Historias cortas de un mundo corto 

Una ventana

en el tiempo
 
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Personajes
1 : Doctor
2 : Oportunista
      1 - Acabo de declarar que el rayo está funcionando.
    El Reino Unido estaba siendo invadido por muchas moscas, razón por la cual decidieron venir a verme, para encomendarnos el Rayo Láser exterminador de moscas sudafricanas, sudamericanas, y todo lo que sea sud, sud sud.
    A nosotros siempre nos ha gustado del Ecuador para arriba y del Greenwich para el otro lado, ¿lo entiende?
    2 - Sí, entendemos perfectamente.
    Me pregunto una cosa: en el momento en que todas las moscas estén muertas, ¿qué va a pasar con los humanos?
    1 - Pero dígame, ¿usted por qué se preocupa?
    2 - Yo me preocupo por todo, pero ahora me molestan las moscas, nada más.
    1 - Y bueno, cuando le molesten los humanos, úselo.
    2 - ¡Usted es imposible! ¡Eso va contra todas las leyes y derechos!
    1 - "Derechos", ¿"Derechos"? Pero... ¿Cómo? ¿Imperio no funciona más?
    2 - ¿Qué Imperio? ¿De qué me está hablando usted?
    1 - ¡Del Imperio Inglés! ¿Cómo, "de qué me está hablando"?
    2 - El Imperio Inglés ya no existe más, hace mucho tiempo. Su poderío, se ha ido diluyendo a través de los últimos años... ¿Dónde ha estado usted?
    1 - En mi laboratorio.
    2 - Dígame, ¿quién le encargó esto para matar las moscas?
    1 - Bueno... Había un corsario que se llamaba Morgan. Y Morgan me dijo: "Cada vez que tengo que ir por esas tierras pestilentes, las moscas y los mosquitos ¡me pudren!
    Y yo le digo a la Reina, por veces, y al Rey, por veces: ¡No aguanto más!
    Y él me dice: "Os daré un arma poderosa, úsala en tu beneficio y a la vez estaréis cumpliendo con un gran servicio al reino."
    Así, a pedido del Rey, empecé a investigar. Y sé que hace algunos años que no salgo del laboratorio...
    2 - Síí! Casi 200, ¡desgraciado! ¿Y cómo has conservado la juventud?
    1 - Y... debe ser que... de tantos venenos contra las moscas que he experimentado y testado en este laboratorio cerrado... alguno de ellos debe tener algo que prolonga la vida...
    2 - Y si las moscas en vez de morir con esto que llevo, se reproducen y adquieren más fortaleza, vida y durabilidad que antes, ¿qué hago?
    1 - Bueno señor, ven, me avisa y yo se lo cambio.
    Pero tengo completa seguridad que lo aislé bien. Porque todas las veces que yo testé, en contra de las moscas, las moscas murieron.
    2 - Pero son moscas que usted tiene en este laboratorio, desde hace 200 años.
    No son moscas que se han desenvuelto como se desenvolvieron eh... eh... en los países abajo del Ecuador.
    1 - Está dejándome, usted, pensativo... y en inquietantes dudas. Y no hay peor cosa que un inglés cuando duda.
    2 - Usted, ya debería dudar de muchas cosas; de por qué está vivo... ¿Cómo hizo para estar 200 años vivo? ¡300 años casi!
Y al final, ¿con quién estoy hablando?
    1 - Usted está hablando con el Doctor Honoris Causa de la Real Academia Inglesa; galardonado por Reyes y Reyes, a través del tiempo. Porque siempre los Reyes vienen a buscarme.
    2 - ¿Y nadie le preguntó por qué usted siempre era el mismo?
    1 - No, ellos no sabían si yo era el mismo; no les preocupaba quién era... Les importaba que se solucionaran los grandes problemas del reinado.
    2 - Bue... No me ha dicho al final cuánto le debo.
    1 - No me debe nada. Todo lo que usted haga para exterminar del sur para abajo, Inglaterra se lo agradece.
    2 - No estoy llegando a entender muy bien cuáles son sus principios, Doctor.
    1 - ¿"Principios"? ¿Qué "Principios"?
    2 - ¡Por los que trabaja! ¿Qué es lo que lo motiva, Doctor?
    1 - ¿Me motiva?. Me motiva... ¡Ah, sí! : ¡Que el Cosa salve a la Reina!
    Es muy importante. Y sino, ¿qué haríamos nosotros, los ingleses, si el Cosa no salva a la Reina?
    2 - Sí. ¿Está sabiendo lo que ha pasado con el Reino Inglés, últimamente?
    1 - ¿Últimamente? Yo sé que no puede pasar nada contra el Reino Inglés.
    2 - Eh... Eh... pero últimamente, eh... sólo el Cosa está salvando a la Reina.
    1 - Usted no debe estar hablando del "Imperio Inglés".
    2 - Sí, estoy hablando del "Imperio Inglés".
    1 - No, no, no, no. Y no insinúe nada en contra del "Imperio Inglés", porque le saco el "Veneno Matador Láser de Moscas".
    2 - ¡No, no! Puede dejármelo, tranquilo. Sólo estoy hablando... Yo también soy un legitimo inglés.
    1 - ¿Usted, un legítimo inglés?
    Me está extrañando su forma de hablar...
    2 - Bueno, vea como soy legítimo inglés: ¡Que el Cosa salve a la Reina!!!
    1 - ¡Ah, sí! Sólo un inglés puede decirlo con tanta vehemencia. Realmente, usted es un inglés. ¡Ah, sí! Puede llevarlo. ¿Quiere más matador? ¿Quiere llevar, por si se le acaba el rayo láser, otras cargas?
    2 - No, no, no, no. Creo que es suficiente. He descubierto que esta carga hay que usarla con mucho cuidado y muy despacito, porque sino, se puede expandir hacia otras especies.
    1 - Sí. Hay que cuidar las propiedades del Reino.
    2 - Pero del Sur para abajo, no todo es del Reino.
    1 - Pero puede llegar a serlo. Así, cuando lleguen nuestros gloriosos ejércitos ¡encontrarán descontaminado todo! y ellos podrán, sin necesidad de grandes guerras, ampliar nuestro Glorioso Imperio.
    2 - ¿Cuándo, usted, duerme?
    1 - ¿Yo? No sé, considero que duermo todas las noches. ¿Por qué?
    2 - ¿Y cuándo, usted, está despierto?
    1 - Y también, considero que todos los días. ¿Por qué?
    2 - Porque parece que para usted, los días y las noches, son un poco diferentes...
    1 - ¿Los días y las noches, para mí, diferentes?  Los días... y las noches... Eh... En las noches, reposo. Y de día, mato moscas. ¿Cuál es el problema?
    2 - ¿Pero, solamente moscas?
    1 - Yo no puedo comentar secretos de estado; y considero que usted está cometiendo una irregularidad.
    Todavía no sé si el cartón que ha utilizado para llegar hasta mi encuentro, es legítimo. ¿Quién fue que lo autorizó? Aquí dice... ¿Quién? ¡¿A ver, a ver?!:
"Row, row, row, row, row..."
 
    Eh!, aquí... ¡Ey! ¿Dónde está usted?
    ¡Aquí no está nada clarificado! ¿Dónde está usted? ¿Dónde..?
    ¿Dónde se habrá metido ese, ese... canalla, embustero?
    ¡Que la justicia del Reino, lo acompañe por siempre, y que él no pueda actuar en contra de nuestra Gloriosa Majestad!

 

 

 
El ardor del Silencio
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    Un calor infernal. Los labios ampollados y los ojos hinchados. El casco pegado a la frente por una escasa transpiración.
    Sólo sentir la respiración cual compañera, que también se distancia.
    Perdidas las esperanzas.
    Un ruidoso avión cruza sobre mi cabeza. No me buscan...
    Pensar que estoy vivo es una torpeza.
    No tengo fuerza.
    Abriré los ojos. Limitaré la frontera que me marca, en el medio de lo que está a mi frente.
    ¡Lo que faltaba! Un espejismo: agua, palmeras; una hermosa fuente.
    Arrastrándome en un misterioso descubrir, aquello que consideramos imposible, lo hice realidad: el oasis que tanto busco.
    Me desplazo. Sería insignificante evadirme a cada instante; toda soberbia que cargaba se ha convertido en nada.
    Llego hasta la frontera anhelada. Los dedos encrespados clavo en la arena que quema, desangra ... Levantando una vez más la cabeza, veo tras el vértice de la arena lo que parecía una realidad.
    Me hecho a rodar. Caigo. En el triste hervor de mi sangre voy en busca del instante de poder mojar mis labios.
    Segundos. Minutos. Desmayos cortos. Gigantesca espera.

    Y es así, cuando así tiene que ser.
    Entierro mi cabeza en la arena mojada. Mis manos se agarran con ardor de toda esa costra mezquina de bases.
    Nuevamente, abriendo los ojos, busco la sombra de las palmeras, más distantes aún.
    Me dejo estar. El agua de la ciénaga me cubre. La arena se acomoda como si despreciara mi materia.
    Respiro más calmo, sabiendo que el instante de partir se ha dilatado.
    Con cierta facilidad, llego a la sombra de unas hojas altaneras. Cierro los ojos, dando fin a mi gran desespero.
    Me ahogo. Toso. Despierto empapado en sudor. Cama de un hotel en pleno occidente. No hay arena, y sí la angustia de una soledad que quema con la misma intensidad; me abraza descubriendo en mi íntimo las respuestas de mi Ser.

    ¿Cómo me siento al saber que no conjugo en todos mis pensamientos, una partícula de algo llamado "sentimiento"?

    Ya adormezco ... Prefiero soñar que estoy en el desierto...

 


 
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