Vjerzak |
Barón de Ramuda y Aprendiz de Mago |
Recién llegado a Ramuda, provincia del Reino Frontera, Conan
tuvo un incidente con Yadlo el Brythunio, y vio cómo los hombres
del Barón Vjerzak lo atrapaban y el mismo Barón se disponía
a cortarle la nariz. Lo que al principio le divirtió, se convirtió
en un castigo exagerado e inhumano, y el cimmerio interrupmió la
tortura, por lo que el Barón ordenó a sus hombres que acabaran
con él. Pero Conan los derrotó y humilló fácilmente.
Mientras tanto, el Barón, furioso, conjuró al Demonio Mrrsgarn, que habitaba en un globo y acudía cuando su amo lo invocaba. Por orden de Vjerzak, el demonio mató a los guardias que habían sido derrotados por el cimmerio. Luego, envió a otros tres hombres a buscar a Conan. |
Conan se había instalado en una posada local, y mientras dormía,
Yadlo montó la guardia en su puerta, agradecido. Los hombres del
barón llegaon a la posada y mataron al brythunio, y al enterarse,
Conan acabó fácilmente con ellos, y se dirigió furioso
al castillo de Vjerzak para tomar venganza. Los aldeanos se congregaron
al su alrededor.
Al ver aparecer a Conan, el Barón conjuró nuevamente a Mrrsgarn. Pero el demonio, no acostumbrado a encontrar resistencia en sus víctimas, se aterrorizó y comenzó a gritar, pidiendo al Barón que lo regrese a su globo, cuando comenzó a sentir las heridas provocadas por la espada del cimmerio. Finalmente Mrrsgarn fue destruido por Conan. |
El Barón se refugió en la habitación donde guardaba
su libro de conjuros, pero presa del pánico, fue incapaz de pronunciar
los encantamientos correctamente. Conan rompió la puerta de roble
ophireano que lo separaba de su venganza, y el barón, al retroceder,
tropezó y cayó por la ventana, en medio de la multitud que
se había reunido para presenciar la venganza del bárbaro.
El Barón Vjerzak de Ramuda, murió así despedazado por una turba de aldeanos. |
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En una taberna, Yadlo le relató que el Barón era poseedor
de enorme riqueza y poder, y que además, practicaba la magia negra,
con lo cual se había convertido en un tirano odiado y temido. Su
riqueza procedía de las extorsiones a las que sometía a los
comerciantes. Además, solía secuestrar a las mujeres y jovencitas
de la aldea para satisfacer su lujuria, para luego simplemente hacerlas
desaparecer. Mataba cruelmente a los hombres que trataban de oponérsele
y rescatar a sus esposas e hijas.