ENE-00 Nº 210 |
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La mediumnidad se manifiesta por todas partes, antes de que Allan Kardec codificara el espiritismo, ya existía la mediumnidad, como bien sabemos, y muchas personas que estaban dotadas de facultades espirituales las ponían en práctica en beneficio de sus semejantes, cumpliendo así con su misión y ganándose el progreso espiritual. Otros sin embargo por desconocimiento, y también por su falta de preparación espiritual, o bien rechazaban estas facultades o las ejercitaban inadecuadamente.
La mediumnidad se presenta a todos aquellos que vienen predestinados para ella, que traen un compromiso desde el mundo espiritual antes de encarnar, no importando el lugar, el entorno social, la religión o las diferentes condiciones en las que se haya encarnado, puesto que cada espíritu trae un compromiso y unas pruebas diferentes en su existencia.
Lo ideal sería que todos aquellos que vienen dotados con mediumnidad encarnaran en familias que conocen el espiritismo, que frecuentan un grupo espiritista, o que nazcan en un país donde el espiritismo sea bien conocido, pero esto no es así, sin embargo una vez más tenemos que decir que "Dios aprieta, pero no ahoga", y que a todos los espíritus cuando están encarnados y vienen a un planeta para progresar les pone a su alcance toda la ayuda y la protección espiritual para que pueda cumplir con su misión y conseguir aquello que se ha propuesto.
Muchas veces surge la pregunta siguiente: ¿Qué puede hacer una persona si tiene mediumnidad y no conoce ningún grupo o médiums? Olvidamos que nunca estamos solos, y evidentemente menos quien viene a la Tierra con algún tipo de mediumnidad, porque entonces trae una ayuda y protección especial para el desarrollo y ejercicio de esa mediumnidad.
Tampoco debemos olvidar que toda aquella persona que trae un compromiso espiritual especial, como lo constituyen las facultades espirituales, no ha encarnado con ese objetivo sin la previa preparación en el mundo espiritual antes de encarnar, sino que se ha debido preparar y concienciar, al mismo tiempo que ha establecido las condiciones en las que debía venir a la Tierra.
Por lo tanto, quien viene con esta responsabilidad trae guardado en su conciencia el recuerdo de ese compromiso, siendo su guía y protector espiritual el encargado de que este hecho se ponga de manifiesto y de hacerle consciente de esa realidad que ha de representar cierta transcendencia en su vida.
Nadie conoce mejor que el espíritu protector del médium lo que ha venido a realizar, cuándo, cómo y de qué manera, por tanto el futuro médium ha de estar tranquilo, preocupándose nada más de que su comportamiento sea lo más correcto posible, lo cual es un deber que todos tenemos, sepamos o no de espiritismo a nadie se nos escapa el conocimiento de alguna religión. Así pues cuando llega el momento oportuno y el Padre da la autorización al espíritu protector, éste tiene a su alcance los medios necesarios para transmitirle al médium qué es lo que tiene que hacer, así como advertirle de lo que no tiene que hacer. Si existe la posibilidad de comunicarse por medio de alguien experimentado y capacitado para transmitirle al médium todo esto, recurrirá a esta persona, y si no será el propio espíritu protector quien se le manifieste al médium para informarle de la situación y brindarse en su ayuda en todo cuanto a la mediumnidad le concierna.
Que el médium se ponga a buscar ayuda de personas que conozcan el espiritismo, que busque obras para leer y estudiar y un sinfín de cosas que le ayudarán en su existencia depende en gran parte del propio médium, de su inquietud por el progreso de su espíritu, de su buena voluntad, y de muchos factores que nos están indicando cuál es su estado de evolución y la fuerza con que se ha preparado la existencia. Sin duda, la parte espiritual positiva hará todo cuando esté a su alcance para ayudarle y encaminarlo, pero no olvidemos el "ayúdate y te ayudarán", somos nosotros los que hemos de dar el primer paso.
Sabemos que no existen las casualidades, y que desde arriba no dejan nada al azar, ni se les escapa un detalle.
Los inconvenientes y las dificultades
que surgen a la hora de la manifestación, desarrollo y ejercicio
de la mediumnidad vienen determinadas por la evolución espiritual
de cada persona, la preparación que posea para afrontar las experiencias
de la vida en la tierra, y las pruebas y expiaciones por las que haya de
pasar. Cada espíritu es un mundo distinto y las condiciones en las
que vienen son diferentes unas de otras.