JUN-99 Nº 203 |
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Muchas personas han estado mucho tiempo esforzándose por conseguir algo (unos estudios, una carrera...) pensando que cuando lo consiguieran serían felices y cuando lo han conseguido no han obtenido la alegría por lo que habían hecho, ya que la felicidad no se debe buscar en conseguir metas materiales, porque de esta manera no se actúa con el propósito de ayudar sino de forma egoísta, pensando en uno mismo.
También mucha gente está esperando que llegue un día, una semana o una situación determinada para ser felices, ocurriendo a veces que cuando llega no es tan alegre como se esperaba y entonces hemos perdido mucho tiempo, que podíamos haber aprovechado estando contentos y alegres. Esto no debe ser así, ya que esos momentos de felicidad son los que más recordaremos porque disfrutamos y estamos alegres, tranquilos, en resumen felices.
Estos momentos felices que representan situaciones inolvidables no aparecen fácilmente, sino que hemos de buscarlos con trabajo y esfuerzo. Si nos damos cuenta, los buenos momentos que hemos tenido y vivido han sido por apartar nuestros defectos y darnos a los demás de corazón y así casi sin pensarlo habremos encontrado esa felicidad y satisfacción de una manera sorprendente y que nos sirve para seguir actuando bien, aunque desgraciadamente se nos ha acabado la felicidad cuando por descuido volvemos a dejar salir nuestros defectos pensando egoístamente.
Todos queremos ser felices y nos lamentamos muchas veces por no vivir lo más felizmente posible y no tener una vida tranquila y apacible, pero en cambio no nos exigimos ser mejores y centrarnos en eliminar nuestros defectos evitando esas influencias que siempre están presentes. Si lo hiciésemos de corazón y con buenos propósitos empezaríamos a encontrarnos mejor y poco a poco conseguiríamos una mayor felicidad. Pero la felicidad no se alcanza así como así, sino que es el resultado de todo un trabajo por conseguir la limpieza dentro de nosotros, pues esto sí que nos provoca esas buenas sensaciones que lleva consigo la felicidad. En realidad nuestra misión en la Tierra es todo esto, eliminar nuestros defectos, ayudar y ofrecernos a los demás, corregir nuestras deudas del pasado y es por eso que el realizar esa labor nos produce felicidad y alegría como señal de que vamos por buen camino.
En cuanto a las cosas materiales tienen su sentido y su razón de existencia, pero no podemos esperar de ellas la felicidad y menos la seguridad en ti mismo. Con estas cosas materiales puedes pasarlo bien en un momento dado, distraernos con los juegos, practicar algunos deportes, mirar la televisión, etc., que no tiene nada de malo si no se hace para hacer daño a otras personas. Pero otra cosa muy distinta es la felicidad, que no significa pasarlo bien sino que es sentirse bien, alegres y con otras buenas sensaciones que seguramente serán más positivas para el espíritu que pasarlo bien, aunque esto no es nada malo y a veces hace que te sientas mejor, dándonos ánimos para seguir caminando pero siempre es un sentimiento menor que la felicidad.
Consigamos pues ser felices ayudando a los demás, eliminando
nuestros defectos y debilidades, y compartamos con todos esa felicidad,
siguiendo siempre el camino que nos ayudará a seguir progresando
y conseguir algún día una absoluta felicidad. Seamos felices
y sigamos caminando hacia la conquista de metas espirituales.