Editorial
EL JUEGO DEL FALSO MISTERIO
Estar en estos temas supone enfrentarse
permanentemente con poderes y controles que pretenden mantener los secretos
como tales, haciendo que el ocultamiento de información cuya divulgación
terminaría con las grandes mentiras instituidas, se proyecte de
generación en generación. Lo que se piensa que es enigmático,
pero tiene respuestas que hay quienes las conocen y mantienen bajo llave,
es llamado "misterio". Y suele ocurrir que un investigador se encuentre
con alguna respuesta que termine con tal "misterio", pero de todos modos
algo "misterioso" pareciera actuar en tal sujeto para que, en vez de oficiar
de revelador, entre en el seductor juego del misterio.
Las respuestas pueden, a veces,
parecer mera pedantería de pretendidos sabelotodo que van a decirle
a la gente las cosas como si fueran ciertas, como si las explicaciones
fueran infalibles, cuando la gente continúa en el plano de las incógnitas,
de la lejanía en que cree situada a la verdad con respecto al enigma
que se supone que representa un determinado tema en cuestión. Puede
la gente no aceptar que se le ofrezcan respuestas; puede la gente estar
tan convencida del misterio de lo que ya no es misterioso para quien investigó,
que cuando se pretende revelar que no hay más ningún misterio,
la gente pierda el goce de lo desconocido.
Como para evitar esa actitud
"prepotente" con la que se podría desencantar a la gente que vive
a gusto con el misterio de las cosas que no son misterio en modo alguno,
hay quienes recurren a una mecánica que es corriente observar en
las conferencias, en los programas y en los títulos de notas periodísticas
y de libros: se evita ir directo con la respuesta y se habla de misterio.
"El misterio de Cristo, el misterio de la fe, el misterio de la vida, el
misterio de la muerte, el misterio de Dios, el misterio del ministerio..."
Así, llenando de misterio las expectativas de los buscadores de
respuestas, se mantiene a estos como misteriodependientes.
Nada peor que títulos
encabezados con la palabra "respuesta", para parecer un mentiroso vendedor
de soluciones fabricadas. Y sin embargo, hay respuestas suficientes para
llenar bibliotecas enteras, y la mentira argumental para la venta consiste
en hacerle creer a la gente que el tema a tratar es un misterio. Porque
si todos convienen en que el misterio terminó, que las revelaciones
esclarecedoras han sido suficientes, el negocio de vender material a los
buscadores de explicaciones estaría acabado.
En el caso particular de los
seres extraterrestres, el misterio ha sido desbordado por las respuestas
hace ya bastante, y continúa siéndolo constantemente. Sin
embargo, los divulgadores de la temática padecen del mismo mal que
el público al que se dirigen: ellos también temen que les
deje de funcionar el divertido juguete de hacer de cuenta que las cosas
son inexplicables o inexplicadas, pues se acabaría el pasatiempos.
Entonces, son ciegos guías de ciegos, que son de los peores porque
no quieren ver; no quieren ver y guiar a otros a ver que ya todo está
a la vista, que no hay que empezar una y otra vez a hablar de Kennet Arnold,
de Roswell o del astronauta de Palenque, para concluir en que "sería
muy egoista pensar que somos los únicos", razonamiento éste
harto repetido hasta el cansancio, y que debería ser reemplazado
por un razonamiento como: "ya hace bastante se demostró que eran
egoistas e ignorantes los que decían que somos los únicos,
y siempre estuvimos sabiendo positivamente que no lo somos, pues las presencias
extraterrestres se sostuvieron desde que el mundo es mundo y el legado
cultural de todos los pueblos así lo ha testimoniado. Por lo tanto
partamos de esa base y no perdamos tiempo en discutir si los ovnis son
extraterrestres o si la hipótesis de Drake es descabellada o absolutamente
posible".
Pero los ufólogos suelen
jugar al misterio y les encanta mantener discusiones de grado primario
con neófitos o escépticos, en vez de mantener más
alto el nivel de dialéctica. lo cual se establece cuando se parte
de las respuestas que terminan con las dudas, en vez de sembrar una y otra
vez los interrogantes del juego de misterio.
Que la gente quiera seguir
jugando ese juego, no justifica que un investigador, estudioso y divulgador,
en vez de cumplir con la responsabilidad que le cabe: esclarecer con respuestas,
venda el producto que le quieren comprar: la perdurabilidad del interrogante.
Porque eso lo aleja de su función esclarecedora, para reducirlo
a la servidumbre en el marketing de lo falsamente enigmático, que
se nutre de la ignorancia para vender misterios en vez de ofrecer soluciones.
A la gente se le deben respuestas,
no misterios. Aunque la gente pida misterios y no respuestas; aunque a
la gente le guste jugar a que todo es desconocido, porque eso la seduce
y la entretiene. El juego sirve para mover la curiosidad en sus fases iniciales,
pero se transforma en vicio su perpetuidad. A cierta altura es preciso
ponerle punto final a las incógnitas y ecuacionar las respuestas,
para que la búsqueda apunte a incógnitas de nivel más
alto, procurando respuestas más trascendentes. Todo tiene su respuesta
final, que se dice por allí que quizá nunca la lleguemos
a saber, cuando hay respuestas finales a muchas de esas cosas, que ya son
sabidas y archisabidas.
Este cambio de actitud es
vital para elevar el nivel de discusión de estos temas. Eso mejorará,
elevándolo de la mediocridad, el nivel de programas televisivos
y radiales, de publicaciones periodísticas, de libros, de conferencias,
de informes en la web...
Ese cambio de actitud requerirá una exigente
autodisciplina y una constante observación y crítica por
parte de quienes, comprendiendo este problema de los falsos misterios,
le hagan notar a quien corresponda, que este juego debe terminar porque
ya está muy gastado.
EL EDITOR
A-B-C de la conciencia en
busca dela respuesta final
Autorizado por el Comando Central Controlador de los
Universos Paralelos
Revista
del Centro
de Retaguardia Universal
Edición
mensual (mes lunar). Sale en
Luna Llena (GMT) Año I N°
5 28 de julio al 25 de agosto de 1999
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