Smeag

El Jorobado Aprendiz de Necromante

    En su viaje de vuelta desde la Cima del Mundo hacia los Reinos Occidentales, Conan encontró una ciudad dominada por una plaga, donde una horda de muertos vivientes lo atacó para quitarle su caballo y devorarlo. En el momento en que el animal era devorado, apareció ante el cimmerio la sacerdotisa de Ishtar, Sel, acompañada por sus guardias eunucos que acabaron con la horda. La sacerdotisa lo condujo hasta el templo, ofreciéndole refugio y placer, para evitar que el bárbaro saqueara el templo.
 
    La sacerdotisa lo guió por las escaleras del templo, y desde la parte más alta del mismo, le mostró la llamada Torre Negra, donde moraba un misterioso mago venido de Oriente, que era el causante de la plaga que resucitaba a los muertos y los convertía en zombis que devoraban a todos los seres vivos que encontraban a su paso. Era un mago muy poderoso, con el cuerpo lleno de tatuajes, y vivía acompañado únicamente por su aprendiz, el pequeño y deforme Smeag, y su vasta colección de libros sobre ocultismo.
 
    Avanzada la noche, Conan partió hacia al Torre Negra para acabar con la amenaza del hechicero, acompañado por Sel, el guardián del templo Arb, y una escolta de eunucos. Al llegar a la torre, tuvieron que enfrentarse a una nueva horda de zombis, y luego a un enorme reptil, además de las ilusiones del mago que los confundían, pero fueron combatidas con la magia de Sel. Finalmente llegaron a una cámara donde encontraron al mago con el cuerpo tatuado, muerto por una daga que atravesaba su corazón. Arb reconoció el arma, pues la había visto en manos de Smeag. Al pronunciar el nombre del jorobado, el cuerpo del mago se levantó y atacó al guardia, pero fue derrotado por Conan y Sel con la espada del bárbaro y el líquido hirviente de un caldero, que Sel vertió sobre él.
 
    Apareció Smeag, lamentándose por haber tenido que matar al mago, al negarse éste a enseñarle un conjuro para poder volar. El aprendiz había estudiado a escondidas los libros del mago, y la plaga que cayó sobre la cuidad fue simplemente el producto involuntario de sus experimentos. Enfurecido, Arb lo atacó, pero el jorobado se defendió con un conjuro que fácilmente le arrancó el corazón, pues para sus prácticas necesitaba del corazón de un sacerdote de Ishtar como ingrediente.
 
    Conan atacó a Smeag, que trató de defenderse con el mismo hechizo, pero el cimmerio le arrojó su espada, atravesando su pecho antes de que la magia tuviera efecto. Seguidamente, arrojó el cuerpo aún con vida del jorobado, desde lo alto de la torre. Finalmente, Smeag había logrado su deseo de "volar", en un vuelo que lo llevó a la muerte. Conan reclamó a Sel la recompensa que le había prometido, consistente en oro y placer.
 
 
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