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La multinacional angloholandesa genera alrededor de la mitad de la producción de petróleo de Nigeria, donde se instaló hace 60 años. En la última década, la Shell ha protagonizado diversas controversias por su actuación en el país, como la suscitada en noviembre de 1990, cuando fueron masacrados 80 miembros del grupo étnico Etche en Umuechem después de que la petrolera llamara a una fuerza paramilitar denominada Fuerza Móvil de la Policía para proteger sus instalaciones Desde mayo de 1994, la Tierra de los Ogoni, una región de 1.050 kilómetros cuadrados que alberga a tan sólo 500.000 miembros de esta minoría étnica, acoge una inmensa fuerza de policía militar, con "miembros escogidos de las fuerzas armadas de tierra, mar y aire de Nigeria", que ha sido establecida para asegurar que "los residentes no indígenas que llevan a cabo negocios... en la Tierra de los Ogoni no son importunados". "La única población de negocios no indígena de la Tierra de los Ogoni son los empleados de la Shell (...) Los beneficios del petróleo suponen el 90 por ciento de las divisas de Nigeria y el 80 por ciento del total de los ingresos del gobierno".El Movimiento para la Supervivencia del Pueblo Ogoni (MOSOP) se fundó en 1992 para oponerse a "todo lo relacionado con el reino de terrorismo ambiental de la Shell", que cubrió de petróleo las que fueron exuberantes tierras agrícolas del delta del Níger, donde se asientan los ogoni. Se trata de una de las zonas petrolíferas más ricas del planeta. El MOSOP suele acompañar sus reivindicaciones secesionistas con reivindicaciones ecologistas: denuncia que la extracción de petróleo ha dañado el medio ambiente, una crítica nada descabellada si se considera que en el área se han construido casi 5.000 kilómetros de oleoductos y gasoductos. Los disturbios y alteraciones de la paz que se suponía que requerían una fuerza de policía militar han consistido en gran parte en manifestaciones pacíficas convocadas por este grupo, en las que participaban principalmente granjeros y pescadores, que han pedido a la Shell que realice estudios de impacto ecológico y social de sus operaciones y que compense al pueblo ogoni por el daño ya causado por las extracciones de petróleo. "Apoyándose en la complicidad del gobierno, la Shell nunca ha llevado a cabo ninguna evaluación ambiental antes de excavar pozos o instalar oleoductos", asegura el Worldwatch Institute. La negativa de la Shell a mediar por el escritor y activista de derechos humanos de la minoría étnica ogoni Ken Saro-Wiwa y otros ocho miembros del MOSOP, sometidos a juicio irregular y ejecutados en noviembre de 1995, pusieron de nuevo a la Shell en el punto de mira de la opinión pública internacional. La propietaria de Body Shop, Anita Roddick, llegó a decir de la Shell que "sus ingresos están manchados de sangre". Saro-Wiwa había denunciado en numerosas ocasiones la responsabilidad de la Shell en el empobrecimiento y deterioro medioambiental de las tierras de la minoría ogoni. Presionada de nuevo por la opinión pública internacional, la compañía emitía en mayo del 96 un manifiesto en el que pedía un juicio justo para otros 19 ogoni detenidos. Poco después, la Shell volvió a situarse en el ojo del huracán cuando el año pasado admitió haber costeado la importación de armas destinadas a la policía nigeriana que defiende sus propiedades y las casas de sus ejecutivos. La empresa aseguró inicialmente que sólo había adquirido 107 armas en 1981, pero luego se descubrió que había negociado con la policía nigeriana y un traficante de armas del país entre 1993 y 1995 para proporcionar armas pesadas a los 5.000 policías que protegen a la Shell en toda Nigeria. La compañía argumentó entonces que otras empresas también realizan tráfico de este tipo.