"Siempre me fascinó la idea del Robinson Crusoe. Me lo regalaron siendo muy chico, debo haberlo leído más de 20 veces. El Eternauta, inicialmente, fue mi versión del Robinson. La soledad del hombre, rodeado, preso, no ya por el mar, sino por la muerte. Tampoco el hombre solo de Robinson, sino el hombre con familia, con amigos. Por eso la partida de truco, por eso la pequeña familia que duerme en el chalet de Vicente López, ajena a la invasión que se viene. Ese fue el planteo. Lo demás... lo demás creció solo, como crece sola, creemos, la vida de cada día. Publicado en un semanario, El Eternauta se fue construyendo semana a semana; había si, una idea general, pero la realidad concreta de cada entrega la modificaba constantemente. Aparecieron así situaciones y personajes que ni soñé al principio. Como el mano y su muerte. O como el combate de River Plate. O como Franco, el tornero, que termina siendo más héroe que ninguno de los que iniciaron la historia. Ahora que lo pienso, se me ocurre que quizás por esta falta de héroe central, El Eternauta es una de mis historias que recuerdo con más placer. El héroe verdadero de El Eternauta es un héroe colectivo, un grupo humano. Refleja así, aunque sin intención previa, mi sentir íntimo: el único héroe valido es el héroe en grupo, nunca el héroe individual, el héroe solo."

Héctor G. Oesterheld

No podía ser que faltara una página en internet que estuviera dedicada a una de las mejores historias del comic de los últimos 30 años. Esta página es un modesto homenaje a Héctor G. Oestreheld y Solano López, quienes dieron vida a Salvo, Favalli, los Manos, los Ellos, los Gurbos y otros tantos... Como jóvenes universitarios chilenos queremos invitarte a que nos envíes material referente a El Eternauta, y hacer de esta página nuestra creación colectiva. La página de El Eternauta.


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