DIC-99 Nº 209 |
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En esta ocasión no vamos a hablar de la oración desde un punto de vista personal, sino del trabajo que, partiendo del anonimato de sus componentes, un grupo espiritual puede hacer en beneficio ajeno.
Para poder realizar este tipo de invocaciones solicitando ayuda o auxilio espiritual para quien lo necesita es conveniente una preparación previa sustentada por un trabajo diario de superación de imperfecciones. Es decir, todos los componentes del grupo deben de estar concienciados de su labor y de los objetivos que los identifican y por los que luchan diariamente, ya que todas las peticiones al poseer el mismo sentimiento común adquieren una especial fuerza que a su vez es recogida por los hermanos espirituales superiores que se dedican a realizar este tipo de trabajos especiales.
Otro de los requisitos prioritarios es estar exentos de curiosidades y de fanatismos que distorsionen la armonía y que los distraiga de dichos objetivos fundamentales. Se trata de una labor que requiere gran seriedad y responsabilidad, y para la que no todos estamos con la suficiente predisposición ni ganas para realizarlo, pudiendo ocasionar un entorpecimiento que dificulte la labor de ayuda.
En consecuencia, el principal objetivo que se persigue es practicar LA CARIDAD ESPIRITUAL de un modo totalmente desinteresado y altruista. Afortunadamente la doctrina espírita nos proporciona el conocimiento necesario para comprender la mecánica espiritual que posibilita que se puedan realizar verdaderos prodigios de ayuda al prójimo; tenemos muchos ejemplos que nos constatan la veracidad de estas afirmaciones.(Leer la revista “Amor, Paz y Caridad” nº 70, páginas 43 a la 45; “Un caso de actualidad”. Mayo 1.988).
En otro orden de cosas, las ventajas de este sistema de petición de ayuda son numerosas y abarcan varios frentes:
a) Consuelo espiritual y físico al doliente, aliviando o haciendo desaparecer las causas de sus dolores. Calmando sus ansiedades psíquicas y espirituales en el caso de una posible proximidad de la muerte.
b) Profilaxis y limpieza del ambiente negativo que se genera por influencias negativas de cualquier índole en el entorno familiar, o por causa de la pérdida de algún ser querido.
c) Rescate y esclarecimiento espiritual de alguna entidad perturbada por su desencarnación, o bien por la influencia perniciosa sobre alguna persona.
d) Ejemplo a la sociedad de las posibilidades y ventajas que proporciona la doctrina espírita, traducida en un trabajo desinteresado y altruista hacia los demás, demostrando que cuando se vive dentro de unas pautas de amor y solidaridad los resultados siempre son positivos y beneficiosos para todos.
e) También en algunos casos, dando qué pensar a los incrédulos sobre la posibilidad de la vida en el Más Allá, a tenor de los resultados obtenidos.
En definitiva, las posibilidades que nos facilita la oración
o petición colectiva son enormes siempre y cuando se le imprima
la fuerza de la fe y el sentimiento común como apuntábamos
anteriormente. Sin embargo, es fundamental que tengamos claro que en realidad
quienes hacen el verdadero trabajo espiritual son las propias entidades
espirituales superiores, nosotros no hacemos nada. También hay que
tener muy claro que aunque la ayuda siempre llega a quien lo necesita,
no siempre se obtienen los resultados esperados, bien por causa del libre
albedrío que todos tenemos o bien porque la persona que, por
ejemplo, tiene una dolencia, está obligada a pasar íntegramente
por el trance doloroso para el rescate de alguna probable deuda kármica.
En esos casos la ayuda se transforma y llega de otra forma.