DIC-99 Nº 209 |
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Consideramos oportuno hacer una pausa en el camino y valorar, siempre desde nuestro punto de vista, una serie de aspectos que creemos importantes a la hora de reflexionar sobre este tema.
Desde siempre el hombre ha rechazado por sistema todas las ayudas que desde el plano espiritual positivo le han ido enviando. El caso de los Extraterrestres no es una excepción. Quien opina acerca de ellos e intenta dar una explicación coherente es encasillado por la sociedad. Pero, todo esto ¿por qué?, ¿por qué desde siempre se ha tenido que luchar tanto para poder demostrar la realidad de un fenómeno que salta a la vista?, ¿qué aspectos existen en contra del mismo que tienen tanta fuerza e impiden que sea comprendido y admitido como tal por la inmensa mayoría de la humanidad?
La respuesta a todas estas preguntas la encontramos en el propio hombre. Materializamos las enseñanzas que recibimos de lo Alto para nuestro progreso y las deformamos de manera que nos sirvan para nuestros propios intereses sin importarnos en ningún momento las consecuencias que este tipo de actuaciones puedan acarrear, no sólo para nosotros sino también para el resto de la sociedad.
En este sentido son muchos los intereses políticos y culturales que envuelven el tema de los extraterrestres. Admitirlos significaría para muchos reconocer que existe un poder superior al humano que limitaría su capacidad de dominio sobre el resto de la sociedad. Dejaríamos de ser el centro del Universo, la especie elegida de Dios para ser una más, a la que desde ese momento le quedarían al descubierto todas las deficiencias que posee. Significaría reconocer el estado en el que nos encontramos, con todas las lacras sociales que jalonan al ser humano, y trabajar decididamente en su erradicación, hecho que no es bien recibido dentro de los diversos sistemas sociales y económicos existentes en el planeta.
Lamentablemente somos nosotros mismos los que nos estamos echando piedras a nuestro propio tejado impidiéndonos recibir correctamente el mensaje de estos hermanos y retrasando ostensiblemente nuestra capacidad de progreso y evolución espiritual.
Ignorando la realidad espiritual estamos dejando las puertas abiertas a todo tipo de influencias negativas que desde ese plano podamos recibir. Si nuestro comportamiento fuese equilibrado y acorde con las leyes espirituales entraríamos, por Ley de Afinidad, en contacto con seres espirituales elevados y positivos que nos ayudarían en todo momento en los quehaceres de la vida material. Si por el contrario, nuestra vida se centra única y exclusivamente en los aspectos materiales, luchando por ambicionar más y más bienes materiales, sin mirar las necesidades del prójimo, sin duda alguna contactaremos con el plano espiritual negativo que fomentará en todo momento nuestras necesidades más inferiores. Si esto ocurre así, seremos, inconscientemente puertas abiertas al bajo astral que nos utilizará como meros instrumentos para la consecución de sus fines poco espirituales.
Para el plano espiritual negativo todo aquello que se quiere transmitir a la humanidad y que sirva de ayuda al progreso de la misma constituye, desde el primer momento, un objetivo al que destruir y entorpecer. En este sentido es fácil comprender la influencia que ejercen sobre todos los que centran sus vidas en ambicionar bienes y placeres.
La situación se agrava en el caso de las facultades espirituales. Sobre las personas que poseen este tipo de sensibilidades recae una enorme responsabilidad, no sólo por el hecho de la labor espiritual y desinteresada que se comprometieron a realizar antes de encarnar, sino a su vez, del ejemplo que deben dar de cara a la sociedad. Por la naturaleza espiritual de estas sensibilidades se encuentran en contacto más directo con ese otro lado, tanto positivo como negativo, en función de su comportamiento en la vida.
Así, y como ya comentábamos en artículos anteriores, los denominados contactados, o aquellos que argumentan haber sufrido algún tipo de abducción, se incluyen dentro de este tipo de personas plasmando ante la opinión pública una imagen deformada de lo que en realidad es el fenómeno OVNIs-Extraterrestres.
Con este tipo de actuaciones es muy difícil poder acceder a la sociedad con la idea de unos seres extraterrestres de evolución espiritual superior que el único motivo por el que nos visitan es darnos una imagen de espiritualidad, de esperanza y apoyo ante el cambio social, espiritual y moral que se acerca a esta humanidad.
Sin embargo el problema central se encuentra en las propias imperfecciones del ser humano. Si no existiera el orgullo, la vanidad, el deseo de ser superiores a los demás, la ambición, etc., etc., no se daría lugar a las situaciones que hemos comentado con anterioridad.
Se hace imprescindible un control interno de todos nuestros
actos y las reacciones que tengamos durante nuestra vida para analizar
si realmente se rigen por la Ley del Amor, de esta manera facilitaremos
el contacto con los planos espirituales superiores que nos ayudarán
en la comprensión de las pruebas y circunstancias de la vida.
Ocupamos el puesto que nos corresponde en la Creación,
la Tierra no es el único mundo habitado, ni mucho menos el mejor;
existen infinidad de planetas con un nivel evolutivo muy superior al nuestro
y otros inferior; nosotros no somos más que un grano de arena dentro
de la inmensidad del Universo. Pero nadie es superior a nadie, todos somos
necesarios, pues el que hoy se encuentra en estadios evolutivos inferiores
el día de mañana lo estará en los superiores; y el
que hoy es ayudado por seres de otros planetas el día de mañana
ayudará a otros para que salgan del mismo lugar que él estuvo
en el pasado.