SEP-99 Nº 206 |
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Tal vez sí nos resulte bastante fácil, relacionar situaciones, experiencias vividas a la vez que no nos cuesta mucho enjuiciar la actitud o acción de otras personas, es decir poner ojo crítico hacia otras personas. En cambio, lo que no nos resulta ya tan fácil es estudiar y criticar objetiva y sinceramente nuestro comportamiento. Si alguna vez hemos intentado controlar cómo ha sido el transcurso del día, en qué hemos fallado, en qué nos hemos esforzado u obrado bien, nos habremos dado cuenta de que no resulta tan fácil realizar una crítica correcta hacia nosotros.
Si pensamos un poco nos daremos cuenta que para poder llevar esto a cabo es necesario un conocimiento interno para comenzar, partiendo desde una base, desde lo que somos.
De este modo podremos ir modelando nuestra forma de ser. Estudiarnos a fondo es un poco complicado ya que muchas veces intentamos excusar nuestras acciones quitándonos culpa y responsabilidades, etc., cuando en el fondo sabemos que algo no está bien enfocado. Es necesario que en esos momentos brille la humildad, la sinceridad y reconocer nuestros defectos, quitarnos la comodidad y empezar a trabajar en aquellos que tantos entorpecimientos nos provocan para dificultar nuestra evolución.
Reconocer nuestros valores y virtudes puede resultarnos, difícil pues en ocasiones valoramos más de la cuenta nuestras acciones o no aceptamos que hayamos hecho algo por una causa determinada al caer en el egoísmo o por miedo a caer en él.
Puede resultarnos difícil conocernos tal como somos e incluso a veces es más fácil conocer a los demás que a nosotros mismos porque aprender a valorarnos, a reconocer nuestros fallos y aceptar el trabajo espiritual que nos queda por hacer... es algo esencial. Pues esto forma parte de los cimientos para poder construir nuestro progreso espiritual, porque sólo nosotros somos forjadores de nuestra realidad y de los objetivos y metas que pretendamos alcanzar a parte del empeño que pongamos en dicha empresa.
Si no se hace este examen de conciencia no estaremos capacitados para comenzar una labor de esta envergadura, pues el equilibrio interno es parte primordial unido a un autoanálisis y espíritu de cambio y superación. Sin fuerza de voluntad, no se podrán dar los pasos hacia delante de forma correcta. De modo que si no nos conocemos y tratamos de cambiar aquello que nos perjudica seremos como unas "marionetas" que se mueven a voluntad de la dirección que siguen los hilos en función de cómo sople el viento. Esto es debido a que no observamos nuestras debilidades ni nuestros puntos de apoyo para contrarrestarlas y eliminarlas y por tanto no sabemos en qué hemos de fijarnos, o aunque interiormente sí lo sepamos, nos resulta más cómodo no intentar cambiar ya que creemos que nos beneficia aunque no es así a largo plazo.
Si nos guiamos por la dirección que lleva la sociedad que predomina hoy en día nos iremos apartando del trabajo interno, de los valores morales y nos iremos impregnando de la esencia de lucha por sobresalir entre los demás, por destacar y no por mejorar como personas. Nuestra escala de valores cambia completamente si se sigue un camino u otro y además los medios con los que se cuenta, los que utilizamos, son aquellos que nos facilitan satisfacer nuestras necesidades personales o las de los demás, depende de nosotros.
Hacer este examen individual no significa que a partir de entonces todo el trabajo esté hecho, y nos exima de la posibilidad de errar, pues no es así, sino que sabremos en qué hemos de fijarnos más y en qué hemos de seguir trabajando, preparándonos internamente para ir mejorando y evolucionando espiritualmente, además de adquirir una mayor responsabilidad al intuir los cambios internos a realizar para llevar a cabo la labor individual.
Tras esto debemos poner nuestro empeño, esfuerzo en defender aquello que queremos, aquello en que creemos y pensamos que nos beneficiará en nuestro progreso. Todo es cuestión de convencimiento, fe y esfuerzo personal para poder ir consiguiendo pequeños logros que poco a poco, si intentamos avanzar con paso firme, van dando lugar a un cúmulo de experiencias que nos han de servir para aprender y tomar fuerza al ver que lo pasado si se va comprendiendo tiene un sentido lógico y justo.
Es necesario reseñar la no necesidad de pertenecer a un grupo espiritual para tener que plantearnos quiénes somos y qué queremos ser.
Es algo esencial que cada persona debe plantearse, para así, poder marcarse unos objetivos que con el tiempo podrían ir acrecentándose, para conocerse verdaderamente y saber qué es lo que podemos ofrecer a los demás y comprender el porqué en determinadas circunstancias actuamos de una u otra forma.
Es necesario conocer nuestras limitaciones
para poder plantearnos posteriormente posibles cambios que podrían
ir tomando forma con el tiempo, es decir para poder dar un sentido a la
vida y comenzar a caminar.