¿En qué
              tiempo
situarme?... 
Tres diamantes solitarios 
 

En busca del accionar
de la Conciencia perdida

   

 

    De noche en el circo, uno de los payasos provisto en una larga vara, atribuyéndose un derecho que no le correspondía, fastidiaba a las fieras enjauladas.
    Por la mañana el domador ignoraba el motivo por el que se había desvelado, imaginando fatalidades no ocurridas. Él trataba bien a los animales y ellos, con sus horarios bien programados no sentían fatiga ni molestias, pero esa noche sus potentes rugidos soliviantaron el silencio. Él determinó por fin que esa reacción grupal estaría vinculada a alguna fuerza misteriosa procedente tal vez, de la luna llena.
    Ya estaba la jaula montada sobre arena en la pista central, y los elementos anexos prestos para las demostraciones de disciplina y destreza, cuando los ayudantes se vieron obligados a empujar por el túnel a los grandes felinos porque se oponían a atravesarlo.
    A regañadientes completaron el trayecto. Más de uno dejó su lugar e intentó salir del escenario por donde había ingresado.
    El domador, en examen retrospectivo, buscaba, sin éxito, argumentos para tan contradictorias respuestas mientras los forzaba una y otra vez a recrear, con docilidad, un armónico movimiento, para que el público los gratificara con aplausos y él con comida.
    Un golpe quitó de sus manos el látigo, que entreverado en la pata de una fiera perdió acción. No era de sentir miedo y los animales lo sabían.
    Retrocediendo lentamente el adiestrador buscó una silla o algo para protegerse. Un león lo amenazó de frente; otros dos se abrieron en semicírculo.
    Un mal paso y tropezó con una cuerda; cayó de espaldas. Apoyado en sus antebrazos, a pesar de haber perdido el dominio de la situación, admiró esas tres fieras. Los leones sólo bramaban sin atacarlo.
    El sabio domador suavemente se puso de pie. Giró hacia la platea, destrabó uno de los segmentos de rejas con lo que fabricó una abertura y uno de los leones, rugiendo violentamente, salió.
    El público, asustado, huía desordenadamente. El león sorteó las sillas de las populares para llegar a donde el payaso, que disfrutó molestándolos, subsistía petrificado. Bien cerca, simplemente apoyó la pata en el pecho del otrora gracioso y lo empujó. La madera que retendría su caída cedió, despeñándolo de diez metros de altura.
    Pausadamente el félido regresó al círculo y ocupó su tarima; los otros leones se ubicaron en los lugares establecidos.
    La gente rodeaba a aquel payaso que yacía moribundo o muerto, algo que poco le importaba al domador. Sabía que la Justicia de la fuerza de la vida se había engendrado y realizado; una vez satisfecha desaparecían los desequilibrios de la conciencia, y nuevamente en orden, podía reanudar su acción.
    Trabó la cancela. Fue a buscar el látigo que le había sido arrebatado, y haciéndolo estallar gritó al público:
    - ¡No tengan miedo! ¡No tengan miedo! Porque la inteligencia nunca hace mal al que es sano y al que no tiene deudas de conciencia.
    No tengan miedo. Siéntense en sus lugares, los han conquistado. Pagaron con algo de sus esfuerzos para poder estar aquí y regocijarse con el trabajo elástico, continuado y artístico de todos los animales que están conmigo, muchas veces más inteligentes que algunos humanos; más sabios, prudentes, y más fuertes en sus decisiones.
    Si todos supiéramos aprovechar la abertura de las rejas para hacer justicia, el mundo no se batiría como un anónimo injusticiado latente, y en un estado de conciencia constante, de pensamiento positivo y creatividad permanente, estaría en paz de acción.
 
    Esas palabras retumbaban en el extremo del látigo. Los animales comenzaron la danza prevista y estudiada. El número fue perfecto.
    Después de dirigir el espectáculo, el adiestrador saludó a su público; los leones bajaron de las tarimas, se recostaron mansamente en figura envolvente, y él sintió, por primera vez, que podía relajarse entre las fieras, sin miedo, porque ellas parecían peligrosas pero en realidad guardaban en su interior memorias atávicas y profundas que tal vez las habían convertido en herederas del planeta.
    Pensó en silencio y dijo:
    - Sí, cuando el mundo era natural tenía agresividades de sobrevivencia, pero no las inútiles que se crean cuando el ego se machuca.
    El animal, despojado de ego, guarda consigo la ley de la vida.
    ¡Qué pena que los humanos no comprendamos que la vida es de todos, y los derechos conquistados son para ser compartidos, y no para que ellos sean los escalones que les permiten subir a los poderes que han de corromper, y como míseros estandartes de la conciencia humana, y en forma mezquina, considerarse poseedores de libertades y derechos conquistados a través de cientos de años de lucha!
    Nadie posee la verdad.
    Nadie posee la razón.
    Todos unidos podemos vivir en equilibrio, y todos unidos podemos mostrar, mostrarnos sí, unos a otros, las posibilidades de los diversos caminos que existen para alcanzar la paz, la inteligencia, y la continuidad de las especies.
 
 

 
 
 


 

 

 
 

Estar y accionar,
no Siendo ...

 

 

"Por supuesto que atribuir finalidad a la naturaleza en la etapa prehumana no implica las consecuencias éticas de su presencia ulterior. La negativa a adscribirle conciencia, o más bien psiquismo, a la etapa que precede a la inteligencia consciente es correlato de la negativa a extender la vida más allá de lo "orgánico", no obstante que la palabra psiquismo pueda ser desinfectada de sus connotaciones espiritualistas. Ambas negativas son resultado de la pretensión de echar el vino científico nuevo en las botellas filosóficas viejas."
 
Página 269, II Parte
"La Enciclopedia de la Ignorancia"
Ronald Duncan - Miranda Weston - Smith
 

 

 

    Estaba sentado o simplemente reclinado. Él nunca sabía la posición que adquiría en aquellos com-ponentes que permitían su meditación. Con la máscara de efectos estimulaba su conciencia, pero se transportaba en pensamientos, guardando el peso de la materia y la excitación de los impulsos.
    Precisaba ese ejercicio para dejar las horas pasar y así poder aguardar.
    Cuando renunciaba a esos estados, que absorbían casi toda su forma de accionar en pensamientos, caminaba por el estudio de su tercer piso, en una construcción circular bordeada de pastos, emplazada en medio de campos, bosques, lagos, ríos tenues, conformando un núcleo seleccionado, muy seleccionado; sabía él que así era ... donde cada 20 km de espacio, si quisiéramos dar medidas, podía hallarse una familia o grupo de polaridades opuestas que concedan equilibrios existenciales, sin sociedades juzgadoras, protectoras, aniquiladoras, o que pudiesen transmitir consecuencias sobre el pequeño conjunto, sabiendo que no era un sistema para ser vivido prolongadamente, negando la oportunidad de transigir en viejos conceptos de felicidad.
    Él, ni quienes lo acompañaban, sabían bien cómo surgieron, de dónde vinieron, o cómo conviven en tal condición que sienten conocerse desde un tiempo de siempre.
    Dejando de lado todas esas dilataciones que en tiempos remotos otorgaron las condiciones de existencia, hoy se subsistía porque Gobiernos Universales habían establecido que combinaciones energéticas de dos ó tres, siete, doce, trece y algunos otros números, se podrían aglutinar en un único campo de acción, y alcanzar polaridades opuestas y propuestas que determinaban la necesidad de fugas que escapaban de diagramas tanto de la materia como del coexistir.
    En el momento en que la materia predominaba y las condiciones de los Gobiernos Estelares se ausentaban, podían estar por tiempo indefinido. Ajeadamente esos grupos consiguieron individualizar ciertos estares de la conciencia como observar el agua cristalina de un río bajando una aparente montaña, transparente al punto de sentir fundirse con ella en alguna experiencia, pero no lo hacían.
    En proporción al campo energético, las materias se expresaban más o menos voluminosas. Casi presos de las tres dimensiones, los dejaban que vagasen y se comportasen en un entorno real, profundo, marcante.
    No eran las Energías en sí las que podían determinarlo, y sí las resultantes de los estados de conciencia tridimensionales, de la complejidad energética alcanzada.
    De regreso de su viaje advirtió los efectos de la densidad de la materia, trató de estirarse despacio, contraerse, acomodarse, como penetrando en una piscina y la piscina ser todo el cuerpo; sentir que no sólo el cuerpo se movía, sino él como Energía en su interior se agitaba, no en propuestas descomunales y sí en ciertas medidas de subrazas, que verificadas en la práctica de las tres dimensiones se configuraban resueltas, con efectos bastante esperados.
    Cuando retornó a sí, tres compañeros y dos compañeras (pongamos ese término en estos instantes) expresaban en su materia un alegre gesto de satisfacción, de complacencia. Vibraban al unísono. Se expresaban individualmente por tiempos que muchas veces no se querían marcar.
    Tampoco se podía medir la ausencia en campos de egoísmo o exclusivismos. Cuando se podía, se estaba, se era, se existía, se expresaban, en grupo.
    El retornar o el partir no dependía de las conciencias individuales y sí de los Gobiernos Estelares que enviaban vibrares por el espacio, llegaban a ese núcleo y en proporción a ellos la Energía actuaba.
    Dos figuras complejas y de gran estructura, llegadas del espacio, fueron apoyadas a tres ó cuatro hectáreas del asentamiento.
    Algunos llamaban casas a los lugares donde se expresaban; otros les decían viviendas, sitios donde ellos o ellas sentían placeres, gustos y disgustos en proporción a la conformación de los sectores (diferentes palabras conocidas, según las Energías que eran). Se desplazaban dentro de esos recintos creados y planificados por la conciencia, porque se plasmaban con facilidad las sutilezas de colores, las formas geométricas, no tan variables como para quitarle continuidad a la acción del pensamiento.
    Le notificaron que sus bultos habían llegado y estaban depositados donde y como le habían dicho.
    Subieron a un vehículo muy complejo, que fluctuaba para desplazarse y modificaba sus contornos influenciado por las maleables Energías que lo utilizaban.
    Había quien gustaba tener brazos, había quienes no. Por veces sólo una cabeza girando sobre una bandeja, dando ecuaciones, respuestas necesarias a un parecer importante. Otros con medio torso expresándose. Y estaban los que habían adquirido un cuerpo estilizado. Las formas se elegían por capricho, no por necesidad. Era extraño.
    Llegaron hasta el sector donde estaban plasmados dos grandes cilindros como gigantescas balas de quince metros a las que les faltaban sus componentes; tenían apariencia gaseosa pero no eran transparentes.
    Se aproximaron, y aquél que había despertado de sus viajes de conciencia solidificó, sobre una peculiar mesa, cuatro minúsculas pirámides en cuyos vértices anexaban cuatro conos invertidos.
    Con una correa transportadora ubicaron aquellas formas geométricas en el vehículo. En silencio las trasladaron hasta el centro habitacional. En el laboratorio se concentraron y los cuerpos compuestos adquirieron volumen. Tenían puertas, ventanas y luces; una fuerza racional se expresó en ellas, indicando que él debería entrar y esperar en uno de los recipientes, porque acababan de recibir una de las últimas experiencias en el campo de las tres dimensiones: la máquina del tiempo.
    Un componente del grupo tuvo la sensación de haber experimentado eso que se presentaba entre ellos, y dijo:
    - Espero que la hayan corregido o mejorado. Cuando me desplacé por un accionar, caí muy distante de donde era solicitado. Fue casi imposible llegar, y cuando lo hice, gran parte de lo que tenía que suceder había ocurrido; y respecto de lo restante no sentí que fuera necesaria mi presencia.
    Cuando abandoné ese ensayo estaba aquí con ustedes y no donde había partido.

    Hubo silencio.
    Sin quebrar el lapso de ingreso, se vio cubierto en las tres dimensiones por su voluntad, y la voz le dijo que era más que suficiente.
    - Accionaré preguntas: ¿Qué tiempo?
    - No se sabe.
    - ¿Hay retorno?
    - No se sabe.
    - ¿Soy esperado?
    - No se sabe.
    - ¿Para quién soy necesario?
    - No se sabe.
    - ¿Soy necesario en el lugar donde estoy expresándome?
    - No se sabe.
    - ¿Por qué tengo que ser yo y no otra Energía?
    - No se sabe.
    - ¿Qué es?
    -¿Más una experiencia inútil o algo necesario?
    - No se sabe.
    - ¿Será que en algún momento se ha de saber?
    - No se sabe.
    - ¿Cómo debo ir? ¿Apaciguado, agresivo, expectante, moldeable, rígido?
    - No se sabe.
    - Y si no quiero ir, ¿cuáles serán las consecuencias?
    - No se sabe.
    - ¿Y es posible que haya consecuencias?
    - No se sabe.
    - La última vez el Gobierno Galáctico solicitaba la presencia de mi Energía. ¿Quién es ahora?
    - No se sabe.
    - ¿Qué es? ¿Un clamor cósmico, una tempestad, una tormenta de disgregación, un vacío, un dinamismo, un Núcleo, un ser, un agrupamiento?
    - No se sabe.
    - Quiere decir que es una experiencia estúpida; que me lanzarán en el medio de la Nada.
    - No se sabe.
    - ¿Saben ustedes qué es la Nada, después de todo?
    - No se sabe.
    - Está bien, si ustedes han mandado todos éstos componentes tiene que haber algún motivo.
    - No se sabe.
    - ¿Qué fue? ¿Una equivocación?
    - No se sabe.
    - Extraño... ¿Por qué es todo así?
    - No se sabe.
    - ¿Será que usted tiene una falla, por eso responde "no se sabe"?
    - No. Se sabe.
    - Ah! ¿Quién sabe?
    - No. Se sabe.
    - Está bien, creo que todo este tiempo es más que suficiente para que hayan comprendido que estoy pronto.
 

 

    Giró lentamente. A su alrededor vio los componentes del grupo, y en su primera vez que sentía una sensación inexplicable al irse, también sintió una necesidad inexplicable de querer partir.

    Penetró en el cubículo, profusamente iluminado; en su interior una semi esfera mostrábase como un cristal transparente que variaba en sus vibraciones de contracción y expansión.

    Subió por unos frágiles escalones, se apoyó en un peldaño del recipiente, dio un paso en el vacío, fluctuando se dejó estar, y como un fino líquido luminoso plasmóse en toda la concavidad. Proyectándose en luces multicoloridas diluyó sus formas en la percepción del grupo cuyo único accionar era contemplarlo.
    Él pidió que se idealizara un contaje de tiempo antes de transformarse; aunque sabía que importante no era, no se deshizo de la idea.
    Sólo sintió vacío al establecerse en algún lugar, en una fina onda de descarga.
    Se desplazó hasta su punta o entrada. Afuera de sí, una tempestad. Al medirla como tempestad, no existía; pero sentía que no podía ser alcanzado, aunque estaba en su interior.
    Trató de elevarse, sin ser Todo él y sí partes de su Energía; y desde gran altura contempló un Núcleo en tempestades, lluvias y algunos clarones, iluminado por una estrella que para las tres dimensiones parecía benéfica.
    Siguió deslizándose por las camadas de nubes, hasta que en uno de los claros se vio nítida la superficie. En el medio de una parte de ella que era todo agua, dos figuras extrañas se desplazaban en su exterior, especímenes de vida que sin saber por qué, lo satisfacían.
    Buscó una costa para aproximarse en lo que pareció ser bastante distante, hasta que por fin divisó acantilados, estructuras bien más altas que el nivel del agua.
    Los focos de tormentas se estaban alejando. El agua se transformaba en playas calmas, no lo restante de ella, que permanecía agitada.
    En el contacto con el Núcleo sintió polaridades que de él emanaban; vibró como si fuera un rayo, dando al entorno posibilidades de expresarse en continuidad espontánea.
    Por su actitud ambigua captó la falta de la restante Energía. Se delimitó ya con el pesar de las tres dimensiones. Comenzó a desplazarse sobre una plataforma irregular.
    En sus memorias atávicas trató de revivir imágenes conocidas donde pudiera situarse su Energía.
    Una de las formas preferidas lo hizo sumarse a la vegetación y aguardó que diferentes manifestaciones con vida se aproximasen.

    Esto surgía en sus conciencias sin formas. Su estado vibracional disminuía y se solidificaba al unificarse.
    Frenando el agitar de la creatividad, atravesaba conscientemente las barreras de lo opuesto.
    El despliegue ahora de toda su Energía sería conformar y analizar los límites que definían la dinámica del Universo sin la vida.
    Ya sin nada comprender, casi estático se mostraba, pero no le fue imposible generar un accionar ondulatorio, que magnetizara pequeñas partículas de polvo, y con ellas, en un iniciar de nueva conciencia, dinamizaba cúmulos de vibrares, creando expectativas del activar de memorias para sí y para alguna alternativa desconocida.
 

 

 
 

 

 

Sueños y ensueños
por el amor tejido

   

    En un aparente desierto brillaba el sol, y la arena, como cristales inundados de luz, danzaban también con intensidad de respuestas.
    Una Energía se aproximó y observó todo aquello; creyendo enceguecer, pensó que alguna otra fuerza estaría brindando su expresión. Desplazándose entre nubes de arena, pronunció:
    - ¡Que el viento acaricie suavemente el oasis; que conforme dibujos con sentido e imaginación! ¡Y que el despertar del silencio que guarda, porque Conciencia Activa adormece, se identifique de primera y con propio impulso, en demostración de que retiene por el mundo, sensaciones!

    El supuesto desierto reveló de inmediato sus memorias; aguas quietas, frescas, transparentes, reflejaban la sombra de otros que habitaban el inusual verdor. No distante, una construcción exponía muros roídos por el batir incesante del vacío y quietud.
    En la base de uno de los troncos yacía un Ser pensando. Se acercó a ella, insinuando su presencia, tuvieron este diálogo:
    - Dime tú, que aparentas dormir en un tiempo ficticio y despiertas en un tiempo que no te pertenece, ¿qué haces reposando sin preocupaciones?
    - Soy un viajero. Como viajero, reposo.
    He abandonado la caravana. Cuando decidieron partir, miré aquella construcción que también ya fue, y reflexioné:
 
    "¿Para qué continuar, si de aquí me he alejado y aquí retorné?
    ¿Para dónde ir? , si tiempos llegarán en que de nuevo regresaré, porque el llamado del pasado que existió en aquella construcción es tan fuerte, que exige de mí no distancia y sí aproximación."

    - Dime entonces, ¿qué proteges en tu memoria, si has permitido que el tiempo te consuma y tus impulsos sean casi piedra? ¿Por qué ahora esto se expresa?
    - Debo reconocerlo. Es mi voluntad que se agite.
    Te agradezco en parte, porque si adormecía en tiempos que ya no existen, conservaba libertad energética. Y ahora, en la materia reactivada, me siento preso al pasado, causante de tanto dolor.
    - ¿Sí? ¿Tanto dolor? ¿Qué pasó?
    - Cuando eso que tú ves ahí no eran ruinas que se desvanecen en algo que no se expresa, yo comandaba una legión. Hombres clamaban por mi nombre. Hombres blandían espadas a los rayos del sol, gritando a la victoria de la unidad que se generaba.
    Animales, cargamentos; caravanas que se entrecruzaban. Todos me rendían honores.
    En cierta caravana prisionera era, porque así estaba siendo llevada, y sus ojos que me dejaron prisionero también.
    Si ella era esclava, yo me torné esclavo. Nos amamos en una turbulencia que me hizo olvidar, por momentos, la responsabilidad que cargaba.
    No sentí el tiempo diluirse como arena entre mis dedos.
    No sentí a mis hombres gritar en ansiedad y desespero.
    Sólo amaba. Entregaba con ardor y locura, mis necesidades nacida en los vacíos que el desierto otorgaba. No pude retener en mis oídos el pedido de aquellos que me llamaban y llamaban.
    Entonces el tiempo, tenaz para todos, pasó sobre mí; y cuando cierta vez me asomé de los muros hacia afuera, vi que nada gobernaba.
    En mi más profunda tristeza, recapacité. Quise encontrar el sentido de todas mis actitudes. Y el amor que había afrontado con tanta fuerza no me dejaba ver que yo ya no Era, y sí, sólo me expresaba.
    Amargado traté de reflexionar, y sentí que el amor había sido buscado como la fuerza fundamental de todo lo que yo pensara y padecí la exasperación que el amor causaba.
     
    - ¿Has dudado por acaso, que el amor fuese esencial en tu existir?

    ¿Has dudado un instante, que los hombres que se apartaron lo hicieron por no comprenderte o sentirse abandonados por ti?

    ¿Cuándo perdiste los sentidos de lo que debía hacerse? ¿Cuándo te has omitido?

    - Fue un instante ... él llegó e irradió para mí la alegría de aquel que continuara el linaje. Unos ojos tan tiernos, suaves, queridos, tan esperados.
    Desde su cabecita pequeña y su piel extraña, miraba para la que era su madre y amaba; miraba para mí en imagen reflejada, luego miraba fuera de mí a aquellos que me observaban.
    En gritos desesperados les pedí respuestas:
 

 

    "¡¿Qué esperan? ¿Que yo les entregue, qué? ¡Si hasta ahora mi vida les ha pertenecido, y por poco tiempo he pensado sólo en mí!
    ¿Me abandonan ustedes, porque piensan que soy egoísta?
    ¿Acaso no son mayores egoístas quienes se alimentaron, en tiempos idos y presentes, de los reflejos de mi Consciente en una exuberante entrega?

    ¿Por qué ahora no tengo derecho de expresarme en pequeñas cosas que surgen de mi carne y sangre?

    ¿¡Es mucho!? ¿¡Es mucho lo que pido!?

    ¡El derecho de amar y ser amado!

    Si ustedes me aman porque son mi pueblo y están unidos por la fuerza que yo cargo, concretizo el derecho ...

    ¿Por qué se quejan?
    ¿Qué más debo entregar? ¿Salir juntos a batallar como en tantos senderos lo hemos hecho?

    No. Si hay líderes entre vosotros que hablan seguido conmigo y tienen toda la información para llevarlos al éxito.

    Han amado a una imagen, no a un Ser.
    No han comprendido lo que quise enseñarles.

    Yo digo:
    Cuando el sol nuevamente encienda los brillos de la arena, aquel que haya partido nunca vuelva porque mandaré matarlo.
    Prefiero habitar estas construcciones con ecos de voces que mienten retumbando en el silencio, a estar rodeado de la mentira que calla, que dice amar y entregarse."
 
    Volví hacia la cuna. El bebé abría los ojos grandes. Me estaba observando.
    Me pregunté:
    "¿Será que también me juzga?
    ¿Será que ha venido para eso o para ayudarme?"

    La madre que ya le amaba lo alzó en sus brazos y lo colocó en su pecho.
    Me dijo: "Tú y Yo. Él. Has elegido. ¡Así será!".

    Y yo, que escuchaba, me detuve en el tiempo y también pasé a indagarme ...
    ¿Qué se siente cuando se está en la materia?
    ¿Qué se siente cuando el tiempo pasa despacio?
    ¿Qué se siente cuando se sabe esperar?

    - En imágenes por mí creadas me contemplaban, por las cuales perdí tanto.
    - ¿Eres esclavo del tiempo?
    - No soy esclavo del tiempo, y sí de mi accionar.
    - ¿Pasan por ti anhelos sin poder graficarlos?
    - Por veces sí. Por veces el tiempo que pasa no permite expresarlos.
    Si he adormecido en las arenas, todo lo que he amado, el tiempo se lo ha llevado.
    Las Energías partieron, siguiendo a aquel que era mi hijo, mi hijo amado que parecía eterno en toda su expresión.
    Solitario me he quedado en todo esto. Y como las arenas horadaban las construcciones y caían a pedazos; como el viento silbaba y ecos o voces no había, caminé por los anteriores corredores y cuartos, todos vacíos.
    Cierta vez llegué hasta aquí y me dejé estar.
    Partí también en materia, pero mi Energía quedó presa a este lugar.
    ¿Por qué los otros, si amaban y tenían mi amor, se fueron?, si sabían que yo todo había dejado por estar junto a sus anhelos.
    ¿Por qué? ¿No me amaban?

    ¿Fue un juego del destino que desconocía?
    ¿O fue un juego de alguien que de mí se burló?

    ¿Ha sido crimen, amar?
    ¿Ha sido crimen, entregarse?
    ¿Ha sido un error que debo pagar?
    - No. Has amado con toda tu fuerza. Te has expresado con intensidad en todo tu sentir.
    Fuiste legítimo. Engañosos aquellos que no te escucharon, no te entendieron, y no comprendieron a las Energías que contigo quedaron. Por eso también se equivocaron.

    Si en verdad amas, tienes ahora el derecho:
    ¿Qué deseas?
    ¿Volver al tiempo de tu tiempo en que nada, casi polvo entre las piedras te escapas, te esfumas, y nada se expresa?

    ¿Quieres volver al tiempo en que todo era construcción y el amor parecía existir?

    ¿O quieres partir conmigo en tu expresión verdadera de Ser?
    Dio espacio a sus labios:
    - Si tú me transportas a través del tiempo, de todo lo que sea imagen y pensamiento ... Si tienes el poder de ir, venir y volver, llévame contigo. Tal vez en este estancamiento tú traigas la única respuesta de todo lo que me tocó vivir.
    Desde ahora se puede ir por las raíces más extrañas que tal vez les son venidas casi de la nada.
    Mas cuando busque en el fondo de mi Ser y no sea proyección perfecta de todo lo que yo he sido, en todo mi trayecto, ¿sentiré que Soy?
    ¿Qué he hecho?
    ¿Qué dejé de hacer?

    Sí. Llévame contigo. Llévame contigo no sé adónde... De donde tú venías, por dónde tú vas.
    Déjame en algún lugar si así lo deseas, donde yo pueda expresarme de nuevo, tal vez en extrañas ideas, y exteriorice lo que guardo o lo que pueda dar.

    ¿Será que volveré a errar?
    ¿Será que no podré soñar con el ser perfecto y calculado que se ha expresado por tiempos distantes, antes de cerca de mí estar?
    ¿O será qué? ¿Será? ...
    - Si partes conmigo, dejarás el mundo de la materia. No más te expresarás entre piedras casi arena; no más construcciones extrañas, vacías, sin sentidos que el tiempo ha asociado porque no existió ni existirá. No más plantas, árboles, islas de manantiales. No más. Y sí el espejo de tu propia Creación.
    - ¿Cómo?
    - Claro. Si tú encuentras un lugar donde irradies lo que eres, y en reflejo tengas tu sentir, ni nada te faltará. Y si te falta, es porque te niegas a ti mismo.
    ¿Te atreves?
    - Sí, porque ha de ser mucho más de lo que me han dado.
    - Entonces, anéxate a mí.

    Y así lo hizo.

    - ¿Ves por mis ojos?
    - Sí, veo.
    - Mas no pienses por mi Conciencia.
    - No lo hago.
    - Tampoco te lo permitiré.
    Contempla las construcciones que se desvanecen... La arena que apaga el agua y devuelve el sol. Así estaba cuando llegué.
    - Y ¿cómo fue que me encontraste?
    - Algún día lo sabrás.
     
    Partamos.
    Entre medio de luceros y espacio aparentemente congelado, sentirás el vibrar de los astros que nunca pudiste imaginar.
    Cuando todo ese vibrar sea parte de ti, comprenderás que el equilibrio del Universo es mágico.
    El derecho de una Energía que ama, no es el límite de lo que se ha expresado, y sí de lo que está por venir.
 

 
 

 
 
 

 

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