AGO-98
Nº 193
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Entrañable
amiga
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Querida amiga de horas solitarias,
sobre los renglones de tu inspiración
has pintado sueños en cada nostalgia
y has abierto puertas en cada rincón.
Entrañable amiga de inquietas palabras,
dulce confidente de nuestros desvelos,
¡cuántas veces, franca, la
voz de tus páginas
susurró en mis ansias su clamor
sincero!
¡Cuántas veces fuistes consejera
sabia
en la frágil tinta de tus pensamientos
y en la pluma rota de mis esperanzas
dejaste encendido tu más tierno
aliento!
Yo sé que me escuchas a veces cansada
y aunque tu mirada me inspire silencio,
siento dentro el eco de tus enseñanzas
abrigar despacio mis enjutos versos.
Pues tu paz no sabe de extrañas
cadenas
ni palomas yertas que cierran sus ojos,
siempre hay flores blancas que hermosas
despiertan
en el jardín triste de nuestros
sollozos.
Que tu amor es grande porque nunca expira
en sus ilusiones y emotivos logros,
siempre hay una chispa para nuestra vida
y una luz inmensa que ofrecer a otros.
Amiga revista, mi fiel compañera,
qué joven pareces a pesar del tiempo,
postrada en el hueco de algún alma
incierta
¡quizás fuiste un día
su único consuelo!
Que tu fe traspasa todas las distancias
cuando vive al lado de nuestro recuerdo,
tu fervor no entiende de color ni raza
porque escribe siempre con el sentimiento.
Quizás en tus frases de humilde
experiencia
tantas desventuras tuvieron morada,
nuestras inquietudes tuvieron respuesta,
nuestros corazones una bella causa.
Sigue siendo amiga de los que te lean,
de los que te siguen en tus firmes pasos,
lucha proclamando tus buenas promesas
para quien te lleve bajo su regazo.
Ojalá los años te hagan
seguir cerca,
sencilla viajera de este aprendizaje,
que mi ser entonces no tendrá fronteras
si tú me acompañas, amiga
entrañable.