El Hablar de los Pensares

 

 

PARTE IV
Pequeña Conciencia
 
   

A la Conciencia de mi Energía,
que permitió este parto de Amor,
el cual no me ha dejado
tristezas ni incógnitas.

 

LIBRO 2
Prólogo
 
    Yo le dije a Usted que era cuestión de tiempo.
    En sus desesperos, en su angustia, en su soledad, en todo el vacío que sentía, no podía comprender ese "Tiempo" al cual yo me refería.

    ¡¡¡ Cómo ha jugado ese "Tiempo" en nuestras Conciencias !!!

    Recuerdo cuando juntos estábamos y conversábamos, y al narrar de su gigantesca experiencia de extroversión, de encuentros, de vacíos, silencios, respuestas... cuando hablábamos sí, porque usted también me escuchaba. Todo lo que podía surgir. El no entender; no comprender el por qué de ciertas necesidades, de ciertas búsquedas.
    Usted se agitaba. Varias veces dejó la mesa y rodeando un círculo imaginario, buscábase a sí mismo, sin percibir que cuando más caminaba, más se alejaba de las respuestas que tanto anhelaba.
    Me llevó más de treinta años, en la soledad y el silencio provocado por su ausencia, entender.
    Entendí su proyección para fuera de sí; entendí, porque realmente sucedió.
    Ahora, buscando la misma mesa, el mismo lugar, y tratando de pensar que aquel "Tiempo" no estaba tan distante... Ya que este Tiempo todo lo transforma...
    Me recliné, la silla así lo permitía, la altura de la mesa acomodaba todo el peso de mi cuerpo tan diferente. Materia sí, que para mí, también ahora es sentida.
    Cuando nos encontramos, tal vez pensando en mi juventud, usted buscaba que le pudiese dar las respuestas.
    Mas a esta edad, comprendo. A esta edad, entiendo.
    Usted sabía muy bien cuál era el fin, el desenlace que iría a darse.
    Usted sabía que todo lo que narraba era para mantenernos más distante que cerca; Usted sabía, sí, desde el inicio, que la historia no concluía de esa forma.
    Usted sabía, sí, y el mundo no; que todo lo hacía para proteger su gran Existencia.
    Amó su Amor. Y Amó el Amor que entregó a un Ser, que sólo al venir de las estrellas, podría contemplar sus necesidades.
    Usted sabía que al final de toda su experiencia, partiría.
    Aquel extraño personaje le había pedido, que cuando el cansar de la materia, el fatigar de su existir lo demostrase, era sólo mirar a las estrellas y el llamado vendría; Usted partiría sin miedo al encuentro del Amor.
    La humanidad, al leer todo lo narrado en sus escritos, en sus maravillosos y simples dibujos, dijo:
    "Puedo Amar..."
    Soñó... Y ha guardado constantemente angustias y preguntas sin respuesta.
    ¿Qué habrá pasado? Será que... ¿Por qué?
    Siempre "por qué..."
    ¡Tantas incógnitas!

    Había dejado incógnitas para que el mundo que pudiera sentirlas, despertara.
    Muchos Despertaron a través de sus narraciones, y uno de ellos, tal vez fui Yo.
    Ya su materia apartada y en mi propia soledad, he llorado. Y cada vez que he leído, he llorado.
    Fueron mis primeras lágrimas de Verdadero Amor.

    Todos se preguntan dónde está.
    ¿Ha encontrado?
    ¿Ha llegado?
    ¿Es que fue?
    ¿Era esperado?
    ¿Todo no era un sueño?
    ¿Una valiosa realidad?
 
    Ahora tengo la respuesta.
    Por eso, después de tanto tiempo, "Mi Tiempo", estoy, para decirle:
    Sé la respuesta, ahora sé dónde Usted está, ahora sé lo que ha pasado, y está a pasar...
 

 

    PERSONAJES

 
   
    Pc - PequeñaConciencia 
    A - Amigo 
    R - Rosa 
    S - Serpiente
    Z - Zorra 
    R1 - Rosa 1 
    R2 - Rosa 2 
    Rs - Rosas 
 
    
   

 
Primera Parte
 
 
    ¡Curioso!
    Aquel bando de pájaros silvestres estaba a su espera, tendiendo leves cintas, flameando ante un viento inexistente.
    Le vi. Era llevado por la fuerza de la expresión de su Amor en retorno de sus primeras indagaciones.
    Anhelo, desespero, angustia, vacío, lo transportaban a velocidad gigantesca, hacia su pequeño asteroide.
    No precisaba esforzarse para distinguirlo. Allá estaban sus volcanes, ya apagados; estaba todo limpio como lo había dejado.
    Vibraba. Vibraba como si él no hubiera partido.
    Ahora le parecía realmente pequeño, y al aproximarse y dejarse estar, vio lo que tanto anhelaba; aquella Rosa que él siempre pensó, estaría a su espera. La gran sorpresa fue que dos rosas pequeñas, también lo miraban ansiosamente.
    Surgió la primer pregunta:
    R - ¿Eres tú que retorna, o eres tú el primer viajero?
    Pc - ... ¿Será que tendré respuestas, ahora? - en voz baja -.
    No soy el primer viajero.
    Soy el que retorna.
    Dime tú, ¿cuál es la fragancia que ha surgido para que dos nuevas expresiones estén contemplándome inquietas?
    R - Ah! Eres tú que ha llegado. Estaba tan distraída, tan absorta en los problemas, que...
    Pc - ¿Problemas? ¿Qué problemas? ¿Continúas teniendo problemas?
    R - Y... Tú sabes, las orugas, y... ah! Ah! Hay algo que camina y nunca consigo ver, porque en vez de llegar hasta mis pétalos, retorna. Pero sube y baja, sube y baja, haciéndome cosquillas y las noches agradables.
    Pc - ¡Eehh! ¿Es posible que hayas tenido noches agradables en mi ausencia?
    R - ... Bueno... ¿Tú qué has hecho? ¿Por dónde has estado?
    Pc - He viajado en busca de respuestas... Tu amor me sofocaba.
    ¿Lo sabes?
    R - El tuyo, también.
    Pc - ¿Mi Amor?
    R - Sí, eras muy displicente.
    Pc - ¿Cómo pude ser displicente?
    Tú te desesperabas por quitarme el tiempo y la vida. ¿Será que has cambiado?
    R - Es claro que he cambiado. Y estuve creciendo lejos de ti.
    Tengo que sobrevivir... lejos de ti.
    Pc - Pero ahora estás cerca de mí, y estás en mi mundo.
    R - ¿Es tu mundo?
    Pc - Sí, mi mundo. Al cual retorno.
    R - Muchas veces he pensado en ti; por dónde andarías; qué estarías haciendo; si recordarías que existo...
    Te fuiste.
    Tú sabes lo difícil que es; el agua, el viento...
    Pc - ¿Qué viento? ¡¿Dónde te ha azotado el viento?! Te veo perfecta, erguida, fuerte, rebozante... Ahora eres una Rosa.
    R - Tú también te muestras diferente.
    No sé si me gustabas más cuando partiste, o ahora que llegas.
    Pc - ¿Quieres que parta nuevamente?
    R - ¡No! ¡No! ¡No! ¡No! Tenemos mucho de qué hablar.
    Pc - ¿Sólo eso?
    R - No. Hay otras cosas más.
    Pc - Todavía no me has dicho cómo surgió esa proyección fuera de ti.
    R - Tal vez te dé la respuesta más al frente. Por el momento... dime:
    ¿Por dónde has estado?
    ¿Qué has aprendido? ¿Qué has visto que yo desconozco?
    Pc - Viajé por muchos mundos, y en cada lugar vi la soledad, el desespero, y las angustias en que se agitan las conciencias que se niegan a Amar.
    R - ¿Igual que tú?
    Pc - ¡¡Yo no me niego a Amar!!
    No quiero ser subyugado, que es diferente.
    Parecía ser, en tu tiempo de juventud, o cuando llegabas, que tu vanidad todo lo dominaría. ¿Has cambiado?
    ... Ehhh! ... Continúas a guardar silencio.
    No debes olvidarte de mis preguntas actuales, porque EXIGIRÉ UNA RESPUESTA. Ya que te interesan y te son necesarias mis respuestas.

    Comenzó a caminar lentamente, así sentía que su mundo era mayor.
    Recorrió los volcanes. Vio que no había parásitos. La conciencia de su mundo había mantenido... Equilibrio...
    Se dijo: "Es pequeño. Es necesario buscar un hábitat mayor..."
    Pc - Recién llego y ya parto.
    R - ¿Tú te vas?
    Pc - No te desesperes. Sólo me distraeré...
    Es muy cerca donde voy. Ya retorno.
    R - ¿Seguro?
    Pc - ¿Qué te preocupa?
    R - No. Nada... Es que... no se puede gustar de ti.
    Cuando se comienza a gustar de ti, te vas.
    Pc - No, no es así. TRATO DE ESTAR DONDE ES NECESARIO.
    HE RETORNADO PORQUE PENSÉ QUE TÚ ESTABAS A MI ESPERA.
    R - Bueno, no te pongas vanidoso... Estaba a tu espera.
    Pc - Continúas dura e inflexible.
    R - Es la vida. Tal vez si tú hubieras permanecido a mi lado yo sería más frágil, podría conservar todas las delicadezas que tenía y las que idealizaría para absorber tu atención en todo tiempo.
    Pc - Debes comprender que no es así el AMOR.
    El AMOR es conceder, brindarse. No, exigir.
    Cuando no exijas sentirás que te amo. Mientras lo hagas... sólo estoy.
    R - Eh! Lo haces todo muy fácil. No pensarías igual si estuvieras preso a raíces, como yo.
    Caminas, te desplazas, vas por donde quieres.
    Pc - Te he de facilitar esa experiencia. Voy a hacer un recipiente en el que te colocaré con tus raíces y todo dentro, y donde yo vaya, si es posible, te llevaré.
    R - Eso sí sería un gesto de Amor.
    Pc - No sólo de Amor, como de comprensión.
    ¿Sabes tú, por qué el Amor fracasa?
    R - No sé. No sé de fracasos.
    Pc - Tal vez tampoco sepas de Amor.
    El Amor fracasa porque carece de comprensión...
    ¡Y más otra cosa! En esos viajes que hice, he aprendido también sobre la tolerancia. Me han tolerado, y he tolerado.
    ¡Ya vuelvo! Luego te daré otras respuestas.
    Elevó sus brazos. Se aproximaron los pájaros que no se habían alejado demasiado y él se precintó.
    Lo que buscaba parecía estar a su espera.
    No distante, una esfera algunas veces mayor . Era más que suficiente.
    Se dejó estar y comenzó a caminar sobre su superficie.
    Tenía ciertas características semejantes.
    Algunos volcanes apagados, otros con leve humo. Arena, que tantos recuerdos le traía. Una superficie rugosa, áspera, que al pasar la mano dijo:
    Pc - Sí, era como allá.
    ¿Será que aquí crecen flores?

    Pero todo estaba estático, parecía que la vida de conciencia, por más que tuviese etapas, no se manifestaba.
    Comenzó a recorrerlo en todas las direcciones, y cuando más lo hacía, crecía su alegría, saltaba, pensó que hasta cantaba.
    Se sentó, y mirando hacia las estrellas, meditaba en voz alta...
    Pc - ¿Quién se acordará de mí?
    ¿Será que fui amado?
    ¿Será que comprendieron mis indagaciones, toda aquella procura y necesidad de respuestas?
    ¿Por qué yo tenía que traerle a la Rosa, respuestas?
    Yo había partido porque ella era muy joven para saber amar. Y ahora...
    Ahora aquellos que me dieron respuestas, aquél que me dio tantas respuestas, aquél que parecía, en un gesto sin conciencia de mi parte, que quedaba como abandonado...
    En nuestro último diálogo, ¿recordará que le dije...
    "He de estar aguardando tu llegada. Cuando tu materia pese, y comprendas que el AMOR te aguarda, entonces, sólo mira hacia las estrellas y sentirás todos los sonidos que esperas como señal, que te guiarán.
    Verás una esfera que vibra. Vibra, sí, porque como transportados estarán el rosedal y las protuberancias que dibujabas, o pensabas en dibujar en mi ausencia ante la partida.
    Encontrarás una silla, que yo mismo haré, y en ella, los días pasarán veloces, igual que sus noches. Aguardarás mi llegada.
    Dejaré también una mesa con agua fresca, que se renovará constantemente; el mismo agua que bebí de aquel aljibe que construimos y despertamos juntos.
    Ahí entonces has de pensar. Y cuando estés anhelante, en las mismas ondulaciones de la arena; iré a tu encuentro."
 
    ¡Sí, este es el lugar ideal! Comenzaré a plantar las rosas para que surja el rosedal.
    Construiré el muro.
    Modelaré la arena de la misma forma en que estaba.
    Sí, muchas otras cosas...
    ¡Qué bien! ¡Qué bien! Cuántas cosas el amor puede idealizar, formar, crear, concretizar.
    ¡Sí! Este es el mundo de mi proyección.
    Ahora retornaré al asteroide donde la Rosa, impaciente, debe estar a mi espera.
    ¡Ah, sí! Es verdad que tenía la caja con... Un cordero, tan pequeño, tan delicado, así como yo quería.
 
    Pc - Estoy a llegar. Como ves, mi partida ha sido corta. No me he alejado tanto, y vuelvo con respuestas.
    ¿Qué haces?
    R - Estoy preocupada, mirando dentro de esa caja que has traído.
    ¿Cómo has transportado esa caja?
    Pc - Es muy simple, traje la esencia. Sino era muy pesada.
    R - ¡Ah! Sí.
    ¿Qué hay dentro?
    Pc - ¿No lo ves?
    R - Veo muchas cosas, pero... tú, ¿qué has traído en ella?
    Pc - ¿Qué es lo que crees?
    R - Entre otras cosas... Veo un bichito, ahí durmiendo.
    Pc - ¿No sabes cómo se llama?
    R - No, nunca he visto eso. ¿Qué es?
    Pc - Es alguien que puede comer tus hojas si te descuidas.
    R - Eres un perverso. ¿Cómo puedes traer algo que perturbe mi equilibrio, mi tranquilidad, mi calma?
    Pc - ¡Cuántas cosas que piensas sólo para ti!
    ¿Por qué no piensas que tus hojas pueden ser el alimento de alguien, de un Ser, que precise algo más de ti?
    R - Eres demasiado exigente.
    Pc - No. Pienso que tu amor ésta adormecido y precisa algo muy especial para despertar.
    ¿Sabes una cosa?
    R - ¿Qué cosa?
    Pc - Anduve por algunos lugares donde había muchas rosas...
    ¿Estás triste?
    ¡Respóndeme!
    ¿Qué es lo que dices a eso?
    ME HABIAS DICHO QUE ERAS ÚNICA.
    R - ¡Yo soy única!
    Pc - Muéstralo.
    R - ¡¡¡Yo soy única!!!
    Pc - No precisas irritarte.
    Te he dicho que vi muchas rosas, pero no que ellas despertasen mi amor. Tampoco dije que esas rosas fuesen iguales a ti.
    R - ¡Has visto! Yo no te he mentido. ¡Soy única!
    Pc - ¡Oh! Sí, en verdad eres única. Fuiste la única que consiguió arrastrarme hasta aquí.
    R - ¿Dijiste, "arrastrarme"? Pensé que venías fluctuando por el Espacio.
    Pc - No... Es una expresión.
    Dije "arrastrarme" porque por los lugares donde estuve también amé a otros seres, y surgió un conflicto entre aquel amor y tus expresiones que sólo se cargaban de vanidad, soledad, silencios, exigencias...
    R - ¡¡¡Yo no soy más así!!!
    Pc - Pruébalo.
    El cordero despertará, mas no saldrá de donde está. Si tienes alguna hoja que no necesitas más, haz que caiga dentro de la caja; tal vez él, con eso, tenga alimento por mucho tiempo.
    Debes pensar que ese cordero no sabe que existimos. Por lo tanto, lo aflige una profunda soledad. Son muy pocas las respuestas.
    ¿Qué puedes mostrarme?
    ¿Que harás por él?
 
    Los días y las noches se sucedían. Y en ese ir y venir, trabajaba esplendoroso; se desconocía...
    Remodeló toda la superficie, creando formas tan amadas y que lo hicieron llorar al tener que dejarlas.
    Las lágrimas que se repetían, esta vez de felicidad surgente, fueron el primer alimento del rosedal. Gigantesca sorpresa, cuando cierto día vio que las rosas miraban, todas mudas, sin entender cómo él cuidaba de tantas, dando a todas la misma atención.
    Ninguna le pedía nada.
    El guardaba silencio; tenía temor de que aprendieran a hablar, primer obstáculo para amarlas.
    Llegó hasta los montículos de arena y se acostó, recordando cómo había sido su figura en el momento de partir, allá, en el mundo distante, tan próximo a su Conciencia, a su corazón, a todo su Ser.
    Miró hacia las estrellas, sintió un vibrar extraño. Demasiado fuerte.
    Revisó mentalmente el lugar que había preparado para su anhelante Amigo, preguntándose qué faltaría transportar para completarlo. Abrió los ojos y miró su nuevo mundo.

    Sorprendido por la certeza de una presencia, se irguió con toda su frágil juventud y comenzó a caminar. Cuando salió de entre las rosas, vio a su Amigo sentado contemplando el desierto.
    Estaba diferente, mas sólo él podía encontrarlo, sólo él conocía su vibrar, sólo él podía entender el lugar que lo aguardaba.
    El pequeño lo observó:
    Pc - ¿Qué haces?
 
    Su Amigo sintió un estremecimiento...
    ¡Por fin aquella voz, aquel recuerdo, aquel vacío que sentía!
    Todo. Todo el existir en monotonía de días largos y noches interminables desaparecía cayendo como cristales opacos.
    El Espacio capturó su mirada, recordó el último instante, cuando iba en el avión y se proyectó al infinito con todas las fuerzas que el amor le daba.
    Ahora tenía miedo de inclinar su cabeza, mas lo hizo. Y distinguió aquella figurita amada.
    Pc - ¿Qué es lo que haces? ¿Qué es lo que esperas?
 
    Estaba mudo, no quería hablar, quebraría el encanto, el gigantesco "Tiempo" concedido en tan pequeño "Tiempo" para que el amor tuviera la respuesta que tanto tiempo aguardaba.

    Pc - ¿Qué esperas?
    A - ¿Tú estás aquí?
    Pc - ¿Y quién otro podía ser?
    A - ¡Ven a mí!
    Pc - ¿Por qué, no puedes caminar?
    A - Ven a mí. Yo ya he llegado hasta aquí.
 
    La Pequeña Conciencia se acercó.
 
    Pc - Esas modificaciones que has reunido, son de una vejez que desconozco.
    Tú guardabas mucha vida cuando te conocí en aquel mundo.
    ¿Por qué no la has retenido?
    Si dices amarme, deberías haber conservado tu juventud, porque todas tus ilusiones y esperanzas te hubieran mantenido.
    A - Es que ya no quería vivir. Tu ausencia me provocó mucho daño.
    Pc - ¿Cómo, mi ausencia, pudo provocarte daño, si sabías que estaba a tu espera?
    A - Sí, pero cuando partiste, todo parecía un espejismo de locura; era tan difícil pensar en que no habías sido una alucinación, una proyección de todos mis anhelos, fracasos, desesperos...
    La soledad siempre ha marcado mi vida profundamente y era necesario algo para mantenerme vivo o en equilibrio. Y tú llegaste justo, justo, ¿recuerdas? cuando mi avión estaba averiado.
    Pc - Sí, fue en ese tiempo que te conocí.
    A - ¿Recuerdas? Bueno, en un avión también elegí el momento de partir para venir a tu encuentro.
    ¡¡¡Estar aquí!!!
 
    Mira. Mira las estrellas, no sé de dónde vine, tampoco me interesa. Es muy importante para mí, mirar hacia las estrellas y no anhelar el ámbito anterior.
    Siempre quise estar aquí, y no sabía que este lugar existía.
    ¡Pero es mayor de lo que tú me has dicho!!
    Pc - ¡Nooo! Este es el lugar que preparé para cuando tú llegaras. Además mi Rosa, todavía continúa siendo celosa de sus lugares y de sus cosas. La estoy ayudando a crecer.
    A - ¿Y ella no mencionó tu ausencia?
    La ausencia no permite crecer, sólo retarda.
 
    ¿Tú creaste esas colinas, esas ondulaciones, o ya estaban así?
    Pc - Yo las formé, para que cuando tú llegaras, las identifiques; pues estando realmente anexado a todo lo que fui para ti, te quedarías. Y aunque pasaran algunos días y algunas noches hasta que nos pudiéramos ver, no partirías.
    A - ¿Cómo partir, pequeña criatura? Si tú eres todo lo que anhelé en mis estados de Conciencia Mayor.
    Ahora estoy aquí, compartiré este mundo contigo. Me ayudarás y te ayudaré en todo lo que pueda surgir como dudas, vacilaciones; o que exija de nosotros una respuesta.
 
    ¡Qué bonito has hecho el rosedal!
    ¿Existían rosas aquí?
    Pc - No, cargué conmigo todo lo necesario para que la vida se expresara en forma de rosas.
    A - Y tu Rosa, ¿qué ha dicho?
    Pc - Todavía no sabe. Es una sorpresa.
    A - ¿No sabe que hay tantas rosas?
    Pc - Sí, le he dicho que hay rosas, pero continúa diciéndome que ella es única.
    A - ¿Y lo es? ... ¿Lo es?
    Pc - Sí, ella es única...
    A - ¿Y todas esas rosas que tú has idealizado aquí, precisamente las conformas como son, para que Ella continúe a ser única?
    Pc - No. Esas rosas por más que se esfuercen, nunca podrán igualarla.
    A - Y si por casualidad llegase a surgir una, una, una más. ¿Qué harías?
    Pc - No es mi problema. El problema es de la Rosa.
    A - ¿Qué has hecho con el corderito que te he dibujado?
    Pc - Está allá; esperando que lo alimente.
    A - ¿No lo has alimentado?
    Pc - No, él es muy pequeño.
    Ya le he dicho a la Rosa que cuando tenga una hoja que le sobre, la deje caer en la caja.
    A - Ah! ... ¿Qué hay del otro lado?
    Pc - Ya iremos. Ya iremos. Quédate ahí, reposando. Yo me sentaré cerca de ti.
 
    ¿A que no sabes lo que hay también?
    A - ¿Qué? ... ¿Un aljibe? ¡De verdad!
    Pc - Sí. ¿Quieres que vayamos hasta allí?
    Es cerca, es cerca. A pocos pasos.
    A - ¡Ah! Pero junto a ti, y cerrando los ojos, soy capaz de sentir hasta el calor del desierto; la juventud que ya no cargo y que deseo tener; la fuerza de la vida que tenía, pero no la ignorancia... La comprensión profunda de todo el amor que desgastaste en mí con tus interrogaciones.
    Vayamos, ¡sí!
    Pc - ¡¡¡ESOO!!! ¡ASÍ ES QUE ME GUSTA!
    ESA ES LA FIGURA QUE YO CONOZCO. AL COLOCARTE DE PIE, ESTAS SÍ, TAL CUAL YO TE CONOCÍA.
    A - Y tú has crecido un poco en tamaño.
    ¿Se habrán alargado tus miembros con el pasar de estos tiempos?
    Pc - Algo así. Como si la experiencia precisase de más espacio.
    A - No, la experiencia no. El realizar de la Conciencia, sí.
    Pc - Ah! Vamos hasta el pozo.
    A - Vamos. Tiéndeme tu mano, tierna criatura.
 
    Caminaron lentamente. El Amigo no sentía el abrazar del sol. Una sed imperiosa lo excitaba.
    Cuando se aproximaron al aljibe...
    Todo igual.
    Movió la cuerda, hizo cantar la roldana, y el pozo despertó. Y en ese instante repitió las mágicas palabras:
    Pc - ¡Sí, es de este agua que precisamos!
    A - Es verdad, ahora los dos precisamos de este agua.
    Pc - Dime. ¿Ahora qué sientes al beberla?
    A - Es tan diferente. Recuerdo mis perturbaciones de aquellos tiempos, no me dejaban comprender el momento que estaba viviendo.
    ¡¡¡Sí!!! Bebí de aquel agua.
    YO ERA TESTIGO DE TU EXPRESION Y TU SOÑAR AL MOMENTO DE BEBERLA. Y AHORA ME EMBRIAGA, ES VIDA, ES SABIDURÍA, ES EQUILIBRIO.
     ENTIENDO CUANDO DECÍAS, QUE DE ESE AGUA QUERÍAS BEBER. DE ESE AGUA, SÍ.
    CREO QUE CONCEDE LAS PUERTAS DE LA ETERNIDAD.

JUVENTUD ETERNA,
CONCIENCIA Y EQUILIBRIO ETERNO.
AMOR IMPERTURBABLE.

    ¿Por qué me miras y ríes?
    Pc - Es que siento, siento sí, que el agua es para ti como para mí.
    Ese es el agua. Es toda la fuerza que puede llegar como respuesta.
    Respuestas, no las que yo buscaba en los planos en el que estabas, cuando quería saber por qué estabas perturbado, perdido, desorientado; por qué una máquina era tu vida y podía retirarte de mi presencia, de mis interrogantes, de mi Amor...
    A - Era joven de más para saber Amar, pero no para sentir el Amor.
    Pc - Es lo que pasaba conmigo, por eso había partido en busca de otros saberes.
    Ahora tú cargas también, las respuestas.
    A - Sí. El amor que yo genero y tú generas, agigantan al Amor.
    El amor crea fuerzas, para que alguien que también te ha amado pueda llegar.
 
    ¿Por qué ríes?
    Pc - Tú no sabes.
    A - Sí, sé que muchas cosas no sé.
    Yo, ahora te hago preguntas. ¿Por qué ríes?
    Pc - Eres tan persistente como lo era yo. Me haces recordar a mi Rosa.
    A - ¿Por qué? ¿Tu Rosa es persistente?
    Pc - Sí, es muy persistente.
    A - Ah... Comprendo... ¿Pero recuerdas que alguien más, te amaba?
    Pc - ¡Sí! Sí, sí.
    Ven, camina conmigo.
    A - ¿Hacia dónde vamos?
    Pc - Del otro lado. Pero vamos despacio. Caminando despacio.
 
    Ya llegamos. ¿Qué es lo que ves?
    A - No puedo creerlo. ¡Tienes trigo!
    Pc - Sí.
    A - ¿Cómo has conseguido?
    Pc - Transporté la esencia del trigo conmigo.
    A - ¡Ah! Eso sí que es sabiduría. Tú has transportado todo nuestro pasado contigo. ¿De verdad?
    Pc - Sí.
    A - ¡¡¡Eso es sabiduría!!!
    ¡Trigo! Mas está rígido. ¿Qué le pasa?
    Pc - No tiene vida.
    Bueno... la Zorra no ha llegado.
    A - Pero ¿cómo va a llegar? ¿Cómo va sentir el llamado, si el trigo no danza como tu ondulante cabellera?
    Tú me dijiste que ella te recordaría cuando el viento moviese los trigales asemejando el agitar de tus cabellos.
    Pc - Sí.
    Bueno, le falta eso.
    ¿Cómo puedo llamarla? ¿Cómo puedo identificarla?
    Es posible que su Energía haya pasado por aquí, empero vio ésto y no lo reconoció.
    A - Es verdad, es verdad. Es verdad.
    Pc - ¿Cómo es posible que una Rosa me haya distanciado de cosas tan importantes?
    ¡Muévete trigo! Agítate anhelantemente. Con rapidez; con lentitud. Muévete con las caricias de la suave brisa.
    ¡Muévete!
    ¡Llama a la Energía de aquella que me amó y que yo también amé!
    Al distanciarme sabía que le haría daño. Yo le avisé. Ella también sabía, mas de esa forma estaría concretado lo que siempre me decía: "Domestícame. ¡Domestícame!
Porque así te estaré esperando"
    Y ahora soy yo el que la espera, porque he sido también, prisionero de todo su sentir.
    ¡¡¡Vamos!!!
    A - Sé paciente. Quién sabe cuántas veces ya pasó por aquí a espera de que el trigo mostrarse su semejanza con tu cabellera al viento.
    Pc - Es verdad. Fue tal vez un descuido mío.
    Volvamos a donde está tu silla...
    ... Siéntate.
    A - Eh! Es bien cómoda; más cómoda que las piedras en que dormitaba en el desierto, sin deseos.
    Pc - ¿Has visto el agua que te dejé?
    A - ¡Ah! ¡Qué maravilla! Déjame beber. Es el mismo agua, el agua del aljibe.
    Pc - Bueno. Debo partir, porque ya hace tiempo que la Rosa debe estar esperando, y no acostumbro a dejarla tanto tiempo.
    Ya retornaré.
 
    ¡Qué bueno que has llegado!
    A - ¡Qué bueno que tú también estás!
    Pc - Ya volveré.
 

 

Ñ
 
 
"Entiendo cuando decías
que de ese agua querías beber..."
 
 
 
 
Segunda Parte
 
 

    R - ¿Dónde anduviste? Te estaba esperando. ¡Qué anhelo! ¡Qué desespero! ¡Qué todo! ¡Qué todo!...
    Pc - ¿Qué todo, qué?
    R - Me pongo inquieta. Has prometido que me harás caminar para estar junto a ti.
    Pc - Tendré que cargarte; y a veces pienso que necesitaré muchos más pájaros para poder llevarte. Tú deber pesar mucho.
    R - Pero... ¿Cómo puedes imaginar que peso mucho?
    Pc - Claro, tienes raíces grandes. Deberías tener raíces menores.
    R - Pero si mis raíces son tenues, delicadas. Si se muestran mucho, el planeta podría hasta quebrarse.
    Pc - ¡Cuidado! Tú sabes que lo único que podrían quebrar el planeta serían las plantas parásitas...
    ¿Eres tú?
    R - Claro que no soy. Te he dicho que soy única. ¡Las plantas parásitas, no!
    Pc - Y esas dos que están ahí, ¿qué han de pensar cuando hayan crecido? ¿En los mismos anhelos que tú tienes?
    R - No! Ellas son diferentes.
    Yo he cuidado de eso, para que no te puedan dar nada más de lo que yo te doy.
    Pc - ¿Problemas?
    R - No, yo no te doy problemas. Yo te doy inquietudes, simples inquietudes que a veces generan problemas.
    ¿Por qué me hablas siempre así?
    Has retornado para acusarme, para decirme que no soy lo que debo ser.
    ¿Por qué?
    Pc - Porque realmente todavía no eres lo que tienes que Ser.
    R - ¿Qué quieres tú que yo sea?
    Pc - LA ROSA MÁS LINDA, PERFECTA Y EQUILIBRADA DE TODAS LAS ROSAS QUE PUEDAN EXISTIR.
    R - Por suerte no tendré que contemplar todas esas rosas que tú dices que existen. No sé que sentiría.
    Pc - Toma cuidado, no sabes, tal vez al enfrentar muchas rosas comprenderías que esa exclusividad que tú cargas es valiosa.
    R - No comprendo. ¿Ser diferente, tal vez única, es valioso?
    Pc - SI. AL NO CONTEMPLAR FUERA DE TI, CORRES EL RIESGO DE DESTACAR TU EGOCENTRISMO.
    R - ¿Egocentrismo?
    Pc - Es claro. Se expresa en tu vanidad, en el reflejo de tus exclusividades; en tus derechos no adquiridos de exigirme cosas. Siempre exiges cosas.
    R - Es que tú siempre estás privándome cosas.
    Pc - Yo no te estoy privando de nada. Te estoy concediendo; sólo que no consigues ver que por más pequeño que sea lo que te concedo, ¡¡¡estoy concediéndote!!!
    Piensa bien cuántas cosas te he concedido y cuántas cosas se te fueron permitidas. Mas tú no lo reconoces; siempre exiges más.
    Hay hábitos y costumbres que tenemos por derecho y otros que adquirimos por derecho.
    Tú tienes cosas y las adquieres sin tener derecho.
    Eres única. ¡¿Cuántos son únicos y sin embargo no lo notas?!
    Comienza a pensar un poco en lo que hay fuera de ti y verás que ser una rosa, tiene bellezas que tu misma ignoras.
 
    ... Buscaré una forma de transportarte. Ahora caminaré y veré cómo están los volcanes.
 
    Preciso sentir, sentir... SENTIR QUE HE LLEGADO.
 
    R - ¿Sabes una cosa?
    Pc - ¿Qué?
    R - Te veo muy contento, muy alegre, muy feliz. ¿Estás así por estar a mi lado?
    Pc - En parte sí y en parte no.
    R - ¿Qué es lo que puede despertar en ti tanta felicidad?
    Pc - Algo que tú verás... Algo que tú verás.
    R - Y ver, ¿me permitirá sentir?
    Pc - Sí. Ver te permitirá sentir.
    Dile a esas dos compañeritas que no sean tan curiosas. Hay momentos en que deben cerrar sus pétalos y adormecer; y hay momentos en que deben tener todos sus pétalos bien abiertos para saber escuchar, y poder entender.
    Por lo menos ellas no me exigen y yo les concedo.
 
    ¿Quieres que te riegue con agua?
    R - Sí, estoy precisando hace tanto tiempo...
    Pc - ¿Tanto tiempo? ... Hace poco lo hice.
    R - Sí, pero mis raíces estaban muy sedientas y desesperadas.
    Pc - ¿Tus raíces desesperadas?
    R - Claro que sí.
    Pc - Es lo que no quiero.
    R - ¡Agua! ¡Es la que quería beber!
    Pc - ¡Ah! Tú también. ¿Qué sientes con este agua?
    R - Este agua es diferente. Este agua es diferente... No es la misma que antes.
    Pc - ¿Cuál es la diferencia que sientes?
    R - Es como si mi todo estuviera por primera vez limpiándose. Mis labios, ya no tan rígidos ni duros, tórnanse más tiernos y mis ojos comienzan a ver .
    ¡Mira! ¡Mira mis pétalos! Las gotas quedan inmóviles porque no las quiero soltar. Es realmente un rocío como el que tanto anhelaba... Es la frescura de algo que siempre estuvo faltándome.
    Pc - Sí. Es agua del manantial de la sabiduría.
    R - ¿Dónde la has conseguido?
    Pc - No la he conseguido. La he creado.
    R - ¿Tú has creado un lugar que te brinda agua de sabiduría?
    Pc - SI. CUANDO SE ES SABIO, SE PUEDE CREAR. CUANDO SE ES EGOÍSTA, SOLO SE PUEDE DESTRUIR.
    R - Pero... ¿por qué me miras cuando dices egoísta?
    Yo no he sido egoísta. He sido anhelante, desesperada queriendo conquistar tu amor.
    Pc - Yo siempre te amé.
    R - Mas no lo has mostrado.
    Pc - Si lo he mostrado, sólo que tú no lo conseguías ver.
    R - Tienes razón, ahora que mis ojos están más limpios, comprendo que hay en ti mucho amor.
    Pc - Ves, ahora comienzas a prepararte. Yo haré un recipiente donde pueda cobijar todas tus raíces, enriquecerlas con el agua de sabiduría. Empezarás a crecer, realmente, como Rosa única.
    R - Ehhh! Así aguardo, así espero. Quiero darte lo mejor de mi belleza.
    Pc - Tienes que darme más que tu belleza. Ella es efímera; llegará un tiempo en que tus pétalos no serán tan bonitos.
    R - No digas eso. ¡Por favor!
    Mis pétalos siempre serán bonitos, siempre seré fragante, siempre estaré erguida. ¡Siempre! ¡Siempre!
    Pc - ¿Siempre? ¿Tú sabes lo que es "siempre"?
    R - Sí. No permitiré que mi amor pueda degradarse o disminuirse al punto tal, que mi estructura se debilite.
    Pc - ¿Hablas tanto así?
    R - ¿No he estado a tu espera? ¿No he tratado de agradarte con dos proyecciones mías? Lo hice para cuando tú retornaras. ¿Eso no es amor?
    Pc - Sí, es amor...
    He regresado. ¿Eso no es amor?
    R - Sí, sí es amor. Y ahora... ahora veo que al partir no has sido egoísta, ya que retornas con ese agua de sabiduría creada por ti.
    Pc - Verdad...
 
    Momentos después recorrió el planeta. En el lado opuesto se quedó.
    Sentado observaba las estrellas. Pensaba en su Amigo, que por fin había llegado.
    Comenzaba a sentir equilibrio...
    ¿Y la Zorra? El trigal estaba a su espera, ya tenía vida; mas había una gigantesca incógnita que tanto lo perturbara... Una pregunta que tanto, tanto, tanto temor despertaba...
    ¿Y la Serpiente?
     ¿Qué hizo la Serpiente, un acto de amor?
    ¿Qué representaba? ¿La Muerte? ¿El Tiempo?
    ¿Quién lo aguardaba?
    Ella le permitió llegar hasta aquí. ¡¿Cuán importante era eso?!
    ¡¡¡Llegar hasta aquí!!!
    Ella estaba allá, esperándolo con su veneno encerrado para retener su materia.
    ¿Cómo fue posible que eso sucediera?
    Cuando se fue, dejó a sus amigos atrás para volver al amor de su rosa ÚNICA, a su primer amor.
    ¿Cómo interpretar todo aquello?
 
    Lentamente adormeció...
 
    Dormir era algo nuevo, una sensación extraña. Se desdobló y cerca vio todas las aves errantes que formaban un arco iris; caminos por los que se dejó llevar. Y en el centro de todo un Universo extraño, divisó una figura escondida...
    Pc - ¿Qué haces tú, detrás de toda esa maraña de cintas fluctuantes?
    Z - Te he estado buscando.
    Pc - Y yo te he estado aguardando. Ven, te mostraré a dónde ir.

    La acompañó hasta su nuevo mundo; aquel que con tanto cariño fue estructurado para todos los que debían llegar y que él amaba.
    Cuando sobre el trigal se encontraron, la Zorra se dejó caer.
    El reía y ella humedeció su hocico; no tenía miedo. No había cazadores, no tendría que huir. Levantando su cabeza parecía mirar al trigo granado.
    ¡¡A jugar en los trigales!!
    La cabellera de su gran compañero destellaba en su memoria.
    ¿Qué sería lo que la aguardaba? Esperaba anhelantemente...
    Z - Por primera vez estoy... Me quedo... Me aman...

    La Pequeña Conciencia siguió fluctuando en el espacio; giraba.
    Entre las serpentinas descubrió a la Serpiente. Sintió temor.
    S - No tengas miedo. Yo no te hice daño, y sí lo que tú me pedías.
    Pc - Sí, pero ahora no es necesario.
    S - Ya lo sé. Quería decirte que nunca me perdoné haberlo hecho.
    ¿Por qué tuvo que ser así? Ahora sientes desconfianza cuando me aproximo.
    Debí rechazar tu pedido, pero siendo una serpiente no me pude resistir; las serpientes pican...
    ¿Sabes? Cuando dejaste tu materia tendida, el remordimiento me impidió acercarme, por eso busqué encontrarme contigo, y conmigo, y pedirte disculpas por lo sucedido.
    Pc - Tú hiciste lo que tenías que hacer, sólo que al verte recordé aquel instante.
    S - ¿No puedes evocar el pasado de una manera distinta?
    Si yo fuera diferente...
    Pc - Es lo extraño entre la materia y la Energía .
    La Energía no puede estar libre, encontrarse, ni vibrar con toda la fuerza mientras está en la materia.
    Estando presa a la materia no puede Ser.
    S - Y ¿por qué continúo teniendo forma de serpiente?
    ¿Por qué tú no eres como yo?
    ¿Por qué nadie se parece a mí?
    Desde una flor, un pájaro, tantas cosas que he visto.
    Yo siempre me arrastraba, me arrastraba, y cuando llegaba al calor de la arena, estaba siempre sola.
    ¡No quiero estar sola!
    Quiero cambiar. ¿Tú puedes transformarme?
    Pc - ¿Qué te gustaría ser?
    S - No sé.
    Pc - Mira. Has aprovechado tu similitud con las serpentinas para expresarte...
    S - ... para acercarme a ti de alguna manera.
    Pc - ¿Te gustaría ser todas las serpentinas? ¿Formar una cascada de colores que todos los pájaros transporten a las estrellas, brindando la posibilidad a todos aquellos que te miran, de desplazarse, de adquirir mayor sabiduría y de ... ¿Ves lo que yo hago en este momento?
    Reencontrarnos, y tantas otras cosas que tú misma tendrás que descubrir...
    S - Tienes razón, lo que más se asemeja a mis formas son las serpentinas, pero sin tener mis limitaciones.
    Pc - Las aves que viajan por el Universo todo, esperan mi llamado. Yo las convido a veces a pasar cerca de mí, porque eso ha de crear cánticos silenciosos, donde me expresan su felicidad.
    ¿Quieres participar de eso?
    S - ¡Sí!
    Pc - ¡¡¡Sé!!! entonces, todas las serpentinas. ¡Brilla con colores renovados! ¡Muestra al Universo la alegría del existir!
     
    Despertó:
    Pc - ¡Cuánto tiempo! ¿Qué ha pasado?
    Creo que por primera vez he dormitado.
     
    ¡¡¡La Zorra!!!
    ¿Será que llegó?
    ¿Habrá sido una ilusión?
     
    Se desplazó hasta su nuevo mundo; encontró a su Amigo observando las estrellas.
    A - ¡Ah! ¿Tú estás ahí?
    Pc - Sí.
    A - Me parece que la Zorra ha llegado.
    Pc - ¿De verdad?
    A - Sentí conmocionado, estremecerse el planeta. Vi el pasar de las aves formando bonitas figuras con las serpentinas, que irradiaban colores por demás cristalinos y luminosos. Por momentos ofuscaban las estrellas.
    Pc - ¡Ah! ¿Tú lo has visto?
    A - Sí.
    Pc - Yo pensé que era un sueño.
    A - ¿Un sueño? ¿Tú has estado durmiendo?
    Pc - Sí, por primera vez.
    A - ¿Por qué dormías?
    Pc - Mis pensamientos me condujeron a ese estado.
    A - ¿Qué has conseguido al dormitar?
    Pc - Encontrar respuestas.
    Encontré a la Zorra y encontré a la Serpiente.
    La serpentina de colores que se destaca, es ella.
    Y la Zorra debe estar esperándome en los trigales. ¿Vienes conmigo para conocerla?
    A - No. Se asustará, porque tengo la apariencia de aquellos que la perseguían.
    Pc - Eeeh... Bueno, primero voy solo y le diré que tú estás aquí.
 
    Llegó hasta los trigales de suaves movimientos. Su figura caminó levemente.
    La Zorra, agazapada, con sus ojos brillantes aguardaba.
    Z - ¿Estás ahí?
    Pc - Sí, estoy aquí.
    Z - ¡Cuánto desespero, el tiempo que ha pasado! Fue una Eternidad.
    Pc - ¡HAS LLEGADO!
    Z - ¡Qué joven y bonito estás!
    Pc - Y tú, ¡qué pelaje reluciente tienes! No han pasado los años para ti.
    Z - Sí, han pasado. Pasado... Pasado tanto que ya no me perseguían.
    Adormecí en un tronco cierta vez, y luego me sentí fluctuando en el Espacio.
    No sabía cómo buscarte. Pasé por este lugar varias veces, pero el trigo estaba rígido. Luego, agitándose, fue como tu cabellera.
    Estaba desorientada, hasta que tú... tú me has encontrado.
    Pc - Dime, ¿eres feliz?
    Z - ¿Qué es felicidad?
    Pc - Estar juntos, de esta vez para siempre...
    Z - ¿Seguro?
    Pc - ¡¡¡Sí!!!
    Z - ¿No hay cazadores?
    Pc - No, aquí no hay cazadores. Pero cada vez que abandones los trigales, todo lo que está fuera de él no te pertenece.
    Z - ¡Ah! Sabía que nuevas leyes estarían a imponerse en mi existir.
    Pc - No son leyes. Quiero dar protección a aquellos que tienen derecho a ser felices. Si tú convives con ellos, todo bien. Si ellos te reciben, todo bien. Si tú los recibes, todo bien.
    Ahí entonces, saldrás de los trigales cuando desees y andarás por toda la superficie de nuestro mundo de Conciencia.
    Z - Ah! Bueno, así es diferente.
    ¿Qué me espera ahí, fuera de los trigales?
    Pc - Una sorpresa.
    Tengo un amigo.
    Mi Amigo puede asustarte, porque se parece a los que antiguamente te perseguían.
    Z - ¿Ah, sí?
    Pc - Pero él es diferente.
    Z - ¿Existen diferentes?
    Pc - Sí, tú lo verás. Muy diferente.
     
 

 

Ñ
 
"¡Has llegado!"
 
 
 
 
Tercera Parte
 

    Lentamente salió de los trigales. Se aproximó a su Amigo que extasiado, continuaba mirando las estrellas. Por un momento, él también levantó su vista; comprendió que todo era su mundo de Conciencia.
    Los pájaros revoloteaban, esparciendo el brillo permanente de sus gigantescas serpentinas.
    En otros pocos pasos se aproximó hasta el muro del rosedal y vio a todas las rosas que curiosas se curvaban para verlo llegar. Mudas permanecían.
    Dibujó una suave sonrisa diciéndose: "Soy sabio, no les he enseñado a hablar".
    Y recordó a su gran Amor.
 
    Levantó los brazos, se dejó transportar. Cuando llegaba a su primer mundo que parecía cada vez más pequeño, se dejó estar.
    Giró. Y la Rosa, con gran expectativa en la mirada, le dijo:
    R - ¡¡¡Cómo te has demorado!!!
    Pc - ¿Ha crecido tu sabiduría?
    R - Sí, en ella se incluye mi paciencia, que antes no tenía.
    Pc - Es parte de la sabiduría.
    ¿Le has dado de comer al cordero?
    R - Sí, también eso.
    Un pétalo cargado de rocío de sabiduría.
    Pc - También has dejado de ser mezquina.
    R - Te he dicho que no fui mezquina y sí desesperada.
    Pc - El desespero no deja de ser una partícula de mezquindad.
    R - ¿Sabes lo que ha hecho el cordero?
    Pc - ¿Qué?
    R - Se ha recostado sobre el pétalo.
    Pc - Déjalo; ahora no tiene hambre. Su comportamiento demuestra sabiduría.
 
    Cabizbajo, sintió pensamientos brotando con intensidad. Era una sensación extraña que comenzaba a embargarlo. Miró a la Rosa nuevamente:
    Pc - ¿Qué has hecho? ¡Estás fuera con tus raíces! ¿¡Y ellas en un recipiente!? Parece de cristal...
    R - No. Es de Energía. Yo misma lo he creado para facilitarte.
    Pc - ¿Tú lo has hecho? ¡Has conseguido!
    ¿Ves lo que logra el Amor verdadero?
    R - Sí. Estoy viendo tantas cosas con la sabiduría que estoy absorbiendo ahora.
    Pc - Hablas más calma. Ya no eres pendenciera, orgullosa. No atacas...
    R - Tu tampoco me atacas.
    Pc - ¿Y por qué lo haría? Solamente comento lo que eras.
    R - Sí, lo que "era".
    Pc - ¿Sabes? Te he dicho que por donde estuve había muchas rosas.
    R - Sí, y también me has dicho que ninguna era igual a mí.
    Pc - De acuerdo. Ninguna es igual a ti. De todos modos transporté sus esencias y las he colocado no lejos de aquí.
    R - ¡¡¿En nuestro planeta?!!
    Pc - No, no. No lejos de aquí.
    ¿Quieres que vayamos juntos?
    R - Sí, pero tengo estas otras dos rosas cuyas raíces todavía están firmes.
    Pc - Son dos rosas ...
    R - ¿Las has regado tú?
    Pc - No, no.
    R - ¿Por qué no le brindas entonces, el agua de la sabiduría?
    Pc - ¿Podré confiar?
    R - ¡Claro! ¿Por qué no? En el fondo, en el fondo son como mis hijas.
     
    Tomó el recipiente que agua cargaba y dejó caer algunas gotas sobre ellas.
    Se estremecieron. Abrieron sus pétalos con ansiedad, y se calmaron.
    Súbitamente cambiaron de color. Antes eran rosadas, y ahora se veían blancas; blancas puras e inmaculadas.
    Pc - ¿Qué sienten?
    Miraron hacia la Rosa mayor, obedientes. Y ella, con delicado gesto, les dio permiso para hablar.
    R1 - Eh! No te conocíamos antes. Te conocemos ahora.
    Nos gustas...
    Pc - ¿Solamente eso?
    R1 - ¿Y qué quieres? ¡Nos gustas!
    Pc - Está bien. Yo solamente gusto de ustedes. Tampoco podrían exigir nada más de mí, por el momento.
    Ustedes permanecerán aquí. Y yo con ella, partiré.
    Mas volveremos, o volveré.
    R1 - ¿Tú tomas las decisiones, no?
    Siempre fue así. Entonces hazlo.
    R2 - ¿Y qué haremos aquí, solitarias?
    Pc - Ustedes son dos, pueden hablar.
    R2 - Sí. Monótono.
    Pc - Pero pueden hablar.
     
    Al primer gesto, las cintas bajaron para llevarlos. En un giro lento rodearon el recipiente que contenía a la Rosa. Él, ya suspendido, la observaba danzar como en un péndulo, mientras las aves volaban rumbo al nuevo mundo.
    La Pequeña Conciencia quiso descender en un lugar donde sus amigos no pudieran verlos.
    El diálogo recomenzó:
    Pc - ¿Te ha gustado el viaje?
    R - ¡¡¡Sí!!! ¡Fue fascinante!
    ¡Qué seguridad me daban todas esas cintas abrazándome con tanto cariño y delicadeza!
    ¡Cuán luminosas eran! ¡Mira lo irradiada que ha quedado mi Energía! ¡Mis pétalos brillan!
    "Si supieras quién te transportaba, tal vez no te alegrarías" - pensó él.
    R - Debo decirte lo siguiente: Todo esto es mucho mayor de lo que conocía.
    Pc - Sí, mayor y definitivo.
    R - ¿Por qué dices definitivo?
    Pc - Porque quienes has de conocer harán cambiar toda tu forma de pensar.
    Quiero decirte que por aquí cerca hay rosas, muchas rosas.
    R - Te dije que no quería cerca de mí, rosas.
    Pc - Sí, pero tú las verás.
    Verás también que eres diferente, y eso te tranquilizará...
    ... También tengo un amigo.
    R - ¡Un Amigo!
    ¡Ah! Ahora entiendo el por qué de tu alegría.
    Ahora entiendo de dónde venías.
    Venías de aquí cuando ibas a visitarme allá en el otro, el que era nuestro primer mundo.
    Pc - ¡Qué rápido que creces!
    R - ¡Qué rápido te entiendo!
    Pc - Bueno, tengo un Amigo. Y ese Amigo sabe mucho de ti, porque le he contado.
    Sabía que en mis viajes, lo que buscaba eran respuestas para traerte.
    Sabía también, que yo te amaba.
    R - ¿Me amabas has dicho?
    Pc - ¡Que te amo!
    R - ¡Ah!, bueno.
    Pc - Él no está lejos de aquí. Haré que venga a tu encuentro.
    Será el primer Ser que conocerás fuera de mis imágenes.
    R - Y él, ¿me tratará bien?
    Pc - ¿Y por qué no ha de hacerlo? ¿Por qué no?
     
    Se desplazó lentamente, de esa forma le daba la sensación que su mundo era más completo, mayor.
     
    Pc - ¡He llegado!
    A - ¡Ah! Tú, criatura delicada; estaba esperándote.
    ¿Sabes? Los pensamientos que me abarcan cada vez que contemplo las estrellas, y la luminosidad de las cintas cuando pasan, me tientan a levantar la mano para transportarme.
    A su vez me he dicho: Si mi amor está aquí, lo que yo amo está aquí, lo que siempre amé está aquí, ¿por qué deseo partir?
    Descubro que no me gustaría partir solo, y sí contigo; tal vez, en algún viaje.
 
    La pequeña Conciencia escuchaba.
 
    A - No puedo dejar de mirar hacia las estrellas.
    La curiosidad que me embarga es mayor; las sensaciones, aunque indefinidas, también.
    No estoy como antes, cuando la tristeza y el desespero eran una constante.
    Ahora busco una forma de proyectarme en toda la felicidad que guardo y que siento.
    Pc - Ya hemos de hablar sobre eso.
    Vine para decirte que la Rosa fue transportada.
    A - ¡Ah, sí! Me pareció ver pasar algo luminoso cargado por las cintas. ¡Era ella!
    ¿Dónde está?
    Pc - Ven conmigo.
     
    Y dándole la mano caminaron juntos.
    Cuando llegaron tan cerca y tan distante, estaba la Rosa, que se había reclinado hacia el otro lado como si su curiosidad la absorbiera del lado opuesto de donde ellos se podían aproximar.
    Ella giró, clavó los ojos sobre aquel que era Amigo del Ser que ella amaba; su Gran Amigo.
    R - ¿Tú eres, entonces?
    A - ¿Y tú eres la Rosa que mi Gran Amigo Ama?
    R - Sí. Si él lo dice...
    A - Pues claro que sí. ¡Qué bella y hermosa eres!
    R - ¿Te parece?
    A - Sí. Tiene razón, eres única.
    R - Soy única.
    A - ¡Qué seguridad tienes!
    R - ¡Mmmm!
 
    La Pequeña Conciencia también disfrazó su gesto de felicidad.
    Ese primer encuentro había sido muy agradable.
     
    Pc - Mi Amigo te cargará; así sus Energías alimentarán la Amistad que acaba de nacer.
 
    Caminaron...
    Sólo cerca del muro, usaron palabras:
    Pc - Prepárate, verás muchas rosas.
    R - ¿Y esto?
    Allá en nuestro mundo no existía nada así.
    Pc - Sí, no existía nada así. Esto es un muro.
    R - Entonces, todo lo que se opone a mi vista es un muro, es algo que estropea la realidad.
    Pc - O tal vez, frena una realidad que puede ser muy impactante.
    R - ¿De verdad?
    Pc - Sí, de verdad.
    Vayamos hasta lo que llamaremos el portal.
 
    La Rosa se estiró como queriendo llegar primero.
    Las otras rosas, que no eran pocas, giraron repentinamente y fijaron sus ojos en ella.
    R - ¡¡¡Barbaridad!!! ¡Cuántas! ¡Cuántas!
    ¿Y cómo has conseguido no olvidarme?
    Pc - No se olvida lo que es verdadero; además ellas no hablan.
    R - ¡¿No hablan?!
    Pc - No. No les he enseñado.
    R - ¿Por qué no lo has hecho?
    Pc - No lo hice porque si mal no recuerdo, al nacer tú ya hablabas.
    R - ¿Yo?
    Pc - Sí, hasta recuerdo tu primer frase:
    "Ah, ¿tú estás ahí?"
    R - ¡Es verdad! Pensé que no tenías tanta memoria.
    Pc - Y tengo mucho más.
    Entremos.
 

    Caminaron cerca de las rosas multicoloridas, que separadas por un camino, estaban a ambos lados. Movíanse de alegría al descubrir la existencia de una rosa diferente.
    No hablaban, mas entonaron una leve canción propia de sus vibrares, y el planeta se inundó de un profundo perfume que antes no existía.
 
    R - ¡Qué embriagante!

    Trató de olerse a sí misma, y más que exaltada dirigióse a la Pequeña Conciencia:
    R - ¿Tú has olido en mí, perfume?
    Pc - No, tú eres demasiado egoísta para dejarlo escapar.
 
    Ella lanzó por primera vez su fragancia.
    R - ¿Y ahora?
    Pc - Sí. Hasta en eso nadie se iguala a ti.
    La nueva impresión había resultado feliz.
 
    Salieron.
    El Amigo se reclinó luego de apoyar el translúcido recipiente cerca de su silla. La Rosa y él miraron las estrellas.
    La Pequeña Conciencia retrocedió otros dos pasos y también contempló las estrellas.
    Luego decidió ir al encuentro de la Zorra. Al llegar, ella estaba sentada a la vera del trigal.
    Pc - ¿Me esperabas?
    Z - Sí. Sabía que habías llegado. Sé también que no estás solo y me gustaría conocer a quien esté contigo. También estoy nerviosa, muy nerviosa... ¿Me aceptarán?
    Pc - Y, ¿por qué no?
    Tú eres sabia y hermosa. Siempre lo fuiste.
    Además ellos saben que yo te amo, y que tú me amas.
    Z - ¿Eso es importante?
    Pc - Sí, es muy importante.
    ¡Vamos!
    Z - No. Todavía, no.
    Pc - ¿Por qué?
    Z - Me gustaría... ¿Sabes qué?
    Correr entre los trigales, esconderme, y que tú trates de descubrirme.
    ¡Vamos a jugar un poco!
    Pc - Bueno, sí. Es hora, tal vez. Últimamente he tomado muy a serio todo mi quehacer.
    Es necesario jugar un poco.
    ¡Cierro los ojos!
    ¡Escóndete!
     
    Sigilosamente, la Zorra se ocultó entre los trigales.
    Las espigas se balanceaban reflejando el candor de la Pequeña Conciencia, que al abrir sus ojos, se incluyó en toda la magia de la escena.
    Pc - No hay viento. Debería existir un poco de viento.
     
    Y el viento sopló. Ondulante, dibujaba sobre el trigo figuras que sus designios impulsaban.
    ¿Qué eran dibujos para él?
    ¿Cómo descubrirlo?
    Una de las serpentinas, que estirada de más quiso destacarse, le habló:
    S - ¿Podría enseñarte a dibujar? Quisiera compartir ciertas imágenes contigo.
    Pc - ¿Cómo? Mi Amigo también sabe.
    S - Sí, pero tu Amigo hacía esos dibujos tan simples.
    Donde he estado, aprendí a dibujar.
    Cuando me desplazaba por la arena, hacía un surco simétrico; todos mis movimientos quedaban bien marcados, diferenciándome de cualquier otro Ser.
    Pc - Pero... ¿cómo dibujabas?
    S - En las diferencias de alturas que la arena daba, las sombras de las nubes producían formas, sobre las cuales, con mi cola dibujaba.
    Pude idealizar dibujando rosas, dibujando el muro. Fui creciendo y creciendo.
    Tanta soledad sentía... Tanto vacío...
    Dibujaba esferas, esferas y círculos; círculos y círculos, simbolizando aquel otro mundo donde me habías dicho que vivías.
    Cierto día, sin real comprensión, había dejado el desierto y estaba dibujando cerca del rosedal. Uno de los círculos se llenó de pétalos, caídos de una rosa que me dijo también estar triste por tu partida, cuando me preguntó por qué yo lo había hecho.
    Bueno, es historia antigua pero le tuve que explicar que fue necesario...
    Pc - Sí, era necesario. No hablemos de eso.
    ¿Tú me enseñarías a dibujar?
    S - Sí, sí. Puedo enseñarte. ¿Qué quieres dibujar?
    Pc - La ondulación del trigal moviéndose al viento, ¿cómo la harías?
    S - ¡Mira qué arcoiris! ¡Mira todas estas serpentinas de las cuales soy parte! Mira lo que conformo ahora.
    Y las figuras iban apareciendo... La Rosa... El Amigo...
 
    Pc - ¿Cómo tú sabes todo eso?
    S - Porque desde el lugar en que estoy, todo lo veo. A veces no lo comprendo, por eso lo imito más.
    Amo esas figuras porque tú las amas, y yo te amo.
    Pc - Sí, eres muy gentil.
    Dibújame el trigal...
    Y todas las serpentinas se ondearon y parecían flamear en un viento fantástico, gigantesco que rebordeaba las estrellas.
    Pc - ¡Qué maravilloso es!
    Tienes más creatividad que mi propio trigal.
    Aguarda un instante, tengo que ir al encuentro de una amiga escondida.
    S - ¿Quieres que te diga dónde está?
    Pc - ¡No! No. Me quitarías el placer del juego.
    Luego volveré a hablar contigo sobre algo muy importante que está teniendo principio en mi Conciencia.
 
    Apartando las espigas, caminó.
    No distante, sí: no distante, la Zorra lo estaba esperando. ¡Inmensa era la alegría de ser descubierta por la Pequeña Conciencia!
    Y cuando la encontró, ella levantó el hocico, abrió los ojos y en una risa que la hizo girar y saltar, cayó en sus brazos.
    Pc - ¡Qué bueno es este mundo de Conciencia de Amor! ¡Qué bueno es estar juntos!
    Z - ¡Qué bueno es que no participe de mi respirar, el miedo!
    Todos los temores se han alejado. ¡Cuánta paz! Siento equilibrio...
    Pc - No juguemos más. Nos aguarda una Rosa que amo mucho, que pienso habla a veces hasta de más, pero que también me ama mucho.
    ¡Ven!
    ¡Ah! ¿Y sabes quién más?
    Aquel Amigo de aspecto similar a los que te perseguían.

    Y ella, dos pasos trás él, cautelosamente avanzó.
    La Rosa estiró su tallo para ver mejor a la acompañante de la Pequeña Conciencia.
    R - ¡¿Qué es eso que llega ahí?!
    ¿Me destruirá?
    A - No, tranquilízate, es más calma que tú.
    R - ¿Más calma que yo?
    A - Sí.
    R - ¡Es imposible!
    A - Es verdad, tu eres única.
    Se parece a ti en lo calma que es.
    R - ¡Ah! Ahora está mejor.

    El Amigo giró en su asiento para recibirlos.
    A - ¡Tu Amor de los trigales!
    Pc - Sí, mi Gran Amor de los trigales.
 
    La Zorra se reclinó en las piernas de la Pequeña Conciencia.
    Asomando el hocico observó a los que serían sus nuevos amigos.
    Z - ¿Cómo están?
    A - Bien, bien. Estamos bien.
    R - Y con tu llegada, asombrados.
    A - Ven, aproxímate.
 
    Ni intentó dejar su lugar, puesto que la Pequeña Conciencia no se movió.
 
    Pc - Reclínate ahí.
    Quédate tranquila. Disfruta de la paz de estar en grupo; de estar entre amigos.
 
    Él retrocedió para apreciar un cuadro imaginado hecho realidad. Un cuadro que él había soñado: "Cómo sería el momento en que ellos se encontrasen, se enfrentasen".
    ¡Haberlo conseguido!
 
    El Amigo quiso tocar a la Zorra. Extendió el brazo muy despacio, sonriendo sin hablar; y ella humildemente, bajando las orejas se dejó acariciar.
    R - Mmh! Mmh! Mmh!
   A - Sí, para ti también.

    Y delicadamente acarició sus pétalos.
    En su base destellaban colores cambiantes.
    La Pequeña Conciencia observaba.
    El Amigo se acomodó para mirar las estrellas.
    La Rosa a su tiempo, reparó en las estrellas.
    La Zorra, cariñosa en un gesto a la Pequeña Conciencia, sintió que las estrellas también absorbían su atención.
 
    Algo envolvía al grupo, que unido más crecía.
    Esa fuerza dominaba el todo.
    Pasaron los pájaros y las serpentinas iluminaban, a todo color. La arena brillaba. Dejaba de ser noche, siendo que tan rápido por veces, era día.
    Dos Rosas más y un Cordero llegaron a la memoria de la Pequeña Conciencia.
    Levantó los brazos y se dejó llevar.
    Se sintió extraño, de nuevo en su primer mundo. Captó el vacío que reemplazaba el espacio de la Rosa.
    A un lado, las dos pequeñas parecían dormitar.
    Se sentó cerca de los volcanes; reclinado pensaba... Pensaba...

 
Ñ
 
"Levantó los brazos, se dejó transportar..."
 
 
 
 
Cuarta Parte
 

    Pasó en ese tiempo tres ó cuatro noches. Noches rápidas. Días rápidos. Suficiente para concluir que una etapa nueva se estaba aproximando.
    Las dos pequeñas rosas abrieron los ojos y alegres fueron en sus expresares:
 
    R1 - ¡Ah! ¡Tú estás ahí! ¡Qué bueno!
    Estábamos tristes, nos sentíamos solas, abandonadas. Pensamos que no volverías...
    Pc - Es que tú no me conoces.
    R1 - Sí, te conocemos. Tú vuelves siempre, pero ¿por nosotras?
    R2 - Es tu primer gesto de Amor, y no de Amistad.
    Pc - Es mi primer accionar de Amor.
    R1 - Nuestro primer vibrar de Amor es reconocer tu llegada.
    R2 - Enséñanos a amar...
    Pc - No va a ser difícil. Cuando se quiere, es fácil.
 
    Se aproximó, recogió la caja: ¡Tan pequeño! El cordero seguía dormitando. Parecía estar calmo.
    ¡Tan pequeñito!
    Lo tomó entre sus manos. Lo colocó sobre su pecho.
    Creó con su fuerza dos recipientes.
    R1 y 2 - ¡Qué, ¿nos vas a cubrir?!
    Pc - No, las voy a transportar.
    Suelten sus raíces de donde están adheridas.
    Eso... Así... Penetren en los recipientes y verán que tienen agua de vida y sabiduría.
 
    Depositó la primera e hizo la misma operación con la otra.
    Las cargó entre sus brazos, levantó las manos y dejó que los pájaros, al pasar, los transportara.
    La llegada a aquel mundo mayor, que extraño indicaba grandes ideales concretizados, provocó la alegría de todos sus Amigos.
    Y él tuvo que explicar quién era uno, quién era el otro, por qué sí, por qué no.
    Y pasaron noches y días conversando.
    Las Rosas estaban junto a la Rosa Mayor; la Zorra, más próxima a la silla de su Amigo.
La Pequeña Conciencia se apartó del grupo rumbo al muro y al rosedal. Pensativo, sus manos se entrelazaron por detrás. Miró rosa por rosa; todas eran iguales: colores diferentes, sí; pero todas iguales. Y cada una de ella, fijó sus ojos curiosos en él.

    Otra vez la música lo envolvió: extraña, original, bonita; la melodía de la Conciencia del planeta que habitaban.
Balanceábanse con delicadeza y suavidad; un ballet de rosas.
    El perfume impregnaba, surgiendo del amor que concedían y lanzaban para agradar a quien las había transportado, las cuidaba, les enseñaría a amar.

    Pc - He de volver.
    Rs - ¡Ha de volver! ¡Ha de volver!
    Pc - ¡Están comenzando a hablar!
    Rs - ¡Estamos comenzando a hablar!
    ¡Estamos comenzando a hablar!
    Pc - Sí, he de volver.
    Rs - ¡Sí, ha de volver!
    Pc - Ustedes estarán siempre conmigo.
    Rs - Sí, estarán siempre conmigo. No, estaremos. Sí, estaremos. ¿Cómo? ... ¡Ah, sí! Estaremos con él. ¡Siempre estaremos con él!

    Los pájaros en el espacio, daban vueltas circulares. Conformaban imágenes extrañas reflejadas en nubes que antes no existían.
    Atravesó el umbral del muro...

    "Todo lo que está aquí me pertenece. Todo lo que está aquí lo transporté, lo construí, lo modelé. Es parte de mi Conciencia, sí; pero es parte de la Conciencia que estaba profundamente angustiada por la soledad, por la tristeza, por la distancia...
    Todos los Seres que amo están junto a mí. Todos los Seres que esperaba han llegado.
    Todos, todos han reconocido las señales. Todos beben el agua de la sabiduría."
 
   R - Yo también he bebido del agua de la sabiduría.
    Pc - Sí, todos estamos más sabios, equilibrados y unidos.

    Se sentó sobre la arena, próximo a su Amigo.
    Pc - ¿En qué piensas cuando miras las estrellas?
    A - Cuando miro hacia las estrellas pienso que ellas aguardan por nosotros.
    Pc - ¿Para qué?
    A - Hay tantas cosas para ver y descubrir.
    Pc - ¿Y cómo podríamos hacerlo?
    ¿Imaginas los pájaros, tener que transportarnos a todos nosotros? Sería mucha carga... fatigante.
    A - Te propongo algo diferente: ¿Por qué no nos fusionamos en ti?
    Pc - ¿Fusionarse en mí?
    ... Y ustedes dejar de ser lo que son?
    A - Estuve pensando...
    Recordé cómo tú no dejaste de Ser, al abandonar tu materia allá, en la arena.
    Pc - Eh!
    A - Entonces, ¿por qué no dejar nuestras materias aquí? Así, nuestras Energías fusionadas en una sola, vagarían guiadas por los pájaros, a los diferentes astros, soles...
    ¡Cuántas cosas podríamos ver, conocer, saber!
    Tu Conciencia, la mía; la de la Zorra, con sus habilidades y técnicas de sobrevivencia; la Serpiente, con su saber innato y su fuerza; las Rosas, con el amor que generan y brindan, motivo de todo tu existir.

    La Pequeña Conciencia escudriñó las estrellas.
    Antes partió solo, angustiado, sin respuestas; sabiendo que debía volver, porque era joven de más para saber amar.
    Pero ahora amaba, ya no era joven; había crecido su Conciencia; más aún: tal vez él mismo en múltiples proyecciones.
    Dejaron pasar unos días y noches...
 
    Pc - ¿Sabes lo que tengo aquí?

    El Amigo cerró los ojos, se concentró...
    A - ¡Ah, sí! Al cordero.
    Pc - ¿Cómo sabes?
    A - Estoy en sintonía con tu Conciencia.
    Pc - Es verdad. Siento que mirándonos, es innecesario hablar.
    A - O estando fusionados.
    Pc - ¿Nuevamente lo dices?
    A - Sí, sí. Es una constante.
    Pc - Mira tú, Rosa: dejarías tus raíces y estarías aquí, en esta parte de mi pecho.
    R - Sí, en donde muchas veces he soñado estar: cerca del latir de tu corazón.
    En el momento que te agitaras por cualquier motivo, captaría el vibrar y participaría en toda plenitud.
    Pc - Y las dos pequeñas, alojadas en cada palma de mis manos, rodearían con perfume y con una observación más prolongada, transmitiendo a la Conciencia toda; siendo todos Uno, y uno, Todo.
    R1 y 2 - ¡Sí!
 
    Miró sus manos y dos hermosos ojos en forma de rosas, lo deslumbraron.
    Invadido de fragancias, corría por todo su Ser una riqueza que desconocía.
    La Rosa principal desde su pecho, ofrecía aromas profundos. Sentía en verdad, el Amor.
 
    Z - ¿Puedo saltar a tus brazos y fundirme a ti, en Energía? Mi materia reposará cerca de la silla y todo quedará estático, hasta que tal vez, quién sabe en qué tiempo, volvamos a animar nuestras imágenes, si retornamos.
    Pc - ¡Hazlo!
     
    Saltó para ser recibida con un perfumado abrazo de Amor.
 
    A - ¿Cuál quieres como altura, la que tengo o la que tienes?
    Pc - Que sea el medio, ni más, ni menos; total somos todos iguales y somos uno.
 
    Sentado cómodamente, anhelando las estrellas, su Energía se desprendió de la materia para fusionarse a la Conciencia que surgía.
    Caminó entonces, la Pequeña Conciencia, en dirección al muro de los rosales. Sorprendió a las rosas al entrar luminoso, más gigante, fuerte y seguro; cargando consigo astucia, sabiduría, todas las verdades del mundo de la materia, todo el poder del Amor y la Energía, todas las facultades para enfrentar el Universo en una Conciencia Mayor...
    Extendió sus brazos y todas ellas, murmurando una sinfonía extraña, cerraron sus ojos. Parecían dormitar. levemente reclinadas.
    Una Conciencia Mayor lo abarcaba. Era él en primera fusión de varias Energías; Conciencia única en una configuración de carácter diferente.
    Levantó el brazo con firmeza. Las serpentinas lo aseguraron, transportándolo por el Universo que se iluminaba a distancias gigantescas.
    Quedaba atrás, nuevamente, la materia; lo que había sido su mundo de Conciencia.
    Ahora, él era un mundo de Energía en busca de las Respuestas Mayores.
 
 

Respuestas necesarias
en ese caminar
que se conformaba
como una realidad
gracias
a toda la paciencia,
todo el tiempo,
a todo el amor
y a toda la vida
que había entregado...

 

 
Ñ
 
"Quedaba atrás, nuevamente, la materia..."
 
Ahora sí...
El mundo volverá a reír.
Las incógnitas han desaparecido.
Y el temor de ir al encuentro del Amor,
no existe.
 
La Serpiente
dejó su soledad,
y en una sinfonía de Energía Pura
es la que transporta
la esperanza del mundo.
 
Ahora sí...
 
Miro las estrellas
y siento que mi Amor
no se ha perdido.
 
Ahora sí.
 

 
volver a tapa
 
 
 

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