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Vamos a conocer algunos aspectos del cuerpo psíquico o astral, que actúa de unión o factor intermedio entre el Espíritu y el cuerpo físico, para la manifestación del primero en el plano físico. Pues, dada la intensidad vibratoria del Espíritu, éste no puede manifestarse directamente en el plano físico, donde debe actuar para su evolución. Por ello, tiene que valerse de cuerpos intermedios, que el mismo Espíritu conforma de la substancia astral con el poder de su mente. Dicho de otro modo, el Espíritu o Ego superior, es incapaz de recibir directamente las vibraciones del mundo físico; por lo que necesita las envolturas intermedias, o que forman lo que conocemos como alma humana.
Y esa alma humana o cuerpo astral, que actúa como fuerza cohesiva de la estructura orgánica compuesta por trillones de células, recibiendo del Espíritu la energía necesaria; tiene la misma forma y configuración del cuerpo físico. Comprende en sí dos aspectos bien definidos:
1. Mente psíquica,
condicionada para recibir el pensamiento y demás facultades del
Espíritu.
2. Cuerpo sensorial
y emocional, que contiene las facultades del alma humana.
La primera de estas dos, permite recibir al Espíritu las manifestaciones del plano físico, así como transmitir las sensaciones espirituales a la personalidad. Y la segunda, para transmitir a la personalidad esa energía estimulante que recibe del Espíritu; o sea, la facultad necesaria en el plano físico, sin la cual la personalidad carecería de entusiasmo para las realizaciones.
Esto es lo que se ha comentado en leyes anteriores, como mente humana y alma humana, que conforman el cuerpo psíquico o cuerpo astral, que es el cuerpo de manifestación al pasar al mundo psíquico o astral, al que todos vamos al fallecimiento del cuerpo físico-orgánico. Y es entonces que, al desprenderse definitivamente el Espíritu con sus cuerpos, el cuerpo físico ya no recibe la energía del Espíritu ni la fuerza cohesiva del cuerpo psíquico; comenzando enseguida la desintegración por el procedimiento denominado putrefacción.
Así como el cuerpo físico está formado con materia orgánica que se renueva constantemente; así el cuerpo psíquico está formado con material astral, y ésta de la energía universal emanada de la Divinidad Creadora, energía que adquiere diversos aspectos y formas, según la orientación impartida por la facultad creadora de la Mente espiritual. Y de esa energía astral el Espíritu plasma la forma de su cuerpo psíquico o periespíritu, según el padrón mental existente en sí mismo. Por su naturaleza magnética, el cuerpo psíquico es afectado grandemente por las vibraciones emanadas de otras mentes, encarnadas o desencarnadas, así como por los pensamientos de la propia mente y también por los sentimientos de la persona misma.
Ahora, necesario es conocer que, en nuestra personalidad existen dos aspectos bien definidos, además del aspecto físico, que es el que apreciáis solamente. Ellos son el aspecto espiritual y el aspecto psíquico.
En el aspecto espiritual, el Espíritu o Ego superior, que es vibración intensa y energía sutilísima, carece de forma, ya que procede de más allá del astral, donde la Vida tiene otras manifestaciones diferentes a las de la 4ª dimensión (astral) y 3ª dimensión (física); si bien, puede plasmar la forma o formas a voluntad en los mundos que le toque vivir. Y conforma en sí dos aspectos: mental y sensorial, los cuales denominaremos Mente espiritual superior y Alma espiritual superior. En la Mente espiritual superior, residen las facultades intelectivas, raciocinativa, creativa, volitiva y rectora o directriz; así como también la memoria de todo lo bien aprendido y adquirido por el Espíritu en sus pasadas existencias humanas, que forman la memoria espiritual o subconsciente, y de donde viene toda la inspiración. Y en el Alma espiritual superior, “envoltura” sutilísima, no astral, reside la facultad sensorial solamente, que es la que percibe y manifiesta las bellezas y los sentimientos elevados; porque vibra siempre en sentimientos y deseos de bien que pocas veces el alma humana deja manifestar, apegada como está a las sensaciones materiales. Naturalmente, más o menos según el grado de evolución alcanzado por el Espíritu.
En el aspecto
psíquico, descrito antes, reside la mente psíquica, que denominamos
mente humana, conocida también como mente consciente; y que actúa
como receptora de las vibraciones de la Mente espiritual, donde reside
la capacidad de inspiración. Y simultáneamente actúa
también como receptora de las vibraciones del plano físico
y psíquico (astral). Y así como la Mente espiritual superior
se manifiesta a través de la mente psíquica o mente humana,
ésta se manifiesta a través del cerebro, y sirve de “archivo”
o memoria del conocimiento adquirido en la vida presente. O sea la denominada
mente consciente.