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Si no queremos ser víctimas de pensamientos deprimentes y negativos de toda índole, comencemos por rechazar todo pensamiento negativo, cultivando sentimientos nobles y elevados, pensamientos positivos y constructivos. Y una vez hayamos adquirido esa sintonía, los primeros, esos pensamientos impuros, inútiles y perjudiciales, no hallarán entrada ni cabida en nuestra mente; y nos sentiremos más animosos, felices y prósperos; porque estaremos sintonizando ondas-pensamientos positivas que son energía vitalizante. Pero, no basta tomar esa actitud para que todo salga a pedir de boca. Es necesario perseverar, poniendo en acción la voluntad, que es fuerza realizadora.
Y dada la íntima relación de los pensamientos con los sentimientos, veamos algunos aspectos de estos últimos. Así como los pensamientos son producidos por la facultad creadora de la mente (humana o espiritual, los sentimientos surgen de la facultad sensorial del alma (humana o espiritual) e intensificados por la otra facultad del alma humana -la emocional-. De aquí que, un alma noble y buena, manifestará buenos sentimientos, porque vibra ya en la tónica del Amor; mientras que, un alma egoísta o ruin, manifestará sentimientos mezquinos y ruines. Cada una de estas almas está en un grado de sensibilidad diferente y también diferente es su grado de evolución; pero, mientras que la primera vive ya momentos de felicidad que esos sentimientos le proporcionan, la segunda vive una vida de amargura, consecuencial con sus sentimientos mezquinos y ruines, que la mantienen en constante desarmonía psico-física.
La grandísima mayoría de las personas que carecen de buenos sentimientos, es más bien por la ignorancia de las ventajas que éstos ofrecen; ventajas espirituales y humanas, que su egoísmo les impide ver. No viven la realidad de la vida, sino una deformación, y a consecuencia de esto, no pueden alcanzar esos estados de paz y dicha íntima por estar en constante desarmonía.
Mantengámonos en armonía. Tened presente que, la vida debe ser una constante conquista. Y para ello, necesario es vigilar y controlar los pensamientos y sentimientos. La mayoría de las personas que viven de amarguras, ellas mismas son quienes, inconsciente e involuntariamente con pensamientos negativos de temor, recuerdos desagradables, actitud pesimista, etc.; así como malquerencias, rencores, envidias, celos, resabios, etc.; amargan su vida tontamente; por lo que es completamente indispensable expulsar de la mente toda clase de pensamientos y sentimientos negativos, sustituyéndolos por los correspondientes positivos.
Por consiguiente, debemos mantener vigilancia sobre nuestro pensamiento y sentimiento, porque ellos nos llevan a las actuaciones, y porque van conformando nuestra vida humana de dicha o desdicha. Los sentimientos de amor, de bondad y comprensión, son los que debemos cultivar, son a los que debemos dar preferencia en nuestra vida diaria, ya que el Amor es generador de armonía y la armonía es indispensable para una vida más feliz. Y sólo cuando estemos armónicos podremos sentir en nosotros ese estado de dicha inefable; indicación de que estamos en sintonía con la vibración de AMOR que emana de la DIVINIDAD, transcendente en el Universo todo.
Y a medida que vayamos desarrollando este sentimiento en nosotros, nuestro egoísmo ancestral, que es el causante de nuestras desventuras, irá perdiendo fuerza, debilitándose, a la vez que la desarmonía psíquica que hace la vida amarga; para dar cabida a la armonía que es connatural con el AMOR y generadora de felicidad. Esto no es una mística ni una ilusión, es una realidad práctica. Despertemos nuestro YO superior y lo comprobaremos.
Y para concluir, debo llevar a vuestro conocimiento que, los sentimientos y pensamientos modifican la configuración del alma humana; la embellecen o afean.
Así como los sentimientos y la práctica del Amor (en sus diversas manifestaciones) embellecen el alma humana, la utilizan y capacitan para poder ascender a las moradas de felicidad, plano de dicha al pasar el umbral del Más Allá; los sentimientos negativos de egoísmo, odio, envidia, rencor, orgullo, etc., etc., la afean y hasta deforman. Y al desencarnar arrastrarán esa alma a zonas tenebrosas de sufrimientos o abismos de desesperación. Es por ello que, por nuestro propio bien no debemos dar cabida en nosotros a sentimientos y pensamientos negativos, malsanos; porque nos arrastrarán a moradas de dolor al pasar al Más Allá. Alimentar sentimientos de amor y pensamientos elevados, constructivos, que son fuerzas armonizadoras y actuarán en nuestro favor y para nuestro bien.