Biotopo 5

Desde épocas remotas, el quetzal está presente en la mitología y tradiciones del Nuevo Mundo. Admirado de su belleza y señorio el indigena lo hizo vivir en sus leyendas al lado de los dioses, representándolo frecuentemente en códices y esculturas. El quetzal era el ave sagrada de los mayas quienes en su idioma lo llamaban Kukul. A menudo aparece el quetzal en paneles de piedra que adornaban los templos y edificios mayas, al lado de jaguares y jeroglíficos. Los aztecas lo tenían en muchas estimulación y en su mitología existía Quetzalcoatl, "La serpiente emplumada". Este era representado con un báculo ceremonial en una mano y un manojo de plumas de quetzal en la otra. Entre los habitantes precolombinos de Centroamérica y México, las plumas de quetzal eran tan preciadas que al igual que el cacao, se utilizaban como moneda de trueque. Se daban en cambio por oro, jade e inciensio de copal. Los indígenas del morte de Guatemala comerciaban las plumas de quetzal con los sacerdotes y la aristocracia de las ciudades sagradas de Peten y Yucatán. Las plumas más largas eran arancadas de quetzales vivos que luego eran puestos en libertad para que produjeran nuevas plumas y para que se reprodujesen. Las plumas sólo podían ser llevadas como adorno por los nobles y se utilizaban en penachos, tocados, capas, escudos y decorando lanzas y cetros. Cuando los conquistadores españoles llegaron a la capital azteca, se dieron cuenta que los gobernan- tes y dignatarios usaban tocados con plumas de quetzal.

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