Campo de trabajo '96.
El Campo de trabajo al que me refiero es mucho más que un simple campamento. Lo compone una familia formada por chicas y chicos de BUP y COU que comparten una misma fe e idéntica ilusión. Nosotros, miembros de esa familia, os contamos como se desarrolló la experiencia que vivimos del día 15 al día 24 de julio.
Llegamos a Peñafiel desde nuestras casas el día anterior a eso de las dos y cuarto. Y empezamos ya a compartir bolsas de patatas, de galletas, de gusanitos, de cacahuetes, etc... Nuestro chef, Pety, y su pinche, Richi, comenzaron a funcionar, y nos prepararon unos deliciosos bocadillos.
Cuando acabamos de comer, nos dimos un paseo (maravilloso, por cierto) para conocer el pueblo. Después nos juntamos en la fuente. Allí jugamos, gritamos, cantamos... Más tarde, Roberto, alardeando de sus conocimientos adquiridos en Oxford, Cambridge, etc..., nos advirtió como íbamos a funcionar : Cada instante del día (desde el momento de levantarnos por la mañana) debíamos hacerlo pasar por Jesús. Para conseguirlo, había que trabajar con un solo objetivo : "construir el Reino de Dios".
A la mañana siguiente no distribuimos por oficios : Picaderos, carpinteros, albañiles, decoradores, ... Y era imprescindible repartirnos por zonas : la fuente, el bosquecito, el jardín del estanque y, sobre todo, el rincón del pescador.
Solíamos trabajar de diez a doce de la mañana, almorzábamos y seguíamos con nuestra labor. Hasta las dos de la tarde. Roberto nos repetía : "Si algo no os sale bien, lo destruís y empezáis de nuevo". Cuando dábamos por concluido el trabajo, nos pegábamos un baño y... ¡a comer!.
Nuestro chef casi siempre nos sorprendía con algún plato nuevo, de fabricación propia. Lo cual, unido a nuestro apetito, convertía la comida en un auténtico festín. Y terminada la comida, tomábamos café, nos echábamos una siesta, cantábamos o, sencillamente, disfrutábamos no haciendo nada.
Más tarde nos juntábamos para ensayar, para hacer dinámicas de grupo o reflexionar sobre la parábola del día. Esto va a ser - decía Juanma - lo que nos va a unir y formar como grupo. Después cenábamos y ¡a vivir la noche!.
En el campo de trabajo no nos daban nada hecho. No había monitores. Y para evitar el caos, existían las comisiones o grupos de trabajo encargados de esa labor. Existía la Comisión de Oración, que nos preparaba los encuentros con Dios por la mañana. Por la tarde, la Comisión de Animación conseguía que nos divirtiéramos a lo grande. Había otra : la Comisión Noche-Noche. Ésta actuaba después de cenar : Jinkanas, Noches de Terror, "Uno para todas" (aquí solía ganar siempre el padre Mariano)...
Nosotros, los autores de este breve reportaje que, por natural modestia, ocultamos la propia identidad, no os ocultamos en cambio el deseo de que viváis una experiencia como la que acabamos de vivir. Id pensando en acudir a Peñafiel el año próximo. Por favor, no os asuste la palabra trabajo. Pensad en esta otra : diversión.
La vivida en Peñafiel es una experiencia única. De amistad, de alegría, de entusiasmo. Y ya sabéis que estas tres cosas se pegan. ¿Contamos contigo?.
No podemos despedirnos de nuestros lectores (simpáticos donde los haya) sin agradecer a Pety, a Juanma, Javi, Velas, Ricardo, Mariano y Roberto todo el cariño y entusiasmo que pusieron en el último campo de trabajo. Que Dios se lo pague.
Anónimo.
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