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Estamos sin duda ante un personaje de indudable repercusión histórica y social; Leonardo es considerado el paradigma del Renacimiento, época que suele caracterizarse por el abandono del pensamiento medieval y la vuelta a la antigüedad clásica, buscando la importancia que el hombre ocupa en la Creación, y retomando el gusto por la vida, las artes y la libertad de pensamiento propios de la antigüedad Griega y Romana y tan alejadas de los conceptos oscurantistas del medioevo.
Leonardo, Miguel Angel y Rafael, son las tres piedras angulares que definen el proyecto del Renacimiento dentro del arte. El primero, por ser cronológicamente el precursor de los otros dos, y por reunir en su condición de hombre autodidacta en multitud de disciplinas que dominaba como nadie, ha pasado a la historia como un personaje avanzado a su tiempo. Incomprensible en sus proyectos e ideas para la época que le tocó vivir, fue sin duda un personaje que vino a revolucionar no sólo conceptos artísticos sino también religiosos y políticos.
La forma en que desarrolla sus estudios de anatomía, fue un atrevimiento para la época, donde todavía pervivían los conceptos de una religión medieval que no entendía al hombre bajo el nuevo prisma del renacimiento y que todo aquello que se saliera del dogma establecido podía ser considerado como sacrílego o herético, y por tanto susceptible de persecución. No podemos olvidar que en esta época todavía la ciencia está muy limitada y subordinada totalmente a los conceptos religiosos, con lo cual cualquier avance dentro de la misma se debía de producir con la autorización de la ortodoxia religiosa; todo lo demás era atentar contra la religión.
Pero curiosamente todo lo demás era el progreso imparable de una época que revolucionaría el pensamiento humano y significaría salir de la larga noche de oscurantismo y atraso evolutivo que supuso el final del medioevo.
Leonardo, sin pretenderlo ciertamente, con su espíritu inquieto, investigador y aventurero supuso un importante avance en el pensamiento de la época, se atrevió con todo, incluso poniendo en riesgo su propia vida, desarrollando proyectos matemáticos, arquitectónicos, anatómicos. Diseñando máquinas e ingenios algunos de los cuales todavía hoy no conocemos su utilidad. Si a todo ello añadimos sus excelencias como escultor o pintor e incluso cartógrafo, nos encontramos ante un personaje único, de talla excepcional que marcó una época y que sin él sería muy difícil entender la historia de la humanidad.
Entre sus obras más conocidas destacan "La Gioconda" o "La Última Cena"; no obstante fue un autor prolífico que vino a revolucionar el mundo del arte, de la ciencia y del pensamiento de la época. Fue ciertamente un GENIO en toda la expresión de la palabra; su pensamiento estóico hizo que Rafael plasmara su rostro en su pintura "La Escuela de Atenas" cuando pinta al filósofo Platón.
Su testamento, así como
su pensamiento más profundo, quedó recogido en el Codex
Atlanticus, donde al tratar sobre la muerte y la Vida futura Leonardo explica:
Sin embargo, eso es la quintaesencia, el espíritu de los elementos encerrados por el alma en el cuerpo humano que ansían volver al lugar de donde salieron. Debes saber que precisamente el recuerdo, la añoranza, es la esencia de la naturaleza, su colaborador; y el hombre, el modelo del mundo".