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Así como en el campo de la física, de la química y de la biología cada cosa atrae a su semejante, en el orden psíquico y espiritual rige la misma ley: Ley de Atracción por afinidad.
Toda persona medianamente observadora notará que en las relaciones humanas siente atracción hacia ciertas personas y repulsión hacia otras. Ello se debe a que, en el primer caso, hay un cierto grado de afinidad, por lo que se establece una corriente vibratoria de atracción y simpatía, o sea que vibran en una misma o análoga sintonía vibratoria: no así en el segundo. En el primero se atraen, en el segundo se repelen.
Y esto es ley en todos los aspectos de vida manifestada, conocida como Ley de Atracción y Ley de Afinidad. Lo semejante se atrae, lo desemejante se repele. Esto nos aclara ese enigma de las simpatías y antipatías.
Necesario es tener bien presente que, cuando pensamos estamos vibrando, estamos emitiendo ondas-pensamiento, que son tan reales como las ondas eléctricas, las ondas de luz, sonido y otras; y que esas vibraciones tienen una fuerza de atracción hacia nosotros, de aquello que pensamos, sentimos y deseamos. Por ello, muy necesario es vigilar nuestros deseos, sentimientos y pensamientos.
Cada persona va conformando su vibración peculiar. Los sentimientos, pensamientos y deseos de cada persona, van conformando su vibración característica y que, por ley de atracción y por afinidad, atrae hacia sí vibraciones análogas que intensifican y acrecientan la propia vibración o sintonía vibratoria. Así mismo, cada grupo familiar, cada agrupación humana, cada pueblo y nación va conformando la vibración o sintonía vibratoria en concordancia con las actuaciones del conjunto, resultantes de sus deseos, sentimientos y pensamientos, y que conforman sus características.
Así, conociendo este principio o concepto de verdad, contenido en esta Ley de Vibración, llegaremos a la conclusión de la necesidad de vigilar nuestros deseos, sentimientos y pensamientos que, como vamos conociendo, son vibraciones con un alto grado de atracción por afinidad. Y cuando una persona siente deseos no dignos o alimenta sentimientos ruines, está atrayendo (por afinidad) otras vibraciones similares emanadas de seres del mal, está atrayendo hacia sí entidades negativas que presionarán sobre su mente humana, induciendo a cometer errores y acciones de mal. Y con esa conducta practicada por muchas personas ignorantes de las leyes de la Vida, van uniéndose a esas fuerzas negativas invisibles que, al pasar al Más Allá, sin protección, caen víctimas de esas fuerzas malignas (los demonios a que se refieren algunas iglesias) con los consiguientes tormentos y atraso evolutivo.
El desconocimiento de estas y otras verdades es el que ha llevado a la humanidad al estado de desarmonía y desorden en que se halla. De suma importancia es mantenerse en una tónica vibratoria de sentimientos, pensamientos y deseos puros de amor hacia todos y hacia todo; ya que esta sintonía vibratoria ayudará a establecer contacto con los Reinos Espirituales, Superiores de armonía y felicidad, porque vibran en amor.
Además,
atraerá a nosotros el amor y afecto de los demás y de personas
vibrando en la misma sintonía, todo lo cual contribuirá a
hacernos la vida humana más agradable y a un más rápido
progreso y evolución.