Andar de Bezfarda

El Cazador de Unicornios

    Durante su infancia, el hechicero conocido como Andar de Bezfarda vio por casualidad un hermoso caballo blanco con un cuerno en la frente, alimentándose en las praderas argosseanas. Tanta era la belleza del animal, que el niño sintió de repente una pasión enfermiza y una obsesión por tocarlo.  Pero antes de que pudiera hacerlo, el unicornio escapó a una velocidad que le pareció sobrenatural. Desde entonces, Andar dedicó toda su vida a estudiar a la misteriosa criatura y las leyendas que se tejían a su alrededor.
 
    Andar descubrió que no todos los sabios aceptaban la existencia de los unicornios como una realidad. Estudió las leyendas ancestrales, y así conoció el mito que afirmaba que el cuerno de este majestuoso animal podría dar el don de la vida eterna a quien fuera capaz de capturarlo.
 
    Ya adulto y convertido en un hechicero con el cuerpo tatuado con extraños signos,  Andar fundó un culto religioso en su pueblo, en el reino de Argos. Con la ayuda de sus acólitos, logró capturar un ejemplar del elusivo animal, y apoderarse con su cuerno. Pero el unicornio fue rescatado por la guerrera Red Sonja, que acababa de sacrificar a su córcel moribundo, después de una extraña aventura en la que junto con el bárbaro Conan y la pirata Bêlit había compartido con el legendario Rey Kull de Valusia.

    Sonja y el animal se convirtieron en aliados inseparables, mientras vivieron en los bosques y las praderas de Argos de donde el córcel era nativo. En poco tiempo, el unicornio empezó a desarrollar un nuevo cuerno, más hermoso que el que había perdido.
 
    Mientras tanto, el maléfico Andar puso una maldición sobre la aldea, que sólo sería levantada cuando Sonja y el unicornio murieran. Así, sus seguidores dedicaron día y noche a la captura del aventurera hyrkania y su córcel, mientras el mago pasaba noche a noche preparando pociones y pronunciaba conjuros aprendidos en los oscuros textos escritos en el antiguo imperio de Acheron, que recopilaban tradiciones siniestras de los tiempos pre-cataclísmicos.

    En el momento en que bebía la poción hecha con el cuerno del unicornio, que supuestamente le otorgaría la vida eterna, entraron dos de sus siervos a informarle que Sonja y el unicornio habían sido encontrados. El mago preparó una emboscada cerca de la frontera del poblado y esperó a sus víctimas. Pero no contaba con la ferocidad de la Diablesa Pelirroja, ni a fuerza sobrenatural del unicornio.
 
    La superioridad numérica de los aldeanos venció a Sonja, dejándola inconsciente; pero antes de que Andar pudiera atravesar su cuerpo con una lanza, el unicornio se lanzó sobre él. El mago le arrojó la lanza, tratando de defenderse, pero falló. Finalmente murió atravesado por el cuerno del animal. Los aldeanos se preguntaron si las leyendas de los textos de Acheron eran ciertos, y el mago había alcanzado la inmortalidad que sólo le podía ser arrebatada por el mismo ser que se la otorgara, o todo había sido una ilusión de un hombre obsesionado.



    Sonja y el unicornio siguieron su camino hacia Venzia... pero al cruzar los límites del poblado, tuvieron que separarse. Al haber completado el crecimiento de su nuevo cuerno, el animal había recuperado su perfección, y así, ya no podía ser cabalgado por la guerrera. Tristemente, el unicornio volvió a sus bosques nativos, para seguir su propio y misterioso destino.


 


 
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