Majaderías Colegiales

Mallorca '90: Aquellos Maravillosos Pateos
Capítulo II


La fachada del hotel Bella Playa era bastante cutre. El letrero decía que era de tres estrellas, aunque a ninguno de los cinco majaderos le dio esa impresión a primera vista. Más bien pensaron todos ellos que les habían metido en una pensión de mala muerte con servicio de cucarachas en las habitaciones. El organizador del viaje era Animal, un tipo rubio, alto y fornido, que jugaba al rugby, por lo tanto no había lugar a queja alguna. Con sus maletas a cuestas subieron a sus habitaciones. Reyes, el mono y Fechús se instalaron en la 303, mientras que Rebollín y Xompe ( el artista antes conocido como Chompe ) , lo hicieron en la 416 ( instalarse, no otra cosa, mal pensaos ).

Por fin un momento para dormitar tranquilamente. Mientras todos soñaban con nuevas formas de aplicación de Jumpitos, Rótex y Bautizos, la retorcida mente de Rebollín imaginaba otra tortura, mucho más cruel y despiadada, y que sería para todos ellos, y no sólo para Fechús.

Despertaron al mismo tiempo. Un sudor frío empapaba sus cuerpos. La tez de Reyes y del mono se había tornado verde a causa de inhalar los fétidos vapores que emanaban los mejillones de Fechús, pero como ya estaban acostumbrados a ello, una pequeña sesión de jumpitos bastó para que todo volviera a la normalidad.

Comieron en el hotel, aunque después hicieron una visita al McDonalds. Y fue allí donde Rebollín comenzó a infectar sus mentes con el maquiavélico plan que había gestado. Les sometió a una sesión de hipnosis, y poco tiempo después ya estaban los cinco caminando por el paseo de la playa. El hotel Bella Playa estaba a la altura del Balneario nº3, mientras que el hotel Bali, en el que estaba hospedada Casandrita, se encontraba a la altura del Balneario nº6. Puede parecer, dicho así, que la distancia no es grande, pero todo aquel que haya visitado la playa del Arenal, sabrá a lo que me refiero, y sobre todo lo supieron aquellos cuatro majaderos que hicieron caso a Rebollín y sus locas ideas. No hay que ser injustos con Rebollín. Él era un tierno adolescente enamoradizo, quizás en exceso, y con un gran poder de convocatoria. Sus cuatro amigos le siguieron por el sórdido camino que llevaba al castillo donde estaba prisionera su amada, la princesa Casandrita.

Pero el paseo no fue tan penoso como pueda parecer. Iban cantando canciones insultantes. Y esta vez el desvalido blanco de las canciones no era Fechús, sino que era el artista antes conocido como Chompe. Recuerdo dos de esas canciones.

Fechús sacó su armónica y melancólico comenzó a entonar :

" Él vino en un barco
de nombre extranjero
se llamaba Chompe
y era muy muy alto"

Y Rebollín, en un tono más agresivo gritó :

" Nunca di mi cuello a torcer
todos me llaman Juan Francisco Chompe
aquí nací y en esta tierra moriré"

Finalmente, y aunque parezca mentira llegaron al Balneario nº6, y no tardaron en encontrar el hotel. Averiguaron que Casandrita se alojaba en la habitación 101, pero en esos momentos no estaba allí, así que Rebollín coló bajo su puerta una carta que habían escrito entre todos, utilizando el cartón de las Biodraminas e incluso papel higiénico, y tal y como habían llegado, rebotaron y ¡ ale ! ¡ hacia el hotel de nuevo !

Pero estos no fueron ni mucho menos los únicos pateos que se dieron aquella semanita. Aún estoy extrañado de que Rebollín volviese vivo de aquel viaje, porque tuvo muchas oportunidades de ser despedazado por sus amiguetes.

Fin del Capítulo Segundo ..... Continuará ...

Rebollín 1998




[ Volver a Historias De Una Cuchara ]
1