© Editorial Piedra Santa
5a. Calle 7-55, zona 1
Guatemala, C.A. Tel. 29053
Textos: Erwin Soto
Fotografía: Thor Janson.

Vuelo 1

Los bosques de las zonas montañosas de Centroamérica son bastante húmedos y están constantemente bañados por llubias y mebalina. Los nublados bajos provocan una elevada humedad que permite a la vegetación mantener su especial colorido durante todo el año y favorecen la proliferación de plantas epífitas (musgos, helechos, bromelias, orquídeas). Estas plantas crecen en los troncos y ramas de los árboles, al gunos de los cuales de más de 30 m de altura forman una especie de bóveda, haciendo case impenetrables los rayos del sol. Este ecosistema, considerado por los biólogos como uno de los más interesantes de la Tie rra por la gran diversidad de vida que dasarrolla, es el hábitat natural del quetzal. El quetzal comparte su residencia con una gran variedad de animales: aves como guardabarrancas, pájaros carpinteros, tucanes, gavilanes, etc.; mamíferos: ocelotes, ciervos, pumas, micoleones, mapaches, tigrillos, etc.; muchas clases de viboras y cantidad de insectos. La flora de estos bosques está dominada por especies arbóreas como li quidámbares, encinas y pinos de varias clases. También son muy comunes los helechos arbóreos que protegen a los quetzales de potenciales enemigos y hay gran variedad de plantas epífitas. Las selbas tropicales lluviosas llamadas con justicia las "reservaciones genéticas de la vida", están en peligro de extinción en Centroamérica. Grandes extensiones de bosques son destruidos anualmente. Esto ha obligado a que el quetzal emigre a regiones más apartadas y pco accesibles como las sierras de las Verapaces y Quiché en Guatemala y de Veraguay Talamanca en Costa Rica. De continuar la deforestación desmedida de estas selvas, pronto lamen- taremos la extinción del quetzal por destrucción de su hábitat natural.

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