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Son hechos que acontecen diariamente y que en la mayoría de las ocasiones no nos afectan directamente y no se les da la transcendencia que en realidad tienen. Pero en instantes de confusión y pesimismo, les prestamos una atención inusual, tal vez sensibilizados e identificados con tales desastres, llegando a hacer de ellos un motivo más que suficiente o la excusa que necesitábamos, para justificar y tapar nuestros errores, por la falta de motivación e interés para que salgan las cosas de acuerdo con nuestros deseos.
Esta actitud de pasividad y desesperación crea un clima de conformismo e inseguridad ante experiencias que se presentan en nuestro caminar y de las que no sabemos ni queremos extraer un significado concreto.
Ciertamente, al no ver salida a todas esas dificultades se hace de cualquier vanalidad un obstáculo insalvable, que poco a poco va apoderándose de nuestra capacidad para sobreponernos mermando la fuerza de voluntad, el yo interior y los sentimientos que pudiéramos expresar ante las cosas o personas que nos rodean y que en ese estado carecen de significado.
Así, ante estas circunstancias el individuo es muy difícil que se ilusione por nada, más bien empieza a conformarse con su situación y se acomoda en el mejor de los casos. O en personas con depresiones, ansiedad u otras enfermedades pueden llegar al extremo de pensar que la vida no tiene valor para ellos, y la única solución es acabar con ella.
No debemos ser pesimistas ante las adversidades que vivimos, y tenemos que abrir una puerta a la esperanza, a creer que puede cambiar nuestra existencia, pero esto se consigue teniendo esa inquietud y anhelo de felicidad y paz. Si escucháramos nuestra conciencia veríamos que en realidad todo lo que ocurre no es casual, tiene que haber una explicación...
En este sentido el estudio de la vida espiritual tiene mucho que ofrecernos, muchas incógnitas que llamamos misterio de la vida, podrían quedar despejadas si intentáramos profundizar un poco en nuestras raíces. Veríamos que somos espíritus imperecederos, reencarnados en un determinado planeta, la Tierra, que es nuestra escuela, donde vamos a poseer una serie de características, y vivencias encuadrados en un entorno acorde a nuestra evolución, y que va a ser a la larga el lugar donde desarrollaremos nuestra actitud de progreso sirviéndonos así de una materia con unas cualidades, ventajas e inconvenientes que se superarán o no en base a las acciones que se realicen teniendo en cuenta el libre albedrío.
Por tanto y teniendo en cuenta estos argumentos, la vida ya podría tener otro significado que el simple hecho de: comer, dormir, trabajar y divertirnos, etc. Es algo más grandioso, es una oportunidad para vencer muchas pruebas, con ilusión, con dolor en otras ocasiones, pero siempre teniendo presente que hay mucho por hacer y sería de necios no aprovechar cada momento para engrandecer nuestro espíritu, pues no sólo lo tangible es la materia, hay sentimientos, sensaciones, valores morales que son las herramientas necesarias para encontrar ese bienestar que todos buscamos pero que en nuestra ignorancia humana no alcanzamos a identificar.
Pudiera no ser verdad, pero, de ser todo esto cierto, ¿por qué no actuar con una actitud mental positiva? Aportando nuestra ayuda allí donde se requiera y teniendo como signo de identidad el amor ofrecido sin pedir nada a cambio poniéndolo en práctica cada jornada sin recelos ni inseguridades en nuestro actuar con nuestros semejantes. Teniendo limpieza en nuestros sentimientos y siendo tolerantes con sus equivocaciones, pues en definitiva todos nos encontramos en un proceso de evolución.
Podríamos concluir diciendo que el éxito o el fracaso en esta empresa de tanta envergadura depende en gran medida de la motivación, la constancia y el interés que mostremos en conocernos interiormente, aceptando las limitaciones, pero sin limitarnos, o facilidades que tengamos, poniéndolas siempre a disposición de los demás y marcándonos unos objetivos en la seguridad de que serán cumplidos.
Ten buena conciencia y tendrás siempre alegría. Si alguna alegría hay en el mundo la tiene seguramente el hombre de corazón puro.