En lo que va de año, hemos podido
comprobar como el Movimiento Espírita Español está
alcanzando un nuevo dinamismo propio de las organizaciones vivas que se
relacionan entre sí y comparten proyectos y objetivos de futuro.
No hay nada peor para una organización
que el estancamiento y la falta de proyectos o ilusiones que compartir
por parte de sus miembros. Por ello, desde la última Asamblea Extraordinaria
celebrada en Madrid el pasado 25 de julio, nuestro movimiento está
empezando a moverse con mayor agilidad, con mayor dinamismo, comenzando
a ser una organización viva y activa.
Este hecho es mérito de todos
los grupos e instituciones asociadas que en la citada asamblea acordaron
dotar de una estructura más dinámica a la Federación,
intentando que los grupos se implicasen y colaborasen en la actividad del
desarrollo y divulgación del espiritismo en España y no dejando
en exclusiva esta tarea para los miembros de la Junta Directiva de la F.E.E.
Por ello, se presentaron propuestas
de trabajo en distintas áreas de actividad que sin duda se están
desarrollando por parte de muchos grupos, y solamente este hecho, está
produciendo incontables beneficios de progreso para este movimiento.
Por un lado, la responsabilidad de asumir
un compromiso y de llevarlo a cabo, por otro, el sentir que el espiritismo
en España será el fruto del trabajo de los espiritistas españoles.
No podemos dejar únicamente a los que nos representan con esta tarea,
somos todos y entre todos los que debemos colaborar, cada uno en función
de sus capacidades, para que esta organización se desarrolle convenientemente
y sepa ofrecer a la sociedad española no sólo el conocimiento
de la doctrina sino la utilidad práctica de la misma y el gran beneficio
que aporta a la humanidad.
La actividad desarrollada por varios
grupos: que están reuniéndose, confraternizando, o por otros
que están preparando el próximo Congreso a celebrar en Ciudad
Real; o por otros tantos que desarrollan su labor de forma callada, intentando
ofrecer la auténtica imagen de un espiritismo altruista que consuela
las necesidades más perentorias del ser humano; o por todos los
que de buena voluntad intentan acoger a cualquier conferenciante que llega
allende de nuestras fronteras para compartir con nosotros conocimientos
de todo tipo; todo esto, por insignificante que parezca, está suponiendo
un resurgimiento vivo de la doctrina espírita en España.
El espiritismo está vivo si los
espiritistas somos capaces de movernos y actuar; no sólo en cuanto
al mejor aprendizaje de la doctrina, sino a la disposición para
ofrecernos, para colaborar, para integrarnos en un movimiento vivo y dinámico
que constituirá el mejor medio de aparecer ante la sociedad
como un movimiento “humano”, más que como un movimiento exclusivamente
“ideológico”.
Recordemos que fue dicho: “EL ESPIRITISMO,
SERÁ LO QUE LOS ESPIRITAS QUIERAN QUE SEA”.
Redacción