NOV-99 Nº 208 |
|
|
cambio mucho con la derrota” |
Es en esos momentos cuando uno se va dando cuenta de lo que tiene, de lo que quiere, de lo ha hecho hasta ese momento, de lo que no ha hecho, de parte de lo que le falta por aprender, por vivir. Es realmente necesario que cada persona en algunos momentos de su vida se plantee aquellos interrogantes que creemos que están claros, que ya han sido contestados, pero que en realidad no hemos parado a pensar. ¿Estamos contentos con el trabajo realizado?, ¿qué es más importante para nosotros en la vida?, ¿estamos luchando por mantener nuestros ideales o nos dejamos llevar según las circunstancias?
Preguntas y respuestas diferentes para cada persona o tal vez coincidamos con las de gente que nos rodea, pero lo que está claro es que cada uno debe dar un enfoque a su vida, a su manera de sentir, de pensar, de valorar todo lo que a nuestro alrededor acontece cada día.
Es bonita la vida cuando en ésta no se nos ponen entorpecimientos por medio, pero sin duda la vida es más hermosa, posee más valor cuando luchamos por encontrar el camino correcto ante cada circunstancia, cuando creemos hallarlo y seguimos por él con fuerza, con fe, y todavía lo es más si se lucha por mantener aquellas amistades que marchan ahora a nuestro lado, cuando disfrutamos de detalles que se van presentando con aquellas personas con las que convivimos.
Es cierto, cuando los obstáculos
y pruebas que se presentan son solucionados, la satisfacción es
muy grande, se abren nuevas expectativas de vida que no parecen planteársenos
cuando no tenemos dificultades para lograr aquello que queremos. Hemos
venido con esta materia, en estas circunstancias a superarnos y por ello
hemos de pasar por diversas y continuas pruebas que nos hagan pensar, valorar...
para que cada uno consiga aprender a superarlas.
No hay duda de que cuando vamos haciendo
las cosas correctamente no estemos aprendiendo, sino todo lo contrario,
pero a veces es necesario que tengamos las cosas un poco más difícil
para que cada uno saque de dentro aquellos valores necesarios para superar
las barreras y al mismo tiempo apartar de nuestro lado aquellos defectos
que nos entorpecen y embrutecen.
El dolor y sufrimiento, son muchas veces
el camino más viable para que aprendamos lo necesario de cada experiencia
vivida y es la forma mediante la cual aprendemos de manera más
segura, puesto que se pasa por unos momentos en los cuales cada uno se
muestra como es, se esfuerza por salir de la mejor forma posible,
y ocurre de tal forma que cuando nos toca vivir experiencias similares
recordamos lo sucedido anteriormente como si estuviese grabado a fuego
en nuestro interior y según haya sido el resultado así actuaremos.
Aunque alguna vez hayamos pensado que
todo lo que a nuestro alrededor sucede son injusticias, eso no es así.
Comprendamos que a cada uno se le da según sus necesidades, unos
no sufren más que otros porque les haya tocado al azar. Todo tiene
un porqué aunque nosotros no lo sepamos. Cada uno ha de preocuparse
por hacer las cosas lo mejor posible, poniendo el esfuerzo y sacrificio
que haga falta, sin fijarse en si los demás lo hacen mejor o peor
porque luego responderemos individualmente ante lo que hagamos y los que
no.
Sabemos que según la circunstancia que se nos presente, cada uno actuará de un modo u otro, respondiendo de forma diferente y no siempre la manera escogida es la más apropiada. Unas veces los defectos, otras la influencia de gente que es cercana a nosotros, otras el sentimentalismo,... nos hacen que no controlemos en muchas ocasiones el modo de actuar. Es por ello que hemos de ver las situaciones más allá de lo que parecen ser, no quedarnos en la simple apariencia y buscar el porqué, la razón por la que se nos presenta ante nosotros, hemos de aprender a salir un poco de la situación para no dejarnos llevar y actuar de la forma más objetiva posible. De esta forma veremos como internamente vamos alcanzando el equilibrio que necesitamos y la opinión y visión de observar las cosas nos irá capacitando para afrontar las situaciones sin hundirnos en ella y así poder ayudar también a personas más afectadas que nosotros.
Cierto es que esto no se consigue en un día, y que muchas veces nos hemos equivocado y la situación se nos ha ido planteando hasta que de alguna manera nos hemos dado cuenta de aquello que habíamos de cambiar, de aprender.
Es necesario que cada uno con las experiencias
que se nos van exponiendo aprendamos a pensar por nosotros mismos, a fortalecer
nuestro espíritu, a formar nuestra propia personalidad sin dejarnos
influenciar por la sociedad que nos rodea ni por nadie y comprendamos que
somos espíritus en evolución faltos de experiencias, que
nos falta un largo camino por recorrer hasta alcanzar la perfección
y que solos por el mundo no somos nada, y que a veces vale más ser
un poco más humildes con nosotros mismos y con los demás,
forjarnos ilusiones sobre el mañana para ir dando pasos adelante
en el presente, sustentados por nuestro propio esfuerzo y por la ayuda
de aquellos que nos rodean. Aprendamos a valorar la vida y las circunstancias
que ella conlleva para así apreciar cada momento que pasa, sea más
o menos agradable, ya que si ocurre de una u otra forma es por nuestra
evolución espiritual, lo necesitamos y cuanto antes lo afrontemos
antes seremos capaces de superarla y por tanto aprenderemos más
rápidamente la enseñanza que cada una conlleva.