ENE-00 Nº 210 |
|
|
|
Y a los jóvenes adolescentes, digo: no discutáis o disputéis con vuestros mayores, dialogad con calma y razonadamente. Respetad y amad a vuestros padres, ya que también a ser padres llegaréis. No os dejéis influenciar por esnobismos o tendencias de mentalidades juveniles inmaduras que, en su irreflexión o inferioridad, pretendan induciros a tomar una actitud de rebeldía hacia vuestros padres que, salvo algunas excepciones, pueden enseñaros y daros el fruto de sus experiencias, si a ellos os acercáis. Seamos comprensivos y no nos aferremos nunca a nuestro punto de vista, para no ofuscarnos; porque, esa actitud nos conducirá a la intransigencia generadora de desarmonía. Escuchemos y analicemos siempre las razones de la otra parte, esposa o esposo y de aquellos con quienes convivimos.
Necesario es conocer que son muchísimas las familias que sus componentes vienen unidos ya desde vidas anteriores: ya por lazos de amor, ya por lazos de odio; y que en este último caso encarnaron con el compromiso y propósito de transmutar ese odio en amor, a través de los lazos de la sangre y convivencia familiar. Sabemos que la gran mayoría de las uniones matrimoniales son reajustes de viejos desajustes en vidas pasadas, y en muchos casos enemigos o litigantes que, la Ley une por medio de los lazos de la carne, para que en esa unión del diario vivir en los intereses comunes, vayan creando ese acercamiento espiritual necesario.
Por ello, hemos de hacer todo esfuerzo posible para mantener la armonía en el hogar, por medio de la comprensión mutua, que lleva a un ceder por la parte más evolucionada, a fin de suavizar las asperezas resultantes del propio atraso evolutivo, e ir acercándose al amor espiritual, que conduce a la armonía plena de las almas. Armonía que va sublimando el Espíritu de los cónyuges y demás miembros de la familia, para continuar ascendiendo y alcanzar los planos de felicidad al pasar a la otra vida.
Son muchos los espíritus que encarnan unidos en familia para el reajuste de viejos errores. Y cuando ese reajuste no llega a efectuarse en la existencia actual, por rechazo de alguna de las partes del compromiso hecho antes de encarnar, esas vicisitudes volverán a presentárseles en vidas humanas posteriores, generalmente más difíciles. Por ello, es necesario superar ahora toda vicisitud adversa, toda desavenencia.
Si alguno
de vosotros tenéis por compañera o compañero -esposa
o esposo- a un ser incomprensivo, no dejéis de hacer todo el esfuerzo
posible para ayudarle en su evolución, aún cuando tengáis
que desafiar opiniones o prejuicios ambientales (de familiares o amistades);
ya que de ese modo superaréis la prueba o pruebas que os correspondan.
Debéis saber que, a la hora de la muerte física, cada uno
seguirá al plano espiritual que le corresponda por su grado de evolución.
SEBASTIÁN DE ARAUCO
La verdadera nobleza consiste en saber valerosamente sufrir por los demás y no permitir que los demás sufran por nosotros.