Me presento después
de buscarme
para no ser un desconocido
La mente nos sobresalta en reacciones y exposiciones que por veces consideramos ajenas a nuestro transcurrir en el tiempo.
Somos portadores de juicios, descripciones, pensamientos, hasta por nosotros ignorados, y ante la imposibilidad de poderlos verter, surgen personajes extraños demarcando perspectivas concretas hacia horizontes nuevos.
La lucha por mantener el equilibrio en una sociedad permanentemente movida y delimitada nos torna profundamente racionales; en raras ocasiones psíquicos o perceptivos, las sensaciones no se corresponden con la realidad, ni los sentidos con las vivencias, muchas veces en discordia con nuestras determinaciones.
Al amanecer de los días se van sumando las palabras, fruto de la imaginación, del anhelo, de la ofuscación improvisada o disipadamente creada a propósito. Asombro nos produce su disparidad, reflejo de nuestra mente sin control ni sanidad de preocupaciones.
Hoy como ayer, somos los mismos perturbados en busca de claridad y verdades. Y ayer como en el futuro seguiremos siendo las puntas de propuestas de notas desafinadas o acordes conocidos mal llamados "nuevos", con los que mentes laboriosas o más persistentes que las nuestras elaborarán sinfonías y conciertos innovadores de las conceptuaciones del ser humano y de las definiciones acerca de lo correcto e incorrecto.
Ayer, hoy y siempre estaremos horadando nuestros silencios e inquietudes. Y es así que cuando los recogemos al cabo de un tiempo, no sabemos cuál es la finalidad o por qué existen sin vinculaciones o familiaridad entre sí.
A la espera de que el acaso o la necesidad temporal de nuestras impaciencias nos lleve a la literatura, el diálogo se puede cerrar sin discusiones en la variedad presentada.
Tal vez no pueda decir que al terminar un relato, logre inundarme en el que sigue o penetrar hondo en el que pasó. Sólo sé que aquel texto que lea, y active, despierte, dinamice mi conciencia, tiene importancia fecunda, la de mayor valor, la que nunca se había revelado y por eso se muestra en su totalidad, cual expresión final de la conciencia adquirida.
A ustedes, que se buscan sin encontrarse, y que las respuestas nunca satisfacen plenamente, aquí hay algunas sueltas sumadas a las conocidas, quizás, en ese misterioso rompecabezas de conceptos, ideas, razón, pesquisas, estén las pesquisas, los conceptos, y la razón de existir.
El ser humano, dentro de su
pequeñez, porque se le ha enseñado a ser pequeño,
no a crecer, con su conciencia mezquina desde
el inicio se atribuye la responsabilidad de todas las falencias y los quiebres
de su alrededor. Evita juzgar a una conciencia superior, en primer lugar
porque no sabe lo que es una conciencia superior, y en segundo lugar porque
le es muy sencillo decir: "el ser humano paga sus pecados y los errores
del pasado".
Desde las primitivas épocas
malditos conceptos, fundados en las debilidades humanas, fueron implantados
para que el individuo no se atreva a mirar de frente a un altar, porque
cabizbajo no se daría cuenta que los ídolos son de piedra,
que en absoluto tienen valor ni realidad alguna.
Las inseguridades del humano
hacen proliferar tanto a un dios como a un líder, y como no puede
justificar los errores que comete de tan imbécil que es, piensa
que el dios superior lo está castigando.
Los lascivos, aquellos que
tienen conciencia y se aprovechan de la inconsciencia de los otros, son
los verdaderos ignaros que retrasándose a sí mismos demoran
a los demás en el camino de la evolución. Buscan lugares
preponderantes para seguir creando cada vez más y más propaganda
sobre la culpa ajena.
Los ignorantes no tienen culpa
de nada; no pueden cargar culpa de sus errores o de su naturaleza los que
han sido formados incompleta, irracional e ilógicamente.
La naturaleza tiene pujanza
propia, y no está bien definir las acciones normales como impropias
o causantes de males.
Los causantes de males son
los Creadores incompetentes, incapaces, corruptos, que se han apropiado,
sin derecho de tiempo-espacio, de Energías; y han creado juguetes
universales, sistemas solares, castas, conciencias, pseudo evoluciones,
y cada dos por tres, (que el "dos por tres" puede simbolizar para una conciencia
humana 6.000, 7.000, 8.000 años) barren con todo porque comprenden
que las estupideces que hicieron sus retardados energéticos son
imposibles de sustentar y se encubren fomentando los mitos de los castigos
divinos a consecuencia de la brutalidad e ineptitud humana.
Los humanos no reflejan más
que la herencia dejada por sus Creadores, la falta de virtuosismo, de continuidad,
de evolución, de nuevas ideas. Sin nuevas ideas es fácil
crear fanatismos, dogmas repetitivos, leídos hasta el cansancio
y grabados en la mente para que no se pueda originar un pensamiento en
contratiempo o la repulsa a lo que el dogma establece, porque la conciencia
crece y no se puede frenar.
Entonces todo aquel que se
reserva el derecho de pensar no sirve, es un degradado de las castas que
comandan. Y las castas que comandan dicen "Sí, amén" a
sus propias ignorancias para que los otros todos repitan "Sí,
amén."
¡¿Cuándo
va a terminar todo eso?!
¿Hasta cuándo
se prolongará?
¿Cuál será
el punto culminante?
¿El nuevo estado apocalíptico?
¿El nuevo estado en
que se justifique la locura humana que lleva a la especie pensante a la
destrucción y consigo a los demás seres, porque al variar
las condiciones climáticas y de rotación del núcleo
se desencadena la destrucción de un todo?
Y ¿quién destruye
a esos malditos que se consideraron dioses, fabricantes de dogmas?
¿Quiénes los
castigan?
¿Quiénes los
arrancarán de los espacios y tiempos prohibidos?
¿Cómo es posible
que no suceda aún?
¿Será que por
encima de ellos existe una corrupción mayor, Energías que
están tan enfermas que poco se interesan en que otros hayan usurpado
los espacios y los tiempos?
Qué peligroso es pensar
y descubrir que uno está en el Universo tan solo, infinitamente
solo.
Desde el primer momento, como
un acto de vida consignado a una materia, uno se tuvo que proyectar en
las posibilidades que el tiempo y el espacio le brindaban, tratando de
encontrar una excusa para los absurdos siempre presentes, sin darse cuenta
que enfermos energéticos detrás de monitores programan el
destino.
¿Hasta cuándo se prolongará
lo dantesco?
Mh! Dante, por más
que quiso crear sus propios infiernos o quererlos destruir, en realidad,
a través del nombre que le puso: "La divina comedia" se entiende
que él había comprendido la verdad: la realidad no pasaba
de una comedia.
No era drama, ni era verdad,
ni era mentira: era una comedia. Dependía de las conciencias observadoras
y de las que soportaban vivir con estigmas opuestos, absurdos. En la comedia
era válido todo.
En épocas primitivas
sociales se podría hasta concebir que las consecuencias lógicas
fueran fruto de la barbarie imperante; pero cuando se adquieren ciertos
grados de evolución, se percibe que las sandeces continúan
repitiéndose y la brutalidad, aún más cerca, es capaz
de destruir milenios de esforzada, luchada, transpirada y reconocida realidad
de crecimiento.
A veces una barrera invisible
determina la frontera donde lidiar y separar milagros culturales de verdaderos
abismos. Fanatismos de la idiosincrasia, de las características
sociales, de las determinaciones de raza dejan huellas que prosiguen a
través de los tiempos, creando genéticas más fuertes
o aparentemente más débiles para sobrevivir en esta asquerosa
mal llamada "luz de tierra".
El mundo es una fantasía
enfermiza, propio de un Creador enfermo; y los hijos se han convertido
en verdaderos retardados universales. No se atreven a enfrentarlo, porque
tendrían que enfrentarse a sí mismos como causantes de permitir
a esos dioses perpetuarse, pero se creyeron con el derecho de subyugar
a los débiles en apariencia, ensañarse con ellos, destruirlos,
castigarlos.
Las bases de las debilidades
humanas son metamorfosis de conciencias enfermas. Los calderones utilizados
para la creación están contaminados de los campos energéticos
de sus propios creadores. No pueden, laboratorios contaminados, crear cunas
o soluciones energéticas vitales para transformar el comportamiento
de la conciencia y de la vida.
Como focos conscientes seguimos
vagando en desesperos inentendibles, cuando idiotas se complacen en pensar
que Son, y absorben derechos que no les corresponden, empujándonos
a los que aferrados desesperadamente para no ser llevados, percibimos que
los trozos de roca en que se habían sustentado los valores que creímos
construir, se deshacen en arena, sin tener estructura para afirmarnos y
mantener la conciencia en equilibrio.
Afectados, maníacos,
es lo que va restando de lo que llamamos "sociedad". Individuos que se
arrastran paranoicos, porque los loqueros están insuflados, debiendo
ser pocos los que andan sueltos como reconocimiento pequeño pero
colectivo de que todo ha fracasado.
Los arañazos de la
sobrevivencia se generarán cuando los que se dicen líderes
de las naciones comprendan que ni líderes son, que nada están
gobernando, porque nada están entendiendo.
Y cuando las Energías
que trabajan en las programaciones de los destinos se cansen, e histéricos
se peleen entre ellos y quieran romper los juguetes porque ya no encuentran
más refracciones de las estupideces hechas; cuando el tiempo de
ellos se agote, entonces se dirá de nuevo que los dioses se reunieron
y concibieron la necesidad de destruir todo lo que estaba en la superficie,
porque los resultados no habían sido buenos, porque eliminaron los
sacrificios carnales, porque las hogueras no carbonizaban más cadáveres,
despedazando verdades que se podrían haber conquistado por aquellos
que tuvieron el valor de erguir la cabeza y lanzar sus agravios, y retomar
los silencios que a ellos les agradaban acallando los insultos que tanto
merecían.
Así, en un holocausto
fantástico el núcleo perderá su órbita, dando
fin a la última conciencia que levantará el brazo al Universo
maldiciendo todo lo que ha existido y exigiendo una vergüenza que
aparezca y una justicia que se estuvo omitiendo. La justicia no existe,
nunca existió. El Creador esperó el sufrimiento de las conciencias
para ver si a través de esos canales surgía una razón
de verdad desconocida, que demostrase que él era un maldito o un
centro de luz.
Ya sabe que no es centro de
luz, y sí horrendas sombras que se propagan luego de haber extingido
impulsos luminosos de épocas distantes y tiempos tan desconocidos
que hasta él mismo ignora que podría haber guardado en sí.
Es una verdad inevitable que
tratamos de cambiar pensando que algunos cánticos de felicidad se
pueden propagar.
De una forma u otra habrá
tiempo y espacio en que el mundo de la materia no más existirá.
Por más que queramos pensar que el holocausto es un equívoco
pasajero, es la única forma de apagar lo pasado.
Si supervisamos el cementerio
de millones de años, fósiles y piedras nos muestran que la
reiteración de los ciclos fue desgastante y en el espacio nada ha
cambiado.
Se dice que en toda república
en caos, la desesperación, la locura, lo sanguinario, lo trivial,
afloran con furia amordazada, marcando horizontes que no existían;
y en el momento en que las contenciones no más tienen fuerza, se
violan siempre las vidas de los más pobres e inútiles; genocidios
salvajes acaban con quienes por no tener oportunidad, en ese momento se
tornan víctimas; sino serían tan despiadados como los agresores.
¿Cuántos impulsos
de civilizaciones tienen que pasar en cada raza?
¿Cuánta interferencia
de otras razas aparentemente predominantes tiene que actuar, para que ellos,
copiando y copiando, asimilando hasta incorporar, cimienten un mundo racional,
de equilibrio o de progreso?
¿Cuánto tiene
que transcurrir?
Milenios.
¿Cuántos milenios
pasar para que los principios de la conciencia se vuelvan tan fundamentales
que impongan a la nociva creación de las tres dimensiones desaparecer,
para que ellos, en estados de conciencia superior, demanden mayores dimensiones
para expresarse?
¿Dónde quedarán
esos dioses de barro, de piedra, de mentiras, de corrupción, de
sangre?
¿Adónde irán
a parar esas colectividades, donde los débiles que no tienen en
qué apoyarse se suman para hallar un culpable final de todo su fracaso?
Todo está errado. Desde el inicio.
Y ante la ignorancia de las
vidas que las Energías han tenido que pasar, piensan que ésta
es la única, y se apegan a ella con un fervor desmedido.
Siempre habrá un enfermo
en el poder.
Y ¿dónde están
los dioses que permiten que Energías enfermas tomen materias, para
que cuando tengan condiciones de acción, destruyan?
Es más fácil
acallarse, por momentos hacerse pasar por ignorante, porque si uno tiene
el coraje de desafiar a esos malditos visibles o invisibles, perderá
lo poco conquistado en el campo de la materia. Trabajan hasta el cansancio,
porque mientras haya una Energía que no se someta ellos no Serán.
Sólo sé que
hasta el último hálito de mi Energía los negaré,
aunque me exija ser el único que en medio del Universo diga verdades.
Todo mal expresado en la Tierra
no es más que reflejo del mal existente en el Universo. Las enfermedades
que las especies pensantes muestren no es más que la imagen de sus
Creadores y de todo aquello que fue inoculado en el momento de ser concebido.
Somos consecuencias apestadas,
derivadas de las formas energéticas de una locura que no tiene principio
ni fin. Es tanta la insensatez, que se piensa que se lucha para no caer
en el infierno, y no se quiere comprender que se está en él
hace mucho tiempo.
Desde siempre el infierno
fue la única realidad, y los Olimpos se fundaron como direcciones
de cárceles, donde dioses degradados continuaron destruyendo a los
habitantes unos tras otros, en sus malsanas glorias y demostraciones de
poder.
Mientras haya imbéciles que caminan para estar
al pie de un balcón donde aparecerá un individuo que consideran
representante de algo superior, no habrá posibilidades de mejoras.
No es cuestión de destruirlos,
no. Porque ellos se multiplicarán. No es cuestión de combatir,
porque no tienen cura.
Ese es el error: pensar que
destruyendo algo que ocasiona mal, uno se podrá liberar.
El mal se multiplica. Trasciende.
No tiene fronteras. Y la luz, si es que en algún lugar está,
está prisionera, escondida en catacumbas, y al no poder expresarse
ella no Es.
No hay forma de liberarla
cual caballero dantesco. Si así mismo se llegase hasta su celda,
su calabozo, su cuarto, su prisión, y se le dijera: "hemos venido
a buscarte" se acurrucaría en el interior hasta su autoextinción.
El terror que fabrica el amor, desprovisto de violencia no sabe cómo
defenderse y proyectarse.
¿Justificaría
ir a buscar la luz, tanta destrucción que tendríamos que
provocar para llegar hasta donde ella pudiera estar prisionera? Existiría
casi la nada... Y ¿qué seríamos nosotros?
¿Por qué no
reconocer que todo esto pertenece a las tinieblas y que la luz nunca fue
merecedora de nada?
La nefasticidad se vio obligada
a actuar como lo hace para probar que la luz era nada.
Si hay algún mal dentro
de la nefasticidad, es la luz.
Y si hay algún mal
dentro de la luz, es la nefasticidad.
Pero desde el momento en que
asomaron esas disparidades no más existía solución
de cohabitar en un mismo campo energético, aunque las dos fuerzas
surgieron de sí mismas y se retroalimentaban.
La nefasticidad es el alimento
de la luz, y la luz el alimento de la nefasticidad.
Las conciencias que nacieron
después como cardúmenes en vastos océanos, no fueron
más que víctimas de las enfermedades energéticas anteriores,
que como animales antediluvianos abrían sus bocas y deglutían
por millones.
En ese microcosmos se perdió
la razón.
Y cuando fuera del océano
hubo alternativas para la conciencia, se intentó descifrar el pasado
sin comprender el presente, pensando que ese análisis solucionaría
algo.
Lo que pasó ya no tiene
solución. Lo importante sería interpretar qué está
pasando, aunque concluiríamos en una respuesta estéril, vacía,
inútil, porque no se nos fue dada conciencia suficiente para resolver
las razones de las ecuaciones universales que establecen el impulso "Vida",
impulso de agrupaciones energéticas plasmáticas que comandan
e idealizan mundos que plasmaron las Energías que se permitían
disgregar, creando campos energéticos vitales en el Universo para
poblar galaxias.
¿Qué determinó
que se propagase en el espacio disponible, la enfermedad, la peste, la
locura generalizada?
¿Dónde está
la primera creación enfermiza que decidió autodestruirse
en gigantesca explosión, englobando todo dentro de un vientre putrefacto?
A medida que se apaciguaron
las violencias del espacio y del tiempo, comenzaron a surgir las diferentes
alternativas de conciencia. Los fraguados en los enfriamientos energéticos
más rápidos, lideraron sobre los que se retardaron en manifestar.
Nunca ha existido la posibilidad
de que la luz se exprese.
Es un anhelo, es una mentira,
es una búsqueda, es una lucha constante que lleva la conciencia
en su evolución. Es una lucha perdida. Y no es perdida porque los
que luchan se pueden entregar o considerarse vencidos, es porque ya estaba
perdida, desde el momento en que se pensó que algo se podría
salvar creándose el pandemónium universal.
Es como llegar a una casa
de brujas abandonada, y en los calderones, tachos encostados, y en todos
los estantes cubiertos de los más extraños productos, intentar
descubrir las brujerías que tuvieron lugar allí. Tal vez
se revelarían los orígenes que cargamos.
Si has descubierto el fraude,
¿de qué sirve?, si has encontrado todo apagado, sucio y abandonado,
y los que antaño se consideraron dioses, magos o creadores se consumieron
también, no por la desesperanza y sí en la conciencia desesperada
que comprendió que lo creado era más indignante que los ejemplos
idealizados en los mundos, por las conciencias tridimensionales.
Para de buscar.
Para de tratar de encontrar
las ecuaciones que definen los orígenes. Es difícil comprender
que de un principio igual al fin, surgieron. Es más fácil
percibir el futuro apocalíptico por sí mismo.
Si se nace en situaciones
violentas, se engendra violencia; y no podría haber existido ningún
espacio y tiempo poblado sin violencia, generada en todo lo que construíase
como materia.
Billones de años llevó
para que el hombre presentara posibilidades entre el latir de una vida
frágil, inconsciente, inútil y perdida, tan inútil
y perdida como las conciencias de los peces que se mueven por impulsos
vitales sin saber hasta dónde van, y otros peces agazapados aguardan
su pasaje para devorarlos; vivieron y mueren sin saber que eso sucedió.
Así es la vida y nos
negamos a aceptarlo.
- Y entonces, ¿para
qué estamos vivos?
Y yo preguntaría:
- ¿Será que
estamos vivos?
- Si estamos muertos, ¿por
qué?
- Porque todavía no
surgió el Creador que tenga conciencia suficiente de decir: "¡Para
de sufrir, Energía! Yo te daré la Vida, y por primera vez
sabrás lo que es equilibrio."
Pero ¿dónde
está esa Energía que puede haber surgido dentro del desequilibrio,
con equilibrio?
¿Dónde está
esa fantasía miravolante?
¿Dónde está
esa estructura que sólo puede crear la propia fantasía?,
si en los billones y billones de años, de todas las expresiones
de los espacios y tiempos concedidos, ninguna Energía fue capaz
de crear un espacio de paz, de equilibrio.
Eso me hace recordar, en una
conferencia, cuando me preguntaron qué sería el paraíso
y traté más o menos de idealizarlo para poder explicarlo.
Después de unos minutos una voz de hombre se escuchó diciendo:
- ¡Qué aburrido
sería todo eso! ¡Qué estúpido!
Y yo le dije:
- Por eso mismo nada de eso
existe. Sea feliz con la existencia que le ha tocado.
Mientras unos cantan, hablan,
gritan o se desesperan, otros duermen. Así desde los tiempos de
los tiempos; el espacio de los espacios; las barreras de las barreras que
nunca tendrán fin.
¿Cómo se pueden
agigantar las llamas de un infierno, si no es de esa forma?
Él nunca podrá
tener fin, sino ¿para qué se habría creado una estructura
tan gigantesca, incomprensible y extraña, si cualquier estado de
conciencia tendría la capacidad de destruirlo o de anularlo?
Las ecuaciones fueron dadas.
Los espacios y los tiempos,
terminados.
La negatividad de la conciencia
tiene que llegar a su fin.
Condeno en el fondo de mi
Energía, definitivamente, por todo y por siempre, a la nefasticidad.
Si tuviera que colocarla en
el lugar que le corresponde, sería en las sombras albergadas en
los interespacios donde no hay campos energéticos que expresen algún
estado soberano de conciencia.
Si las Energías que
luchan a favor de la luz no han llegado, es porque no existen.
No seguiré luchando
a favor de la luz ni en contra de las tinieblas. Seré un apático
que se expresa en el ir y venir de las danzas monstruosas y desmesuradas
de la incomprensión y de las vacuidades que establecieron la existencia.
La Conciencia no es Conciencia
y la Vida no es Vida.
El Respirar no es Respirar
y el Sentir no es el Sentir.
La hora ha llegado.
Yo reconozco que la nefasticidad
es lo peor que ha quedado de todo lo que No Fue ni Será.
Para ser proyectadas las Energías
en el Universo, a través del comando de la nefasticidad, es preferible
la destrucción total. Y la destrucción total simboliza la
destrucción de la nefasticidad y de la luz conocida.
Si todo lo emanado fue el
lampejo de un creador enfermo, retornar a él sería el mayor
castigo, para que él sintiese en su campo energético un estado
de conciencia que se negó siempre a sí mismo.
Este, tal vez sea mi último
hablar o decir con respecto a la materia. Materia esta, referente al campo
energético.
La respuesta, para finalizar,
por mí ya está determinada.
La omisión, de aquí
para el frente, no será que yo apruebe o desapruebe; no más
competiré contra las tinieblas, ni a favor de la luz.
Simplemente estaré
pasivo, porque ninguna de las dos merece nada.
Una merece que se la ignore,
por inoperante.
Las otras merecen que se las
rotule "enfermas".