ENE-00 Nº 210 |
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Un grupo compuesto por gran cantidad de personas y que se precie de llevar una buena línea espiritual debe de asentar sus bases en el diálogo constante entre los integrantes del grupo, para poder constatar en todo momento cuáles son las ideas de cada uno al respecto de los asuntos que se traten. Es evidente que no podemos ir cada uno por nuestro lado puesto que si actuáramos de esta manera sería muy difícil llevar la nave a buen puerto. Se han de consensuar todas las ideas, para que juntos podamos marchar hacia la meta trazada.
A este respecto cabe indicar que no podemos pensar que tienen que venir nuestros compañeros para comunicarnos cualquier novedad que haya surgido, pues estaremos equivocándonos. Lo que siempre tenemos que tener en mente es todo lo contrario, somos nosotros quienes cuando llegamos a nuestro lugar de encuentro con el resto de compañeros, debemos de mostrar interés y preocupación por lo acontecido durante el día, siendo esta una muestra de acercamiento hacia los compañeros y una forma de mantener viva la relación existente entre los miembros del grupo.
Tenemos que tener presente en todo momento que para que exista una buena comunicación debe existir siempre unas ganas inmensas de aportar nuestro granito de arena, de sentirnos partícipes en los ideales que mantienen firme el rumbo del grupo, en definitiva tenemos que aportar nuestras ilusiones de formar una gran familia en la cual todos los miembros de la misma estén unidos en sentimientos, pensamientos y objetivos.
Si mantenemos viva esta idea en nuestro interior, nos ayudará a ser constantes, a ser fuertes ante las embestidas que la parte negativa realizará para desanimarnos, para reflejar nuestros defectos en los compañeros y hacernos ver que son ellos quienes fallan y no cuentan con nosotros, etc. Serán infinitas las maniobras que los hermanos de baja condición moral harán para conseguir que flaqueemos y empecemos a desconfiar de nuestros hermanos, siendo éste el primer paso para nuestro aislamiento de los demás.
A partir de ahí, si no somos fuertes, nobles y humildes, estamos abocados hacia el mundo de las sombras y las dudas, empezaremos a ver "fantasmas" donde no los hay y navegaremos sin rumbo fijo, hasta que llegue un momento en el que no seamos capaces de reaccionar y nos veremos obligados a abandonar la nave a la cual accedimos con tantas ilusiones y proyectos.
Por esto es tan importante conseguir que el grupo sea una única familia en la cual todos seamos responsables de mantener el rumbo elegido. Es vital ser conscientes que todos tenemos cosas que ofrecer a los demás, que somos meros instrumentos del plano espiritual para llevar a cabo una misión a la cual pedimos voluntariamente venir para poder saldar nuestras deudas, que nadie somos más que nadie, y sobre todo que con buena voluntad y predisposición todos tenemos cabida en esta gran familia.
Tengamos presente una cosa: estamos a las puertas del siglo XXI y todos sabemos la importancia que se le da al tema de las comunicaciones ya que es vital para el buen funcionamiento de las empresas, es fundamental tener buenos equipos informáticos, buenos técnicos, teléfonos móviles, etc. Pues bien en un grupo espiritual el símil es idéntico, sin comunicación estamos perdidos, puesto que no habría unidad en el seno del mismo debido a que no sabríamos lo que piensan nuestros compañeros, sería caótico, no duraríamos (como grupo) casi nada puesto que la parte negativa se apoderaría de nosotros. El final ya nos lo podemos imaginar.
Como conclusión sólo cabe
añadir que si verdaderamente creemos en los objetivos que nuestro
grupo se ha marcado, si realmente queremos participar, si en nuestro interior
arde la llama de la ilusión por mantener viva una familia tan grande
y que nos puede ayudar muchísimo, no nos obcequemos en pequeñeces
y seamos parte activa de ella abriendo nuestros corazones a los demás
y sobre todo comunicando a nuestros hermanos todo aquello que pensamos
y sentimos.