SEP-99 Nº 206 |
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El poder de la oración está en el pensamiento; no se concreta a las palabras, ni al lugar, ni al momento en que se hace. La oración sólo tiene valor por el pensamiento que se une a ella y es imposible unir el pensamiento a lo que no se comprende, porque lo que no se comprende no puede conmover al corazón. Allan Kardec, en el Evangelio según el Espiritismo, capítulo “Acción de la oración y transmisión del pensamiento.”
He seleccionado estas citas, entre otras muchas que se podrían seleccionar, tanto del Maestro Jesús, como del codificador del espiritismo Allan Kardec, para incidir en el tema de la oración dada la importancia que ésta tiene para el ser humano en general y más concreto para los grupos espiritistas y reuniones mediúmnicas en las cuales se hace precisa la práctica de la misma.
No quiero resaltar las cualidades y beneficios de la oración, sino su modo de llevarla a efecto, pues de esto depende que se puedan obtener los beneficios deseados.
En este sentido, hemos de destacar que la oración es más bien un aspecto íntimo de la persona, puesto que es algo que ha de salir de nuestro interior y que pretende unirnos con los planos espirituales superiores a fin de ser escuchados y obtener la ayuda que o bien nosotros mismos, o bien nuestros semejantes pueden necesitar de esos planos de luz.
Jesús el Maestro de Maestros, ya lo dijo: ora en secreto, esto significa a mi entender, que hemos de apartarnos de cualquier signo de orgullo y vanidad, que no es necesario que nadie escuche públicamente nuestras súplicas, y que además ha de salir de nuestro corazón, según nuestra manera de ser y nuestros sentimientos en ese momento. No son las palabras las que valen, sino los sentimientos y estos, qué duda cabe se manifiestan mejor cuando nos hallamos a solas con nosotros mismos y cuando nos mueve una motivación sincera y justa.
De poco valen pues en muchas ocasiones las oraciones que se realizan en conjunto, puesto que muchas de las personas no están predispuestas ni concienciadas del acto que se va a realizar, en donde un miembro se hace portavoz y realiza su oración en voz alta, impidiendo muchas veces que el resto de las personas pueda concentrarse y elevar al Padre su petición de ayuda para el acto o necesidad de ese momento.
La verdadera oración es la que sale del corazón, como un acto íntimo de la persona, que surge con naturalidad y sencillez. Estos son también aspectos que necesario es que se resalten, ya que en muchas ocasiones observamos que las oraciones que se realizan en especial en grupo, les falta ese toque de sencillez, y humildad, siendo sustituidos estos elementos inherentes a la oración por largas disertaciones y palabrería que pueden quedar muy bonitos pero que en realidad no dicen nada, que por su forma de realizar no pueden elevarse a esos planos de luz, de humildad y de espiritualidad que queremos alcanzar.
Los espiritistas hemos de ser conscientes de esto, todo lo que suponga falta de sencillez y de naturalidad, es muy difícil que se eleve a los planos superiores. En muchas ocasiones incluso se puede caer en la falta de control emocional y en ese intento de elevar una petición de ayuda se nos desborda el sentimiento, dejándonos llevar ya no por ese sentimiento sincero de pedir por una necesidad, sino que nos dejamos llevar por nuestras emociones y sentimentalismos y convertimos la oración en una escena teatral, no es éste el objeto de la oración y de ese modo lo que se atrae no es a hermanos de luz que nos puedan ayudar, sino a otro tipo de espíritus que se sienten atraídos por estas manifestaciones y que por supuesto que no nos van a prestar esa ayuda, sino todo lo contrario, nos van a entorpecer.
Cuando ocurre esto, sin duda, estamos confundiendo el sentido de la oración, y desoyendo la voz del Maestro, “no hagáis como los gentiles”, ya que nuestro Padre sabe lo que necesitamos, incluso mejor que nosotros mismos, no obstante es preciso mostrarle a nuestro Padre la intención de nuestro deseo de progreso y ser lo suficientemente humildes para comprender que le necesitamos para caminar, por eso basta que le hagamos la petición sin ninguna exageración por nuestra parte, luego está claro no hay que llegar a esos extremos, no hay que salirse de la sencillez.
Otra cosa bien distinta, es realizar
una oración para iniciar ciertos trabajos especialmente de mediumnidad,
con esta oración que dice en general el director del grupo, se abre
el trabajo y sirve para unificar los pensamientos, dejando que cada cual
en su intimidad continúe con su elevación de pensamientos
según su forma de ser. Es decir que no estamos en ningún
momento dejando a un lado la oración en grupo, solamente destacar
que ésta tiene por objeto lo mencionado, dar la apertura de un trabajo
posterior, pero que después el resto prosiga en su intimidad, entonces
aquellos que están concienciados sí realizan una buena oración,
y el Padre los escuchará y los que no, perderán el tiempo,
pero al menos no molestarán a los demás.