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A partir de ese momento encontramos la relación existente entre la moral de Jesús y la de los grandes avatares de la humanidad con la reencarnación, la ley de causa y efecto, la evolución, la inmortalidad del alma, la pluralidad de mundos habitados, etc. Nos damos cuenta de que todo está perfectamente entrelazado aunque con anterioridad nos pareciera un rompecabezas sin solución. En definitiva, a través del estudio y el análisis podemos encontrar la comprensión necesaria para orientar nuestra vida, dándole un sentido espiritual a nuestros pensamientos, sentimientos y acciones.
Sin embargo, existen una serie de riesgos por los cuales, si no estamos atentos podemos caer, cometiendo errores que no benefician para nada nuestro desarrollo espiritual. Uno de ellos es el abuso del estudio sin tener en cuenta la práctica diaria. Por poner un ejemplo, es como si un individuo que no practica ningún deporte comienza a estudiar técnicas de atletismo y se compra gran cantidad de libros referentes al tema. Si no lo experimenta y lo practica con mucho esfuerzo y sacrificio, terminará por convertirse en un "buen teórico del atletismo" pero sin alcanzar nunca ninguna meta ni objetivo en dicho campo, ya que le falta la experiencia que proporciona la práctica y la superación de dificultades. Hasta incluso puede llegar a creer que es un buen atleta porque ha estudiado mucho sobre el tema y tiene las ideas bastante claras al respecto. En el campo espiritual sucede lo mismo, podemos adquirir grandes conocimientos pero si no los ponemos en práctica estos serán estériles adquiriendo una grave responsabilidad ante lo Alto.
Otro grave riesgo es el del fanatismo, aquellas ideas que vamos descubriendo no sólo hay que vivirlas correctamente sino que también hay que saber cómo divulgarlas a los demás, si las rodeamos de misticismo o de fantasía podemos provocar un efecto contrario al que pretendemos. Cada país tiene su idiosincrasia; unas costumbres, una mentalidad, unas necesidades y problemas. Por lo tanto, hemos de ofrecer soluciones teniendo en cuenta los tiempos que corren, estando abiertos a nuevas ideas que puedan surgir y que nos alejen de viejos planteamientos desfasados hoy en día.
Otro error en el que se suele perder mucho tiempo es el de las disquisiciones filosóficas y espirituales sin sentido. Existe un axioma que dice: "La letra mata, el espíritu vivifica"; si nos pasamos el tiempo analizando el legado escrito de los grandes maestros y somos excesivamente escrupulosos con la letra podemos caer en una dinámica que no beneficia a nadie ya que en lugar de facilitar el acercamiento entre distintas personas y grupos, lo único que conseguiremos será provocar distanciamiento y discordia, exactamente lo que la parte espiritual negativa desea. Hemos de utilizar todos los recursos a nuestro alcance para fomentar la unión y la solidaridad entre todas las personas que pretenden seguir un camino espiritual. Además tengamos en cuenta que no lo sabemos todo, podemos tener ideas equivocadas o incompletas que el tiempo y los avances en el campo científico, filosófico y espiritual nos lo podrán aclarar algún día. Hemos de saber diferenciar entre lo trascendente y lo que no lo es para seguir caminando sin distracciones inútiles. Las ideas por sí solas no nos hacen ser mejores que los demás.
En definitiva, el estudio es positivo y los conocimientos muy importantes, pero éstos han de ir acompañados por un comportamiento acorde con los mismos. Vivimos en unos tiempos en que la mayoría de las personas están cansadas de tantas teorías, de tantas palabras. La gente desea hechos, ejemplos que demuestren hasta qué punto las personas que se sienten comprometidas con un ideal espiritual están dispuestas a realizar. El sacrificio, la renuncia, el bien hacia los demás y la seriedad en el comportamiento provocan en la gente cuanto menos respeto en un primer momento, para más tarde curiosidad por las ideas. Hay que tener en cuenta que el ejemplo anima, puede ser contagioso y además fortalece.
Para poder llevar a cabo lo anterior es necesario, a parte de
los conocimientos, un trabajo interno de preparación. Hay que tener
en cuenta que la parte espiritual positiva también interviene para
proporcionarnos, cuando observan buena voluntad y deseos de bien, la ayuda
necesaria para que orientemos nuestros pasos por un camino que nos permita
desarrollar la labor que tenemos comprometida antes de encarnar con un
cuerpo físico. La última palabra la tenemos nosotros.