REQUIEM
PARA 7 PLAGAS
De Grégor Díaz
En dos "letargos"
Perú-Lima: 1978-79
(Premio Teatro Universitario de la Universidad
Nacional Mayor de San Marcos, 1979 y mención en el Concurso Latinoamericano
"Andrés Bello" de dramaturgia convocado por el CELTIC de Venezuela,
1981).
PERSONAJES
(Por orden de aparición)
- Campanita
- Tijera
- La Madre
- Ganzúa
- Puñalada
- Pulgar
- La Mujer
- Baratija
(Sub-hombres en un sub-mundo. Todos mayores de edad.
Los más jóvenes son Pulga y Tijera, pero no mucho)
REQUIEM PARA SIETE PLAGAS
En cualquier lugar del mundo, hacinamiento sin techo,
para sub-hombres.
Pasadas las cero horas.
Los elementos escenográficos, luces, vestuarios y
maquillaje, pertenecen, necesariamente, al mundo del expresionismo.
Los personajes, por el vestuario, color de las ropas
y maquillaje (barro cocido), rasgos y ademanes, deben recordamos a los muñecos
de artesanía de los Mendivíl.
No se propone reproducir fotográficamente ningún
ambiente ni conductas humanas.
Al fondo-foro, centro, de pie, gran cruz de madera
confeccionada con tablas de viejos cajones. (Si el director lo prefiere, puede
estar pintada con luz fosforescente).
Delante, sobre los cajones, tendido, envuelto en
costalillos de tela de crudo, el cadáver de Siete Plagas, al cual velan.
A los laterales, cajones, costalillos con algún
contenido; llantas en desuso y, quizás, alguna división hecha de cartones,
latas o tela.
A foro, derecha (de actor) rompiente para entrar y
salir.
Al correrse el telón (a oscuras), sólo se percibirá
la presencia de la cruz por efectos fosforescentes u otros.
Se ejecuta una misa cantada, acompañada por órgano.
Primer Letargo
A TODO VOLUMEN SE ESCUCHA (ESTEREO) EL CORO DE LA
CATEDRAL EJECUTANDO UNA MISA CANTADA. LA SOLEMNIDAD CORRESPONDE A LOS FUNERALES
DE UN CARDENAL. TANTO LAS ARMONIAS DEL ORGANO CUANTO LA VOZ DE CAMPANITA Y DEL
CORO DEBEN LLEGAR DESDE EL FONDO DE LA SALA.
CAMPANITA.–
(CON ECO, COMO SACERDOTE QUE OFICIA MISA CANTADA) ¡Flores, flores, flores…!
¡Flores para los muertos…! (TOQUE DE CAMPANILLA)
CORO.– ¡Flores para los muertos…!
CAMPANITA.– ¡Una rosa y un clavel…!
CORO.– ¡Una rosa y un clavel… y, un cirio, también…!
(TOQUE DE CAMPANILLA)
CAMPANITA.– ¡Flores para los muertos…!
CORO.– ¡Muertos que en vida están…!
CAMPANITA.– ¡Una rosa y un clavel…!
CORO.– ¡Y, un cirio, también…!
CAMPANITA.–
¡Requiescat in pace… Siete Plagas…!
CORO.– ¡Requiescat in pace… Siete Plagas…!
CAMPANITA.– ¡Amén…!
CORO.– (GOLPE MUSICAL DE ORGANO CONCLUYENDO LA MISA;
CORO DE FONDO)
¡Aménnnn…! (TOQUE DE CAMPANILLA)
SOBRE EL ESCENARIO SE ESCUCHAN RISAS ESTRIDENTES.
TIJERA.– (GRITANDO) ¡A la una, a las dos… y, a las
tres…!
CORO.– COMO LO HACEN LOS NIÑOS, JUGANDO, CANTAN LA CANCION INFANTIL: "PIN,
PIN, SAN AGUSTIN"
Pin,
pin, San Agustín…
la meca, la seca y la tortoleca
pasó por aquí, vendiendo maní…
a todos les dio…
(GRITANDO) ¡Menos a ti…!
(LAS LUCES SORPRENDEN A LOS PERSONAJES CON LOS BRAZOS
ESTIRADOS (ESTATICOS) SEÑALANDO EL CADAVER DE
SIETE PLAGAS).
MADRE.– (EN LAMENTO PROLONGADO, PROFUNDO,
EXPRESIONISTA) ¡Ayyyy…!
(EL GRITO DESCONGELA A LOS PERSONAJES QUE RIEN CON
ALBOROTO, REVOLCANDOSE UNOS POR EL SUELO Y OTROS CONTORSIONANDOSE DE PIE)
CAMPANITA.– (FELIZ EN BROMA, CANTANDO, MAS QUE EN
PREGON) ¡Flores, flores, flores…! ¡Flores para los muertos…!
PULGA.– (LANZANDOSE COMO UN PAYASO) ¡Muertos que en
vida están…!
MADRE.– ¡Ayyyy…!
CAMPANITA.– (CONFABULANDOSE CON PULGA) ¡Una rosa y un
clavel…!
PULGA.– (AGARRANDOSE EL PENE) ¡Y, un cirio, también…!
GANZUA.– (AL LADO DEL CADAVER DE SIETE PLAGAS, COMO
BENDICIÉNDOLO)
MADRE.– ¡Ayyyy…!
CORO.– (BAJO LA BATUTA DE CAMPANITA) ¡Aménnnn…!
(RISAS)
PUÑALADA.– (YENDO HACIA
LA MADRE) ¡Ya…! ¡Córtala ya, vieja! ¡Hace cuatro horas que te estás quejando…!
¡Cállate…! ¡O es que vas a parir…!
PULGA.– (PALOMILLANDO) Señoras y señores…, público en
general: están ustedes frente al espectáculo más grande del mundo: ¡La Maratón
del Quejido! (REMEDANDO A LA MADRE) ¡Ayyy…! (RIE) ¡Hijos del Señor que venís al
mundo, quejáos…! (GRITANDO) ¡Pero hacerlo bien, carajo…! (SE JUNTAN TODOS AL
CENTRO DEL ESCENARIO) ¡A la una, a las dos… y, a las tres…!
CORO.– (MENOS LA MUJER Y LA MADRE) ¡Ayyyy…! (RISAS)
GANZUA.– Ay, carajo… ¿qué sería de este cochino mundo
si no existieran estos momentos…!
MADRE.– ¡Ayyyy…!
PUÑALADA.– ¡Otra vez…!
MUJER.– (GRITANDO) ¡Ya…! ¡Cállense todos…! ¡Tengan
piedad, respeten su dolor, al menos; su hijo es el muerto…!
MADRE.– (QUE NO LA HA ESCUCHADO, COMO LAS VIEJAS
LLORONAS, CANTANDO-LLORANDO) ¡Ay, ay ay, yayayyy… po-bre-ci-toooo… tan bu-ueno
que era… el fi-na-di-to…! ¡Ay, ay, ay, yayayyy… po-bre-ci-toooo… Sie-te
Pla-gasss… ha mu-uerto…!
PULGA.– ¡Qué buenamoza está María…!
BARATIJA.– (SACERDOTE, MISA CANTADA, RESPONDIENDO)
Con la plata de usted y la mía…
PULGA.– ¿Y si en el velorio no hubo candelero…?
BARATIJA.– (SACERDOTE, RESPONDIENDO) ¡Su culo sirvió
de candelero!
PUÑALADA.– (REMEDANDO A
LA MADRE) Ay, ay, ay… yayayyy, po-bre-ci-to… Sie-te Plagas… mi ma-ri-di-too
(RIEN)
BARATIJA.– (CON UNA BOTELLA IMAGINARIA EN LA MANO)
¡Con una botella en alto hago salud! ¡Que se abran las puertas del cielo, que
San Pedro se vista de gala, que canten los ángeles, que Siete Plagas ha
muerto…! ¡Salud…!
CORO.– (COMO LO HACEN LOS MILITARES, BEBEN LAS COPAS
IMAGINABLES Y LAS LANZAN SOBRE SUS CABEZAS) ¡Salud…!
GANZUA.– (INGRESA DE REGRESO DE DEFECAR; TRAE UN
PEDAZO DE PAPEL EN LA MANO –PERIODICO. MOLESTO VA HASTA LA CABECERA DE SIETE
PLAGAS)
CAMPANITA.– (PAYASEANDO) Descansa en paz, Siete
Plagas…
GANZUA.– ¡Carajo… ni ocuparse tranquilo lo dejan a
uno! ¡Hasta el cagadero se escuchan los quejidos…!
PULGA.– (BROMEANDO) Hasta aquí se sienten los olores…
(RIE, TAPANDOSE LA NARIZ)
GANZUA.– ¡Carajo… viéndote como te veo, Siete Plagas,
si no estuvieras muerto, te juro que te mataría!
TIJERA.– ¡Se alocó, se alocó! ¡Ganzúa se alocó,
quiere matar al muerto!
GANZUA.– (QUE NO HA ESCUCHADO) ¡Es para morirse de
risa…! ¡De verlo y no creerlo! ¡Parece un obispo: camisa, zapatos y pantalón!
(REMARCANDO LAS PALABRAS) ¡Camisa, zapatos y pantalón! Bien dicen que más vale
uno muerto que vivo… ¿Sí o no? Las gentes huyen de nosotros como la peste;
nosotros fugamos de nosotros mismos: Baratija de Pulga; Pulga de Campanita;
Campanita de Tijera; éste de Puñalada y Puñalada de mí… y, todos en vida, de
Siete Plagas. Y, ahora, ¡maldita sea!, Siete Plagas se convierte en el centro
de nuestras atenciones: camisa, zapatos y pantalón… (DESAPARECIENDO) ¡Camisa,
zapatos y pantalón!
MUJER.– ¡Está muerto… por eso lo hacen; lo atienden
porque ya no puede gozar!
BARATIJA.– (CANTANDO) Si la envidia fuera tiña…
(GRITA) ¡Todo el mundo estaría tiñoso…! (CAMPANITA VA A FORO Y SE SIENTA SOBRE
UN CAJON)
MADRE.– El muerto es mi hijo y yo lo visto…
GANZUA.– ¡Hijo, hijo, hijo…! ¡Basura! Marido,
deberías decir…
MUJER.– (GRITANDO) ¡Su hijo!
GANZUA.– ¡Hijo y marido…! ¿Te parece bien? ¿Es mejor?
¿Conforme? Sin faltar a la verdad, razón para ti y razón para mí. (RIENDO)
¡Empates! Marido o hijo… hijo o marido, y mejor, por ser cierto, las dos cosas:
hijo y marido.
MUJER.– (A LA MADRE) Duerme, necesitas descansar: dos
noches ya que no pegas los ojos. No les hagas caso…
MADRE.– No. Siete Plagas está solo… lo debo cuidar.
Cuanto más apesten sus carnes, más hambre tendrán los perros…
BARATIJA.– (MUY NERVIOSO, COMO VENDEDOR AMBULANTE,
PREGONANDO) ¡Zapatos, zapatos, zapatos…! ¡Zapatos de gran calidad: importados!
Camisas, calzoncillos y pantalón…
CAMPANITA.– (OFRECIENDO MERCADERIA A TODOS, DANDO
VUELTAS, MIENTRAS A DUO CON BARATIJA OFERTAN.) ¡Zapatos, zapatos, zapatos…!
¡Zapatos de gran calidad: importados! Camisas, calzoncillos y pantalón… (RIE)
BARATIJA. – (VA A UN RINCON) ¡Maldita sea, esto no es
velorio ni nada que se le parezca…!
CAMPANITA.– (HACIENDO SONAR LA CAMPANITA) ¡Aménnnn…!
BARATIJA.– (GRITANDO) ¡Velorio ni un carajo…! ¡Y todo
por culpa de esa vieja…!
MUJER.– (A LA MADRE) ¡Dáselos, te digo…!
BARATIJA.– ¡No es justo, no es justo…! (HISTERICO)
¡Tiene que haber velorio…, tenemos derecho a divertirnos…!
MUJER.– Dáselos antes de que sea demasiado tarde…
TIJERA.– (ANGUSTIADO) Hace dos años que no tenemos
velorio…, desde que murió Pellejo. ¡Tenemos derecho a divertirnos… ésta es
nuestra oportunidad…!
GANZUA.– Por las buenas te digo… ¡tú no puedes
hacernos esto…! ¡Velorio es velorio desde que Dios es Dios…!
TIJERA.– ¡Su hijo y marido…!
PUÑALADA.– (DESESPERADO,
VA A LA MADRE) ¡Vieja, vieja, vieja… ¿a quién lloras más, al hijo o al marido;
a Siete Plagas hijo o a Siete Plagas marido?! ¡Di…!
TIJERA.– ¡Carajo… hace rato que ha pasado las doce de
la noche…!
MUJER.– (TEMEROSA, POR LO QUE PUDIERA PASAR) Hazlo
por ellos, vieja… por nosotros, por tu hijo; para que siete Plagas pueda
descansar en paz. No se puede ir de este mundo sin velorio.
BARATIJA.– ¡Vendamos sus ropas, vieja… es la ley! (A
CAMPANITA QUE SE LE ACERCA) ¡Sal de aquí, Campanita…! El muerto va al infierno
sin ropas, desnudo…
PULGA.– tal como vinimos al mundo… ¿no lo sabes?
CAMPANITA.– Todos debemos ser arrojados al mar tal
como nos parió nuestra madre…
BARATIJA.– Conozco a uno que nos podría dar cinco
botellas de pisco y cuatro cajetillas de cigarros por sus trapos…
MUJER.– Con todos hemos hecho igual…
PULGA.– ¿Por qué va a ser distinto con Siete Plagas?
TIJERA.– ¡Qué corona tiene!
PUÑALADA.– Tú deberías
ser la primera en pedir, exigir velorio… Es tu hijo y marido…
MUJER.– ¡Dales las ropas, vieja…! ¡que las vendan!
Tienen razón…
CAMPANITA.– Estamos muy tristes… hace dos años que no
tenemos velorio.
MUJER.– ¡Pronto, vieja… ya no podemos más…!
MADRE.– (A LA MUJER) Tú, también… como se nota que
tus entrañas están secas…
BARATIJA.– ¡En el infierno no se necesita ropa,
vieja…!
PULGA.– Arderán apenas llegue…
MUJER.– Créenos, vieja… no sentirá frío… Allá hace
mucho calor… Le estorbarán, más bien… (ENERGICO) ¡Dáselas a Baratija, ahora
mismo; yo ayudo…!
PUÑALADA.– ¡Velorio sin
pisco y cigarros no es velorio…! Hasta las almas se asustan. Mira a la luna,
nuestra luna… está triste, se esconde…
GANZUA.– La ropa de los muertos se cambia por pisco y
cigarros… ¡esa es la ley!
CAMPANITA.– (REMARCANDO LAS PALABRAS) La ropa de los
muertos se cambia por pisco y cigarros…
PULGA.– ¡Qué de malo puede haber si con todos hemos
hecho igual…!
GANZUA.– (FUERA DE SUS CABALES) ¡Yaaaa… se acabó!
¡Maldita sea, nada se puede hacer con la razón! ¡Pedir y que te den es como
juntar el cielo con la tierra! ¡Nada se puede hacer a las buenas… y se acabó!
(ORDENANDO) ¡Pulga y Puñalada, aparten a la vieja…! ¡Ya…! (LOS NOMBRADOS ALZAN
EN VILO A LA VIEJA Y LA APARTAN LOS MAS LEJOS POSIBLE DEL CADAVER) ¡Rápido…!
¡Desnúdenlo!
MUJER.– Despacio…
GANZUA.– ¡Baratija, Pulga, Campanita… desnuden a
Siete Plagas…! (ELLOS VAN Y EMPIEZAN A QUITARLE LAS ROPAS. LA MUJER, QUEDA
SENTADA, INDIFERENTE, EN PRIMER PLANO… GANZUA ORDENANDO) ¡Cantemos…! (CANTAN LA
CANCION INFANTIL "EL PERICOTITO", MIENTRAS DESVISTEN A SIETE PLAGAS)
Un pericotito, chiquito, bonito…
TODOS.– (NO PARA DISTRAERSE COMO LO HACEN LOS NIÑOS SINO PARA OCULTAR CON SONIDO EL ACTO, ESCONDER SUS
POSIBLES REMORDIMIENTOS)
Asomó
su hociquito, por un huequecito,
el gato muy malo, apenas lo vio…
le mandó un zarpazo y se lo comió
le mandó un zarpazo y se lo comió.
(AL VER QUE NO HAN TERMINADO, GANZUA, REPITE LA
CANCION, SEGUIDO POR TODOS QUE, HA INCLUIDO, INCLUSO A LOS QUE ESTAN
DESVISTIENDO A SIETE PLAGAS)
Un
pericotito, chiquito, bonito…
Asomó su hociquito, por un huequecito,
el gato muy malo, apenas lo vio…
le mandó un zarpazo y se lo comió
le mandó un zarpazo y se lo comió.
BARATIJA.– (TRIUNFAL, MOSTRANDO EN ALTO LAS ROPAS)
¡Aquí estan…!
TODOS.– ¡Bravo…! (APLAUDEN)
GANZUA.– ¡Vuela a venderla, Baratija… y trae todo el
pisco y cigarros que te den…! ¡Rápido! (SALE CORRIENDO BARATIJA)
CAMPANITA.– (TOCA LA CAMPANITA) Y Cristo dijo: Dad al
César lo que es del César…
PULGA.– (BURLON) ¡Oh, al César…!
TIJERA.– (ALUCINADO) ¡Por fin es de los nuestros,
auténtico…!
CAMPANITA.– (TOCA LA CAMPANITA) ¡El muerto dejó de
sufrir…! ¡Gloria a Dios en las alturas…!
BARATIJA.– ¡Aménnnn…!
TIJERA.– ¡Es de los nuestros, auténtico…!
MUJER.– (DESDE SU SITIO) En nada se parece a los de
la ciudad…
CAMPANITA.– (ALABANDO) ¡Gracias a Dios…! ¡El Señor ha
tenido piedad…! Se va sin arrogancias, tal como vino al mundo… ¡No ofenderá al
Señor con sus trapos pretenciosos…!
TIJERA.– El hombre debe ser arrojado al mar desnudo;
si no, hasta los peces sufren. Los pobres giran en torno al finado esperando
que sus ropas se pudran para poder alimentarse. El muerto, flotando, agoniza,
pena, como si estuviera vivo, rogando a los peces que lo devoren para poder
descansar en paz.
PUÑALADA.– (A LA MADRE)
Lista eres, ¿no? ¡Qué corona tiene Siete Plagas! ¿No es igual a nosotros?
MADRE.– (PARCA) Si te detienes un minuto, no…
PULGA.– ¡Desnudo al mar! Las ropas de los muertos se
venden…
TIJERA.– ¡Velorio sin pisco y sin cigarros no es
velorio…!
PUÑALADA.– (MEDITANDO O
PARA MEDITAR, CANTA)
Un
pericotito, chiquito, bonito…
asomó…
Apenas enterremos a Siete Plagas me echo a dormir
hasta que salga la bendita luna. Sufriré el maldito sol mientras dure el
entierro. (NERVIOSO) Sólo por Siete Plagas soportaré el maldito sol de los de
la ciudad… (CAMPANITA HACE SONAR LA CAMPANITA)
MUJER.– (SERIA, MIRANDO A LO ALTO) Me parece que Dios
nos está mirando y que nos saca la lengua. (A DIOS, INDIGNADA) ¡Quédate allí,
sentado en tu trono; pellízcale las nalgas a la Magdalena! ¡Goza de lo que ves
y ríete con tus apóstoles! ¡No te temo…, tú eres tan culpable como nosotros!
¡Más daño del que me has hecho en vida no lo podrás hacer…! ¡Tu infierno es una
mierda comparado con este!
PUÑALADA.– ¡Bravo,
mujer! Por fin entras en razón, ya no te quejas; ya no eres como los de la
ciudad, ya no los imitas, no eres un remedo… (LA MADRE GIME)
CAMPANITA.– (LANZANDOSE AL CENTRO DEL ESCENARIO)
¡Bravo…!
PULGA.– (DE UN SALTO, COMO UN ARLEQUIN) Salta la
pulga y por una rendija se mete al juicio de todos y de un picotazo les abre la
razón. (A LA MADRE) ¿Por qué te confundes, vieja? Cuando esté en el infierno,
que es el lugar a donde iremos todos, ten la absoluta certeza que no va a
sentir el fuego; de aquí, de esta tierra, que no es nuestra, se va bastante
bien entrenado para sufrir. El fuego será para él como una suave caricia.
PUÑALADA.– Déjala que
llore. (BURLON) ¡No hay mejor remedio para las penas que el llanto…! ¡Pobre
viuda…!
MUJER.– La hiel y la miel juntas… pero más hiel. ¿No
es verdad, Puñalada? Apenas se te da la espalda, clavas el puñal. Pero esta
vez, en algo tienes razón. En verano, a pleno sol de mediodía camino descalza
por las calles de tierra o cemento que arden y en nada me afectan a la planta
del pie. ¡Tengo un callo por zapato que se ríe del dolor: no lo siento, no
existe! (A LA MADRE) Deja de llorar, vieja… no te han de entender; el dolor los
ha endurecido, les ha formado un callo en el alma. Ya no son hombres…
GANZUA.– (CON UNA BOTELLA IMAGINARIA) ¡Salud,
entonces, por nuestros antepasados, los hombres! (RIE)
TIJERA.– ¡El hombre, el hombre! ¡Qué animal fiero! Yo
mismo, que me conozco tanto, cuando me miro al espejo tiemblo. No sé en qué
momento, ese que está frente a mí, dentro del espejo y que soy yo, al darle la
espalda me ha de clavar una puñalada; o si yo, en un descuido, a ese que soy yo
mismo y que está dentro del espejo, de un puñete le romperé la vida haciéndolo
saltar hasta el infierno en mil pedazos.
BARATIJA.– ¡Bravo…!
PULGA.– (CALLANDOLO) ¡Shitttt…! ¡Está hablando el
hermano Tijera!
TIJERA.– Cuando miro al perro me acuerdo del hombre;
porque el perro es imagen y semejanza del hombre: su igual. Se pone a tus pies
porque necesita tu calor; se arrastra y mueve la cola para que le llenes la
panza. Se queda a tu lado sólo porque no ha aprendido otro modo de ganarse la vida.
Nada es gratuito. Yo no me alejo nunca de mi perro porque necesito alguien con
quien conversar. Le doy un hueso y le hablo, sin importarme que me entienda… y,
ya no estoy solo…
GANZUA.– (COMO PARA EL) ¡Por qué demora tanto…!
PUÑALADA.– Hermano, soy
tu igual… "guau", "guau", "guau", dame un hueso…
PULGA.– (EN CUATRO PATAS) ¡"Guau, guau"…
lléname la panza…!
CAMPANITA.– (A GANZUA) ¡"Guau, guau", dame
tu calor, perrito, soy un hombre!
PUÑALADA.– (A GANZUA)
¡Háblame, perrito… di "guau, guau" y mueve la cola!
PULGA.– (PREGONANDO) Oigan todos esta gran verdad: se
acabaron las estufas, el mundo está lleno de perros; las fábricas quiebran, los
obreros no tienen dónde trabajar…
CAMPANITA.– "¡La Biblia en Tierra!" ¡Perros
por los cuatro suyos…! (TOCA LA CAMPANITA)
BARATIJA.– (OFERTANDO) ¡Perros, perros, perros…
perros de todas las marcas a precios sin competencia! ¡Perros chuscos, perros
finos, perros de sangre azul…!
TIJERA.– ¡Socorro, auxilio! ¡S.O.S.! El mundo se va a
acabar, está lleno de perros y los perros tienen hambre y piden nuestros
huesos.
CAMPANITA.– (A PULGA) ¡Bienaventurado eres tú,
hermano Pulga, porque nunca morirás! ¡El hambre te será ajeno! Perro sin pulga
no es perro; pulga sin perro no es pulga. Tienes todos los perros del mundo
para que llenen la panza…
PUÑALADA.– (EN ANIMADOR
DE FERIA) Pasen, señores, pasen; pasen señoras y señoritas… no se pierdan esta
única oportunidad. (TODOS EXAGERADAMENTE CURIOSOS, SE ACERCAN). La Gran
Academia de Idiomas Perú inicia su sensacional ciclo educativo: "¿Cómo
aprender a hablar en Idioma Perro en sólo quince días?"
(APLAUSOS. A PULGA) Maestro… sírvase demostrar al
distinguido público lo fácil que es nuestro sistema, ¡peruano!, aunque no lo
crean…
PULGA.– (ANTE LOS APLAUSOS Y FANFARRIAS GUTURALES DE
TIPO MILITAR, HA CRECIDO HASTA SENTIRSE UN SUPERMAN. AL TERMINAR LA ALGARABIA,
SE DESINFLA, HASTA QUEDAR CONVERTIDO EN UN PROFESOR, SABIO DE CLISE. VA HASTA
PRIMER PLANO, SEGUIDO POR LOS CURIOSOS)
Este…, este…, no me refiero al "este" que
es lo contrario del "oeste" o, como quien dice, su contrario, su
enemigo. ¡No, no, no… mil veces no! Digo: "este" Sistema Educativo
Universal de Idioma Perro, es más fácil de hablar que nuestro castellano e
inglés; o que el francés o alemán o ruso, inclusive; y, mucho más fácil de
hablar naturalmente, que el enrevesado chino…
TODOS.– (EN JUEGO, ASOMBRADOS) ¡Oh, oh, ohhh…!
(APLAUSOS)
PULGA.– (EN PROFESOR) Gracias, gracias, gracias… Pero
¿por qué me aplaudís si aún nada conocéis…?
TIJERA.– ¡Ejemplos, ejemplos, señor profesor…!
PULGA.– (EN PALACIEGO) ¡Gracias, señor Director,
gracias! ¡Idea genial, indiscutiblemente suya! (AL PUBLICO) Para hablar en
Idioma Perro, sólo hay que tener al que decir, abrir la boquita y pronunciar
muy claramente los tiernos sonidos de "guau", "guau".
Ejemplo: hambre… "guau, guau".
TODOS.– (ASOMBRADOS) ¡Oh, oh, ohhh…! (COMENTARIOS Y
MUECAS)
PLAGA.– A ver, por favor, repitan conmigo: hambre
"guau", "guau" (CON LAS MANOS, COMO SI DIRIGIERA A UN CORO.
CAMPANITA, EN CUATRO PATAS VA AL CENTRO Y REPITE)
CAMPANITA.– "Guau", "guau"…
(PULGA, ENOJANDOSE, COMO PROFESOR RENEGON, HACE QUE REPITAN) ¡"Guau",
"guau…"!
TODOS.– ¡"Guau", "guau…"!
PULGA.– (CORRIGIENDO A PUÑALADA) ¡No, no, no…! ¡Mil veces no! ¡Sólo los chuscos
muestran los dientes al hablar! Suavemente…, suavemente… (REMARCANDO SUS
PALABRAS) ¡sin gruñir…! ¡Está mal que sean perros analfabetos, pero muy mal que
se comporten como perros brutos! Repitan: "guau, guau; guau, guau"
TODOS.– ¡"Guau, guau"!
PULGA.– (A TIJERA) Pero, "papito", para
decir: "tengo hambre", lo elemental es poner "cara de
hambre"; en este caso, cara de "perro hambriento". (MUY ENOJADO)
¡Eso no es difícil, ¿no?!
TODOS.– ¡"Guau, guau"!
PULGA.– (CASTIGANDO A CAMPANITA) ¡Vaya al rincón,
contra la pared! Si no sabes expresar tus dolores, ¿cómo les harás saber a los
otros que sufres el mismo mal y que es hora de que juntos le pongamos remedio?.
(CAMPANITA, SUBIDO SOBRE CAJON, A FORO, COMO UN "PERRO PARADO", LLORA
CON GRACIOSA DULZURA, LOS DEMAS RIEN. CAMPANITA, AULLA Y, EN DOS PATAS, AVANZA
HASTA PULGA, COMO PIDIENDO PERDON. TODOS LOS RODEAN HACIENDOLE CARICIAS,
HABLANDOLE) Ven aquí, perrito. / Toma tu huesito / No llores, perrito / Mueve la colita, etc…
BARATIJA.– (INGRESA CON UNA BOLSA EN LAS MANOS)
¡Señoras y señores, llegó Papa Noel…! (ES RODEADO) ¡Cinco botellas de pisco y
ocho cajetillas de cigarrillos!
PULGA.– ¡Bravo! (TODOS GRITAN ALBOROZADAMENTE Y CON
ALEGRIA COMENTAN)
TODOS.– ¡Una por una las botellas, si no, desaparecen
en un santiamén y la noche es larga…!
TIJERA.– (PIDIENDO POR ENTRE LOS BRAZOS DE LOS DEMAS)
¡Cigarros, cigarros!
PULGA.– (COMO CRISTO CUANDO ARROJO A LOS MERCADERES
DEL TEMPLO) ¡Atrás, atrás, atrás! ¿Por qué os
comportáis así, hermanos? (CAMPANITA, FELIZ, TOCA LA CAMPANITA) ¡De rodillas,
de rodillas! (TODOS SE ARRODILLAN, PULGA, COMO FRAILE, ALZANDO LOS BRAZOS AL
CIELO) Gracias te damos, Señor, por el pisco y cigarros que nos das; guarda la
noche para nosotros que bien la sabemos honrar…, y, recibe en tu seno a nuestro
hermano Siete Plagas que, por sufrir tanto en vida bien se lo ha ganado. (LES
ECHA LA BENDICION) Aménnnn… (CAMPANITA).
TODOS.– (PONIENDOSE DE PIE) ¡Aménnnn…!
TIJERA.– ¡Un cigarro… (PAYASEANDO) que, por sufrir
tanto en la vida… yo, también, me lo he ganado!
CAMPANITA.– (DETRAS DE TIJERA) ¡Un cigarro…!
PUÑALADA.– (CON UN
CIGARRO ENCENDIDO Y LA BOTELLA EN LA OTRA MANO, BEBE) ¡Salud…! (LOS DEMAS,
ESPERAN, CON OJOS DESORBITADOS) Fumo y bebo; bebo y fumo. Después de esperar
tanto –¡toda una vida!– lejos de sentir placer, alegría, tengo una pena y miedo
(RIENDOSE) ¡Qué cojudo soy, ¿no? Se me antoja que he fracasado… (SEÑALANDO LAS VOLUTAS DE HUMO) ¡Miren como se van a la
mierda mis sueños…! ¡Echemos todos humo al cielo!
TODOS.– ¡Sí, sí…, echemos! (HACEN CIRCULO Y LANZAN EL
HUMO) ¡Qué buena idea! / ¡Alabemos al Señor! / ¡Humo, humo…!
PUÑALADA.– ¡Gracias…!
TIJERA.– (EN PAYASO) ¿Por qué hemos dado gracias, mi
buen Puñalada, si se puede saber…?
PUÑALADA.– Lo hemos
hecho por costumbre, por algo decir…, nada más; no te rompas la cabeza. (PASA
LA BOTELLA Y, A PICO LOS DEMAS BEBEN)
MADRE.– (PARCA) Sólo un costalillo cubre su cuerpo,
nada más. Casi perro…
GANZUA.– ¡Vuelta la burra al trigo…! (IMPLORANDO) ¡No
nos malogres el velorio, vieja…!
BARATIJA.– Deja de lamentarlo, mujer… Es hora de
reír…
MADRE.– Si fuera tu hijo, no lo enterrarías como a un
perro…
BARATIJA.– (MOLESTO) ¡Qué no…! ¡Dame un hijo y
verás…! Se salva porque no lo tengo…
PUÑALADA.– No apuestes,
vieja, porque perderás. Baratija es capaz de vender hasta a su propia madre…
BARATIJA.– Tienes razón, no te equivocas. ¡La
vendería! (A GANZUA) Dame la cruz, tráela y ponla aquí, en mi delante. (GANZUA
SE LA DA) ¡Rápido! Yo, aquí, en el velorio de Siete Plagas, en esta noche sin
luna, en esta bendita y maldita noche que todo me huele a mercado, ante esta
cruz, como que por mal nombre me llaman Baratija, juro y declaro en presencia
de Puñalada, Pulga, Campanita, esta mujer, el muerto y su madre –madre o
esposa, no me importa–; declaro, repito y juro, que si conociera a mi madre y
ella estuviera aquí, y que si hubiera algún tonto que me diera medio por ella,
la vendería. Juro y declaro que soltaría una sola lágrima; juro y declaro que
la vendería sin tener el más mínimo remordimiento. (A TODOS).
Ahora, armen el tribunal…, que se instale la Santa Inquisición
para que, a ese dios con el cual me juzguen, delante de ustedes le pregunte si
él no hubiera hecho lo mismo si supiera que su madre lo vendió por un saco de
papas… (SALE GRITANDO) ¡Por un saco de papas…!
GANZUA.– (DETENIENDOLO), ¡Quédate aquí…! ¡Empezó el
velorio! ¡Instalen la Santa Inquisición! ¡Siéntate! No me gusta la gente
sentimental. (LOS DEMAS PONEN LA CRUZ DELANTE DEL MUERTO) ¡Que lloren los de la
ciudad, no nosotros…!
MUJER.– (QUE HAN ESTADO HABLANDO) Por más vida de
perro que uno haya tenido…
MADRE.– Yo acepté, casi pedí…, mi silencio…
TIJERA.– (A BARATIJA) Ya te pasará…
MADRE.– …el no defenderme ni defenderlo lo dice todo;
sólo que no me atrevía…
TIJERA.– Monseñor Ganzúa, todo está listo; podemos
empezar…
CAMPANITA.– (TOCANDO LA CAMPANILLA) Sentáos
alrededor…
GANZUA.– (A LA MADRE) Tú que cuchicheas tanto, por lo
bajo, maldiciéndonos, has de ser la primera… (A PULGA Y PUÑALADA) tráiganla al centro… (OBEDECEN, ALZANDOLA,
ANTE LA DESESPERACION DE LA MUJER)
MUJER.– ¡Déjenla, déjenla… es la madre… sufre!
GANZUA.– ¡Calla mierda, a tu turno te juzgaremos a ti
y hemos de ser implacables! La ira de Dios no se ha de detener…
CAMPANITA.– ¡Oh, dice que es la madre…!
GANZUA.– ¡Qué madre ni ocho cuartos…!
MUJER.– ¡Júzguenla como madre…!
PUÑALADA.– ¡No, como
esposa…!
MUJER.– ¡Como madre…!
PUÑALADA.– ¡Como esposa
he dicho…!
PULGA.– ¡Que decida Ganzúa…! ¡Ganzúa… di…!
GANZUA.– La juzgaremos como madre. Como una
perra-madre que cuando muera se irá de patitas al infierno por haberse acostado
con su hijo Siete Plagas…
CAMPANITA.– (FALSAMENTE FELIZ) ¡Al infierno, al
infierno…! ¡Oh, Satanás…!
MUJER.– Callen, por piedad…, deténganse… Respeten el
dolor ajeno. Siete Plagas, su hijo, está muerto; no agreguen más dolor al
dolor…
GANZUA.– ¡Su hijo y marido, imbécil…! ¿O crees que
nos chupamos los dedos…?
BARATIJA.– (EN FANATICO FRAILE INQUISIDOR. TOMANDO
POR LOS HOMBROS A LA MADRE) ¿Es cierto que te acostabas con tu hijo, con Siete
Plagas? ¡Vamos… contesta…!
MADRE.– (FUERA DE SI) ¡Váyanse todos a la mierda…! (SE PRODUCE UN GRAN ALBOROTO; VAN DE UN LUGAR A OTRO,
CONSULTANDOSE)
CAMPANITA.– ¡La Biblia en tierra! ¡Ha blasfemado!
PUÑALADA.– ¡Todos han
escuchado blasfemar a esta mujer!
BARATIJA.– ¡A la hoguera!
TODOS.– ¡A la hoguera! ¡A la hoguera!
PULGA.– ¡Es bruja…!
TODOS.– ¡A la hoguera…! (CAMPANITA DA SALTOS IMITANDO
A PULGA)
GANZUA.– ¡Antes de quemarla viva haremos que se
declare culpable! (A TIJERA) ¡Tú serás el Santo Fraile Acusador…!
PULGA.– ¡Que se instale la Santa Inquisición!
CAMPANITA.– ¡La Santa Inquisición en nombre de Dios,
el Rey de España y del Señor Virrey, contra esta mujer de nombre desconocido,
por haberse acostado con su hijo llamado Siete Plagas!
TIJERA.– (ACUSADOR, A TODOS) ¿Es cierto que esta
mujer (SEÑALANDO A LA MADRE) ha renegado de Dios y de la Santa
Madre Iglesia Católica, Apostólica y Romana?
TODOS.– ¡Síiii…!
BARATIJA.– ¡Sí… todos somos testigos…!
PUÑALADA.– (REMEDANDO A
ALGUN PERSONAJE) Sí… insultó a los representantes de Dios.
TODOS.– ¡Ohhhh…!
PULGA.– Yo estuve presente cuando dijo:
"¡Váyanse todos a la mierda!"
TODOS.– (ASOMBRADOS) ¡Ohhhh…! (TOCAN LA CAMPANILLA;
ALZANDO LOS BRAZOS) ¡Padre mío, perdónala… porque no sabe lo que hace…!
TODOS.– ¡A la hoguera, a la hoguera…!
TIJERA.– ¡Antes de quemarte viva te daremos la última
oportunidad para que purifiques tu alma! (SEVERO) ¿Es cierto que te acostabas
con tu hijo? ¡Habla! (A PUÑALADA Y GANZUA)
¡Tortúrenla! (ELLOS LE DOBLAN LOS BRAZOS. LA MADRE SE QUEJA)
MUJER.– (GRITANDO) ¡Suéltenla… no le hagan más daño a
esa pobre mujer…!
PUÑALADA.– (DOBLANDOLE
EL BRAZO) ¡Habla Vieja…!
GANZUA.– (TORTURANDOLE) ¡Habla o te rompo el brazo…!
(ELLA SE QUEJA)
TIJERA.– (CON IRA) Por última vez te lo vuelvo a
preguntar… ¿es cierto que te acostabas con tu hijo, con Siete Plagas? ¡Díiii…!
PUÑALADA.– ¡Responde,
carajo, que te está hablando el representante de Dios!
TIJERA.– (MAS SEVERO) ¿Te acostabas? ¡Dilo besando la
Cruz…!
MUJER.– ¡Por piedad, suéltenla…!
TIJERA.– (SEVERO) ¿Te acostabas?
MADRE.– (CON DOLOR POR LA TORTURA) ¡Síiii…!
TODOS.– (ASOMBRADOS) ¡Oh, oh, ohhhh…!
PULGA.– ¡Ha dicho: sí…!
CAMPANITA.– (TOCANDO LA CAMPANITA) ¡Gloria a Dios en
las alturas…!
PULGA.– (CANTANDO) Dios te salve cantaba, María…
que más pura que tú sólo Dios,
que en el cielo una voz repetía…
más que tú, sólo Dios, sólo Dios…
TIJERA.– (HISTERICO) ¡Caigan rayos y truenos sobre
esta mujer! ¡Que se abra la tierra y nos trague a todos! ¡El mundo se va a
acabar…! ¡Esta mujer se acostaba con su hijo…, con su propio hijo, con el fruto
de sus entrañas…!
GANZUA.– ¡Sentencia, sentencia! (LA MADRE EMPIEZA A
GEMIR Y DESESPERARSE)
PUÑALADA.– ¡Es
culpable! ¡Ha declarado su culpa…!
PULGA.– (ACUSADOR) ¡Se acostaba con su hijo!
BARATIJA.– ¡Mandó a la mierda al representante de
Dios…!
MADRE.– (BAJO) Una limosnita…
GANZUA.– ¡Sentencia, sentencia…!
MADRE.– (MONTANDO EL TEXTO) Una limosnita…
TIJERA.– Los miembros de la Santa Inquisición van a
deliberar… (TODOS SE JUNTAN Y DELIBERAN)
MUJER.– (LLORANDO) ¡Basta, basta…! Si no terminan
este juego…
MADRE.– (TRANSFORMADA) Una limosnita, por el amor de
Dios…
MUJER.– ¡Se está volviendo loca…!
MADRE.– (MONTANDO TEXTO) Una limosnita…
PUÑALADA.– ¡Qué loca ni
loca, tonta…!
TIJERA.– ¡Nos quiere cojudear…!
MADRE.– Una limosnita para esta pobre mujer que tiene
un hijo inválido…
MUJER.– ¡Suéltenla…!
MADRE.– Una limosnita … ¡No, no…! ¡No es mi hijo…!
(ELLOS LA SUJETAN) ¡Este monstruo no puede ser mi hijo…! ¡Siete Plagas no es mi
hijo! ¡No puede ser mi hijo! ¡Mis entrañas no pueden haber traído al mundo un
monstruo…!
TIJERA.– (ACUSADOR) ¡Mala mujer, mala mujer…! ¿Cómo
te atreves a hablar así? Seguro que ya le has echado el ojo a otro hombre, que
ya le has puesto reemplazo a tu hijo-marido…
PULGA.– (TOMANDO LA CRUZ, VA A ELLA, CANTANDO COMO EN
MISA) ¡Oh, oh, oh, oh, oh, oh…! ¡Aquí estoy yo, hermana, para aliviar tus
sufrimientos…! ¡La Madre Santa Iglesia Católica, Apostólica y Romana, nunca
abandona a sus feligreses…!
MADRE.– Padre… ¿por qué Dios me ha castigado dándome
un monstruo como hijo…?
PULGA.– (EN SACERDOTE, INDIGNADO) ¡No blasfemes,
hija…! ¡No te expongas a la ira de Dios…! ¡Sufre callada, que el Reino de los
Cielos será tuyo! ¡Yo te lo aseguro, Dios te lo tiene reservado! ¡Dale gracias
a El, todopoderoso, por el hijo que te ha dado! ¡Siete Plagas es un anuncio! ¡Siete
Plagas no es hijo del hombre, es el hijo de Dios…!
TODOS.– (MIRANDOSE ASOMBRADOS) ¡Oh, oh, ohhh…!
(RODEAN A SIETE PLAGAS Y SE ARRODILLAN)
PUÑALADA.– (ARRODILLADO
SE LANZA HASTA EL CENTRO DEL ESCENARIO Y COMO UN BUFON) ¡Yo soy Gaspar…!
BARATIJA.– (IMITANDOLO) ¡Yo Melchor…!
CAMPANITA.– (IMITANDOLOS) Yo Baltazar… (TODOS RIEN,
LOS TRES SE PONEN DE PIE. HAY COMENTARIOS DE ASOMBRO. COMO SI ESTUVIERAMOS EN
NAVIDAD, CANTAN EL VILLANCICO "NIÑO
MANUELITO" CON LETRA PARA SIETE PLAGAS. LOS DOS PRIMEROS VERSOS LOS CANTAN
TODOS A CORO, LUEGO, UNO POR UNO, SE ACERCAN AL MUERTO Y, COMO SI FUERA EL ‘NIÑO DIOS", LE DEDICAN OFRENDAS, VOLVIENDO A SUS
SITIOS)
TODOS.– (CORO) Niño Siete Plagas
qué te puedo dar…
PULGA.– Estas mis pulguitas
que no tengo mas…
TODOS.– (CORO) Niño Siete Plagas
qué te puedo dar…
TIJERA.– Esta tijerita, corta tu pañal…
TODOS.– (CORO) Niño Siete plagas,
qué te puedo dar…
GANZUA.– La "ganzúa de oro"
al cielo lo abrirá…
TODOS.– (CORO) Niño Siete Plagas,
qué te puedo dar…
PUÑALADA.– Este
puñalcito,
lo sabrás usar…
TODOS.– (CORO) Niño Siete Plagas,
qué te puedo dar…
CAMPANITA.– Flores pa’ los muertos
que viviendo están…
TODOS.– (CORO) Niño Siete Plagas,
qué te puedo dar…
MUJER.– El vientre seco
que sin mancha está…
TODOS.– (CORO) Niño Siete Plagas,
qué te puedo dar…
BARATIJA.– Un saco de papas (LLORANDO)
me ven-dió mamá…
Segundo Letargo
SON LAS TRES DE LA MAÑANA. EL MISMO
AMBIENTE. A SEGUNDO TERMINO, LATA SOBRE LADRILLOS CON LEÑOS AUN ENCENDIDOS. DE LA LATA SALE VAPOR. AL COSTADO,
RUMA DE PLATOS Y OTROS UTENSILIOS, Etc. HAN TERMINADO DE TOMAR CALDO.
LOS PERSONAJES, DISTRIBUIDOS POR TODO EL ESCENARIO,
ESTAN ACOSTADOS. GRAN SILENCIO. SOLO SE ESCUCHA LA RESPIRACION DE ELLOS A CORO,
COMO SI FUERA UN GIGANTE PULMON ARTIFICIAL: LA OBRA ESTA RESPIRANDO. CUANDO EL
PUBLICO SE INQUIETE Y EMPIECE A SENTIR SU PROPIA RESPIRACION, BARATIJA, COMO UN
BARRISTA:
BARATIJA.–
A sus marcas…, listos…, ¡ya!
(TODOS RIEN: PULGA SE REVUELCA, TIJERA DA UN SALTO
ACROBATICO Y GANZUA SE INCORPORA; PUÑALADA Y LA
MUJER SE PONEN DE PIE, EN MEDIO DE LA GRAN RISOTADA).
TIJERA.– ¡Viva el velorio…!
TODOS.– ¡Viva…!
PULGA.– ¡Viva Siete Plagas…!
TODOS.– ¡Viva…!
BARATIJA.– ¡Palmas…! (TODOS APLAUDEN)
PULGA.– (PALOMILLANDO) ¡Qué fuera de este cochino mundo
si no existieran los velorios…! (RIE)
PUÑALADA.– Este caldo
ha estado para chuparse los dedos…
BARATIJA.– ¡Como para resucitar a los muertos…!
GANZUA.– (SOCARRON) ¿Ah, sí…? Entonces…, ¡dale un
poco de caldo a Siete Plagas…! (RIEN)
TIJERA.– ¡Qué desgraciado…!
PULGA.– (JOCOSO) Se alocó, se alocó… se volvió loco…
BARATIJA.– (FESTEJENDO) ¡Buena, Ganzúa…!
MADRE.– (GIMOTEANDO) ¡Ayyyy…!
PULGA.– Quiere resucitar al muerto…
PUÑALADA.– ¡Cómo jode…!
TIJERA.– Tranquila vieja… (ELLA SIGUE GIMOTEANDO)
GANZUA.– Pero no escuchas que dicen que te calles…
PULGA.– No le hagan caso.
MUJER.– Déjala un rato que se desahogue…
PUÑALADA.– (CON UNA
BOTELLA EN LA MANO) ¡Ganzúa… salud…!
GANZUA.– (VIENDO A LA MADRE QUE SIGUE GIMIENDO) ¡Dame
un poco de pisco para ver si me quedo sordo…!
TIJERA.– ( A LA MADRE) ¡Pero ya se te ha advertido…!
MUJER.– Haznos caso…
PUÑALADA.– (COMENTANDO,
COMO GRAN CONOCEDOR) ¡Buen caldo… sí señor…!
MUJER.– (A LA MADRE) Cállate ya…
BARATIJA.– Yo prefiero este de patillo al de gallina
muerta…
PULGA.– Cualquier cosa es buena con tal de no morir
con el estómago vacío.
PUÑALADA.– ¿Por qué no
le sacas una pierna a Siete plagas para el caldo de mañana…? (RISAS SARCASTICAS
Y FALSAS INDIGNACIONES RISIBLES)
GANZUA.– ¡Qué desgraciado eres, Puñalada…!
BARATIJA.– ¡Buena idea…!
TIJERA.– ¡Para que no comas caldo de patillo, pues…!
MUJER.– Ya ni a los muertos respetan…
TIJERA.– (REMEDANDOLA) "¡Ya ni a los muertos
respetan…!"
GANZUA.– (REMEDANDO A PUÑALADA) "Un pedazo de pierna". ¡Bruto! ¿No
sabes que, quien pide al cielo y pide poco o es un cojudo o es un loco?
(RIENDO) ¡La joroba, hermano…! La joroba de Siete Plagas como cabeza de lomo…
(GANADO POR LA RISA) Alcanza para una semana. (TIJERA Y PUÑALADA SATISFECHOS DE LA BROMA EMPUJAN AFECTIVAMENTE A
GANZUA) La joroba…
BARATIJA.– (A LA MADRE) Señora…, se la guardo en mi
refrigeradora.
TIJERA.– (QUE DENOTA ASCO, ESCUPE) No, carajo…
prefiero el caldo de patillo…
PULGA.– (EN APOSTOL)… Y el Maestro dijo: (COMO
PAYASO) ¡Patillo o gallina es igual! (EN VIEJO PROFESOR) Del mismo modo que lo
es rata o cuy. (EN HOMBRE) Cuando no se tiene imaginación, cuando no se puede
mirar más allá de sus narices, la gallina es gallina y no faisán. (EN
ARISTOCRATA) Este que hemos comido: patillo-faisán o faisán-patillo ¡no lo voy
a discutir!, ha estado de chuparse los dedos (A LA MUJER) Mujer… si estuviera
bajo mi amparo, si fueras de mi protección, yo viviría agradecido de ti.
(PREDICANDO) Malaventurado el hombre que no tiene imaginación; bienaventurado
el que se puede comer todo este faisán. Mujer… tuya será la cocina de los
cielos. (RISAS)
GANZUA.– (MIRANDO A LA MADRE, QUE MIENTRAS HABLABA
PULGA, ESTUVO GIMIENDO DISCRETAMENTE Y AHORA GIMOTEA EN PRIMER PLANO) ¡No la
soporto más…! (DESESPERADO VA HACIA ELLA) ¡Te quieres callar! (IMPOTENTE SE TAPA LOS OIDOS Y LE CANTA A LA CARA EL "MATA
TIRU TIRU LAN").
Buenos días su señoría mata tiru tiru lan.
CAMPANITA.– (DE UN SALTO) ¿Qué quería su señoría,
Mata tiru tiru lan?
GANZUA.– (GRITANDO) ¡Que se calle esta vieja,
Mata tiru tiru lan…!
TODOS.– (GRITANDO) Vieja… ¿te quieres callar?
GANZUA.– (RIEN. GANZUA, BURLANDOSE DE SI MISMO)
Esta vieja de mierda me está volviendo loco…
TIJERA.– Te cansas hermano, Ganzúa, repitiendo y
aburres (SEÑALANDO A LA MADRE) Esta vieja no sufre… lo hace por
joder y tú jodes más tratando de hacerla comprender. Ella sabe que cuando muere
un hijo hay que llorar y… ¡llora! Eso es todo. Es igualita a todas las mujeres
de la ciudad. Cuando deben llorar, cuando uno está vivo, no lloran; lloran
cuando uno muere, que es cuando deben reír.
BARATIJA.– Y ahora lo hace por los dos: ¡Hijo y
marido! Saca tu cuenta…
TIJERA.– Pero no siente nada… ¡lo puedo jurar!
PUÑALADA.– (RIENDO) Lo
hace por joder… no hay vuelta que darle…
TIJERA.– Me hace acordar a Sultán, un perro. Este
cuidaba una granja ladra que te ladra, dando vueltas al árbol al que no lo
habían amarrado. (RIENDO) Perro, gargantilla de cuero, cadena, soga y árbol
formaban la guardianía. Un día se rompió la soga y el perro siguió girando en
torno al árbol, arrastrando su cadena, sin darse cuenta de que era libre. Esta
vieja es igual, no es de los de la ciudad y, sin embargo, se comporta como
ellos. (RIENDO) Mañana se pondrá luto (RISAS)
GANZUA.– (BURLANDOSE COMO EN RADIOTEATRO) ¡La Dama de
Negro!
(MENOS LA MADRE Y LA MUJER, TODOS, UNO POR UNO, COMO
SI TIJERA FUERA EL "DEUDO PRINCIPAL" PARODIANDO A LOS DE LA CIUDAD,
SE ACERCAN A EL, LE DAN LA MANO, ABRAZAN Y "ACOMPAÑAN EN SU DOLOR") "Mi más sentido
pésame" / "Lo acompaño en su dolor…" / ¿Qué médico lo atendió? /
"Resignación"… / Ahora está en manos del Señor / "Nos lleva la
delantera" / "Sintiéndolo mucho… todos tenemos que ir por ese mismo
camino" / "Menos mal que murió en gracia del Señor, ¡Loado sea!"
/ "Un angelito más para el cielo" / "Qué pérdida más
irreparable" (Etc.)
MUJER.– (ANTE LA ESCENA Y MURMULLO SOBREIMPUESTO,
GRITANDO) ¡Auxilio! (TODOS QUEDAN PARALIZADOS. SE HACE EL SILENCIO)
MADRE.– (SERENA, SIN DOLOR) Ahora debo consolarte a
ti… Tienes menos piedad que ellos. A mi dolor agregas tu dolor… ¡sea! Ganzúa…
dame un cigarro… (ESTE LE DA. ELLA, MIENTRAS LO ENCIENDE) ¿Ves? Mientras Siete
Plagas ¡mi hijo! esté allí, yo, su madre, debería llorarlo como lloré cuando lo
traje al mundo. Pero debo consolarte (AL CENTRO DEL ESCENARIO, DA UN GRITO,
COMO ARENGA) ¡Velorio sin pisco y cigarros no es velorio! (FUMANDO COMO SI EN
EL CIGARRILLO LEYERA LA VIDA) Esta ley, "nuestra ley"… Casi diría que
yo misma la dicté… por algo soy la más vieja. (REPITIENDO CON IRONIA) "La
ropa de los muertos se vende para comprar pisco y cigarros". ¡Pero cuándo
en la vida Siete Plagas llevó vestido! Parece que al dictar esta ley, sin
quererlo, lo hicimos pensando como si fuéramos gente de la ciudad. (PROFUNDA)
Siete Plagas… sólo un costalillo amarrado con soga a la cintura cubre su
cuerpo. (NEGANDOSE A LLORAR) Por eso, al morir le compré unas viejas ropas y
vestí… (SIN RENCOR) para que lo desvistieran. (CAMINANDO A SU SITIO, A LA
MUJER) Llora ahora por mí… se me acabaron las lágrimas.
MUJER.– (LLORANDO DESESPERADA) ¡Perdóname, perdóname,
perdóname…!
PULGA.– (CORTANDO LA ESCENA, MATANDO SU DOLOR, QUE
OCULTA BIEN COMO BUFON) ¡De un salto me alzo y gano altura y veo lo que los
ojos de ustedes no alcanzan! Yo que he visto mundo, hermanos míos, puedo decirles sin ofender a la verdad, que no son malos ni
feos, ni siquiera sucios, como los llaman. Son…
¡somos!… distintos, puros, sin mezclas, de tierra y listos, preparados para
volver a la tierra y sin llantos, como lo hacen los de la ciudad. La muerte es
amiga nuestra y le tenemos apego… vive con nosotros, dentro de nosotros, se
anida y florece dentro de nosotros. Somos de vida larga porque vivimos con la
muerte. Pecho a pecho: hombre-tierra, tierra-hombre, hombre-muerte. Siete
Plagas, ahora es eterno.
PUÑALADA.– ¡Viva el
velorio…!
TODOS.– ¡Viva…!
PUÑALADA.– ¡Tres hurras
por Siete Plagas…! y…
TODOS.– ¡Raaaa…!
PUÑALADA.– ¡Y…!
TODOS.– ¡Raaaa…!
PUÑALADA.– ¡Y…!
TODOS.– ¡Raaaa…!
PUÑALADA.– Palmas
ociosas… (TODOS APLAUDEN)
PULGA.– ¡Viva la noche…!
TODOS.– ¡Viva…!
PULGA.– ¡Viva la luna…!
TODOS.– ¡Viva!
BARATIJA.– ¡Muera el día…!
TODOS.– ¡Muera…!
BARATIJA.– ¡Muera el sol…!
TODOS.– ¡Muera…!
TIJERA.– ¡Qué siga el velorio…!
GANZUA.– (EMPUJANDO A PULGA AL CENTRO DEL ESCENARIO)
¡Un candidato para la Santa Inquisición…!
PULGA.– (TRATANDO DE SALIR DEL CENTRO DEL ESCENARIO,
PERO LE CIERRAN EL PASO) ¡Vete a la mierda…! Por qué no sales tú primero.
GANZUA.– (LO EMPUJA) Quédate allí, carajo… y no
levantes la voz.
PUÑALADA.– (INICIANDO
EL JUEGO DEL MUÑECO BORRACHO, EMPUJA A PULGA) ¡Párate bien, Pulga…!
(LO EMPUJA HACIA Y SOBRE TIJERA)
TIJERA.– (EMPUJANDOLO) ¡No me pises hombre…!
PULGA.– (CAIDO SOBRE GANZUA) ¡No jodan…!
GANZUA.– (EMPUJANDOLO HACIA BARATIJA) ¿Pero no te
puedes parar bien?
BARATIJA.– (EMPUJANDO HACIA PUÑALADA) ¡Carajo, yo no soy pared!
TIJERA.– (CAIDO SOBRE TIJERA) ¡Otra vez…! (HACIA PUÑALADA)
PUÑALADA.– (HACIA
GANZUA) ¡Estás borracho, mierda…!
GANZUA.– (EMPUJANDO AL CENTRO) ¡Al centro mierda, no
sabes que te vamos a juzgar…! (TODOS LO RODEAN Y RETIENEN EN EL CENTRO GRITANDOLE
ALTERNATIVAMENTE) No sabes que te toca el turno / ¡quién crees tú! / ¿tienes corona? / ¡Estamos velando a Siete Plagas…!
(Etc.)
PULGA.– (DESESPERADO) Basta, basta… yo no quiero
estos juegos.
GANZUA.– (MIENTRAS TODOS LO SUJETAN AL CENTRO DEL
ESCENARIO) ¡Pero quién te crees tú! ¿Una señorita? ¿Qué mierda importa que
quieras o no? ¿Quién tiene la sartén por el mango? (GRITANDO) ¡Tijera… Trae un
banco…! (TIJERA CORRE Y TRAE UN CAJON. SIENTAN A PULGA A LA FUERZA) ¡Siéntate!
(TODOS LO FIJAN SOBRE EL CAJON APRETANDO DE LOS HOMBROS) ¡Ahora te vamos a
juzgar…! ¡Y, por haberte negado, por habernos faltado el respeto, seremos
implacables contigo…! ¡No habrá piedad…! (GRITANDO) ¡La Santa Inquisición en
nombre de Dios y del diablo, del Presidente y sus Ministros, contra este mal
hombre y mal ladrón y mal compañero por todo los pecados del mundo que podemos
demostrar fácilmente que los cometió…!
PULGA.– (GRITANDO) Váyanse todos a la mierda, les
regalo mi sucio cuerpo y mi cochina alma…
CAMPANITA.– ¡La Biblia en tierra…! ¡Sangre clama
Dios…! ¡Este mal hombre ha insultado a la Santa Inquisición representante de la
Santa Iglesia Católica, Apostólica y Romana…!
TIJERA.– ¡Todos lo hemos escuchado…!
GANZUA.– (EL SACERDOTE FANATICO) ¡Por última vez,
aquí delante de todos y de Siete Plagas que es nuestro embajador ante Dios,
arrepiéntete Pulga, si no quieres que tu alma arda en el maldito infierno…!
CAMPANITA.– (FANATICO) ¡Y el sordo alzó los brazos y
dijo: ¡Yo lo oí! ¡Yo lo vi!
TIJERA.– (FANATICO) y el ciego se levantó y de un
salto gritó: ¡Yo lo vi!
BARATIJA.– (FANATICO, AL BORDE DEL LLANTO) ¡Y el
blasfemo gritando juró: (ARRODILLADO, GOLPEANDO CON LAS MANOS EN EL PISO)
Culpable, culpable, culpable… lo juro en nombre de Dios…!
GANZUA.– ¿De qué se le acusa…?
TODOS.– ¡Es ladrón… ladrón… ladrón…! (SE FORMA UN
TORBELLINO DE PALABRAS ENTENDIBLES QUE GRITAN LOS PERSONAJES DANDO VUELTAS
ALREDEDOR DE PULGA)
BARATIJA.– No hay candado ni chapa que se resista…
(ASOMBRO)
CAMPANITA.– No hay bolsillo ni cartera que estén
seguros delante de él…
PUÑALADA.– ¡Las puertas
se abren a su paso como en magia…!
MUJER.– ¡Saltan los pestillos…!
CAMPANITA.– ¡Los banqueros tiemblan…!
MUJER.– ¡Ganzúa le envidia porque es más hábil que
él…!
TIJERA.– ¡Los guardianes le saludan con miedo…!
MUJER.– ¡Los perros de los guardianes mueven la cola
cuando pasa él…!
CAMPANITA.– ¡Las ventanas se abren solas…!
TODOS.– ¡Es ladrón…! (CON MAS FELICIDAD) ¡Es ladrón…!
PULGA.– (HISTERICO) ¡Se quieren callar…!
GANZUA.– (SILENCIO Y ASOMBRO) ¿Nos has hecho callar?
Di… (CARIÑOSO, PREOCUPADO, EN FARSA) ¿De qué tienes miedo,
hermano Pulga? ¿Por qué tiemblas? ¡Yo te juro delante de esta cruz que tengo y
beso, que tienes derecho a defensa y que el jurado será imparcial!
TODOS.– (CORO) ¡Justicia para todos…!
CAMPANITA.– (CANTANDO) ¡Dios vino al mundo para
redimir a todos sus hermanos…!
PULGA.– (NERVIOSO) No creo en la justicia…
(HACIENDOSE EL GRACIOSO) La justicia es ciega…
PUÑALADA.– (COLERICO)
¡Pero tiene buenos oídos…! ¡Y no es ciega, carajo! ¡Se tapa los ojos de
vergüenza, para no mirar tu cara…!
TODOS.– ¡Es ladrón, ladrón…! ¡Hay que crucificarlo…!
PULGA.– (INDIGNADO) ¡No soy ladrón, no soy ladrón!
¡Una y mil veces lo voy a repetir! Mi boca nunca encontrará cansancio
suficiente para dejar de gritar esta verdad: ¡no soy ladrón!
MUJER.– (DE PIE) ¡Déjenlo que se defienda…!
BARATIJA.– ¡Qué hable!
PULGA.– (MUY NERVIOSO) Todo esto es una ridícula
broma… ¡lo sé! Qué laya tienen de hacer sus velorios… ¡No soy ladrón!
PUÑALADA.– (FALSAMENTE
ASOMBRADO) ¡No es ladrón…!
TODOS.– (ASOMBRADOS) ¡Oh, oh, ohhh…! ¡Es puro…!
¡Puro…!
PUÑALADA.– (QUE SE HA
CONCERTADO CON BARATIJA Y GANZUA) ¡Listos…! (LO ALZAN EN HOMBROS MIENTRAS TODOS
COMENTAN) ¡es puro, es puro!
GANZUA.– ¡Paseémoslo en Procesión! Es puro…
BARATIJA.– Sí, puro… (CAMPANITA HACE SONAR LA CAMPANA
Y EMPIEZA A CANTAR EL "DIOS TE SALVE". PULGA TRATA, DISCRETAMENTE, DE
DESHACERSE DE ELLOS)
CAMPANITA.– Dios te salve, cantaba María… (TODOS
CANTAN) que más pura que tú, sólo Dios… (CAMPANITA)
PULGA.– Que en el cielo una voz repetía,
más que tú sólo Dios, sólo Dios…
GANZUA.– (A LA MUJER, QUE ESTA POR SALIR) Un momento…
¿a dónde vas? (BAJAN A PULGA, QUE VA A UN RINCON)
MUJER.– Voy a orinar…
GANZUA.– Carajo… ¿no sabes que estamos velando a
Siete Plagas y que ya te toca tu turno? ¿O es que te vamos a esperar?
MUJER.– (A GANZUA) Qué culpa tengo yo que se les
ocurra juzgarme justo cuando me da ganas de ir a orinar…
TIJERA.– (AVANZA HASTA PRIMER PLANO Y TOMA LA
POSICION DE LAS MUJERES CUANDO VAN A ORINAR) ¡Pishhhh…! (RISA GENERAL)
PUÑALADA.– ¡Que siga el
velorio…! (CAMPANITA HACE SONAR LA CAMPANA)
GANZUA.– ¡Que viva…!
PUÑALADA.– (SEÑALANDO A LA MUJER) ¡Juzguemos a esta mujer! (A
GANZUA) Todos tienen que intervenir…, ¡nadie tiene corona!
GANZUA.– (A LA MUJER) Oye tú, oveja descarriada, ¿los
escuchas?
(TOMANDOLA DEL BRAZO) Acércate a mí…
BARATIJA.– (FELIZ) ¡A la hoguera, a la hoguera…!
TIJERA.– ¡Quemémosla viva…!
PUÑALADA.– ¡Arrojémosla
del templo…!
TIJERA.– ¿De qué se le acusa?
PULGA.– ¡Es puta…!
TODOS.– (ASOMBRADOS, FALSAMENTE) ¡Ohhhh…!
TIJERA.– (ASOMBRADO) ¡Dice que es puta…!
PULGA.– (MAS ASOMBRADO) ¡Ramera…!
BARATIJA.– (A TODOS) ¡No lo sabíamos! (ANGUSTIADO)
¡Jesús, estamos viviendo en medio de un barrio rojo…!
TODOS.– ¡Oh, oh, ohhhh…!
CAMPANITA.– (EN SACERDOTE) ¡Es María Magdalena…!
TIJERA.– De rodillas, hermanos, de rodillas… (EN
PAYASO) Dejad que las rameras se acerquen a mí…
CAMPANITA.– (HACIENDO SONAR LA CAMPANITA) ¡El que
esté libre de culpas que lance la primera piedra…!
BARATIJA.– (ASUSTADO) No lo grites… (EN PAYASO) no
vaya a ser que se nos caiga encima todo el Cerro San Cristóbal…
GANZUA.– (A LA MUJER) Acércate, mujer… (COLERICO)
¡Pero no muevas el culo delante del Señor, carajo…!
TIJERA.– (EN FRAILE INQUISIDOR) ¿Qué tienes que decir
en tu defensa, mujer?
MUJER.– (METE SU MANO DENTRO DE SU PECHO Y SACA UN
PAPEL ESCRITO A MANO) Estoy preparada: sé como hacen sus condenados velorios…
TODOS.– (ASOMBRADOS) ¡Ohhhh…!
MUJER.– (LE ENTREGA A GANZUA EL PAPEL ESCRITO. TODOS
SE ASOMBRAN) ¡Aquí tienes mi defensa!
TIJERA.– (ASOMBRADO) ¡Un papel…! ¡Escrito…!
TODOS.– (INDIGNADOS) ¡No, no…! / ¡Trampa! / ¡Así no
se hacen los velorios! / ¡Trampa… trampa!
GANZUA.– (FURIOSO) Carajo, te quieres pasar de viva,
¿no? Eres lista, ¿no? ¡No sabes acaso que aquí nadie lee…!
BARATIJA.– ¡Se quiere burlar de nosotros…!
CAMPANITA.– (A PULGA) ¡La Biblia en Tierra…!
PUÑALADA.– Estamos en
un velorio, ¿entiendes?
MUJER.– ¡Qué velorio ni niño muerto…! ¡Animales!
TODOS.– (ASOMBRADOS) ¡Ohhhh…! ¡Ohhhh…! ¡Ohhhh…!
GANZUA.– ¡Habla… tienes que hablar…!
PUÑALADA.– ¡Se burla de
nosotros porque es la mujer de Ganzúa…!
TIJERA.– ¡Es igual a todos, no tiene corona…!
MUJER.– (DANDO A GANZUA EL PAPEL) ¡Esta es mi
defensa…! Recibe… (GRITANDO) ¡Lee…!
GANZUA.– ¡Te burlas…!
PUÑALADA.– ¡Que hable…!
MUJER.– ¡Lee…! (RIE HISTERICAMENTE)
GANZUA.– (SACUDIENDOLA DE LOS HOMBROS) ¡Que hables,
carajo, te he dicho!
MUJER.– (GRITANDO, HISTERICA) ¡Leeeee…!
GANZUA.– ¡Habla…! (LE PEGA DE MANAZOS POR LA CABEZA)
¡Habla, habla, habla…! (CAE AL SUELO, TODOS EN CIRCULO, SE ARRODILLAN PARA
ESCUCHAR, EN CASO DE QUE LO HAGA BAJITO. EN CORO SE ESCUCHA LA RESPIRACION DE
TODOS LOS PERSONAJES)
MUJER.– (DESDE EL SUELO) (TOMANDOSE LA CARA) Juro que
podrás arrodillarte, llorar a lágrima viva pero… nunca, ¡óyelo bien…! Nunca,
nunca más seré tu mujer… (TODOS ASOMBRADOS) ¡Ohhhh, ohhhh, ohhhh! (GATEANDO SE
ALEJAN DEL LUGAR QUEDAN SOLO LA MUJER Y GANZUA)
GANZUA.– ¡Juro, juro, juro…! ¡Aquí todo el mundo
jura!
MUJER.– (LEVANTANDO LA CARTA) ¡Ignorantes…! ¡Aquí
está la carta! ¡Quién me iba a escribir…! La
tomé del suelo para limpiarme…
GANZUA.– (INDIGNADO) ¡Basura…!
MUJER.– (LLORANDO) ¡Grita todo lo que te dé la gana…!
¡Lo hecho, hecho está!
GANZUA.– ¡Escupe al cielo y te caerá en la cara! ¿Qué
podrás hacer sin mí? ¿Quién te va a defender de estos lobos? ¿De qué vas a
vivir si sólo sabes abrir las piernas…? ¡Tú eres la que va a arrastrarse…!
Cuando naciste, como a todos los animales, te marcaron las nalgas con una
"p", "¡p!", "¡p!" de puta, del mismo modo que a
nosotros nos marcaron como a carroñas…
MUJER.– ¡Estás borracho… no sabes lo que dices…!
GANZUA.– ¡A mí ninguna hembra como tú me pone
condiciones ni amenaza! ¡Yo también sé hablar en serio y sé jurar! (RAPIDAMENTE
TOMA LA CRUZ Y, AMENAZADORAMENTE, LA LEVANTA SOBRE LA CABEZA DE LA MUJER) Ahora
mismo te vas a acostar conmigo… ¡Aquí, delante de todos! ¡Ya! (TODOS QUEDAN
PARALIZADOS) ¡Apúrate… un segundo más y te parto la cabeza…!
MADRE.– (BAJO) Ve…
CAMPANITA.– …Y Jesús le dijo: Yo te aseguro que ahora
mismo estarás conmigo en el Reino de los Cielos…
GANZUA.– (DESESPERADO) ¡Ya… la paciencia se me
acaba…!
MADRE.– Hazlo, se está volviendo loco… (CAMPANITA
HACE SONAR LA CAMPANA) Es capaz de todo.
MUJER.– (BAJO) Está bien… que sea parte de la
ceremonia (AVANZA A UN COSTADO, CERCA DEL FERETRO DE SIETE PLAGAS. SE QUITA LA
BLUSA, QUEDANDO SOLO EN SOSTEN. MIRANDO A GANZUA) Ya… ven… acércate… échate en
mi encima… (RUIDO DE CAMPANITA. SE ARRODILLA COMO PARA QUITARSE LA FALDA EN EL
SUELO)
CAMPANITA.– (HACE SONAR LA CAMPANA) Flores, flores,
flores… flores (CANTANDO) para los muertos que en vida están…
MUJER.– (GANZUA PONE LA CRUZ EN EL SUELO, CERCA DE
EL) Esta vez será como tú mandas… (GANZUA VA HACIA ELLA –ESTA DE ESPALDAS AL
PUBLICO Y SE DESABROCHA LA BRAGUETA) pero procura no dormirte… (ELLA LEVANTANDO
UN CUCHILLO) porque apenas lo hagas ¡por Dios que te clavo el cuchillo de parte
a parte…! Tú me enseñaste a manejarlo… (ELLA SE ECHA Y EL SE ARRODILLA DE
ESPALDAS AL PUBLICO. LADRAN LOS PERROS. TODOS QUEDAN PARALIZADOS CON LA MIRADA
HACIA LA ROMPIENTE DE FORO DERECHA. GANZUA SE LEVANTA LENTAMENTE MIENTRAS SE
ESCUCHA EL LADRIDO DE LOS PERROS MAS CERCA. VA A MIRAR, LA MUJER SE LEVANTA.
TODOS, MUY ASUSTADOS, TEMEROSAMENTE SE ACERCAN HACIA GANZUA QUE ESTA MIRANDO A
LOS DE LA CIUDAD. HAY PANICO EN TODOS PERO ESTAN ESTATICOS, SOLO SE MIRAN
DEBILMENTE, MIENTRAS LOS PERROS SIGUEN LADRANDO. GANZUA, EN SU SITIO, EN UN
ARRANQUE DE VALOR, COMO INSULTANDO A LOS HOMBRES DE LA CIUDAD, CANTA LA CANCION
INFANTIL: "LA MUÑECA AZUL".)
GANZUA.– Tengo una muñeca de vestido azul…
TODOS.– (INCLUYENDO A LA MADRE Y A LA MUJER, QUE
AHORA ESTA CERCA DE GANZUA Y YA GUARADA EL CUCHILLO)
con
zapatos blancos y velo de tul (CAMPANITA)
la llevé a la misa y se me constipó,
la tengo en la cama con un gran dolor.
(CLIMAX EPICO)
Dos y dos son cuatro…
cuatro y dos son seis…
brinca la tablita que ya me cansé…
(RISAS, CAMPANITA, VIVAS, Etc. … PULGA, COMO BUFON SE
REVUELCA RIENDO: TIJERA, DA PASOS DE LA "DANZA DE LAS TIJERAS", PUÑALADA BOXEA CON SU SOMBRA, LA MADRE APLAUDE Y SE
ABRAZA CON LA MUJER. GANZUA, ORGULLOSO, RESPIRA PROFUNDAMENTE EN MEDIO DEL CORO
DE RISAS Y COMENTARIOS)
PULGA.– ¡Nunca podrán acercarse aquí! ¡La barrera de
mierda que hemos puesto al borde de la pista es insuperable, impasable…!
TIJERA.– ¡Auténticos! ¡Auténticos! ¡Somos auténticos!
¡Capaces de soportar nuestros propios olores! ¡Ellos huyen…!
CAMPANITA.– (SOBRE EL COSTALILLO) ¡Nunca podrán
pasar! ¡Sus máscaras no resisten los olores humanos! ¡Hemos triunfado una vez
más! ¡Nunca saldremos de aquí!
PULGA.– ¡Nunca podrán pasar! ¡Somos invencibles! ¡A
mierda limpia!
BARATIJA.– ¡Impasable…!
TIJERA.– ¡Nuestra mierda es humana… lógica…!
BARATIJA.– ¡Ellos son como los gatos…, la esconden!
¡Esconden sus olores bajo sus ropas limpias…! ¡La nuestra no trae venganza,
nada oculta, nos sirve de abono! ¡La nuestra es mierda que no hace daño!
PULGA.– ¡Hemos triunfado!
GANZUA.– ¡Campanita… dirige el coro: cantemos!
CAMPANITA.– (SALTA AL CENTRO DEL ESCENARIO) ¡A la
una, a las dos y… a las tres!
TODOS.– (EN CORO, HOMBRES Y MUJERES, COMO SOLDADOS,
MARCHANDO ALREDEDOR DEL ESCENARIO. AL PASAR FRENTE AL PUBLICO, SALUDAN COMO SI
ESTUVIERA EL PRESIDENTE. TIJERA, QUE SOBRE UN PALO DE ESCOBA HA PUESTO UN
TRAPO, ES EL ABANDERADO. ESTAN TRIUNFALES, COMO SOLDADOS QUE ENTRAN A UNA
CIUDAD QUE HAN TOMADO)
Tengo
una muñeca de vestido azul,
con zapatos blancos y velo de tul;
la llevé a la misa y se me constipó…
dos y dos son cuatro,
cuatro y dos son seis…
GANZUA.– ¡Rompan filas…! (TODOS, RIENDO. ROMPEN FILA.
UNOS QUEDAN SENTADOS, OTROS RECOSTADOS, ALGUNO TENDIDO EN EL SUELO).
BARATIJA.– (QUITANDOLE LA TAPA A UNA BOTELLA) La
última… Tomemos todos… (HACIENDOSE EL BORRACHO) Pelearemos hasta chupar la
última botella… (RISAS. SE PASAN LAS BOTELLAS UNO A UNO. SE PRODUCE UN
SILENCIO. DE PRONTO, NITIDAMENTE, SE ESCUCHA, EN CORO, LA RESPIRACION DE TODOS
PERFECTAMENTE SINCRONIZADOS Y SE MANTIENE LA INACCION DE ELLOS)
MADRE.– Está amaneciendo; pronto saldrá el sol… (SUBE
LA RESPIRACION)
TIJERA.– (COMO PARA EL) Se fueron con el rabo entre
las piernas… (SUBE LA RESPIRACION) como si hubieran visto al diablo…
BARATIJA.– (BAJO) Vengan… hagan un círculo a mi
alrededor… (SE MANTIENE EL CORO DE RESPIRACION QUE CUBRIRA LOS VACIOS DE LOS
SIGNOS GRAMATICALES Y ENTONACIONES DEL ACTOR. ESTA ES UNA ESCENA SERIA; SI EL
PUBLICO SE RIE SERA SOLO POR LA SITUACION)
Cierta noche que me levanté para orinar, vi una
sombra. Me escondí. Estaba cerca de mí: era uno de la ciudad. (CAMPANITA)
Parece que él también sintió mis pasos y, lentamente, con cautela, revólver en
mano, tomó mi rumbo. De pronto, pisó mierda. Ese hombre quedó aterrorizado; no
sabía qué hacer… si levantar el pie o no. Se volvió torpe. Lejos de asegurarse
la máscara a la cara, se la quitó como si le faltara aire. Tenía en las manos
máscara y revólver y a ambos les daba vueltas como sombrero. Su nariz,
desesperada, trataba de huir de su cara… y no se movía; temblaba, mientras
arrojaba un vómito más apestoso que la mierda que estaba debajo de su zapato.
Tuve asco. De pronto el hombre de la ciudad alzó el zapato y se fue saltando en
un pie como jugando "mundo" (PENSANDO) Yo he visto en esa cara el
terror. Ese modo de terror que nos gana como si recordáramos algo malo que
hemos hecho, como si tuviéramos una culpa gigante. Al ver su cara había una
verdad: la mierda era mierda, auténtica, mierda sana, buena… y, ese hombre de
la ciudad, con máscara y todo no la podía soportar. Era como si alguien, de
pronto, le gritara en sus narices: ¡fuiste tú, te vi! (PENSANDO) Yo quisiera
saber…, quizás…, a lo mejor… ¡no encuentro la palabra! Saber… sí… ¿por qué
jalan la cadena?
PUÑALADA.– (NERVIOSO,
ROMPIENDO LA ATMOSFERA) Ya me estoy cansando… Un día de estos me voy a ir; me
jode vivir con tanta gente inteligente (RIE) y tanto "sucio"…, que no
jala la cadena.
GANZUA.– Puedes irte ahora mismo, si te da la gana;
ten la plena seguridad que nadie te echará de menos, que nadie reparará en tu
partida…
PUÑALADA.– (SONRIE,
ESCONDIENDO EL DOLOR CAUSADO) Lo dije por decir, de hablador que soy. (SERIO) Así
que no tengan pena… De aquí no me iré de ninguna manera (RIE), salvo cuando
tengan que sacarme cargado, con los pies para adelante, como pronto lo haremos
con Siete Plagas. (SONIDO DE CAMPANITA) Aunque no lo crean, los amo. (RIENDO)
¡Los amo, sí! ¡Rían, suelten la carcajada, no la detengan! (RIE) Háganlo como
yo… Me estoy preguntando, de curioso que soy, si al decir: los amo, les rindo
homenaje o los estoy ofendiendo. Porque, de curioso que soy, me digo: ¿qué
mierda importa el amor, si el estómago está vacío? ¿Qué importa si no calma el
hambre?
TODOS.– (DESAPROBANDO) ¡Ahhhh…! (SONIDO DE CAMPANITA)
PUÑALADA.– Déjenme
continuar… que vele a Siete Plagas a mi modo y, sírvanse aceptar la palabra
"amor" como una ilusión, (RIENDO) como los pañuelos de colores que
sacan los magos de una caja vacía.
CAMPANITA.– (ILUMINADO) ¡El circo! ¡Llegó el circo…!
TODOS.– ¡El circo! ¡El circo! (TODOS MARCHAN EN
REDONDO COMO LO HACEN LOS PAYASOS, HACIENDO DEMOSTRACION DE SUS HABILIDADES
CIRCENSES. LO HACEN, ENTONANDO, GUTURALMENTE, UNA MARCHA DE CIRCO) Tata, tata,
ta, ta, tan…
TIJERA.– (COMO MAESTRO DE CEREMONIAS) ¡Oigalo todo el
mundo: aquí, delante del cadáver encostalado de Siete Plagas, juro y declaro
que los amo…!, los amo a todos ustedes. (COMO DOMADOR HACIENDO SONAR EL LATIGO
IMAGINARIO) ¡Los amo…! ¡Los amo! a ustedes cuatro gatos que me rodean día y
noche, noche y día: noche-día-vida; cuatro gatos tristes, retristes cuando ríen
y mucho más retristes cuando sueltan la carcajada.
BARATIJA.– (COMO ANUNCIANTE DE CIRCO) ¡Pasen señores,
pasen! Función especial: ¡Lunes Femenino! ¡Gancho y regancho y recontragancho!
El gancho no paga (HACE GESTO DE CORNUDO) y el recontragancho tampoco. Tomen
asiento, hagan círculo… ¡rápido! (TODOS FORMAN CIRCULO CONVENCIONAL, DEJANDO
QUE SEAN VISTOS TIJERA Y PULGA QUE SE HAN UBICADO AL CENTRO)
TIJERA.– (PAYASO) Oiga usted, Pulguita, ¿sabe usted
quién soy yo?
PULGA.– (EN PAYASO) ¿Qué quién es usted, me ha
preguntado a mí…?
TIJERA.– (PAYASO) Así es, mi dilecto señor…
PULGA.– (PAYASO) ¿Qué quién es usted? ¡Ah, ya sé… el
Payaso Tijera!
TIJERA.– (PAYASO) No, señor, se ha equivocado usted…
PULGA.– (PAYASO) ¿Qué me he equivocado yo, dice
usted?
TIJERA.– (PAYASO) ¡De canto a canto, mi señor…! Yo
soy el Payaso Ganzúa; y, soy tan degenerado, pero tan, tan degenerado, que
cuando tuve el pecado original, lo hice con copia. (RISAS Y APLAUSOS)
PUÑALADA.– (EN EXTREMA
FELICIDAD-TRISTE. QUE UNO IGNORE SI DEBE LLORAR O REIR) Yo no podría vivir sin
ustedes. (TODOS GUTURALMENTE ENTONAN, DE FONDO, LA MELODIA QUE DESTINAN EN EL
CIRCO A LOS TRAPECISTAS CUANDO EJECUTAN UNA SUERTE PELIGROSA) Ganzúa tiene
razón cuando dice que no hay perro sin pulgas ni pulgas sin perro; y, sin
alternativas, o soy pulga o soy perro… (SONRIE) aunque, valgan verdades, más
perro que pulga. Yo me conozco a los hombres de la ciudad, a los hombres del
día y del sol, puedo jurarles esta noche, noche de Siete Plagas, noche de punta
y filo, punzo cortante, como dicen los jueces, que no hay peor soledad que
aquella que se siente cuando una está rodeado por los hombres de la ciudad.
¿Cómo los voy a dejar? Ni tonto que fuera para meterme a la cueva del lobo.
Pulga, tú robas y te indignas cuando te llaman ladrón. ¿Dónde pues, está la
diferencia, entonces? Si hemos venido a vivir aquí, es porque nos hemos negado
a ser como los hombres de la ciudad. Lo que llaman en nosotros el mal no daña a
nadie. Yo amo a la noche, adoro a la luna; agonizo cuando sale el sol, me
escondo y duermo; odio al día. Aquí al pan hay que llamarle pan y al ratero,
ratero. Yo… Yo soy… "Puñalada"… nada más.
TIJERA.– ¡Bravo…!
TODOS.– ¡Bravo! (APLAUDEN)
GANZUA.– (DISGUSTADO) ¡Y el puñal lo has clavado
fondo, hasta el mago! ¡Has hablado de Pulga y de mí; nos has mencionado para
justificar, para endulzar tu cochina vida…!
PUÑALADA.– (MUY
ENOJADO, ENFRENTANDOLO) ¡Y quién eres tú para alzarte como juez! ¡Quién eres tú
para decir lo que debo hacer! ¡Quién te ha dado derecho para mandar aquí! ¡Si
quieres tener poder sobre mí, saca tu puñal y juégate la vida conmigo y no
ladres tanto!
TIJERA.– (EN MEDIO DE LOS DOS) ¡Alto allí…!
(SEPARANDOLOS) ¡Los dos atrás! Estamos velando a Siete Plagas; el que quiera
que le hagan velorio, que espere a que termine el de Siete Plagas. ¡Atrás los
dos…! ¡Nadie se acerque a mí! Cada cual puede velar a Siete Plagas del modo que
le dé la gana; el único que puede protestar es el muerto y Siete Plagas, aún de
vivo, no supo hablar (FELIZ CON SUS FANTASMAS EN EL CENTRO DEL ESCENARIO; SOLO
Y CON TODOS) Nadie se acerque a mí porque los corto (TIENE EN LA MANO LA TIJERA
DE LOS "DANZANTES DE TIJERA") Me gusta afilar mis tijeras en el
cuello de los demás, (DA PASOS DE LA DANZA DE LAS TIJERAS HACIENDOLAS SONAR);
¡Ojo por ojo, diente por diente! Bailo la Danza de las Tijeras. ¡Oh, qué placer
me produce el "chin chin" de las tijeras! (COMO EN UN PLACER SEXUAL)
y más placer aún, cuando al poner las hojas de las tijeras sobre el rostro de
alguien, la sangre brota a chorros como, ¡maldita sea! La vez que me cortaron
el rostro a mí. (TODOS CON LAS PALMAS LLEVAN EL COMPAS DE LA "DANZA DE LAS
TIJERAS") ¡Ojo por ojo, diente por diente! Oh, qué placer, Santo Dios,
cuando la indiferencia me emborracha y no siento remordimientos y la sangre
mana a chorros dándome ánimos para seguir cortando. Ojo por ojo, diente por diente…
y, así, por los siglos de los siglos… amén.
CAMPANITA.– (TOCA LA CAMPANILLA) ¡Tercer y último
letargo! (CAMPANITA TODOS EMPIEZAN, EN CORO, A RESPIRAR FUERTEMENTE: BOCA)
MADRE.– Son tres días ya; ha tenido el tiempo
suficiente para despedirse de sus seres y cosas queridas.
GANZUA.– (COMO PENSANDO EN VOZ ALTA) No me comparo a
los hombres de la ciudad ¡valgo más! Tengo los riñones y el coraje suficiente
para arrancarle a cualquier hombre de la ciudad el vestido y caminar de igual a
igual por sus calles principales. Pero ellos no podrían hacer lo mismo:
quitarme los andrajos, dejarles sus piojos y pulgas y venir a vivir aquí. (A
TODOS) Ustedes hablan de mí como la peste: Ganzúa "El Malo". (A
TIJERA) Tú te amparas en mí para defenderte. (A LA MUJER) Tú, necia, esperas
que me duerma para clavarme el cuchillo. Lo harás… lo sé y no temo; de algo hay
que morir. (SIN GRITAR, ESCUPIENDO LAS PALABRAS, MUY SEGURO Y SINCERO DE LO QUE
DICE) Me gusta trabajar, no soy flojo. Me agrada hacerlo como al que más. Soy
como los animales salvajes que se levantan con los primeros rayos del sol y
sólo me detengo cuando Dios retira su luz. ¡Animal salvaje! –dije–, ¡libre! …
Correr por las llanuras hasta transpirar, pero sin que nadie me mida el tiempo
ni acaricie el lomo, porque hice una buena marca ni mucho menos me azote por
ser más lento que otros. (A LA MUJER) Ven… ponte detrás de mí. (LA TOMA Y VA
HASTA LA CABECERA DE SIETE PLAGAS UBICANDOLA A ELLA DETRAS) ¡A mis espaldas!
Saca tu cuchillo… ¡ahora o nunca! Voy a rezarle a Siete Plagas. Elige tú el
momento en que me has de clavar el puñal… (ADVIRTIENDOLE) ¡Pero será antes de
que termine el rezo! ¡Nadie te va a detener! ¡Saca el cuchillo! (ELLA LO HACE
ELEVANDOLO HASTA LA ALTURA DE SU CABEZA) Siete Plagas… antes de cerrar tus
ojos, hemos de hablar, porque, ahora, estoy seguro, ya me podrás entender.
Cuando salí del ejército, por cuanto era fuerte, ¡cómo un buey!, me tomaron
como guardaespaldas de un importante señor de la ciudad. (A LA MUJER) ¡Apúrate
que ya termino! (CONTINUANDO) Me dio de todo, Siete Plagas, y se lo agradecí.
Era como en los cuentos de Hadas: casa, comida, ropa limpia, mujer, licor,
dinero. (A ELLA) ¡Lo vas a hacer! (PROSIGUE) Nunca conocí tanta amabilidad y
nunca mis labios se atropellaron tanto para decir… (CON COLERA) ¡Gracias! (A
ELLA) ¡Necesitas ayuda! (VOLVIENDO A EL) Cuando estuve acostumbrado, cuando las
cosas y personas me parecían que eran mías desde siempre… cuando me sentía como
pez en el agua… (A ELLA) ¡Ya…! (A TODOS) Este hombre de la ciudad me llamó a su
despacho y, delante de su secretaria, secretaria y querida, me dijo: (IMITANDO
AL HOMBRE DE LA CIUDAD) "¿Ves ese cajón? Dentro tiene pomadas, trapos,
escobillas… son para que me limpies los zapatos". (A ELLA) ¡Te ayudo!
(CONTINUANDO) "Ahora tómalo –me dijo, como patrón– y ¡lústrame los
zapatos!" (A ELLA) ¡Se está acabando tu tiempo, tu oportunidad! (PROSIGUE)
"¿Para qué te pago animal? Esta será tu primera tarea todas las mañanas,
religiosamente, esté quien esté conmigo, y mejor si hay gente" (A ELLA)
¡Ya… por favor! (A ELLOS) "Si no te gusta, tanto mejor…" y rieron los
dos y no sé cuál risa me hirió más… (A PUÑALADA)
¡Puñalada, ayúdala! (A ELLOS) Ese asqueroso hombre de la ciudad seguía riendo
mientras besaba a su asquerosa secretaria. (INDICANDO QUE A LA FUERZA LO HIZO
ARRODILLAR) Tomándome del cuello, gritando: "¡De rodillas, de
rodillas!", me tiró al suelo, al tiempo que ponía su sucio zapato sobre la
caja y el otro pie sobre mi nuca… ¡riendo, riendo, riendo! Como loco tomé la
bandera que había sobre su escritorio y el asta se la clavé al cuello. Con su
sangre, como Pizarro, dibujo una cruz en el suelo y la besó. (A ELLA) ¡Tu
tiempo está terminando! (A TODOS) Dicen que hice mal… (LA MUJER SUELTA EL
CUCHILLO Y LO ABRAZA POR LA ESPALDA)
PULGA.– (VA A UN RINCON CANTANDO LOS TRES PRIMEROS
VERSOS DE "LA MUÑECA AZUL")
Tengo
una muñeca de vestido azul
con zapatos blancos y velo de tul
la llevé a la misa y se me constipó…
(LO CONTINUA SILBANDO. QUEDA DE FONDO)
CAMPANITA.– (MIRANDO A LA CIUDAD POR LA ABERTURA DE
FORO DERECHA) Aún están prendidas las luces de la ciudad; la luna, redonda,
alumbra como si fuera de día. ¡Tienen plata y maldad, hasta como para matar la
noche! Si pudieran, comprarían sombras para dar muerte al día. ¡Qué
desperdicio! (MEDITANDO) ¡No los entiendo… de todo huyen… del día, de la noche…
¡hasta de sus propios olores! Con miedo agachan sus cabezas y estiran las
narices por debajo de sus brazos y entrepiernas ¡No se soportan…! Tapan sus
grajos con perfumes. Y, entonces, Aranívar ya no es Aranívar (del mismo modo
que Del Solar deja de serlo para convertirse en el "Señor Rosas y
Limón", la "Señorita Reuter" y "El Caballero
Palmolive". Todos igual: los Rosas y Limón, Reuter y Palmolive… Aquí Pulga
es Pulga y huele a Pulga; Puñalada tiene el olor de su nombre y no el de la
marca de ningún producto; cada uno somos uno y trino; es decir, total y…
distintos, como decía el Cura Clueco. Pero ambos estamos en pecado: ellos por
oler a perfume y nosotros por ser la suma de todos los hedores. Ellos perderán:
están divididos por marcas, nacionales y extranjeras. El orgullo los destruirá.
(VA A SIETE PLAGAS) Siete Plagas, no te lloro. Yo, Campanita, el hombre que no
sabe quién es ni de qué vientre viene; el hombre que se busca día a día, noche
tras noche llamando con la campanita que le dejaron sobre el pecho, te envidió.
Si estuviera en tu lugar, habría llegado el momento de preguntarle a Dios y a
la que me trajo al mundo ¿Por qué? ¡Por qué! ¡Por qué! … ( ! )
MADRE.– El velorio está llegando a su fin. Gracias.
Hemos cumplido paso a paso con la ceremonia. Hay que enterrarlo –por decirlo
así– a Siete Plagas… mi hijo. (MIRANDO A LO ALTO) Los he escuchado sobrepuesta
al dolor. Han dicho la verdad…, la verdad a medias, o algo parecido a la
verdad. La verdad –aquella, como todas– que deja de serlo en el mismo momento
que se nos escapa de la boca. La verdad… aquella simplemente ojeada con ojos de
mirar, que sólo repara y no con ojos de ver que profundizan, descubren,
justician.
Estamos velando a mi hijo… a Siete Plagas. ¿Qué saben
de él? Un viejo al mirar su joroba dijo: "¡Va… éste nació con cordillera
sobre las espaldas…, su panza cuelga como los arenales de la costa… Me recuerda
a… ciego, sordo, mudo, tullido! ¡Le han quitado todo!" Siete Plagas…
¿Quién te hizo así? ¿Cuál es tu nombre? Ni yo misma que te parí… me acuerdo ya.
¿Quizás José? ¿José como el Padre? ¿Jesús como el Hijo? ¿Tal vez más
simplemente y sólo Juan? Quizás, me pregunto, ahora que te veo muerto, ¿no será
tu nombre Gabriel… Gabriel como el Angel de la Espada de Fuego? Sólo sé que vas
a arder y que no será en vano.
Cuando mi hijo nació…, en lugar de llorar aulló. Así
dijo la partera. Ciego, sordo, mudo… tullido. ¡Cómo le brillaban sus pequeños
ojos ciegos debajo de mi pecho cuando lo amamantaba! Sus hombros saltaban como
para apretar mis pechos ya que sus manos no le obedecían. Sus ojos, que no eran
los de ver, me miraban con lástima: opacos y traviesos… ingenuamente opacos y
traviesos; de un lado a otro como queriendo neciamente ver.
Lo escondí, pero se pasaron la voz… ¡qué había nacido
un monstruo! –decían– alguien al que todo le faltaba; que el mundo se iba a
acabar, hablaban santiguándose. Que estaba en la Biblia, que era un anuncio.
¡Yo no sabía dónde meterme ni dónde esconder a mi hijo! Que Dios me perdone…
muchas veces le apretaba el cuello con mis manos pero, al ver sus opacos ojos,
las retiraba… y, al poco rato, otra vez sentía deseos de matarlo.
(A TODOS, INDICANDO QUE LO ALCEN) Por favor… es hora
ya. (GANZUA, PULGA, PUÑALADA, Y BARATIJA LO CARGAN. LOS
DEMAS SE PONEN DETRÁS DEL CUERPO DE SIETE PLAGAS. LA MUJER TOMA LA CRUZ Y SE LA
DA A LA MADRE Y QUEDA A SU LADO. TODOS SE MUEVEN DE UN LADO A OTRO, COMO EN LA
PROCESION, PERO SIN AVANZAR. LA CAMPANILLA SE ESCUCHA DESPUES DE CADA PUNTO DEL
TEXTO DE LA MADRE)
Siete Plagas creció… creció en su tamaño…, en su
tamañito y fue creciendo, creciendo… y las plagas que trajo cada día fueron más
plagas… y yo su madre. Y creció… ¡Dios! ¡Ni sus necesidades podía hacer! Cada
vez que lo cambiaba, de hombre ya… ¡Dios! … allí estaba… entre sus piernas…algo
duro, duro… y, sus ojos tristes, opacos, querían saltar… y yo no sabía qué
hacer. Llamé a las mujerzuelas… les rogué, supliqué que se acostaran con mi
hijo, con Siete Plagas… Pero ellas se marchaban asqueadas a contar a las otras.
Yo era su madre… Un día me pregunté y si muere ¿y si muere? Si muere –me dije
¿qué se llevaría de este sucio mundo? Sin gusto para comer, sin boca de hablar
ni oídos de oír: sordo, ciego, mudo…además tullido. Y, siempre, ¡Dios!, esa cosa
dura entre las piernas. ¡No!, me grité un día… ¡Yo soy su madre… algo debo
hacer por él, alguna alegría debe llevarse aunque mi alma se queme por siempre
en el infierno! Una madre que tiene un hijo como Siete Plagas, tiene la
obligación de ser más madre. Y, cerrando los ojos, llorando… tomé ese algo duro
de entre sus piernas y con mis manos, con estas manos que agarran esta Cruz,
con estas malditas y benditas manos, le di a mi hijo la única satisfacción que
podía sentir. Le acariciaba el sexo todas las noches sin importarme el insulto
de todos ni la repugnancia que yo misma sentía al hacerlo. Le acariciaba de
arriba abajo… hasta que mi mano se opacaba como sus traviesos ojos y como loca
me repetía: Padre nuestro que estás en los Cielos… Santificado sea tu nombre…
(SUENA LA CAMPANILLA. LA LUZ INGRESA CON TODA INTENSIDAD. HA AMANECIDO)
MUJER.– (CANTANDO) Niño Siete Plagas
TODOS.– qué te puedo dar…
estas
mis pulguitas
que no tengo más
(AVANZAN: HASTA CORBATA)
Niño
Siete Plagas
qué te puedo dar…
esta tijerita
corta tu pañal.
Niño Siete plagas
qué te puedo dar…
la ganzúa de oro
al cielo lo abrirá.
Niño Siete Plagas
qué te puedo dar…
este puñalcito
lo sabrás usar.
Niño Siete Plagas
qué te puedo dar…
flores pa’ los muertos
que viviendo están.
Niño Siete Plagas
qué te puedo dar…
este vientre seco
que sin mancha está.
Niño Siete Plagas
qué te puedo dar…
TELON LENTO