¿En qué
              tiempo
situarme?...

Primavera del 96
 
 
 
 

Me presento después de buscarme
para no ser un desconocido
 

 

    La mente nos sobresalta en reacciones y exposiciones que por veces consideramos ajenas a nuestro transcurrir en el tiempo.

    Somos portadores de juicios, descripciones, pensamientos, hasta por nosotros ignorados, y ante la imposibilidad de poderlos verter, surgen personajes extraños demarcando perspectivas concretas hacia horizontes nuevos.

    La lucha por mantener el equilibrio en una sociedad permanentemente movida y delimitada nos torna profundamente racionales; en raras ocasiones psíquicos o perceptivos, las sensaciones no se corresponden con la realidad, ni los sentidos con las vivencias, muchas veces en discordia con nuestras determinaciones.

    Al amanecer de los días se van sumando las palabras, fruto de la imaginación, del anhelo, de la ofuscación improvisada o disipadamente creada a propósito. Asombro nos produce su disparidad, reflejo de nuestra mente sin control ni sanidad de preocupaciones.

    Hoy como ayer, somos los mismos perturbados en busca de claridad y verdades. Y ayer como en el futuro seguiremos siendo las puntas de propuestas de notas desafinadas o acordes conocidos mal llamados "nuevos", con los que mentes laboriosas o más persistentes que las nuestras elaborarán sinfonías y conciertos innovadores de las conceptuaciones del ser humano y de las definiciones acerca de lo correcto e incorrecto.

    Ayer, hoy y siempre estaremos horadando nuestros silencios e inquietudes. Y es así que cuando los recogemos al cabo de un tiempo, no sabemos cuál es la finalidad o por qué existen sin vinculaciones o familiaridad entre sí.

    A la espera de que el acaso o la necesidad temporal de nuestras impaciencias nos lleve a la literatura, el diálogo se puede cerrar sin discusiones en la variedad presentada.

    Tal vez no pueda decir que al terminar un relato, logre inundarme en el que sigue o penetrar hondo en el que pasó. Sólo sé que aquel texto que lea, y active, despierte, dinamice mi conciencia, tiene importancia fecunda, la de mayor valor, la que nunca se había revelado y por eso se muestra en su totalidad, cual expresión final de la conciencia adquirida.

    A ustedes, que se buscan sin encontrarse, y que las respuestas nunca satisfacen plenamente, aquí hay algunas sueltas sumadas a las conocidas, quizás, en ese misterioso rompecabezas de conceptos, ideas, razón, pesquisas, estén las pesquisas, los conceptos, y la razón de existir.

En un silencioso ¡Hasta la próxima!
 
Oliver Robertt
 
 
Buen día, Vietnam
MONÓLOGO METAFÍSICO
 
 
 
Sábado 11 de Mayo
 
1996
 
Inicio » hora 05:00
 

 

    El ser humano, dentro de su pequeñez, porque se le ha enseñado a ser pequeño, no a crecer, con su conciencia mezquina desde el inicio se atribuye la responsabilidad de todas las falencias y los quiebres de su alrededor. Evita juzgar a una conciencia superior, en primer lugar porque no sabe lo que es una conciencia superior, y en segundo lugar porque le es muy sencillo decir: "el ser humano paga sus pecados y los errores del pasado".
    Desde las primitivas épocas malditos conceptos, fundados en las debilidades humanas, fueron implantados para que el individuo no se atreva a mirar de frente a un altar, porque cabizbajo no se daría cuenta que los ídolos son de piedra, que en absoluto tienen valor ni realidad alguna.
    Las inseguridades del humano hacen proliferar tanto a un dios como a un líder, y como no puede justificar los errores que comete de tan imbécil que es, piensa que el dios superior lo está castigando.
    Los lascivos, aquellos que tienen conciencia y se aprovechan de la inconsciencia de los otros, son los verdaderos ignaros que retrasándose a sí mismos demoran a los demás en el camino de la evolución. Buscan lugares preponderantes para seguir creando cada vez más y más propaganda sobre la culpa ajena.
    Los ignorantes no tienen culpa de nada; no pueden cargar culpa de sus errores o de su naturaleza los que han sido formados incompleta, irracional e ilógicamente.
    La naturaleza tiene pujanza propia, y no está bien definir las acciones normales como impropias o causantes de males.
    Los causantes de males son los Creadores incompetentes, incapaces, corruptos, que se han apropiado, sin derecho de tiempo-espacio, de Energías; y han creado juguetes universales, sistemas solares, castas, conciencias, pseudo evoluciones, y cada dos por tres, (que el "dos por tres" puede simbolizar para una conciencia humana 6.000, 7.000, 8.000 años) barren con todo porque comprenden que las estupideces que hicieron sus retardados energéticos son imposibles de sustentar y se encubren fomentando los mitos de los castigos divinos a consecuencia de la brutalidad e ineptitud humana.
    Los humanos no reflejan más que la herencia dejada por sus Creadores, la falta de virtuosismo, de continuidad, de evolución, de nuevas ideas. Sin nuevas ideas es fácil crear fanatismos, dogmas repetitivos, leídos hasta el cansancio y grabados en la mente para que no se pueda originar un pensamiento en contratiempo o la repulsa a lo que el dogma establece, porque la conciencia crece y no se puede frenar.
    Entonces todo aquel que se reserva el derecho de pensar no sirve, es un degradado de las castas que comandan. Y las castas que comandan dicen "Sí, amén" a sus propias ignorancias para que los otros todos repitan "Sí, amén."

    ¡¿Cuándo va a terminar todo eso?!
    ¿Hasta cuándo se prolongará?
    ¿Cuál será el punto culminante?
    ¿El nuevo estado apocalíptico?
    ¿El nuevo estado en que se justifique la locura humana que lleva a la especie pensante a la destrucción y consigo a los demás seres, porque al variar las condiciones climáticas y de rotación del núcleo se desencadena la destrucción de un todo?
    Y ¿quién destruye a esos malditos que se consideraron dioses, fabricantes de dogmas?
    ¿Quiénes los castigan?
    ¿Quiénes los arrancarán de los espacios y tiempos prohibidos?
    ¿Cómo es posible que no suceda aún?
    ¿Será que por encima de ellos existe una corrupción mayor, Energías que están tan enfermas que poco se interesan en que otros hayan usurpado los espacios y los tiempos?
    Qué peligroso es pensar y descubrir que uno está en el Universo tan solo, infinitamente solo.
    Desde el primer momento, como un acto de vida consignado a una materia, uno se tuvo que proyectar en las posibilidades que el tiempo y el espacio le brindaban, tratando de encontrar una excusa para los absurdos siempre presentes, sin darse cuenta que enfermos energéticos detrás de monitores programan el destino.
    ¿Hasta cuándo se prolongará lo dantesco?
    Mh! Dante, por más que quiso crear sus propios infiernos o quererlos destruir, en realidad, a través del nombre que le puso: "La divina comedia" se entiende que él había comprendido la verdad: la realidad no pasaba de una comedia.
    No era drama, ni era verdad, ni era mentira: era una comedia. Dependía de las conciencias observadoras y de las que soportaban vivir con estigmas opuestos, absurdos. En la comedia era válido todo.
    En épocas primitivas sociales se podría hasta concebir que las consecuencias lógicas fueran fruto de la barbarie imperante; pero cuando se adquieren ciertos grados de evolución, se percibe que las sandeces continúan repitiéndose y la brutalidad, aún más cerca, es capaz de destruir milenios de esforzada, luchada, transpirada y reconocida realidad de crecimiento.
    A veces una barrera invisible determina la frontera donde lidiar y separar milagros culturales de verdaderos abismos. Fanatismos de la idiosincrasia, de las características sociales, de las determinaciones de raza dejan huellas que prosiguen a través de los tiempos, creando genéticas más fuertes o aparentemente más débiles para sobrevivir en esta asquerosa mal llamada "luz de tierra".
    El mundo es una fantasía enfermiza, propio de un Creador enfermo; y los hijos se han convertido en verdaderos retardados universales. No se atreven a enfrentarlo, porque tendrían que enfrentarse a sí mismos como causantes de permitir a esos dioses perpetuarse, pero se creyeron con el derecho de subyugar a los débiles en apariencia, ensañarse con ellos, destruirlos, castigarlos.
    Las bases de las debilidades humanas son metamorfosis de conciencias enfermas. Los calderones utilizados para la creación están contaminados de los campos energéticos de sus propios creadores. No pueden, laboratorios contaminados, crear cunas o soluciones energéticas vitales para transformar el comportamiento de la conciencia y de la vida.
    Como focos conscientes seguimos vagando en desesperos inentendibles, cuando idiotas se complacen en pensar que Son, y absorben derechos que no les corresponden, empujándonos a los que aferrados desesperadamente para no ser llevados, percibimos que los trozos de roca en que se habían sustentado los valores que creímos construir, se deshacen en arena, sin tener estructura para afirmarnos y mantener la conciencia en equilibrio.
    Afectados, maníacos, es lo que va restando de lo que llamamos "sociedad". Individuos que se arrastran paranoicos, porque los loqueros están insuflados, debiendo ser pocos los que andan sueltos como reconocimiento pequeño pero colectivo de que todo ha fracasado.
    Los arañazos de la sobrevivencia se generarán cuando los que se dicen líderes de las naciones comprendan que ni líderes son, que nada están gobernando, porque nada están entendiendo.
    Y cuando las Energías que trabajan en las programaciones de los destinos se cansen, e histéricos se peleen entre ellos y quieran romper los juguetes porque ya no encuentran más refracciones de las estupideces hechas; cuando el tiempo de ellos se agote, entonces se dirá de nuevo que los dioses se reunieron y concibieron la necesidad de destruir todo lo que estaba en la superficie, porque los resultados no habían sido buenos, porque eliminaron los sacrificios carnales, porque las hogueras no carbonizaban más cadáveres, despedazando verdades que se podrían haber conquistado por aquellos que tuvieron el valor de erguir la cabeza y lanzar sus agravios, y retomar los silencios que a ellos les agradaban acallando los insultos que tanto merecían.
    Así, en un holocausto fantástico el núcleo perderá su órbita, dando fin a la última conciencia que levantará el brazo al Universo maldiciendo todo lo que ha existido y exigiendo una vergüenza que aparezca y una justicia que se estuvo omitiendo. La justicia no existe, nunca existió. El Creador esperó el sufrimiento de las conciencias para ver si a través de esos canales surgía una razón de verdad desconocida, que demostrase que él era un maldito o un centro de luz.
    Ya sabe que no es centro de luz, y sí horrendas sombras que se propagan luego de haber extingido impulsos luminosos de épocas distantes y tiempos tan desconocidos que hasta él mismo ignora que podría haber guardado en sí.
    Es una verdad inevitable que tratamos de cambiar pensando que algunos cánticos de felicidad se pueden propagar.
    De una forma u otra habrá tiempo y espacio en que el mundo de la materia no más existirá. Por más que queramos pensar que el holocausto es un equívoco pasajero, es la única forma de apagar lo pasado.
    Si supervisamos el cementerio de millones de años, fósiles y piedras nos muestran que la reiteración de los ciclos fue desgastante y en el espacio nada ha cambiado.
    Se dice que en toda república en caos, la desesperación, la locura, lo sanguinario, lo trivial, afloran con furia amordazada, marcando horizontes que no existían; y en el momento en que las contenciones no más tienen fuerza, se violan siempre las vidas de los más pobres e inútiles; genocidios salvajes acaban con quienes por no tener oportunidad, en ese momento se tornan víctimas; sino serían tan despiadados como los agresores.
    ¿Cuántos impulsos de civilizaciones tienen que pasar en cada raza?
    ¿Cuánta interferencia de otras razas aparentemente predominantes tiene que actuar, para que ellos, copiando y copiando, asimilando hasta incorporar, cimienten un mundo racional, de equilibrio o de progreso?
    ¿Cuánto tiene que transcurrir?
    Milenios.
    ¿Cuántos milenios pasar para que los principios de la conciencia se vuelvan tan fundamentales que impongan a la nociva creación de las tres dimensiones desaparecer, para que ellos, en estados de conciencia superior, demanden mayores dimensiones para expresarse?
    ¿Dónde quedarán esos dioses de barro, de piedra, de mentiras, de corrupción, de sangre?
    ¿Adónde irán a parar esas colectividades, donde los débiles que no tienen en qué apoyarse se suman para hallar un culpable final de todo su fracaso?
     Todo está errado. Desde el inicio.
    Y ante la ignorancia de las vidas que las Energías han tenido que pasar, piensan que ésta es la única, y se apegan a ella con un fervor desmedido.
    Siempre habrá un enfermo en el poder.
    Y ¿dónde están los dioses que permiten que Energías enfermas tomen materias, para que cuando tengan condiciones de acción, destruyan?
    Es más fácil acallarse, por momentos hacerse pasar por ignorante, porque si uno tiene el coraje de desafiar a esos malditos visibles o invisibles, perderá lo poco conquistado en el campo de la materia. Trabajan hasta el cansancio, porque mientras haya una Energía que no se someta ellos no Serán.
    Sólo sé que hasta el último hálito de mi Energía los negaré, aunque me exija ser el único que en medio del Universo diga verdades.
    Todo mal expresado en la Tierra no es más que reflejo del mal existente en el Universo. Las enfermedades que las especies pensantes muestren no es más que la imagen de sus Creadores y de todo aquello que fue inoculado en el momento de ser concebido.
    Somos consecuencias apestadas, derivadas de las formas energéticas de una locura que no tiene principio ni fin. Es tanta la insensatez, que se piensa que se lucha para no caer en el infierno, y no se quiere comprender que se está en él hace mucho tiempo.
    Desde siempre el infierno fue la única realidad, y los Olimpos se fundaron como direcciones de cárceles, donde dioses degradados continuaron destruyendo a los habitantes unos tras otros, en sus malsanas glorias y demostraciones de poder.
    Mientras haya imbéciles que caminan para estar al pie de un balcón donde aparecerá un individuo que consideran representante de algo superior, no habrá posibilidades de mejoras.
    No es cuestión de destruirlos, no. Porque ellos se multiplicarán. No es cuestión de combatir, porque no tienen cura.
    Ese es el error: pensar que destruyendo algo que ocasiona mal, uno se podrá liberar.
    El mal se multiplica. Trasciende. No tiene fronteras. Y la luz, si es que en algún lugar está, está prisionera, escondida en catacumbas, y al no poder expresarse ella no Es.
    No hay forma de liberarla cual caballero dantesco. Si así mismo se llegase hasta su celda, su calabozo, su cuarto, su prisión, y se le dijera: "hemos venido a buscarte" se acurrucaría en el interior hasta su autoextinción. El terror que fabrica el amor, desprovisto de violencia no sabe cómo defenderse y proyectarse.
    ¿Justificaría ir a buscar la luz, tanta destrucción que tendríamos que provocar para llegar hasta donde ella pudiera estar prisionera? Existiría casi la nada... Y ¿qué seríamos nosotros?
    ¿Por qué no reconocer que todo esto pertenece a las tinieblas y que la luz nunca fue merecedora de nada?
    La nefasticidad se vio obligada a actuar como lo hace para probar que la luz era nada.
    Si hay algún mal dentro de la nefasticidad, es la luz.
    Y si hay algún mal dentro de la luz, es la nefasticidad.
    Pero desde el momento en que asomaron esas disparidades no más existía solución de cohabitar en un mismo campo energético, aunque las dos fuerzas surgieron de sí mismas y se retroalimentaban.
    La nefasticidad es el alimento de la luz, y la luz el alimento de la nefasticidad.
    Las conciencias que nacieron después como cardúmenes en vastos océanos, no fueron más que víctimas de las enfermedades energéticas anteriores, que como animales antediluvianos abrían sus bocas y deglutían por millones.
    En ese microcosmos se perdió la razón.
    Y cuando fuera del océano hubo alternativas para la conciencia, se intentó descifrar el pasado sin comprender el presente, pensando que ese análisis solucionaría algo.
    Lo que pasó ya no tiene solución. Lo importante sería interpretar qué está pasando, aunque concluiríamos en una respuesta estéril, vacía, inútil, porque no se nos fue dada conciencia suficiente para resolver las razones de las ecuaciones universales que establecen el impulso "Vida", impulso de agrupaciones energéticas plasmáticas que comandan e idealizan mundos que plasmaron las Energías que se permitían disgregar, creando campos energéticos vitales en el Universo para poblar galaxias.
    ¿Qué determinó que se propagase en el espacio disponible, la enfermedad, la peste, la locura generalizada?
    ¿Dónde está la primera creación enfermiza que decidió autodestruirse en gigantesca explosión, englobando todo dentro de un vientre putrefacto?
    A medida que se apaciguaron las violencias del espacio y del tiempo, comenzaron a surgir las diferentes alternativas de conciencia. Los fraguados en los enfriamientos energéticos más rápidos, lideraron sobre los que se retardaron en manifestar.
    Nunca ha existido la posibilidad de que la luz se exprese.
    Es un anhelo, es una mentira, es una búsqueda, es una lucha constante que lleva la conciencia en su evolución. Es una lucha perdida. Y no es perdida porque los que luchan se pueden entregar o considerarse vencidos, es porque ya estaba perdida, desde el momento en que se pensó que algo se podría salvar creándose el pandemónium universal.
    Es como llegar a una casa de brujas abandonada, y en los calderones, tachos encostados, y en todos los estantes cubiertos de los más extraños productos, intentar descubrir las brujerías que tuvieron lugar allí. Tal vez se revelarían los orígenes que cargamos.
    Si has descubierto el fraude, ¿de qué sirve?, si has encontrado todo apagado, sucio y abandonado, y los que antaño se consideraron dioses, magos o creadores se consumieron también, no por la desesperanza y sí en la conciencia desesperada que comprendió que lo creado era más indignante que los ejemplos idealizados en los mundos, por las conciencias tridimensionales.
    Para de buscar.
    Para de tratar de encontrar las ecuaciones que definen los orígenes. Es difícil comprender que de un principio igual al fin, surgieron. Es más fácil percibir el futuro apocalíptico por sí mismo.
    Si se nace en situaciones violentas, se engendra violencia; y no podría haber existido ningún espacio y tiempo poblado sin violencia, generada en todo lo que construíase como materia.
    Billones de años llevó para que el hombre presentara posibilidades entre el latir de una vida frágil, inconsciente, inútil y perdida, tan inútil y perdida como las conciencias de los peces que se mueven por impulsos vitales sin saber hasta dónde van, y otros peces agazapados aguardan su pasaje para devorarlos; vivieron y mueren sin saber que eso sucedió.
    Así es la vida y nos negamos a aceptarlo.
    - Y entonces, ¿para qué estamos vivos?
    Y yo preguntaría:
    - ¿Será que estamos vivos?
    - Si estamos muertos, ¿por qué?
    - Porque todavía no surgió el Creador que tenga conciencia suficiente de decir: "¡Para de sufrir, Energía! Yo te daré la Vida, y por primera vez sabrás lo que es equilibrio."
    Pero ¿dónde está esa Energía que puede haber surgido dentro del desequilibrio, con equilibrio?
    ¿Dónde está esa fantasía miravolante?
    ¿Dónde está esa estructura que sólo puede crear la propia fantasía?, si en los billones y billones de años, de todas las expresiones de los espacios y tiempos concedidos, ninguna Energía fue capaz de crear un espacio de paz, de equilibrio.
    Eso me hace recordar, en una conferencia, cuando me preguntaron qué sería el paraíso y traté más o menos de idealizarlo para poder explicarlo. Después de unos minutos una voz de hombre se escuchó diciendo:
    - ¡Qué aburrido sería todo eso! ¡Qué estúpido!
    Y yo le dije:
    - Por eso mismo nada de eso existe. Sea feliz con la existencia que le ha tocado.
    Mientras unos cantan, hablan, gritan o se desesperan, otros duermen. Así desde los tiempos de los tiempos; el espacio de los espacios; las barreras de las barreras que nunca tendrán fin.
    ¿Cómo se pueden agigantar las llamas de un infierno, si no es de esa forma?
    Él nunca podrá tener fin, sino ¿para qué se habría creado una estructura tan gigantesca, incomprensible y extraña, si cualquier estado de conciencia tendría la capacidad de destruirlo o de anularlo?
    Las ecuaciones fueron dadas.
    Los espacios y los tiempos, terminados.
    La negatividad de la conciencia tiene que llegar a su fin.
    Condeno en el fondo de mi Energía, definitivamente, por todo y por siempre, a la nefasticidad.
    Si tuviera que colocarla en el lugar que le corresponde, sería en las sombras albergadas en los interespacios donde no hay campos energéticos que expresen algún estado soberano de conciencia.
    Si las Energías que luchan a favor de la luz no han llegado, es porque no existen.
    No seguiré luchando a favor de la luz ni en contra de las tinieblas. Seré un apático que se expresa en el ir y venir de las danzas monstruosas y desmesuradas de la incomprensión y de las vacuidades que establecieron la existencia.
    La Conciencia no es Conciencia y la Vida no es Vida.
    El Respirar no es Respirar y el Sentir no es el Sentir.
    La hora ha llegado.
    Yo reconozco que la nefasticidad es lo peor que ha quedado de todo lo que No Fue ni Será.
    Para ser proyectadas las Energías en el Universo, a través del comando de la nefasticidad, es preferible la destrucción total. Y la destrucción total simboliza la destrucción de la nefasticidad y de la luz conocida.
    Si todo lo emanado fue el lampejo de un creador enfermo, retornar a él sería el mayor castigo, para que él sintiese en su campo energético un estado de conciencia que se negó siempre a sí mismo.
    Este, tal vez sea mi último hablar o decir con respecto a la materia. Materia esta, referente al campo energético.
    La respuesta, para finalizar, por mí ya está determinada.
    La omisión, de aquí para el frente, no será que yo apruebe o desapruebe; no más competiré contra las tinieblas, ni a favor de la luz.
    Simplemente estaré pasivo, porque ninguna de las dos merece nada.
    Una merece que se la ignore, por inoperante.
    Las otras merecen que se las rotule "enfermas".

 

Término ¼ hora 06:00
 
 
 Oliver Robertt
 
"Buen día, Vietnam"
 
 
 
 

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