AGO-99 Nº 205 |
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Y le cambia mucho a uno la vida cuando empieza a aceptar y a admitir en su interior esta doctrina, porque poco a poco va comprendiendo el porqué de su existencia; también puede comprender y es más fácil de aceptar que le haya tocado vivir una determinada serie de situaciones o circunstancias especiales, y sobre todo nos ayuda a no rebelarnos y a saber asumir de la mejor manera las experiencias aparentemente negativas que nos encontremos a lo largo de nuestra existencia.
Son muchas las ventajas que se tienen cuando se tiene conocimiento de las leyes espirituales y por consiguiente se intentan llevar a la práctica en nuestra vida diaria, ya que se tiene mayor seguridad a la hora de asumir las situaciones y una mayor perspectiva a la hora de afrontarlas.
Pero al mismo tiempo que se tienen esas ventajas, no podemos eludir tampoco, que el conocimiento de esta doctrina implica a su vez un gran compromiso, y más en estos momentos en los que hay tanta negatividad y la sociedad está tan materializada. Y ese compromiso no significa estar todo el día hablando y estudiando los temas espirituales, que también es importante conocerlos; el verdadero compromiso espiritual supone el demostrar en la práctica diaria, allá donde nos encontremos, que todas esas teorías las hemos admitido e intentamos transmitirlas de la mejor manera posible: a través de nuestro ejemplo.
Dicho así, puede parecer un poco complejo, pero en realidad no lo es, pues no hace falta hacer grandes obras de caridad para demostrar que se es buen espiritista, sólo hace falta actuar de corazón hacia los demás y ayudar en todo cuanto se pueda. Y cuanto más prudentes seamos a la hora de hacerlo mejor, pues no es necesario que se enteren los demás cada vez que hacemos una buena obra. Lo importante es hacerlo de corazón y en “silencio”, sin darle “vuelos” a aquello que realicemos, pues así demostraremos que lo hacemos porque lo sentimos y no para que lo vean los demás.
Además tampoco hay que esperar que se nos presenten situaciones especiales para realizar estas obras. Continuamente, a lo largo del día, podemos ejercitar nuestra buena voluntad y nuestro deseo de progresar en mil detalles que se nos presentan.
Si de verdad comprendemos que estamos aquí para progresar y para saldar deudas del pasado, debemos plantearnos avanzar cada día un pasito más en nuestra evolución, y eso sólo se consigue trabajando interiormente en todos aquellos aspectos donde vemos que flaqueamos o que somos más vulnerables. Para ello, es preciso que sepamos hacer un buen examen interno para conocernos y para saber cuáles son nuestras cualidades y cómo no, para conocer también cuáles son nuestros defectos y debilidades. Y es conociéndonos internamente y sabiendo poner de manifiesto todas esas cualidades con el fin de controlar al máximo posible nuestros defectos, como poco a poco iremos caminando y progresando espiritualmente, al mismo tiempo que estaremos ofreciendo un buen ejemplo a los que nos rodean.
Este es realmente el gran trabajo que hemos venido a realizar todos los que nos encontramos en este planeta. Cada uno en su nivel, asumiendo con humildad y tolerancia aquellas situaciones difíciles que nos toque vivir y aprovechando al máximo los momentos en los que nos encontremos con fuerza y con ilusión, para exteriorizar esa energía positiva que tenemos ayudando a los demás.
Como se puede ver, éste es un trabajo lento y pausado,
que no se puede hacer en “dos días”. Supone un esfuerzo y una dedicación
constantes, pues a cada momento, se nos van a plantear nuevas situaciones
para que demostremos en qué grado somos conscientes del compromiso
espiritual que asumimos al bajar a la Tierra. Por lo tanto, en ningún
momento nos podemos dar por satisfechos de lo que hemos hecho, pues siempre
nos quedará algo por hacer, algo por ofrecer o por aprender, pues
este camino es muy amplio y no se consigue evolucionar totalmente en una
existencia y cuanto mejor hagamos las cosas, más felices nos sentiremos
y mayor fuerza tendremos para afrontar la vida.