Cita
con el conocimiento
- ¿Por qué me hizo usted
tomar tantas veces esas plantas de poder? - pregunté
Rió y musitó, en voz muy
suave:
- Porque eres un idiota.
-Tener sensibilidad es una condición
natural de cierta gente - dijo Don Juan. Tu no la tienes. Pero tampoco
yo. A fin de cuentas, la sensibilidad importa muy poco.
Lo que importa es que un guerrero sea impecable.
Pero eso es sólo una manera de decir las cosas, un modo de andarse
por las ramas. Tú ya has terminado algunas tareas de brujería
y creo que ya es hora de mencionar la fuente de todo lo que importa. Así
pues, diré que lo importante para un guerrero es llegar a la totalidad
de uno mismo.
- ¿Qué es la totalidad de
uno mismo, Don Juan?
- Dije que nada más iba a mencionarla.
Todavía quedan en tu vida muchos cabos sueltos que debes atar antes
de que podamos hablar de la totalidad de uno mismo.
- Todavía no tienes el suficiente
poder personal para buscar la explicación de los brujos.
- ¡Entonces hay una explicación
de brujos!
- Claro. Los brujos son hombres. Somos
criaturas del pensamiento. Buscamos aclaraciones.
- Yo tenía la impresión
de que mi gran falla era buscar explicaciones.
- No. Tu falla es buscar explicaciones
convenientes, explicaciones que se ajustan a ti y a tu mundo. Lo que no
me gusta es que seas tan razonable. Un brujo también explica las
cosas en su mundo, pero no es tan terco como tú.
-Cómo puedo llegar a la explicación
de los brujos?
- Acumulando poder personal. El poder
personal te hará deslizarte con gran facilidad y entrar en la explicación
de los brujos.La explicación no es lo que tú llamarías
una explicación; sin embargo aunque no aclara el mundo ni sus misterios,
los hace menos pavorosos. Esa debería ser la esencia de una explicación,
pero no es eso lo que tú buscas. Tú andas detrás del
reflejo de ti y tus ideas.
La confianza de un guerrero no es la confianza
del hombre común. El hombre común busca la certeza en los
ojos del espectador y llama a eso confianza en sí mismo. El guerrero
busca la impecabilidad en sus propios ojos y llama a eso humildad. El hombre
común está enganchado a sus prójimos, mientras que
el guerrero sólo depende de sí mismo. Andas en pos de lo
imposible. Buscas la confianza del hombre común, cuando deberías
buscar la humildad del guerrero. Hay una gran diferencia entre las dos.
La confianza implica saber algo con certeza; la humildad implica ser impecable
con los propios actos y sentimientos.
- He tratado de vivir de acuerdo con sus
consejos- dije-. Tal vez no sea yo lo mejor, pero soy lo mejor de mí
mismo. ¿Es eso impecabilidad?
- No. Debes ser aún mejor. Debes
empujarte siempre más allá de tus límites.
- Pero eso sería una locura, don
Juan. Nade puede hacer eso.
- Muchas cosas que haces ahora te habrían
parecido una locura hace diez años. Las cosas esas nunca cambiaron,
pero sí cambió tu idea de ti mismo; lo que antes era imposible
es ahora perfectamente posible, y a lo mejor que logres cambiarte por completo
es sólo cuestión de tiempo. En este asunto, el único
camino posible para un guerrero es actuar directamente y sin reservas.
Ya conoces el camino del guerrero lo suficiente para desenvolverte bastante
bien; pero te salen al encuentr tus malas costumbres.
-No importa lo que uno revela ni lo que
uno se guarda- dijo-. Todo cuanto hacemos, todo cuanto somos, decansa en
nuestro poder personal. Si tenemos suficiente, una palabra que se nos diga
podría ser suficiente para cambiar el curso de nuestra vida. Pero
si no tenemos suficiente poder personal, se nos puede revelar la sabiduría
más grande y esa revelación nos importaría un ajo.
"Soñar" implicaba el cultivo de
un poder peculiar sobre los propios sueños, hasta el punto en que
las experiencias habidas en ellos y las vividas en las horas de vigilia
adquirían la misma valencia pragmática. Los brujos alegaban
que, bajo el impacto del "soñar", los criterios ordinarios para
diferenciar entre sueño y realidad se hacían inoperantes.
La praxis del "soñar" era, para
don Juan, un ejercicio que consistía en hallar las propias manos
durante un sueño. En otras palabras, uno debía soñar
deliberadamente que buscaba y hallaba sus manos en un sueño que
consistía en soñar que uno alzaba las manos al nivel de los
ojos.
"Cada guerrero tiene su propio método
de "soñar". Todos son distintos. Lo único que tenemos en
común es que algo en nosotros tiende trampas para obligarnos a abandonar
la empresa. El remedio es persistir a pesar de todas las barreras y desiluciones".
La explicación de los brujos acerca
de cómo escoger un tema para soñar es que el guerrero escoge
el tema manteniendo a fuerza una imagen en su mente mientras para su diálogo
interior. En otras palabras, si es capaz de no hablar consigo mismo por
un momento, y luego evoca la imagen o el pensamiento de lo que quiere soñar,
aunque sólo sea por un instante, lo deseado vendrá a él.
El mundo es así como es sólo porque
hablamos con nosotros mismos acerca de que es así como es. [...] Cambiar
nuestra idea del mundo es la clave de la brujería. Y la única manera de
lograrlo es parar el diálogo interno. Un
guerrero toma su suerte, sea la que sea, y la acepta con la máxima humildad.
Se acepta con humildad así como es, no como base para lamentarse, sino como
base para su lucha y su desafío. Las
cosas son reales sólo cuando uno ha aprendido a estar de acuerdo de que son
reales.
Dije a Don Juan que su explicación
no satisfacía mis sentidos, aunque mi acuerdo intelectual con ella era
completo. - Eso es lo malo de las palabras. Siempre nos fuerzan a sentirnos
iluminados, pero cuando damos la vuelta para encarar al mundo siempre nos
fallan y terminamos encarando al mundo como lo hemos hecho siempre, sin
iluminación. Por ese motivo, a un brujo le precisa actuar más que hablar, y
para efectuar eso obtiene una nueva descripción del mundo: una nueva
descripción en la cual el hablar no es tan importante y en la cual los actos
nuevos tienen nuevas reflexiones. Cada
vez que el diálogo cesa, el mundo se desploma y salen a la superficie facetas
extraordinarias de nosotros mismos, como si nuestras palabras las hubieran
tenido bajo guardia. Eres como eres porque te dices a tí mismo que eres así.
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