Lilitu

La Mujer-Lobo

    Lilitu y su consorte Ardat-Lili fueron dos espíritus de la noche, que moraban en las Cavernas de Erlik, según el mito Turaniano.

    Después del rescate de la princesa Yolinda de manos del mago Rotath, Conan, entonces Capitán del ejército de Turan, soñaba noche a noche con una misteriosa mujer, o espíritu, que lo visitaba y lo observaba con ojos amenazadores. Durante las celebraciones del rescate de la princesa, Conan fue atacado por la bailarina Belibna, poseída por un espíritu, que accidentalmente murió al enterrarse su propia daga en el pecho.

 
    La esposa del Capitán Narim Bey, Amytis, entonces amante de Conan, dijo al cimmerio que el espíritu que lo visitaba por las noches era Lilitu, la mujer lobo, que lo había marcado para sí, como consecuencia de la maldición de Rotath. Conan se enrumbó a la morada del hechicero Gimil-Ishbi, que le enseñó un conjuro con el que se libraría de Lilitu, y le dio un cofre con cenizas que contenían el alma de un hechicero muerto, que le serviríam de protección..

    Conan se dirigió a las ruinas abandonadas donde moraba Lilitu, y escondido entre las sombras esperó a que llegara. Vio una forma humana que atravesaba la puerta, donde previamente había vertido las cenizas que le diera Gimil-Ishbi, y pronunció el conjuro, provocando una agonía en el espíritu recién llegado, que no era Lilitu sino Ardat-Lili, su consorte. Conan lo atravesó con su espada pero no le hizo ningún daño. En ese momento llegó Lilitu, pero no pudo atravesar la puerta para rescatar a su compañero. Entonces ofreció a Conan hacer cualquier cosa que él le mandara, a cambio de que liberara a Ardat-Lili. Conan solamente le pidió que le dijera cuál era la razón de su acoso, y la mujer-lobo le respondió que había hecho un pacto con Narim-Bey, que la había invocado de los oscuros avernos donde habitaba, para vengarse de la traición de Lady Amytis. Una vez liberados los espíritus del averno, atacaban a quien se atravesara por su camino.

 
    Conan accedió y liberó a Ardat Lili, renunciando al conjuro, y al hacerlo fue atacado por los dos espíritus, pues había olvidado hacerles jurar que lo dejarían en paz. Logró escapar, pero al salir de las ruinas fue atacado por el propio Capitán Narim-Bey, que buscaba vengarse de la traición de su esposa con el cimmerio. Conan lo venció, y se llevó su caballo, dejando a Narim-Bey a merced de Lilitu y Ardat-Lili, para que saciaran su sed de sangre.

    Después de esta aventura, el cimmerio decidió abandonar Turan y su ejército, y retomó su viaje a Argos, interrumpido tantas veces.

 
 
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