave.

    Sentí gritos; y dije a Opa, quien me estaba explicando un detalle

    del funcionamiento del microprocesador de alimentos: - "Oyes, Opa?

  • algo está sucediendo, en la nave. . . "

    Fuimos rápidamente a la esclusa. Vimos a tres, de las siete exploradoras. No estaba Odana. . - "¿Qué pasó?"- Me alarmé.

    "¡Fuimos atacadas!- Dijo Mem.

  • A su lado, Upred e Imas , con los trajes rasgados, se apoyaban en los muros, para no caer.

    Estaban exhaustas. . . .

  • - "¡Llévenlas a la enfermería!- Ordenó la doctora Lameba. Allí las lavaron, les dieron sedantes, y se durmieron, agotadas.
  • Fui hasta la oficina de Lameba, y le pregunté: - ¿Puedo saber qué pasó? Las has acostado a dormir, y no me pude enterar de los pormenores. "

    Lameba dijo: - "Siéntate, Drake. "- E hizo un gesto hacia un asiento frente a su escritorio metálico.

    La sala disponía de un diván, dos sillas fijas al piso, un estante (a la sazón, cerrado), y una lucerna que daba al exterior del navío. Por allí, irrelevante, se veía el cielo oscuro de Tosor.

    - "Fueron sorprendidas por fieras hambrientas, que deambulaban cercanas a un sector de la jungla, en que hay un monte pedregoso.

    "Los animales eran cuadrúpedos, de grandes fauces erizadas de dientes. ".

    Palidecí, al oír aquellas malas noticias.

    - "Las enterraron, tras nulificar a esos animales. "- Dijo.

    - "¡Es temible!- Murmuré, recordando a Odana, pidiéndome que le acompañara. Así es la vida; hay que vivirla, no encerrarse entre cuatro p~ redes. . .

    Lameba miraba al vacío, su cara mustia. Habían sido cinco muchachas alegres; ahora eran damas en el recuerdo: Macu, Tinga, Pincar, y Odana.

    Salí del navío, con pies de plomo. Caminé hasta los niños tosorianos, quienes me decían: - "¡Vamos a jugar!", pero me senté, a observarlos.

    Quedaban ya 19 marcianas en la Tromir. Quizás si yo hubiera acompañado a Odana, ésta no habría sido muerta.

    Algo se me moría, en el pecho. Algo que me roía las entrañas, algo muy doloroso, aumentando mi vieja angustia.

    Un tosoriano adulto les trajo frutas y me quedó observando, pues yo no jugaba y estaba allí, sentado inmóvil, mojándoseme el rostro, sin el casco, que ya no usaba.

    - "¿Enfermo estás, niño?"- Impetróme.

    - No, Tosor. Triste, porque fieras mataron a cinco de mis amigas. "

    Sus ojos pedunculados se agitaron, mientras caminaba, acercándose a mi.

    "¿Adónde ocurrió tal cosa?"- Preguntó, con voz ronca.

    - Cerca de un extraño monte pedregoso. "- Dije.

    Bufó, y luego dijo: - "¡Monte Critem! Mal lugar. Los critem siempre tienen hambre. "

    Y se fue, sin decir más. Quizás así debería tomarse a la Muerte, como algo definitivo y sin comentarios. Pero, yo me sentía culpable, de estas muertes.

    A paso lento, regresé a la "Tromir".

    Al día siguiente, visité, en su lecho de enferma, a Upred.

    "Hola. ¿Te sientes mejor?- Le pregunté.

    Ella estaba sola, apoyada su cabeza contra la almohada, y cubierta con ropa de cama color crema. Dijo: - "Me siento mejor, aunque creo que muy fatigada, aún. "

    Me senté en el borde de la litera. Pedí: - "Cuéntame lo que pasó, por favor. "

    Ella pasó una mano por sobre su rostro, y cerró unos instantes sus inmensos ojos. Luego, los abrió, algo húmedos, por el recuerdo. Expresó: - "¡Fue tan repentino! Habíamos estado caminando por entre colosales árboles, y de pronto, vimos aquel cerro. . . .

    - "¿Muy lejos de aquí ?"

    - "Bastante. Comenzamos a subir el cerro, cuando, desde unos agujeros en el suelo, brotó toda una manada de animales feroces. "- Dijo Upred.

    "¿A qué se parecen?"- Pregunté.

    "A perros terrestres. Pero, de la clase más espantosa. ¡Sus fauces estaban erizadas de afilados dientes!"- Tembló al recordarlo.

    - "¿Les mataron a todos? - Inquirí.

    - "¡Oh, no! Debimos huir, disparando al grueso de ellos. "- Dijo Upred.

    - "¿Están seguras Uds. de que no quedaron vivas ellas, al huir Uds. ~- Pregunté, con un atisbo de esperanza.

    - Al ver el estrago que hacían nuestras balas, los perros tosorianos se alejaron. Volvimos al lugar, pero ya era tarde para nuestras compañeras. Las enterramos bajo un cúmulo de piedras, mientras disparábamos a los más osados. "- Recordó la exploradora de planetas.

    "Debe haber sido duro. "- Opiné.

    - "¡Mira mis uñas !"- Pidió ella, y vi que estaban recortadas muy por debajo de lo corriente. - "Esto lo arregló la doctora , pues estaban atroces. "- Agregó Upred.

    Tomé sus manos, y besé esos dedos. Ella preguntó: - "¿Por qué besas mis dedos?

    "Me avergüenza el no haberlas acompañado. Y me siento orgulloso de Uds. tres, que sí regresaron con vida, tras tan dura prueba. "- Comenté.

    Me sonrió, y echó hacia atrás la cabeza.

    - "¡Te he fatigado! Volveré después, a ver cómo sigues. ". - Le dije, besándole el rostro.

    Salí de su camarote, y tropecé con Umal.

  • - "Vayamos a la Sala de Mandos. Hay reunión allí. "- Me dijo. Llegamos allí, y hablaba Tamu.

    ."-.. y por ello, necesito toda vuestra cooperación. "- Terminó diciendo. Yo pregunté a la muchacha más próxima: - ¿Qué dijo?"

    "Que a ella le corresponde el cargo de Capitana. "- Respondió Abrex. Tamu me miró seriamente, y me hizo una seña de que me acercara a

  • donde ella estaba. Al hacerlo, quedé en frente de toda la tripulación. Tamu tomó mi mano, y dijo: - "¡Por lo que respecta a Drake, tomará el puesto de Cumalet. Yo misma le he ido enseñando esa función, y le he declarado apto. "

    La miré, preocupado. Era verdad que yo había conseguido ciertos progresos en las difíciles labores de Cumalet, pero esto en el campo de la Teoría, pues de práctica bien poco era lo que había llegado a ejercer.

    - "¿Aceptas?- Preguntó Tamu.

    - "Sí, acepto. "- Dije, pero aún dudaba.

    - "Entones, Crumats de la Tromir, ya he cumplido con las designaciones más importantes. Para las otras decisiones, recibiré opiniones de Uds. antes, por lo que les pido se acerquen a mi oficina, en este día.

    - Dijo Tamu.

    Se disolvió la reunión. Tamu me dijo: - "¡Soy la Capitana! Siempre soñé con serlo. ¡Lástima lograrlo, después de tantas muertes!"

    - "Tienes perfecto derecho a sentirte contenta, Tamu. Por mi parte, espero no defraudarte en el puesto que me has dado. "- Le exprese.

    - "¡Lo harás muy bien! Lo sé, yo ha sido tu profesora. "- Dijo Tamu, sonriendo.

    Se retiró a su camarote, se mudó de ropa, por el de su nuevo rango, y se fue a su oficina. Allí recibió opiniones y sugerencias del resto de la tripulación. Yo, por mi parte, me refugié en mi camarote, ordenando mis pertenencias, pues debía trasladarme al más espacioso que ocupara la Cumalet anterior, pues cada cargo tenía un camarote particular, excepto las Crumats, que no tenían rango, y por ello ocupaban salas comunes.

    Opa fue a verme, y me ayudó a trasladar mis cosas al camarote, y oficina adjunta, de Cumalet.

    - "¡Tienes suerte! Te especializaste en una labor fascinante. "- Me dijo Opa.

    "Espero no haber pasado a llevar los sentimientos de nadie!"- Alegué en mi defensa.

    Rió Opa, diciendo: - "¡Fácil te será acallar a la que reclame ! Te bastarán algunas visitas nocturnas, y ya!"

    Sonreí, pues sabía a qué se estaba refiriendo. Expresé: - "Y tú, ¿ te sientes perjudicada?"

    "¡Oh, si!"- Sonrió ella, cerrando la puerta con pestillo, y arrojándose sobre mí.

    Al día siguiente, Tamu y yo estábamos en la Sala de Mandos, y ella refrescaba mi memoria en el manejo del Calculador de Vuelos.

    A media tarde, ya me sentía con más confianza en mi destreza, en el manejo del artefacto computarizado a mi cargo.

    "¡Ves que es fácil ! ¡ Basta con un poco de paciencia!"- Me decía la Capitana, sonriendo.

    - "¿Qué tal una exploración , Capitana?"- Insinuó Kroy, la Bióloga. - " Podríamos cambiar de paisaje. Ir hacia otro lugar del planeta. "

    - "¿Algún lugar en que no llueva tanto?' _- Preguntó la Capitana Tamu, sonriendo. Pero la idea cundió, entre las tripulantes, y ya esa noche, durante la cena en conjunto, no se hablaba de otra cosa que de despegar e irse a otro lugar.

    Visto lo sucedido con la expedición de Odana, era lo mejor, para distraernos y hacernos olvidar, en parte, la desgracia sufrida.

    Tras analizar lo conocido de Tosor, y grabado en las máquinas de a bordo, emprendimos viaje al punto elegido: cerca de un río, entre altas montañas.

    Como la vez anterior, las dificultades fueron muchas, siendo la peor de ellas la falta de visibilidad.

    Tosor iba alejándose del astro Polar, y la luz hacíase cada vez menor. Aterrizamos sin novedad, y tras esperar un rato prudencial, en orden a dejar enfriar el suelo recalentado por los gases de las toberas , bajamos de la Tromir.

    "¡Uf!- Se quejó Upred - "¡No se ve nada!"

    Me saqué el casco. Llovía. La luz portátil mostraba hierbajos, a nuestro alrededor.

    - - "Por allí está el río. "- Dijo Tama, indicando al Este- . "¡Mem:

    suba a bordo con Upred, y traigan un par de focos potentes. "

    Con ayuda de éstos, sí se podía ver. Yo me puse nuevamente el casco, pues el agua caía torrencialmente, con ruido desigual.

    - "Aquí no hay árboles que amortigüen algo la lluvia. "- Opinó Umal, tomándose de mi brazo.

    Yo dije: - "Es un terreno más llano. ¿Llevas tu arma?"

    - "Si, como todos. "- Me sonrió ella, mostrando su fusil

    Poco después, vimos al río, que iba hacia el Sur, con estruendo de catarata; ésta estaba a cosa de doscientos metros, con una altura de cien.

    - "¡Qué belleza!"- Opinó Umal.

    Bajo la luz de los focos, era muy bello, pero sin esta ayuda, sólo se podía escuchar.

    Fuimos caminando río arriba, trepando, hasta quedar sobre la caída del agua. Esta corría impetuosa, para irse a desplomar cien metros más abajo. Hasta el suelo parecía temblar, con ese desplome de miles de toneladas de líquido.

    Campo adentro, crecían árboles y arbustos, algunos con frutas. Recogimos muestras de ellas, para que fueran analizadas a bordo.

    Volvimos a la Tromir, cansados. Y contentos de ver que el lugar era pacífico, sin animales peligrosos.

    "¡Uy! Parece rico. . . ¡Me apresuraré a saber si todo esto es comestible! "- Sonrió, diciendo, la bióloga Kroy.

    "Yo te ayudaré. "- Acotó la médica Lameba.

    Me fui a mi camarote, en donde me cambié de ropa. Umal me fue a ver.

    - "¿Qué tal te parece el lugar? " Me preguntó.

    - "Parece bueno"- Dije.

    - "¡Increíble! Pero, lástima que ya la luz de Polar no ilumina como

    antes. "- Informó.

    "Habría que acostumbrarse a llevar esos focos. "- Opiné.

    - ¿Adonde llevará ese río ? Me gustaría seguir su curso, quizás en un bote. ¿Irías conmigo?"- Me preguntó.

  • - "Iría! Aunque el regreso sería algo difícil. "- Sonreí. Salimos de la nave, al exterior. Caminamos, con Umal, por el terreno
  • adyacente a la nave. El agua hacía pozas en el suelo, y nuestras botas estaban embarradas.

    - "¿No echas de menos la Tierra?- Me preguntó Umal.

    - "Claro que sí, pero ya no quiero recordar mucho aquello. Las triquiñuelas del Espacio la han alejado del ser humano. "

    - "Esas criaturas. . me pregunto de adónde habrán venido. "- Meditó Umal. Le repliqué: - Siempre se quiso saber de las razas allende Plutón. Pero se supo por el peor medio: una invasión de alienígenas. "

    Umal, encogiéndose de hombros, expresó: - "Bueno, todo eso ya pasó. Es posible que ni esas criaturas estén ya en la Tierra. "

    Era muy posible. El viaje a velocidades cercanas a la de la Luz , sumado a las hibernaciones prolongadas ya efectuadas en nuestros cuerpos, nos hacían saltarnos miles de años en la lejana Tierra.

    Tierra de Sol

    La lluvia comenzó a amainar, y algo más de luz llegó al lugar , mas no era suficiente aún para ver claramente, por lo que seguimos usando los focos de los cascos.

    A cosa de trescientos metros, había un grupo de añosos árboles, y desde sus ramas pendían unos frutos oscuros. Cogimos varios, y los llevamos a la nave, para su clasificación.

    Esa noche, tras la cena, tuvimos un postre de frutas.

    - "Estos se llama buena suerte! ¡Todas las frutas son comestibles!"- Expresé, lleno de júbilo.

    Sonrió Umal, al decir: - Debe ser la atmósfera. Con tanta agua, no

    hay cabida para venenos.

    En las semanas siguientes, estuve muy ocupado acompañando a todas las partidas de exploración. No quería que les sucediera nada por mi falta de cooperación. . .

    En tres oportunidades debí hacer uso de mi arma: una vez fue un ave bastante grande, que intentó atacarnos; pero disparé primero e investigué después, y lo que me hallé, fue un Vampiro colosal.

    En las otras dos ocasiones, fueron cuadrúpedos parecidos al bisonte, a los cuales debí dar la muerte, ya que poseían cuernos en sus cabezas, y cargaban en contra nuestra por que sí.

    La carne de éstos cuadrúpedos era comestible, no así la del gran Murciélago, la cual era amarga.

    - "¡No la comería, aunque fuera muy rica!"- Decía Umal, refiriéndose a ésta última.

    Una mañana, Tamu me fue a buscar, diciéndome: - "Drake: estamos reciclando el agua desde hace mucho. ¿Qué tal si la cambiamos?"

    - "Excelente idea. "- Opiné.

    - "Entonces, traeremos agua desde el río, en mangueras. Bombearemos el agua hasta nuestros estanques. "- Dijo Tamu.

    - "¿Y no seria bueno dejar esa cañería colocada ? Así, podríamos usar agua sin el proceso de reciclaje. "- Opiné.

    - "No se puede. El sistema no funciona así"- Arguyó, sentándose en una silla.

    "Entonces, dejar la cañería llegar al costado de la nave. Allí haríamos un cuarto de baño. "- Dije.

    - "No seas infantil. Nadie va a bajar al suelo, a media noche perenne, para darse una ducha. ¡Nos moriríamos de miedo!"- Se exaltó ella.

    - "¡Ya, mala idea!"- Dije, y la abracé, dándole algunos besos. Ella cerró los ojos, y al fin, dijo: _- "¿Y eso?"

    - "Eso" es para la más hermosa Capitana. "- Hablé.

    - "¡Adulador!- Rió ella, contenta. Salimos al exterior.

    - "Trazaremos la ruta más corta al río: así, el trabajo de traer la agua será menos difícil. "- Me dijo, y ayudados por las Crumats, fuimos uniendo las tuberías, hasta llegar al río.

    Luego, se hizo funcionar el motor bombeador, y el agua del río comenzó a reemplazar la de los estanques de a bordo, la cual se arrojó al suelo.

    Horas después, y con carga completa, recogimos las tuberías, y quedaron almacenadas en las bodegas de la Tromir. Busqué a la capitana, y le dije, al oído: - "¿Nos bañamos, entonces, tú y yo, solos?"

    - Bueno. "- Me dijo, mirándome fijo.

    Caminamos hasta su cuarto privado de baño; nos desnudamos, y abrí el grifo del agua caliente. Nos metimos a la tina de baño; mientras se llenaba, nos enjabonamos, nos lavamos el cabello con jabón especial, de mucha espuma, y luego descansamos, recostados en el agua, conversando, paladeando el estar juntos.

    Tras el largo baño, salimos de allí, sonrientes.

    En los meses sucesivos, el aire se fue helando más y más, al alejarse el planeta del astro Polar. Pronto, el agua de la cascada se congeló, igual que el río. Su familiar sonido desapareció del aire.

    Los vegetales entraron en un período de aletargamiento, cayéndoseles las hojas; pronto brillaban, helados de escarcha.

    Dábamos largos paseos, con raquetas en los pies para no hundirnos en la nieva blanda.

    La luz ya no existía, y ni siquiera el consuelo de ver las estrellas nos quedaba, ya que las nubes lo impedían. No era recomendable mover la nave Tromir del lugar en que se hallaba, pues los vientos eran, a veces, muy violentos.

    La nieve cubrió hasta la mitad del largo del fuselaje, y por ello, comenzó la Capitana a deshelar periódicamente los alrededores, con encendido de motores cada quince días.

    Llevábamos allí un año, cuando las muchachas comenzaron a pedir a Tamu el permiso para hibernarse.

    "¡No soporto más este encierro!"- Dijo, de pronto, Maui, llorando. Varias otras la imitaron. Tamu me miró, y yo dije: _- "Sería mejor irnos, Capitana Tamu. El lugar se ha hecho inhabitable. Si sigue cayendo nieve, y nosotros derritiendo el que rodea a la nave, pronto tendremos altos muros en rededor, que pueden terminar cayendo sobre la Tromir. "

    - ¿ Estás de acuerdo en partir, entonces?"- Me preguntó ella.

    - "Sí, Capitana. "- Repuse.

    - "Pues, haz entonces los preparativos necesarios para llevar a la nave Tronador a una órbita alrededor de este planeta, Tosor. "- Me ordenó, .

    Sonreí; ella estaba tan ansiosa , como el resto, tenia deseos de irse de esa noche eterna que se nos había venido encima.

    Hice los necesarios cálculos, ayudado por Umal, a quien había estado enseñando el uso de los mecanismos, y quien era ya más perita que yo, debido a que entendía mejor la escritura marciana.

    - "¡Despegue!- Dijo la Capitana, horas más tarde, estando ya todas las

    tripulantes convenientemente sujetas a sus sillones, .

    La nave arrojó un torrente de gases por sus toberas de popa, y la Tromir se elevó en el aire

    Un poco más tarde, salíamos del eterno banco de nubes, y veíamos al lejano Polar, brillando con mayor luz que el resto del firmamento.

    A nuestros pies, orbitando en su enésimo giro, Tosor seguía elevándose en su órbita de afelio.

    - : "Veamos, Drake: calcule órbita hacia el Tercer Planeta. "- Me ordenó Tamu.

    Lo hice en algunos minutos, y avisé: - "Parábola de acercamiento a Tercero efectuada, Capitana Tamu. "

    "¡Comience aceleración!"- Dijo ella, mientras controlaba el avance, en sus pantallas.

    De popa nos llegó el rugido potente de los motores, a máximo rendimiento. Nos hundimos en nuestros sillones, bajo el gradual efecto de la aceleración uniforme.

    Tras varias horas de empuje, cortamos la emisión de gases. Miré por sobre el hombro de Tamu, al salir de mi puesto, y vi que todo estaba saliendo normal.

    - "Llegaremos en tres meses. "- Murmuré en el oído de Tamu.

    - "Tomaré un baño caliente. . . . , ¿Me acompañas?"- Me dijo Tamu, en tono confidencial.

    - "Sí, mi Capitana. !"- Sonreí, siguiéndola por los pasillos de la gran nave marciana. El viaje prometía ser tranquilo y placentero. . .

     

     

     

  • fin. -
  • Fin de la narración.

    Comentario:

    Ruego a mis lectores me disculpen por no haber seguido narrando mis aventuras por el cosmos. ¡Han sucedido tantas cosas! Apenas tenga un tiempo de paz, les aseguro que lo haré, con la ayuda de Jehová Dios de Israel.

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  • Resumen necesario :

    Tripulantes de la "Tromir" =

    Capitana: Tamu

    Cumalet : Drake

    Doctora en medicina : Lameba

    Bióloga : Kroy

    Crumats de la "Tromir" : Umal , Washi , Xorpa , Cuasei , Tresei , Bisei , Suka

    Upred, Imas, Mem, Opa, Abrex, Maia, Dune, Cuasim.

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    Diccionario .

    Cumalet Calculador (a) de Vuelos

    Crumat Tripulante

    Tromir Tronador

    Planetas visitados :

    Plutón, Marte, Tierra, del Sistema Solar. Del Sistema Polar: Planetas 7Q, 6Q, 5Q, 4~o. ~

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    Fin de" Las Marcianas." Escrito en 1986.

    Parte 2 de la Saga Las Naves Mágicas.

    escritura electrónica 1999. Alfredo Juillet Frascara. 21/03/99 01:50 AM

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