Y ahora...

Las políticas de residuos desarrolladas en los países más industrializados (mejor conocidos como de "primer mundo") han evolucionado en los últimos 30 años según avanzaban los conocimientos científicos y la educación y conciencia ecológica ciudadana en temas de medio ambiente. Estas políticas siempre han sido respuesta obligada a una pregunta que desde un inicio se encuentra mal planteada:

¿Qué hacemos con los residuos?

El medio ambiente como un bote de basura que aparentemente nunca se llena: dispersión y dilución

En un principio, las soluciones a este problema fueron la simple y llana DISPERSIÓN y DILUCIÓN de los residuos -peligrosos o no- en el medio ambiente, política basada en una supuesta capacidad infinita del entorno para asimilar cualquier tipo de contaminante… cosa que sabemos es una gran mentira.

Manejo de los residuos industriales

Al comenzar a aparecer los problemas de espacio y almacenamiento, y comenzar a tener conocimiento de las características tan persistentes, bioacumulativas así como tóxicas de la mayoría de los componentes que conforma a casi todos los residuos industriales, se empieza a considerar la necesidad de controlar los contaminantes aplicando métodos llamados "Final de Tubería", es decir filtros, depuradoras, vertederos, bodegas de almacenamiento, dispersión, etc., y métodos de tratamiento de residuos (como incineradoras, tratamientos fisico-químicos, etc.). Esta tendencia -la más barata y obvia-, que se articula a través de programas obligados por el gobierno sobre gestión de residuos, se basa en el llamado "principio de asimilación":

... el medio ambiente tiene capacidad para asimilar una cantidad determinada de contaminantes sin que se produzcan efectos negativos sobre el mismo... (curiosa manera de ver las cosas de nuestras autoridades).

Esta cantidad "aceptable" es fijada según los pocos conocimientos científicos disponibles sobre sus efectos. Por tanto, una determinada sustancia sólo es regulada o prohibida cuando demuestra plenamente y sin lugar a duda sus efectos negativos INMEDIATOS. Es decir, se le concede el beneficio de la duda al contaminador en lugar de al medio ambiente. ¿No creen que esto suena absurdo?

Residuos Industriales Pero, a pesar de la aplicación de costosos, complejos y tecnológicamente avanzados programas de gestión de residuos, en los últimos años el incremento de la carga de contaminantes ha producido una degradación del medio ambiente sin precedentes. Se ha maltratado mucho más la naturaleza en los últimos 30 años que desde la época de los romanos al principio del presente siglo. El fracaso de los programas de gestión se debe, fundamentalmente, a las siguientes causas:

No pueden evitar que más tarde o más temprano lleguen al medio ambiente. Un metal pesado presente en unas aguas residuales quedará en los filtros de la depuradora, convirtiéndose en un contaminante sólido. Si este filtro se incinera, una parte será emitida por la chimenea convirtiéndose en un contaminante atmosférico. Algunos métodos de tratamiento, como la incineración, generan nuevos contaminantes que son incluso más tóxicos que los residuos que se supone debe tratar.

Otro aspecto por demás preocupante que se observa en esta manera de enfrentarse al problema de los residuos, es el espíritu mercantilista que desprenden. Los residuos, ya sean tóxicos o no, son considerados como mercancías cuya gestión y tratamiento genera grandes beneficios. A ver ¿cómo es esto? Sencillo. Las empresas pagan a "Gestores" para librarse de sus residuos y de la responsabilidad asociada a su generación (se evitan trámites y pagos al gobierno). Así, el tráfico de residuos pasa a ser una actividad lícita y bastante remunerable. Ante la ineficiencia de los "Gestores" para eliminar los contaminantes (o para hacer bien su trabajo), los países con legislaciones ambientales más estrictas, como Alemania por poner un ejemplo, se convierten en grandes exportadores de residuos… y aque no adivinan que países aceptan -mediante pagos o tratos "ventajosos"- el recibir esos residuos. Pues sí, los países más subdesarrollados y/o necesitados se ven en la urgencia de obtener recursos para sí mismos, y en ocasiones se "rentan" como basureros.

La Prevención es la única respuesta aceptable a semejante problema.

Las posturas anteriores consideran inevitable -desde cualquier punto de vista- la generación de residuos industriales, pese a la adopción de medidas correctoras en las industrias cada vez más estrictas. La Prevención, niega esa imposibilidad y replantea la pregunta de la que parte toda política de residuos. Ya no será ¿Qué hacemos con los residuos? sino:

¿Qué podemos hacer para no generar residuos industriales?

Una idea -por más buena que sea- que elimine la generación de un residuo, llega demasiado tarde si la incineradora para quemar ese mismo residuo ya se encuentra funcionando.

La construcción de nuevas instalaciones de tratamiento de residuos, así como el uso de tecnologías más verdes, es la mejor garantía que tiene la industria actual para poder seguir usando procesos y tecnologías que generan ciertas cantidades de residuos de todo tipo. No podemos evitar contaminar, pero si podemos contaminar menos y reciclar más.

La eliminación de las sustancias contaminantes sólo es posible actuando en el origen del proceso de producción; una vez generadas, es demasiado tarde.
Barry Commoner
En paz con el planeta (1990).

Regreso a Misión Tierra
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