JUN-99 Nº 203 |
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La misma psicología estudia ampliamente
estos casos y aunque en ocasiones se puede observar la causa primera en
un desequilibrio inicial de la propia persona, los síntomas o características
posteriores pueden tomar connotaciones diversas:
Normalmente toda obsesión aparece
por una falta de vigilancia en nuestras propias actuaciones, pensamientos
y sentimientos, éstos han de ser lo más positivos posibles,
evitando que malas tendencias o hábitos puedan enraizarse en nuestras
costumbres cotidianas pasándonos casi desapercibidos, puesto que
más tarde o más temprano pueden llegar a desequilibrarnos
de tal manera que lleguen a auto-obsesionarnos.
Las causas de la obsesión pueden ser diversas, aunque a menudo comienzan por una auto-obsesión. En otras ocasiones, sobre todo en niños pequeños, sería difícil determinarlas si no acudimos a una explicación espiritual como la que nos ofrece la filosofía espírita, que nos aclara que los espíritus de baja condición pueden llegar a influirnos de tal forma (sobre todo a las personas con facultades mediúmnicas) que lleguen a anular casi por completo nuestra voluntad.
La obsesión, según el Espiritismo (Libro de los Médiums, cap. XXIII), puede tener diversas variedades, atendiendo a los efectos más o menos dominantes que ejercen los espíritus negativos: obsesión simple, fascinación y subyugación (que sería el estado último al que vulgarmente se le denomina posesión). El término posesión parece implicar la existencia de entes malignos creados para tal fin que se dedican a perturbar y anular por completo a los encarnados, convirtiéndolos en verdaderos peleles en manos de su voluntad; sin embargo el Espiritismo nos aclara que esos seres no existen como tales, que se trata de espíritus desencarnados que se encuentran en una escala evolutiva muy baja, animándoles a muchos de ellos deseos de venganza o desequilibrios muy acusados por las tendencias materiales de sus vidas pasadas, por esa razón cuando encuentran a una persona débil de voluntad, enemigos del pasado, o alguien susceptible de ser engañado o manipulado con alguna facultad mediúmnica no muy bien encauzada, no dudan en proyectar planes hasta ir adueñándose progresivamente de sus facultades.
Hemos de aclarar que un espíritu no puede suplantar el cuerpo de otro encarnado, aunque sí ejercer un dominio tal sobre éste, que incluso puede llegar a manipularlo casi sin intervención del obsesado, este sería el último grado (la subyugación), aunque antes se ha debido sufrir un proceso obsesivo que ha pasado por los diferentes grados.
Los procesos de obsesión simple y fascinación, son muchas veces más sutiles de lo que creemos, pues el espíritu obsesor conoce muy bien nuestras debilidades y procura influirnos, normalmente a nivel de pensamientos y sentimientos, por lo que si no nos conocemos interiormente podemos llegar a confundirnos y hacerlos nuestros, hasta el punto de tomar decisiones erróneas y actuar inconscientemente. En el caso de los médiums todavía puede ser más perjudicial pues le harían creer que son superiores, que siempre comunican espíritus de elevada condición, que las comunicaciones que reciben son infalibles... y poco a poco van llevándoles por donde quieren.
El orden moral y la oración son los mejores remedios para evitar esas posibles obsesiones e incluso librarnos de ellas si comenzamos a padecerlas. Siempre es preciso dejarse aconsejar por especialistas a nivel médico y psicológico porque quizás esos males no tengan una causa espiritual y sí psicológica.
De todos modos la misma ciencia, en concreto algunos psicólogos de cierto renombre, como por ejemplo la Dra. Edith Fiore, autora de “Vd. ya estuvo aquí” y más recientemente de “La posesión”, nos explica en sus investigaciones sobre centenares de pacientes con problemas psicológicos y psicosomáticos, en apariencia incurables, según sus propias palabras: que obedecían a auténticos casos de posesiones de espíritus. Además sirviéndose de la hipnoterapia ha conseguido ayudar a muchos de ellos a superar la angustiosa situación en la que se encontraban. Aclara también que ciertas depresiones, adicciones, fobias y manías tienen una relación directa con la influencia que ejercen ciertos espíritus dañinos sobre ellos. Afirma la doctora Edith Fiore: "porque la desposesión (exorcismo) es posibe, sentí la necesidad de escribir este libro...", de alguna forma con estas palabras invita a la reflexión a aquellas personas que no creen en nada más allá de la muerte del cuerpo físico ni tampoco en la posibilidad de comunicación e influencia que desde el "otro lado" pueden realizar.
La misma ciencia, desde diferentes ángulos,
comienza a valorar la existencia de ese otro plano existencial y que además
puede interactuar en el nuestro. Eso mismo nos lo aclara el Espiritismo
en el compendio filosófico, moral y científico que conforman
las obras de la codificación de Allan Kardec, desde el siglo pasado,
así como otros autores que han trabajado en esa misma línea:
hacer comprender a la humanidad la existencia del mundo espiritual, de
las leyes que nos rigen y el verdadero sentido de la Vida.