AGO-99 Nº 205 |
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Los obstáculos se nos presentan a todos a lo largo de nuestra existencia y depende de cada uno, de las fuerzas que quiera ofrecer en el empeño, de lo que nos dejemos influenciar por las dificultades, que consigamos superarlos antes o después, pues queramos o no las pruebas hay que pasarlas y somos los que en último lugar decidimos qué hacer, empeorándolas con nuestra actitud de dejadez o mejorándolas dando aquello que podemos y más si es necesario, nosotros tenemos el último voto para dejar que esas alas nos sigan impulsando hacia arriba o que por el contrario se paren hasta que decidamos de nuevo tomar el vuelo.
El que una persona tenga ilusiones, expectativas de vida puede generar en ésta autoconfianza, pues permite tener una visión acerca de lo que sucede de una forma optimista, intentando ver el lado positivo de las cosas que suceden, para poder seguir cada uno en la lucha por mantener la ilusión por algo determinado y así verse interiormente con fuerzas para seguir conservando esta ilusión como si fuese una llama que ilumina el camino a seguir, como un amuleto que nos da seguridad en la marcha, en todo aquello que hacemos.
Todos hemos comprobado alguna vez que depende mucho de la actitud que tomemos ante cada situación para que el resultado derivado de ésta sea mejor o peor. El estancarnos y centrarnos en los errores cometidos o en el miedo a cometerlos no nos beneficiará en nada si no intentamos salir de la situación y verla desde una nueva perspectiva para adaptarnos a las nuevas circunstancias. Si nos encontramos en una situación difícil y queremos superarla de una vez por todas, somos nosotros los primeros que hemos de dar todo lo que podamos sin fijarnos en lo que hacen los demás, para no recrearnos en los errores de los otros y dar la debida importancia a los nuestros, que son los que nos entorpecerán a superar lo que nos sea necesario. Quedarnos simplemente en el sentimiento de culpa, en la duda,... nos inmoviliza y no nos deja actuar ni pensar de forma clara, y al dejar que estos pensamientos y sentimientos se apoderen de nuestra mente nos va creando o acrecentando internamente una inseguridad que hace que no hagamos nada por evitarlo, pues nos vemos más insignificantes e inútiles si no hacemos frente a esto y sacamos de nuestro interior la fuerza necesaria y de nuestra mente la mejor actitud posible. En estos momentos de flaqueza necesitamos dirigir nuestras miradas hacia aquello que nos haga sentir libres para actuar y pensar, necesitamos deshacernos de todo aquello que no nos deja ser nosotros mismos, sacar nuestros valores y mejores ánimos de cambiar el presente para luchar por un cambio en el mañana, por un mejor futuro.
Por tanto podemos tomarnos la vida de dos formas totalmente opuestas: como un camino de espinas en el que lo único que hacemos es encontrarnos con obstáculos que parecen estar dentro de un círculo vicioso, el cual nos hace pasar por pruebas que requieren esfuerzo y nos llevan a padecer o como un sendero que es necesario pasar para alcanzar un estado evolutivo superior y donde las pruebas que se nos presentan nos hacen valorar lo que tenemos, las personas, lo que cuestan las cosas,... en definitiva, lo que es la vida y el progreso, dos conceptos que van unidos indefinidamente.
Es algo realmente gratificante saber que no estamos solos en el día a día intentando progresar, el poder contar con personas que están a nuestro lado, que dan una opinión sincera de su visión de las situaciones, que intentan ayudar y comprender aunque a veces pensemos que sólo se preocupan por lo que les conviene y muchas veces no nos damos cuenta de que están atentos a lo que nos sucede para echarnos una mano amiga.
Saber que tenemos compañeros que tienen unas miras de futuro como las nuestras, que están luchando por conseguir las metas espirituales propuestas, que están intentando mantener esa relación de amistad y que no tienen intención de romper esos lazos de unión entre las personas que les rodean, debería hacernos ver si estamos nosotros cumpliendo con nuestro trabajo interno como espíritus individuales que somos y a la vez colaborando en conseguir la armonía necesaria con todos los que nos rodean. Tendría que hacernos pensar si estamos desechando de nuestra cabeza todas aquellas ideas que hasta ahora lo único que han hecho ha sido entorpecernos, equivocarnos, si estamos luchando por mantener bien alto nuestras ilusiones, por conseguir ser personas verdaderas, por seguir viendo la vida como una gran oportunidad de progreso.
En este mundo existen personas realmente maravillosas y si no nos esforzamos por ser un poco menos egoístas y quitar del medio aquello que se interpone en que exista una buena relación con todos y contar con los que nos rodean puede que no nos demos ni cuenta. Familiares y amigos forman parte importante de nuestra vida, pero hasta que no realicemos nuestro trabajo, hasta que no exista diálogo, confianza, comprensión,... no puede haber un cariño especial hacia ellas, hacia lo que son, una sinceridad entre ambas partes, un apoyo con el que podremos contar siempre que necesitemos ánimos, claridad y fuerza para realizar y superar cada uno aquello que nos es necesario.
Vivir teniendo ilusiones por algo y luchando por ellas no significa vivir en la fantasía, en lo que no va a suceder nunca por mucho que nosotros así lo deseemos. Las ilusiones no deben deformar nunca la realidad, por lo que debe existir un equilibrio para desear y luchar por algo que seamos capaces de alcanzar. La vida resulta algo muy hermoso cuando se acepta tal y como es, cuando se vive el momento luchando porque el día se acabe habiendo hecho algo por lo que sentirse satisfecho. Aquello que vivimos no ocurre por puro azar, somos espíritus en evolución y por tanto tenemos unos objetivos a alcanzar y depende del tesón en el trabajo diario en lograr las metas en un determinado momento y en unas circunstancias determinadas.
Por tanto no dejemos que las cosas se
conviertan en algo rutinario, veamos las circunstancias de forma optimista
sin apartarnos de la realidad, siendo conscientes de lo que sucede sin
dejar que vuelen pájaros sobre nuestra cabeza que nos despisten.
La vida es realmente maravillosa, pero si tenemos personas a nuestro alrededor
con las que vivirla y con quien poder contar todavía lo es más.