FEB-00 Nº 211 |
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Este hecho ha conducido a un cambio en nuestra forma de vivir y de enfocar los aspectos que en ella acontecen. Ahora el hombre vive mucho más agitadamente, el estrés se ha convertido en la enfermedad más común entre sus habitantes y el materialismo, favorecido por un mayor auge del imperio del dinero, ha alcanzado unos niveles preocupantes. El sentimiento de ayuda y la solidaridad existentes anteriormente en la sociedad están poco a poco desapareciendo y dando lugar a otros menos espirituales.
Todos estos cambios han sido motivados por ese auge tecnológico alcanzado por el ser humano que en lugar de aplicarlo debidamente y poder extraer de él aquellos aspectos positivos que le sirvan para aliviar las cargas materiales de la existencia, lo ha colocado como el último fin de ella, olvidando el por qué y el para qué se encuentra en este mundo.
En numerosas ocasiones hemos comentado sobre la importancia que tiene que el avance científico y material vaya en sintonía con el progreso moral y espiritual. Este hecho es importantísimo y determina en gran medida el progreso global del planeta y la humanidad que lo puebla. Un gran avance espiritual necesita de unos medios materiales suficientes para poder engrandecerlo todavía más y hacerlo llegar a todos; por otro lado, si lo que se ha alcanzado es un gran nivel material y científico pero se ha olvidado de potenciar el aspecto interno de las personas, el uso que se hace de esos logros en muchas ocasiones perjudica y entorpece más a quien lo realiza.
El caso de la Tierra es el segundo, no hemos sabido, o mejor dicho, no hemos querido aprovechar los conocimientos adquiridos para solucionar los importantes problemas que existen en ella (hambre, enfermedades, analfabetismo, subdesarrollo, guerras, etc.) y hemos consentido que sólo sean unos pocos los que se beneficien de ellos, aunque sea a costa de una gran mayoría.
Ante esta situación global en la que se encuentra la sociedad actual, nos encontramos con el fenómeno Ovnis-Extraterrestres, que sin hacer mucho ruido y actuando siempre dentro de la legalidad que imponen las Leyes Universales, nos dan un ejemplo que hay que saber valorar y aplicar a cada una de las situaciones que acontecen en nuestra vida, y por ende, en la sociedad en la que vivimos.
Ellos se encuentran ahí, junto a nosotros, pruebas tenemos de ello, sin embargo si los analizamos profundamente veremos que nos están poniendo en evidencia las propias leyes espirituales. Sí, evidentemente, el avance científico alcanzado por esas humanidades es infinitamente muy superior al que tenemos nosotros en la actualidad, sin embargo la forma de comportarse ante ello es muy diferente. Nosotros lo llevamos con orgullo, creemos que somos los mejores de la creación, pensamos que todo lo que tenemos nos lo merecemos por nuestro esfuerzo. Ellos no. Lo acompañan con un fuerte sentimiento espiritual y de ayuda universal y dedican sus vidas y sus conocimientos en favorecer el progreso de otras humanidades que se encuentran en un estado inferior.
Desde que el hombre es hombre y tenemos conocimiento de ello, existen vestigios de que estos hermanos han estado con nosotros, gozando de ese adelanto tan impresionante, pero sin hacer un uso perjudicial de él. Su humildad y dedicación se ha puesto de manifiesto desde esos momentos y siempre han sabido y saben perdonar las debilidades que mostramos los humanos a la hora de juzgarlos y valorarlos.
Cuando así actuamos olvidamos un aspecto muy importante: el plano espiritual. Pensamos, en nuestra ignorancia, que todo lo que hemos alcanzado se debe solamente a nuestro esfuerzo y por lo tanto que somos nosotros mismos los que hemos de aplicarlo según creamos conveniente. Sin embargo caemos en un grave error ya que toda nueva verdad que llega a una humanidad (ya sea dentro del campo de las ciencias, las letras, las humanidades, etc.) suele estar planificada por el mundo espiritual positivo y solamente se ofrece a los encarnados cuando cree que puede hacerlo.
De este modo si analizamos la historia fácilmente comprobaremos la cantidad de veces que esto ha sucedido; son muchas las figuras de las ciencias y las artes que han aportado conocimientos revolucionarios para la época y que han servido para potenciar el progreso de la humanidad.
En este sentido podemos asegurar que gran parte de los conocimientos
que poseemos se nos han dado, o mejor dicho, prestado para nuestro progreso
espiritual y así todo lo que se desvíe de ese camino constituirá
una ofensa contra la divinidad a la que habremos de dar cuenta el día
de mañana. El hombre por él mismo no es nada, todavía
nos queda mucho camino por recorrer dentro del campo de la espiritualidad
y es mucha la ayuda que desde el plano espiritual nos están enviando,
debemos de bajarnos del pedestal en el que nos encontramos y saber valorar
las cosas tal y como son. No considerar que nos merecemos tal o cual cosa
cuando la realidad es bien distinta y se nos está haciendo un gran
favor al poder contar con esas herramientas para nuestro progreso.