|
|
|
|
La realidad de la existencia del más allá se puede constatar precisamente gracias al trabajo de los médiums, de hecho a lo largo de la historia se habla de las sibilas, pitonisas, magos, médiums... que contactaban con los espíritus para consultar sobre diversas cuestiones (salud, futuro, etc.). El contacto con el más allá es una constante en muchas filosofías y creencias, no en vano muchas de las revelaciones de las grandes religiones se han producido a raíz de la visión o percepción del mundo espiritual (con la intervención de los denominados -en los libros sagrados- como ángeles, dioses, etc.)
Las investigaciones con los médiums (entendiendo por tal aquel mediador entre el plano espiritual y el físico) se iniciaron en la segunda mitad del siglo pasado de una forma objetiva y científica con las sociedades de investigaciones psíquicas, y tuvieron su exponente máximo en la figura de William Crookes (eminente físico y químico, descubridor del talio y los rayos catódicos), quien desde 1869 realizó un minucioso estudio sobre los fenómenos psíquicos y mediúmnicos. Médiums como Daniel Douglas Home, Eusapia Paladino y Florence Cook fueron investigados por Crookes, al principio fue reacio a admitir la existencia del mundo espiritual, de hecho comenzó a defender la “teoría de la fuerza psíquica” como un componente especial de los médiums que de forma inconsciente llegan a producir los fenómenos, sin embargo a partir del estudio de la médium Florence Cook, en concreto con las materializaciones del espíritu de Katie King, llegó a convencerse de la realidad del más allá.
Presentó en su trabajo de investigación todas las actas de las sesiones junto a 44 fotografías además de sus conclusiones favorables, lo que ocasionó un gran revuelo en la época. No obstante, gracias a su rigor científico se valió el aprecio de todos sus colegas y en 1898 fue nombrado presidente de la Asociación Británica para el Avance de las Ciencias, en su discurso inaugural podemos leer: “No tengo que retractarme de nada de lo que entonces dije. Sigo fiel a los hechos que publiqué, y aun podría añadir en corroboración de ellos muchos más.” Años después añadió: “... Es perfectamente cierto que hay una conexión entre este mundo y el más alla.”
En la actualidad, la mediumnidad de efectos físicos (sobre todo aquello que produce materializaciones ectoplásmicas en especial) ya no es tan frecuente, se ha transmutado por una mediumnidad mucho más rica: la de efectos intelectuales (médiums parlantes, de inspiración, psicógrafos, videntes, intuitivos, etc.), lo que hasta cierto punto es lógico pues gracias a esa evolución de las facultades mediúmnicas, desde el plano espiritual se ofrecen al ser humano conceptos e ideas que le ayudan en su mejoramiento interno, intelectual, moral... revirtiendo sus resultados en toda la sociedad.
Las comunicaciones de tipo mediúmnico suelen traer consigo ciertos peligros, sobre todo si se desconoce la doctrina espírita que nos invita a la reflexión, al análisis racional de cualquier mensaje que provenga de los médiums para evitar fanatismos y que seamos engañados por espíritus de baja condición moral.
Lamentablemente en nuestra sociedad existen muchos médiums mal orientados, que aunque sí poseen realmente algún tipo de facultad, no la ejercen de un modo moralmente correcto, comercian con ella y se dejan guiar por completo por lo que captan del otro lado sin detenerse a pensar si la naturaleza de esa comunicación es positiva o negativa. Desconocen por completo lo que el mismo Evangelio de Jesús recomienda: “Amados míos, no creáis a todos los espíritus, más probad si los Espíritus son de Dios; porque muchos falsos profetas se levantarán en el mundo.” (1ª Epístola de San Juan, cap. IV, v. 1).
El Evangelio según el Espiritismo, cap. XXI, añade a este respecto: “El Espiritismo da los medios de probarles, indicando los caracteres en que se reconocen los buenos Espíritus, caracteres siempre morales y jamás materiales.”, más adelante concluye: “... Por la calidad de sus obras se juzga a los Espíritus, como un árbol por la calidad de sus frutos.
En el Libro de los Médiums, cap. XXIV y siguientes, encontramos unas recomendaciones muy importantes que nos aclaran cómo identificar a los espíritus y la naturaleza de sus comunicaciones. Resulta lamentable comprobar como muchos que se autodenominan médiums espiritistas no conocen para nada la codificación de Kardec y desdicen el buen nombre del Espiritismo con prácticas y actuaciones que hace más de un siglo se recomendó evitarlas.
Las comunicaciones de tipo mediúmnico
son una fuente continua de crítica a nivel general precisamente
porque se divulgan de un modo fanático, sin un previo análisis,
creyendo que los médiums son infalibles y que no se equivocan, cuando
en realidad la parte espiritual negativa se aprovecha de esas personas
ignorantes y ejerce por ellas una influencia muy perjudicial en toda la
sociedad que ve con cierto temor todas estas manifestaciones, confundiéndolo
todo con el Espiritismo. Es preciso aclarar de una vez que la mediumnidad
es una facultad inherente al ser humano y que se manifiesta en todos los
ámbitos y sectores de la sociedad, independientemente de la religión
o credo que se profese, inteligencia o ignorancia del médium, sexo,
raza, edad... es una prueba más que evidente de su realidad y de
que no todo termina con la muerte del cuerpo físico. La misma ciencia
tiene mucho que decir en este sentido y lo está comprobando desde
mediados del siglo pasado, hoy por hoy cuanto más se avanza se cuenta
con más pruebas a favor de la realidad del espíritu y del
más allá.
Historia de la Parapsicología.- Jon
Aizpurua.
Historia del Espiritismo.- Sir Arthur Conan
Doyle.