MAY-99 Nº 202 |
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Pertenecer a un grupo de estas características no significa que tengamos todo hecho, sino que tenemos mucho por hacer. Tenemos conocimientos que mucha gente ignora y por lo tanto esto nos implica una mayor responsabilidad, debemos aplicarlos a nuestra vida lo mejor posible y esforzarnos por actuar mejor y una vez que lo hayamos conseguido podremos ayudar a aquellas personas que no terminan de encontrar su camino; con nuestro ejemplo mostraremos a la gente que en la vida no todo lo material es lo más importante, que por muchas riquezas que poseamos, si no tenemos un corazón limpio, sincero y abierto a los demás no tendremos nada.
Por otra parte debemos tener en cuenta que poseer conocimientos espirituales es muy importante, pero que la práctica de ellos y la responsabilidad que conllevan lo es más. No se puede ignorar aquello que se conoce y que se sabe que es beneficioso para la evolución; sería como desaprovechar "una ayuda caída del cielo". Una vez que se conoce, se sabe que se tiene un compromiso con uno mismo, una responsabilidad de los resultados de las acciones. A una persona no le sirve de nada conocer todos los libros que traten de temas espirituales, si no se extrae de ellos su contenido y lo aplica al día a día. Como dice el refrán: "Hay que predicar con el ejemplo".
Lo que está claro es que una persona sola no puede conseguir mucho. Esta es una de las grandes ventajas que posee un grupo espiritual. Al estar formado por gente con fines espirituales similares, la fuerza es mayor y la ayuda entre los componentes y hacia los demás también aumentará. Siempre es más fácil caminar junto a una persona en la que se puede confiar y la que sabes que si en algún momento decaes ella estará ahí para ayudarte y viceversa.
Pero ¿qué es lo que obtenemos nosotros del mundo espiritual? Primero diremos que da sentido a nuestra vida. Nos ofrece la respuesta al porqué estamos aquí y nos muestra una forma de vivir, basada en los aspectos morales.
Sabemos que somos espíritus en evolución y por lo tanto el fin de nuestra existencia debe ser haber superado todas las pruebas difíciles que se nos han ido planteando a lo largo de la vida y haber arrancado "de raíz", todos aquellos defectos que teníamos. Esto no es fácil, y no lo vamos a conseguir de un día a otro, pero de eso es de lo que se trata. Nuestro esfuerzo ha de ser diario, continuo y uniforme, y cada vez nuestras ganas de progresar han de ser mayores. Debemos planteárnoslo como una carrera cuya meta será nuestra evolución espiritual. Al principio todo es fácil, tenemos muchas ganas e ilusión y los primeros obstáculos los superamos sin dificultad, pero conforme va pasando el tiempo nuestras fuerzas comienzan a flaquear, cada vez nos resulta más difícil superar los "baches del camino" que van aumentando al no haber superado totalmente los anteriores, y empezamos a sentir que ya no vamos a poder seguir, que hay mucho camino por delante y no nos vemos capacitados para conseguirlo.
Mucha gente se aparta de este camino y vive cómodamente almacenando defectos, pero nosotros debemos continuar, debemos recordar los conocimientos que poseemos y en ellos encontraremos la fuerza que necesitemos, serán nuestro generador de energía. Durante el largo trayecto tropezamos, pero debemos levantarnos y continuar, y poco a poco nos costará menos avanzar, ya que nos habremos ido haciendo fuertes y habremos aprendido de todo aquello que se nos presentaba, y que ahora nos sirve para superar lo que nos viene.
Al final veremos que todo nuestro esfuerzo no ha sido en vano
y estaremos satisfechos con nosotros mismos.