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Precisamente son estos últimos los que con mayor fuerza han pretendido siempre ocultar y desmentir todo lo que se refiriese al tema que estamos tratando, ¿Por qué? Si realmente el fenómeno es una mentira y no responde en ningún momento a la realidad, si sólo es consecuencia de mentes desequilibradas y visionarias, qué sentido tiene realizar tan grande esfuerzo por intentar desacreditar y desmentirlo todo. El caso no deja de ser una contradicción cuando en ocasiones los gobiernos de las naciones más poderosas sacan a la luz casos como el del OVNI estrellado en Roswell (EEUU) y del que supuestamente extrajeron los cuerpos de varios seres.
En realidad esto no supone más que una maniobra de desinformación a través de la cual pretenden que la opinión pública desestime y abandone cualquier intento de tomarse en serio estos temas.
Con todo ello no queremos afirmar rotundamente que todo lo que nos ha llegado con respecto a este tema sea veraz. Desgraciadamente no es así, son muchos los casos que responden a la imaginación de las gentes, a fenómenos puramente meteorológicos o físicos que nada tienen que ver con la realidad, sin embargo sí hay muchos casos que son reales, que demuestran sin lugar a duda la existencia del fenómeno y su presencia a lo largo de la historia del ser humano.
Existen infinidad de pruebas que dan mucho qué pensar a todo aquél que con mente ecléctica aborde el tema y lo estudie en profundidad. No son casos puntuales que ocurren en un determinado lugar y época, son hechos repetitivos acaecidos a lo largo de la historia, en momentos espacio-tiempo muy diferentes unos de otros pero con un trasfondo común y coincidente en todos ellos.
En esta ocasión hemos pretendido ilustrar esta sección con hechos y fenómenos sucedidos a lo largo de la historia de la humanidad que constituyen desde nuestro punto de vista pruebas evidentes que demuestran la existencia del fenómeno desde los inicios de la historia. El fenómeno es tan viejo como el propio hombre, no es un hecho contemporáneo que ha aparecido coincidiendo con el auge tecnológico de la humanidad. Precisamente es eso mismo lo que hace que las pruebas que encontramos del pasado, cuando el hombre no era capaz de volar, ni conocía las máquinas, ni la rueda, etc., sean definitivas y objetivas. El lenguaje con el que se describían estos artefactos pone de manifiesto este hecho. Carros de fuego, estrellas, etc., son ejemplos de ello.
Remontándonos miles de años en el pasado encontramos las célebres figuras de Nazca, en el Perú que no pueden ser distinguidas desde tierra, únicamente pueden ser reconocidas desde el aire y a una altura considerable. También tenemos los mapas de Piri Reis que también requieren de ser vistos desde el aire y que representan la tierra cartografiada en la época prehistórica, cuando ésta no se asemejaba a la actual.
Otro caso es la famosa tumba del hombre de Palenque descubierta en 1.935. Esta se encuentra en una pirámide en una zona de ruinas mayas, y consiste en un sarcófago de piedra roja que contiene el esqueleto de un hombre de 175 cm. de altura con el rostro cubierto por una máscara de jade. Pero lo verdaderamente sorprendente está en la tapadera del sarcófago en la que aparece dibujado un vehículo espacial, de forma puntiaguda en la parte superior y terminando en una llama ondulada. El piloto está sentado de la misma forma que un corredor de automóviles y se encuentra manejando instrumentos de control y con el pie empuja un pedal. La indumentaria que lleva es singularmente parecida a la de un astronauta. Qué explicación tiene este hecho cuando los mayas, a pesar de ser muy civilizados no conocían la rueda, el motor, los tubos de escape o los cascos espaciales.
En la India antigua, los manuscritos del Mahabharata nos hablan de una máquina circular “que volaba resplandeciente como la Luna” describiéndola como “teniendo dos pisos y muchas cámaras y ventanas.”
También podemos encontrar una antigua inscripción Asiria en la que puede leerse: “El rey Etán, de Nínive, ascendió tan alto que podía ver la tierra como un pan dentro de una cesta.”
Qué explicación tienen
las misteriosas pinturas encontradas en el Sahara datadas en 8.000 ó
10.000 años antes de nuestra era en la que se pueden ver extraños
seres de enormes proporciones con un gran parecido a los astronautas enfundados
en sus trajes espaciales. También en Ferghusa (Rusia), Japón
y en los Alpes italianos se han podido ver imágenes similares.