De noche
en el circo, uno de los payasos provisto en una larga vara, atribuyéndose
un derecho que no le correspondía, fastidiaba a las fieras enjauladas.
Por la mañana el domador
ignoraba el motivo por el que se había desvelado, imaginando fatalidades
no ocurridas. Él trataba bien a los animales y ellos, con sus horarios
bien programados no sentían fatiga ni molestias, pero esa noche
sus potentes rugidos soliviantaron el silencio. Él determinó
por fin que esa reacción grupal estaría vinculada a alguna
fuerza misteriosa procedente tal vez, de la luna llena.
Ya estaba la jaula montada
sobre arena en la pista central, y los elementos anexos prestos para las
demostraciones de disciplina y destreza, cuando los ayudantes se vieron
obligados a empujar por el túnel a los grandes felinos porque se
oponían a atravesarlo.
A regañadientes completaron
el trayecto. Más de uno dejó su lugar e intentó salir
del escenario por donde había ingresado.
El domador, en examen retrospectivo,
buscaba, sin éxito, argumentos para tan contradictorias respuestas
mientras los forzaba una y otra vez a recrear, con docilidad, un armónico
movimiento, para que el público los gratificara con aplausos y él
con comida.
Un golpe quitó de sus
manos el látigo, que entreverado en la pata de una fiera perdió
acción. No era de sentir miedo y los animales lo sabían.
Retrocediendo lentamente el
adiestrador buscó una silla o algo para protegerse. Un león
lo amenazó de frente; otros dos se abrieron en semicírculo.
Un mal paso y tropezó
con una cuerda; cayó de espaldas. Apoyado en sus antebrazos, a pesar
de haber perdido el dominio de la situación, admiró esas
tres fieras. Los leones sólo bramaban sin
atacarlo.
El sabio domador suavemente
se puso de pie. Giró hacia la platea, destrabó uno de los
segmentos de rejas con lo que fabricó una abertura y uno de los
leones, rugiendo violentamente, salió.
El público, asustado,
huía desordenadamente. El león sorteó las sillas de
las populares para llegar a donde el payaso, que disfrutó molestándolos,
subsistía petrificado. Bien cerca, simplemente apoyó la pata
en el pecho del otrora gracioso y lo empujó. La madera que retendría
su caída cedió, despeñándolo de diez metros
de altura.
Pausadamente el félido
regresó al círculo y ocupó su tarima; los otros leones
se ubicaron en los lugares establecidos.
La gente rodeaba a aquel payaso
que yacía moribundo o muerto, algo que poco le importaba al domador.
Sabía que la Justicia de la fuerza de la vida se había engendrado
y realizado; una vez satisfecha desaparecían los desequilibrios
de la conciencia, y nuevamente en orden, podía reanudar su acción.
Trabó la cancela. Fue
a buscar el látigo que le había sido arrebatado, y haciéndolo
estallar gritó al público:
- ¡No tengan miedo!
¡No tengan miedo! Porque la inteligencia nunca hace mal al que es
sano y al que no tiene deudas de conciencia.
No tengan miedo. Siéntense
en sus lugares, los han conquistado. Pagaron con algo de sus esfuerzos
para poder estar aquí y regocijarse con el trabajo elástico,
continuado y artístico de todos los animales que están conmigo,
muchas veces más inteligentes que algunos humanos; más sabios,
prudentes, y más fuertes en sus decisiones.
Si todos supiéramos
aprovechar la abertura de las rejas para hacer justicia, el mundo no se
batiría como un anónimo injusticiado latente, y en un estado
de conciencia constante, de pensamiento positivo y creatividad permanente,
estaría en paz de acción.
Esas palabras retumbaban en
el extremo del látigo. Los animales comenzaron la danza prevista
y estudiada. El número fue perfecto.
Después de dirigir
el espectáculo, el adiestrador saludó a su público;
los leones bajaron de las tarimas, se recostaron mansamente en figura envolvente,
y él sintió, por primera vez, que podía relajarse
entre las fieras, sin miedo, porque ellas parecían peligrosas pero
en realidad guardaban en su interior memorias atávicas y profundas
que tal vez las habían convertido en herederas del planeta.
Pensó en silencio y
dijo:
- Sí, cuando el mundo
era natural tenía agresividades de sobrevivencia, pero no las inútiles
que se crean cuando el ego se machuca.
El animal, despojado de ego,
guarda consigo la ley de la vida.
¡Qué pena que
los humanos no comprendamos que la vida es de todos, y los derechos conquistados
son para ser compartidos, y no para que ellos sean los escalones que les
permiten subir a los poderes que han de corromper, y como míseros
estandartes de la conciencia humana, y en forma mezquina, considerarse
poseedores de libertades y derechos conquistados a través de cientos
de años de lucha!
Nadie posee la verdad.
Nadie posee la razón.
Todos unidos podemos vivir
en equilibrio, y todos unidos podemos mostrar, mostrarnos sí, unos
a otros, las posibilidades de los diversos caminos que existen para alcanzar
la paz, la inteligencia, y la continuidad de las especies.
Estaba
sentado o simplemente reclinado. Él nunca sabía la posición
que adquiría en aquellos com-ponentes que permitían su meditación.
Con la máscara de efectos estimulaba su conciencia, pero se transportaba
en pensamientos, guardando el peso de la materia y la excitación
de los impulsos.
Precisaba ese ejercicio para
dejar las horas pasar y así poder aguardar.
Cuando renunciaba a esos estados,
que absorbían casi toda su forma de accionar en pensamientos, caminaba
por el estudio de su tercer piso, en una construcción circular bordeada
de pastos, emplazada en medio de campos, bosques, lagos, ríos tenues,
conformando un núcleo seleccionado, muy seleccionado; sabía
él que así era ... donde cada 20 km de espacio, si quisiéramos
dar medidas, podía hallarse una familia o grupo de polaridades opuestas
que concedan equilibrios existenciales, sin sociedades juzgadoras, protectoras,
aniquiladoras, o que pudiesen transmitir consecuencias sobre el pequeño
conjunto, sabiendo que no era un sistema para ser vivido prolongadamente,
negando la oportunidad de transigir en viejos conceptos de felicidad.
Él, ni quienes lo acompañaban,
sabían bien cómo surgieron, de dónde vinieron, o cómo
conviven en tal condición que sienten conocerse desde un tiempo
de siempre.
Dejando de lado todas esas
dilataciones que en tiempos remotos otorgaron las condiciones de existencia,
hoy se subsistía porque Gobiernos Universales habían establecido
que combinaciones energéticas de dos ó tres, siete, doce,
trece y algunos otros números, se podrían aglutinar en un
único campo de acción, y alcanzar polaridades opuestas y
propuestas que determinaban la necesidad de fugas que escapaban de diagramas
tanto de la materia como del coexistir.
En el momento en que la materia
predominaba y las condiciones de los Gobiernos Estelares se ausentaban,
podían estar por tiempo indefinido. Ajeadamente esos grupos consiguieron
individualizar ciertos estares de la conciencia como observar el agua cristalina
de un río bajando una aparente montaña, transparente al punto
de sentir fundirse con ella en alguna experiencia, pero no lo hacían.
En proporción al campo
energético, las materias se expresaban más o menos voluminosas.
Casi presos de las tres dimensiones, los dejaban que vagasen y se comportasen
en un entorno real, profundo, marcante.
No eran las Energías
en sí las que podían determinarlo, y sí las resultantes
de los estados de conciencia tridimensionales, de la complejidad energética
alcanzada.
De regreso de su viaje advirtió
los efectos de la densidad de la materia, trató de estirarse despacio,
contraerse, acomodarse, como penetrando en una piscina y la piscina ser
todo el cuerpo; sentir que no sólo el cuerpo se movía, sino
él como Energía en su interior se agitaba, no en propuestas
descomunales y sí en ciertas medidas de subrazas, que verificadas
en la práctica de las tres dimensiones se configuraban resueltas,
con efectos bastante esperados.
Cuando retornó a sí,
tres compañeros y dos compañeras (pongamos ese término
en estos instantes) expresaban en su materia un alegre gesto de satisfacción,
de complacencia. Vibraban al unísono. Se expresaban individualmente
por tiempos que muchas veces no se querían marcar.
Tampoco se podía medir
la ausencia en campos de egoísmo o exclusivismos. Cuando se podía,
se estaba, se era, se existía, se expresaban, en grupo.
El retornar o el partir no
dependía de las conciencias individuales y sí de los Gobiernos
Estelares que enviaban vibrares por el espacio, llegaban a ese núcleo
y en proporción a ellos la Energía actuaba.
Dos figuras complejas y de
gran estructura, llegadas del espacio, fueron apoyadas a tres ó
cuatro hectáreas del asentamiento.
Algunos llamaban casas a los
lugares donde se expresaban; otros les decían viviendas, sitios
donde ellos o ellas sentían placeres, gustos y disgustos en proporción
a la conformación de los sectores (diferentes palabras conocidas,
según las Energías que eran). Se desplazaban dentro de esos
recintos creados y planificados por la conciencia, porque se plasmaban
con facilidad las sutilezas de colores, las formas geométricas,
no tan variables como para quitarle continuidad a la acción del
pensamiento.
Le notificaron que sus bultos
habían llegado y estaban depositados donde y como le habían
dicho.
Subieron a un vehículo
muy complejo, que fluctuaba para desplazarse y modificaba sus contornos
influenciado por las maleables Energías que lo utilizaban.
Había quien gustaba
tener brazos, había quienes no. Por veces sólo una cabeza
girando sobre una bandeja, dando ecuaciones, respuestas necesarias a un
parecer importante. Otros con medio torso expresándose. Y estaban
los que habían adquirido un cuerpo estilizado. Las formas se elegían
por capricho, no por necesidad. Era extraño.
Llegaron hasta el sector donde
estaban plasmados dos grandes cilindros como gigantescas balas de quince
metros a las que les faltaban sus componentes; tenían apariencia
gaseosa pero no eran transparentes.
Se aproximaron, y aquél
que había despertado de sus viajes de conciencia solidificó,
sobre una peculiar mesa, cuatro minúsculas pirámides en cuyos
vértices anexaban cuatro conos invertidos.
Con una correa transportadora
ubicaron aquellas formas geométricas en el vehículo. En silencio
las trasladaron hasta el centro habitacional. En el laboratorio se concentraron
y los cuerpos compuestos adquirieron volumen. Tenían puertas, ventanas
y luces; una fuerza racional se expresó en ellas, indicando que
él debería entrar y esperar en uno de los recipientes, porque
acababan de recibir una de las últimas experiencias en el campo
de las tres dimensiones: la máquina del tiempo.
Un componente del grupo tuvo
la sensación de haber experimentado eso que se presentaba entre
ellos, y dijo:
- Espero que la hayan corregido
o mejorado. Cuando me desplacé por un accionar, caí muy distante
de donde era solicitado. Fue casi imposible llegar, y cuando lo hice, gran
parte de lo que tenía que suceder había ocurrido; y respecto
de lo restante no sentí que fuera necesaria mi presencia.
Cuando abandoné ese
ensayo estaba aquí con ustedes y no donde había partido.
Hubo silencio.
Sin quebrar el lapso de ingreso,
se vio cubierto en las tres dimensiones por su voluntad, y la voz le dijo
que era más que suficiente.
- Accionaré preguntas:
¿Qué tiempo?
- No se sabe.
- ¿Hay retorno?
- No se sabe.
- ¿Soy esperado?
- No se sabe.
- ¿Para quién
soy necesario?
- No se sabe.
- ¿Soy necesario en
el lugar donde estoy expresándome?
- No se sabe.
- ¿Por qué tengo
que ser yo y no otra Energía?
- No se sabe.
- ¿Qué es?
-¿Más una experiencia
inútil o algo necesario?
- No se sabe.
- ¿Será que
en algún momento se ha de saber?
- No se sabe.
- ¿Cómo debo
ir? ¿Apaciguado, agresivo, expectante, moldeable, rígido?
- No se sabe.
- Y si no quiero ir, ¿cuáles
serán las consecuencias?
- No se sabe.
- ¿Y es posible que
haya consecuencias?
- No se sabe.
- La última vez el
Gobierno Galáctico solicitaba la presencia de mi Energía.
¿Quién es ahora?
- No se sabe.
- ¿Qué es? ¿Un
clamor cósmico, una tempestad, una tormenta de disgregación,
un vacío, un dinamismo, un Núcleo, un ser, un agrupamiento?
- No se sabe.
- Quiere decir que es una
experiencia estúpida; que me lanzarán en el medio de la Nada.
- No se sabe.
- ¿Saben ustedes qué
es la Nada, después de todo?
- No se sabe.
- Está bien, si ustedes
han mandado todos éstos componentes tiene que haber algún
motivo.
- No se sabe.
- ¿Qué fue?
¿Una equivocación?
- No se sabe.
- Extraño... ¿Por
qué es todo así?
- No se sabe.
- ¿Será que
usted tiene una falla, por eso responde "no se sabe"?
- No. Se sabe.
- Ah! ¿Quién
sabe?
- No. Se sabe.
- Está bien, creo que
todo este tiempo es más que suficiente para que hayan comprendido
que estoy pronto.
Giró lentamente. A su alrededor vio los componentes del grupo, y en su primera vez que sentía una sensación inexplicable al irse, también sintió una necesidad inexplicable de querer partir.
Penetró en el cubículo, profusamente iluminado; en su interior una semi esfera mostrábase como un cristal transparente que variaba en sus vibraciones de contracción y expansión.
Subió por unos frágiles
escalones, se apoyó en un peldaño del recipiente, dio un
paso en el vacío, fluctuando se dejó estar, y como un fino
líquido luminoso plasmóse en toda la concavidad. Proyectándose
en luces multicoloridas diluyó sus formas en la percepción
del grupo cuyo único accionar era contemplarlo.
Él pidió que
se idealizara un contaje de tiempo antes de transformarse; aunque sabía
que importante no era, no se deshizo de la idea.
Sólo sintió
vacío al establecerse en algún lugar, en una fina onda de
descarga.
Se desplazó hasta su
punta o entrada. Afuera de sí, una tempestad. Al medirla como tempestad,
no existía; pero sentía que no podía ser alcanzado,
aunque estaba en su interior.
Trató de elevarse,
sin ser Todo él y sí partes de su Energía; y desde
gran altura contempló un Núcleo en tempestades, lluvias y
algunos clarones, iluminado por una estrella que para las tres dimensiones
parecía benéfica.
Siguió deslizándose
por las camadas de nubes, hasta que en uno de los claros se vio nítida
la superficie. En el medio de una parte de ella que era todo agua, dos
figuras extrañas se desplazaban en su exterior, especímenes
de vida que sin saber por qué, lo satisfacían.
Buscó una costa para
aproximarse en lo que pareció ser bastante distante, hasta que por
fin divisó acantilados, estructuras bien más altas que el
nivel del agua.
Los focos de tormentas se
estaban alejando. El agua se transformaba en playas calmas, no lo restante
de ella, que permanecía agitada.
En el contacto con el Núcleo
sintió polaridades que de él emanaban; vibró como
si fuera un rayo, dando al entorno posibilidades de expresarse en continuidad
espontánea.
Por su actitud ambigua captó
la falta de la restante Energía. Se delimitó ya con el pesar
de las tres dimensiones. Comenzó a desplazarse sobre una plataforma
irregular.
En sus memorias atávicas
trató de revivir imágenes conocidas donde pudiera situarse
su Energía.
Una de las formas preferidas
lo hizo sumarse a la vegetación y aguardó que diferentes
manifestaciones con vida se aproximasen.
Esto surgía en sus conciencias
sin formas. Su estado vibracional disminuía y se solidificaba al
unificarse.
Frenando el agitar de la creatividad,
atravesaba conscientemente las barreras de lo opuesto.
El despliegue ahora de toda
su Energía sería conformar y analizar los límites
que definían la dinámica del Universo sin la vida.
Ya sin nada comprender, casi
estático se mostraba, pero no le fue imposible generar un accionar
ondulatorio, que magnetizara pequeñas partículas de polvo,
y con ellas, en un iniciar de nueva conciencia, dinamizaba cúmulos
de vibrares, creando expectativas del activar de memorias para sí
y para alguna alternativa desconocida.
En un
aparente desierto brillaba el sol, y la arena, como cristales inundados
de luz, danzaban también con intensidad de respuestas.
Una Energía se aproximó
y observó todo aquello; creyendo enceguecer, pensó que alguna
otra fuerza estaría brindando su expresión. Desplazándose
entre nubes de arena, pronunció:
- ¡Que el viento acaricie
suavemente el oasis; que conforme dibujos con sentido e imaginación!
¡Y que el despertar del silencio que guarda, porque Conciencia Activa
adormece, se identifique de primera y con propio impulso, en demostración
de que retiene por el mundo, sensaciones!
El supuesto desierto reveló
de inmediato sus memorias; aguas quietas, frescas, transparentes, reflejaban
la sombra de otros que habitaban el inusual verdor. No distante, una construcción
exponía muros roídos por el batir incesante del vacío
y quietud.
En la base de uno de los troncos
yacía un Ser pensando. Se acercó a ella, insinuando su presencia,
tuvieron este diálogo:
- Dime tú, que aparentas
dormir en un tiempo ficticio y despiertas en un tiempo que no te pertenece,
¿qué haces reposando sin preocupaciones?
- Soy un viajero. Como viajero,
reposo.
He abandonado la caravana.
Cuando decidieron partir, miré aquella construcción que también
ya fue, y reflexioné:
"¿Para qué
continuar, si de aquí me he alejado y aquí retorné?
¿Para dónde
ir? , si tiempos llegarán en que de nuevo regresaré, porque
el llamado del pasado que existió en aquella construcción
es tan fuerte, que exige de mí no distancia y sí aproximación."
- Dime entonces, ¿qué
proteges en tu memoria, si has permitido que el tiempo te consuma y tus
impulsos sean casi piedra? ¿Por qué ahora esto se expresa?
- Debo reconocerlo. Es mi
voluntad que se agite.
Te agradezco en parte, porque
si adormecía en tiempos que ya no existen, conservaba libertad energética.
Y ahora, en la materia reactivada, me siento preso al pasado, causante
de tanto dolor.
- ¿Sí? ¿Tanto
dolor? ¿Qué pasó?
- Cuando eso que tú
ves ahí no eran ruinas que se desvanecen en algo que no se expresa,
yo comandaba una legión. Hombres clamaban por mi nombre. Hombres
blandían espadas a los rayos del sol, gritando a la victoria de
la unidad que se generaba.
Animales, cargamentos; caravanas
que se entrecruzaban. Todos me rendían honores.
En cierta caravana prisionera
era, porque así estaba siendo llevada, y sus ojos que me dejaron
prisionero también.
Si ella era esclava, yo me
torné esclavo. Nos amamos en una turbulencia que me hizo olvidar,
por momentos, la responsabilidad que cargaba.
No sentí el tiempo
diluirse como arena entre mis dedos.
No sentí a mis hombres
gritar en ansiedad y desespero.
Sólo amaba. Entregaba
con ardor y locura, mis necesidades nacida en los vacíos que el
desierto otorgaba. No pude retener en mis oídos el pedido de aquellos
que me llamaban y llamaban.
Entonces el tiempo, tenaz
para todos, pasó sobre mí; y cuando cierta vez me asomé
de los muros hacia afuera, vi que nada gobernaba.
En mi más profunda
tristeza, recapacité. Quise encontrar el sentido de todas mis actitudes.
Y el amor que había afrontado con tanta fuerza no me dejaba ver
que yo ya no Era, y sí, sólo me expresaba.
Amargado traté de reflexionar,
y sentí que el amor había sido buscado como la fuerza fundamental
de todo lo que yo pensara y padecí la exasperación que el
amor causaba.
- ¿Has dudado por
acaso, que el amor fuese esencial en tu existir?
¿Has dudado un instante, que los hombres que se apartaron lo hicieron por no comprenderte o sentirse abandonados por ti?
¿Cuándo perdiste los sentidos de lo que debía hacerse? ¿Cuándo te has omitido?
- Fue un instante ... él
llegó e irradió para mí la alegría de aquel
que continuara el linaje. Unos ojos tan tiernos, suaves, queridos, tan
esperados.
Desde su cabecita pequeña
y su piel extraña, miraba para la que era su madre y amaba; miraba
para mí en imagen reflejada, luego miraba fuera de mí a aquellos
que me observaban.
En gritos desesperados les
pedí respuestas:
"¡¿Qué
esperan? ¿Que yo les entregue, qué? ¡Si hasta ahora
mi vida les ha pertenecido, y por poco tiempo he pensado sólo en
mí!
¿Me abandonan ustedes,
porque piensan que soy egoísta?
¿Acaso no son mayores
egoístas quienes se alimentaron, en tiempos idos y presentes, de
los reflejos de mi Consciente en una exuberante entrega?
¿Por qué ahora no tengo derecho de expresarme en pequeñas cosas que surgen de mi carne y sangre?
¿¡Es mucho!? ¿¡Es mucho lo que pido!?
¡El derecho de amar y ser amado!
Si ustedes me aman porque son mi pueblo y están unidos por la fuerza que yo cargo, concretizo el derecho ...
¿Por qué se quejan?
¿Qué más
debo entregar? ¿Salir juntos a batallar como en tantos senderos
lo hemos hecho?
No. Si hay líderes entre vosotros que hablan seguido conmigo y tienen toda la información para llevarlos al éxito.
Han amado a una imagen, no
a un Ser.
No han comprendido lo que
quise enseñarles.
Yo digo:
Cuando el sol nuevamente encienda
los brillos de la arena, aquel que haya partido nunca vuelva porque mandaré
matarlo.
Prefiero habitar estas construcciones
con ecos de voces que mienten retumbando en el silencio, a estar rodeado
de la mentira que calla, que dice amar y entregarse."
Volví hacia la cuna.
El bebé abría los ojos grandes. Me estaba observando.
Me pregunté:
"¿Será que
también me juzga?
¿Será que
ha venido para eso o para ayudarme?"
La madre que ya le amaba lo
alzó en sus brazos y lo colocó en su pecho.
Me dijo: "Tú y Yo.
Él. Has elegido. ¡Así será!".
Y yo, que escuchaba, me detuve
en el tiempo y también pasé a indagarme ...
¿Qué se siente
cuando se está en la materia?
¿Qué se siente
cuando el tiempo pasa despacio?
¿Qué se siente
cuando se sabe esperar?
- En imágenes por mí
creadas me contemplaban, por las cuales perdí tanto.
- ¿Eres esclavo del
tiempo?
- No soy esclavo del tiempo,
y sí de mi accionar.
- ¿Pasan por ti anhelos
sin poder graficarlos?
- Por veces sí. Por
veces el tiempo que pasa no permite expresarlos.
Si he adormecido en las arenas,
todo lo que he amado, el tiempo se lo ha llevado.
Las Energías partieron,
siguiendo a aquel que era mi hijo, mi hijo amado que parecía eterno
en toda su expresión.
Solitario me he quedado en
todo esto. Y como las arenas horadaban las construcciones y caían
a pedazos; como el viento silbaba y ecos o voces no había, caminé
por los anteriores corredores y cuartos, todos vacíos.
Cierta vez llegué hasta
aquí y me dejé estar.
Partí también
en materia, pero mi Energía quedó presa a este lugar.
¿Por qué los
otros, si amaban y tenían mi amor, se fueron?, si sabían
que yo todo había dejado por estar junto a sus anhelos.
¿Por qué? ¿No
me amaban?
¿Fue un juego del destino
que desconocía?
¿O fue un juego de
alguien que de mí se burló?
¿Ha sido crimen, amar?
¿Ha sido crimen, entregarse?
¿Ha sido un error que
debo pagar?
- No. Has amado con toda tu
fuerza. Te has expresado con intensidad en todo tu sentir.
Fuiste legítimo. Engañosos
aquellos que no te escucharon, no te entendieron, y no comprendieron a
las Energías que contigo quedaron. Por eso también se equivocaron.
Si en verdad amas, tienes ahora
el derecho:
¿Qué deseas?
¿Volver al tiempo de
tu tiempo en que nada, casi polvo entre las piedras te escapas, te esfumas,
y nada se expresa?
¿Quieres volver al tiempo en que todo era construcción y el amor parecía existir?
¿O quieres partir conmigo
en tu expresión verdadera de Ser?
Dio espacio a sus labios:
- Si tú me transportas
a través del tiempo, de todo lo que sea imagen y pensamiento ...
Si tienes el poder de ir, venir y volver, llévame contigo. Tal vez
en este estancamiento tú traigas la única respuesta de todo
lo que me tocó vivir.
Desde ahora se puede ir por
las raíces más extrañas que tal vez les son venidas
casi de la nada.
Mas cuando busque en el fondo
de mi Ser y no sea proyección perfecta de todo lo que yo he sido,
en todo mi trayecto, ¿sentiré que Soy?
¿Qué he hecho?
¿Qué dejé
de hacer?
Sí. Llévame contigo.
Llévame contigo no sé adónde... De donde tú
venías, por dónde tú vas.
Déjame en algún
lugar si así lo deseas, donde yo pueda expresarme de nuevo, tal
vez en extrañas ideas, y exteriorice lo que guardo o lo que pueda
dar.
¿Será que volveré
a errar?
¿Será que no
podré soñar con el ser perfecto y calculado que se ha expresado
por tiempos distantes, antes de cerca de mí estar?
¿O será qué?
¿Será? ...
- Si partes conmigo, dejarás
el mundo de la materia. No más te expresarás entre piedras
casi arena; no más construcciones extrañas, vacías,
sin sentidos que el tiempo ha asociado porque no existió ni existirá.
No más plantas, árboles, islas de manantiales. No más.
Y sí el espejo de tu propia Creación.
- ¿Cómo?
- Claro. Si tú encuentras
un lugar donde irradies lo que eres, y en reflejo tengas tu sentir, ni
nada te faltará. Y si te falta, es porque te niegas a ti mismo.
¿Te atreves?
- Sí, porque ha de
ser mucho más de lo que me han dado.
- Entonces, anéxate
a mí.
Y así lo hizo.
- ¿Ves por mis ojos?
- Sí, veo.
- Mas no pienses por mi Conciencia.
- No lo hago.
- Tampoco te lo permitiré.
Contempla las construcciones
que se desvanecen... La arena que apaga el agua y devuelve el sol. Así
estaba cuando llegué.
- Y ¿cómo fue
que me encontraste?
- Algún día
lo sabrás.
Partamos.
Entre medio de luceros y espacio
aparentemente congelado, sentirás el vibrar de los astros que nunca
pudiste imaginar.
Cuando todo ese vibrar sea
parte de ti, comprenderás que el equilibrio del Universo es mágico.
El derecho de una Energía
que ama, no es el límite de lo que se ha expresado, y sí
de lo que está por venir.