40 Días después

40 es una cifra simbólico-teológica.
... días se retiran las aguas del diluvio (Gn. 4, 7).
... días pasa Moisés en el Sinaí (Ex. 24, 18).
... años dura el pueblo de Israel en el Desierto (Nm. 14, 34).
... días camina Elías hasta el Horeb ( 1 R. 19, 8 ).
... días ayuna Jesús antes de iniciar Su ministerio (Mc. 1, 13).

... DIAS DESPUÉS... de Su Resurrección, Jesús ASCIENDE a los cielos (Hch. 1, 19). ... A los apóstoles que había elegido se les apareció durante 40 días, hablándoles acerca de lo referente al Reino de Dios. Mientras estaba comiendo con ellos, les ordenó:


Durante estos 40 días, Jesús se dedica a preparar a esta pequeña Iglesia para su ministerio, convirtiendo a sus discípulos en depositarios de Su pensamiento y de Su doctrina sobre el Reino de los Cielos, para asegurar la continuidad y la expansión de la Iglesia fundada por Él, y a la manera de Él; es decir, en el celo y en la radicalidad.

A tí y a mí como bautizados y miembros del Cuerpo Místico de Cristo que es la Iglesia, nos toca trabajar con ese mismo celo y esa misma radicalidad por la extensión del Reino de los Cielos. Pero ¿cómo hacerlo?... siguiendo con fidelidad los patrones bíblicos dejados por el mismo Jesús.

En san Juan 16, 7. Jesús ya nos había dicho: "Les conviene que yo me vaya, porque si no me voy, no vendrá a ustedes el Espíritu Santo; pero si me voy, se los enviaré".

Partiendo de este texto, debemos de entender la Ascensión, no sólo como la partida de Jesús de este mundo, sino como la forma nueva y definitiva de Su presencia a través de Su Espíritu Santo, en cada uno de nosotros y en medio de nosotros.

Es decir, Jesús nos priva de su presencia sensible y visible para venir a poner definitivamente su morada en nosotros y para que trabajáramos con mayor eficacia por el poder de su Espíritu Santo.

Por lo tanto, no estemos tristes como los peregrinos de Emaús, que habían perdido toda esperanza y por esa tristeza no lograban percatarse de la presencia y de la cercanía de Jesús. "No los dejaré huérfanos, volveré a ustedes. Dentro de poco el mundo ya no me verá, pero ustedes si me verán porque yo vivo y ustedes también vivirán" ( Jn. 14, 18-19 ).

Hermanos: esforcémonos por mantener esa vida de Dios en nosotros, vivamos como el sarmiento unido a la vid, es por eso que debemos dar una respuesta a esa orden de Dios, obedezcamos a Jesús que nos dice:

"No se aparten de Jerusalén".

Para nosotros, en nuestro tiempo y en nuestra realidad, ¿cómo aplicaríamos el no apartarnos de Jerusalén?...' El profeta Isaías (2, 3), nos dice: "Venid, subamos al monte de Yahveh, a la casa del Dios de Jacob, para que Él nos enseñe sus caminos y nosotros sigamos sus senderos. Pues de Sión saldrá la Ley, y de Jerusalén la Palabra de Yahveh".

¡No te apartes de la Palabra de Yahveh! ¡No te apartes de la Iglesia!, porque a la Iglesia se le ha confiado "el Buen depósito de la Fe". ¡No te apartes de la Iglesia!, para que a través de su Magisterio, Jesús te enseñe sus caminos y tú puedas caminar por Sus senderos. Ya no seamos como niños sacudidos por cualquier viento de doctrina, cayendo así en las trampas de los hombres que con astucia conducen al error.

Obedece al Señor que te dice: "Espera la Promesa del Padre", ¿en qué consiste esta promesa? Pedro declara el contenido de esta Promesa. "...y habiendo recibido del Padre la Promesa del Espíritu Santo..." (Hch. 2, 33).

Que tu fe te haga avanzar en la esperanza al encuentro del cumplimiento de las promesas del Señor y pídele ser bautizado como dice San Pablo, una y otra vez en el Espíritu Santo, para poder así ser el testigo fiel y veraz de Cristo resucitado que el mundo y la Iglesia está necesitando.

"Estando ellos mirando fijamente al cielo mientras se iba, se les aparecieron dos hombres vestidos de blanco que les dijeron: Galileos, ¿qué hacen ahí mirando al cielo? Éste que les ha sido llevado, este mismo Jesús, vendrá así tal como le han visto subir al cielo " (Hch. 1, 10-11).

¡Hermano! no seas del grupo de los que están mirando al cielo sin hacer nada para engalanar a la novia, a la Iglesia, para presentarla ante Dios sin mancha ni arruga... ¡ Involúcrate, en tu familia, en tu sociedad, en la Pastoral Parroquial, de tal manera que seas sal y luz de la tierra!

Vive como hijo de la luz, dando frutos de bondad, de santidad y de verdad, no participes en las obras infructuosas de las tinieblas, antes bien, denúncialas. Mira atentamente cómo vives, aprovecha bien el tiempo presente porque los días son malos.

Tu fe tiene que ser una fe de comunión y participación, comunión con Dios y participación con tus hermanos. Tu fe tiene que proyectarse hacia afuera a través de tus obras. Solo no puedes hacerlo, por eso corre hacia la Promesa del Padre y pídele que te llene una y otra vez de su Espíritu Santo para que puedas realizar el trabajo que se te encomienda. Que con tu vida a cada momento puedas gritar: ¡¡ MARANATHA!! ¡VEN SEÑOR JESÚS!: Con tu entrega, con tu trabajo, con tu vida, apresura el regreso de Jesús.

Por tanto, no durmamos como los demás, sino velemos y seamos sobrios porque el mismo Señor con voz de arcángel con trompeta de Dios, descenderá del cielo, los muertos en Cristo resucitarán y los que hallamos quedado seremos arrebatados juntamente con ellos en el aire le recibiremos y así estaremos para siempre con Él (Cfr. 1 Ts. 4, 13 ss.).

"Partan frente a la aurora,
salven a todo el que crea,
ustedes marcan mi hora,
da comienzo su tarea.
Amén".

Hna. Evangelina Trujillo, S.N.S.J.


Si desea mayor información de esta comunidad comuníquese a la siguiente dirección: nabi@geocities.com


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