sep-98
Nº 194
 
 
 Dale Señor a mi alma espiritual sustento,
y a mi cuerpo de arcilla dale el pan cotidiano,
y, dame sólo el mío, jamás el de mi hermano,
que el único que nutre y produce contento,
es el que se ha ganado sin dejar a otro hambriento,
por el único esfuerzo de nuestra propia mano,
sin el sudor de niño, ni de enfermo ni anciano,
sin que haya producido a nadie sufrimiento,
dale también, Dios mío, pan a mi inteligencia,
pan de conocimiento de verdadera ciencia;
no permitas me nutra con venenoso error;
y dale a mis sentidos el bello pan del arte,
y abundante, sin tasa, ni temor a que me harte,
el eterno, el sublime, el santo pan de amor.
 
(Poesía escrita por un notable doctor)
 
 Poesía dedicada por el profesor D. TOMÁS PICÓ  a sus alumnos.
     IBI, JULIO 1934
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