NOV-99 Nº 208 |
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El personalismo, es un aspecto que suele perjudicar muy mucho la labor y el trabajo de un Centro Espírita, ya que, en todo grupo que se precie el trabajo en equipo debe ser la meta a conseguir, de forma que nadie sea imprescindible y todos necesarios.
El personalismo es excluyente en sí mismo y provoca con gran facilidad el endiosamiento y la vanidad del que lo posee, creyendo que está acertado en todas sus decisiones y que los demás han de realizar las cosas tal y como él las piensa o las haría.
Es muy triste comprobar como, muchos grupos espirituales han fracasado y terminado sus actividades por culpa de esta imperfección. Debido fundamentalmente a la actitud de dirigentes que guiados por su personalismo han querido acaparar los méritos de todas las realizaciones que hace su grupo personalizándolas en ellos mismos y rechazando hacerse responsables de los errores cometidos.
Esta circunstancia debe hacernos reflexionar sobre la importancia de valorar el trabajo de todos en un Grupo, por insignificante que nos parezca. No es más importante o espiritualmente más elevado aquel que pronuncia una conferencia o dirige un determinado trabajo dentro del Centro, sino que cada cual debe asumir la función para la que más preparado esté y realizarla lo mejor posible. De esta forma se beneficia el conjunto y nadie sobresale por encima de nadie, procurando entonces un engranaje armónico donde el trabajo se suele realizar con eficacia y los beneficios espirituales que se obtienen son extraordinarios.
Esta es la forma de eliminar el personalismo: el trabajo en equipo y la humildad aceptada y plena de todos los que componen un Centro espírita, desde aquellos que realizan tareas más ingratas a aquellos otros que tienen aparentemente una mayor preponderancia por el tipo de trabajo que realizan.
Pero para que un equipo de estas características funcione, es necesario además una actitud imprescindible en todos sus componentes: asumir sus tareas con ilusión y responsabilidad. Si no existe responsabilidad y deseo de colaborar por una obra de bien, tarde o temprano nuestras obras nos delatarán y quedaremos al descubierto con nuestras auténticas intenciones.
Hemos querido profundizar en este aspecto para entender mejor la reflexión que pretendemos comunicar en este artículo; simplemente queremos extrapolar lo que a veces ocurre en los Grupos al Movimiento Espírita en general, y a la Federación Espírita en particular. Es un momento importante para poner las bases que impidan el desarrollo del personalismo en algún dirigente de Grupo o institución.
Es un momento necesario para advertir de este peligro y constatar que la labor de un movimiento nacional no depende de los miembros de una Junta Directiva sino que debe ser respaldada y potenciada con el trabajo de las instituciones que forman ese movimiento. Si solamente estamos en este movimiento por asumir roles de liderazgo que nos producen el placer de la vanidad, entonces estamos presos del personalismo mas burdo y nunca podremos realizar un trabajo de esclarecimiento y ayuda a los demás.
De aquí que insistamos en que todos los Centros que forman una Federación, han de ser consecuentes con su afiliación y trabajar por el movimiento nacional, no sólo por los intereses particulares de su institución. Ahora que nuevamente afrontamos el reto de un Congreso sería el momento adecuado para que, no sólo asistiéramos al mismo como oyentes, sino que formalizáramos nuevas propuestas y proyectos para dinamizar este movimiento, y sobre todo, responsabilizarse con tareas que puedan potenciar las actividades que ya están en marcha y que necesitan del apoyo y la colaboración de todos.
Existen actividades que propicia la Federación que no están siendo participadas por los Centros que la componen; entre ellas y por ejemplo, la revista que la Federación edita y que debería ser el reflejo y la actividad del movimiento de todos los Centros. Una revista que aparece de forma trimestral debería contar con el apoyo de todos los Centros y que estos, una vez cada tres meses, pudieran aportar su granito de arena, dándose a conocer a los demás a través de este órgano de difusión oficial de la Federación.
Este ejemplo, no es más que uno
de los varios que pueden exponerse; pero con todo y con ello, es preciso
comprender que esta tarea del Movimiento Espírita Español
es de todos, y no sólo de la Junta Directiva de turno que se renueva
cada tres años. Todos somos necesarios y cada uno en la medida de
sus posibilidades y capacidades debe trabajar por aportar su granito de
arena a esta obra de luz que la Doctrina Espírita propugna y que
es en exclusivo beneficio de toda la humanidad.
Todo aquél que desee asistir al VII Congreso Nacional
de Espiritismo debe dirigirse a la siguiente dirección:
CENTRO ESPÍRITA "AMOR I PAU" C/ Mariano Cuiner, 5 - 08700 IGUALADA Telf. 93/ 805 34 10 El Congreso se celebrará los días 5 - 6 - 7 de DICIEMBRE 1999 en TARRAGONA. |