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La palabra trabajo implica esfuerzo, sacrificio, tesón... son elementos que debemos ir ejercitando a lo largo del camino espiritual y que nos permitirán un mejor desarrollo de nuestras capacidades. Esta adquisición de ciertas pautas de comportamiento, de nuevas metas, nos serán útiles para ir trazando nuevos propósitos en nuestro sendero, y así sucesivamente, paso tras paso, lograremos culminar con éxito la labor que iniciamos. Sin duda alguna el primer paso lo constituye el completo conocimiento de nosotros mismos, una búsqueda introspectiva nos ayudará a tener consciencia de cómo somos, a rescatar aquellas facetas internas que nos faciliten la consecución de nuestros ideales. Como sabemos este será el requisito primordial para comenzar una continua escalada hacia la perfección, objetivo de todo espíritu.
Si hemos alcanzado este primer tramo querrá decir que somos capaces de reconocer dónde están nuestras debilidades, y aquellos aspectos que necesitamos reforzar, a partir de aquí empieza la verdadera lucha. El inicio, ya lo tenemos, ahora resta poner en práctica la constancia, la ilusión, la perseverancia, la continuidad... requerimos de valores que nos den el impulso suficiente para no desfallecer, contar en todo momento con la presencia y apoyo de compañeros que se han lanzado en la búsqueda de unos mismos fines, sobreponernos a cualquier desavenencia, y nunca entretenernos en meros asuntos materiales que nos confunden y hacen más arduo nuestro "deber". Sí, esto es así, pues como ya sabemos éste no es un camino de rosas, a toda "recompensa" antecede una buena labor y para poder realizarla es preciso una fuerza de voluntad inmejorable. Y aquí es donde las constantes pruebas y situaciones que se presentan en la vida adquieren justificación, ya no podemos tener dudas que nos hagan pensar que no existe un Dios justo, pues cada persona atraviesa las experiencias que más van a facilitar su progreso, ni más ni menos, cada situación responde a las condiciones que necesita el espíritu para su progreso, entendiendo que anteriores existencias también juegan su papel en la presente, y aunque no las recordemos seguramente los errores cometidos entonces, tendrán su consecuencia ahora.
Si nuestra intención es avanzar con soltura por esta senda, despojarnos de cualquier carga interna es algo primordial y esencial, defectos como el orgullo, que nos hace creernos superiores a nuestros semejantes es un gran impedimento, pues si albergamos este sentimiento de superioridad, nunca podremos admitir consejos, ni escuchar debidamente a quien nos tiende una mano amiga... así como el egoísmo, que no nos deja pensar en el prójimo, protegiendo siempre nuestros intereses particulares... Partir de una posición humilde, es sin duda la alternativa más favorecedora y la que más nos va a ayudar en nuestro trabajo interno, ha de ser la primera piedra que sustente todo lo que vayamos construyendo posteriormente, será una base firme y duradera que nada ni nadie podrá derribar.
Pero para comenzar a caminar no podemos dar lugar a inseguridades o miedos, si ante cualquier adversidad nuestro modo de afrontarla es mediante la evasión nunca podremos avanzar, quedándonos bloqueados sin encontrar la forma de salir de la situación. Si hay algo que debemos tener presente es que las pruebas que nos acontecen deben servirnos para aprender, no para evadirlas, pues seguramente si hemos comprendido y asimilado bien la lección nos será muy útil, evitando, como el refrán dice: "Caer dos veces en la misma piedra". Otra consideración que no debemos olvidar, es el hecho de aquellos que realizan un "trabajo aparente" cuando en realidad no están haciendo nada, sin embargo, los únicos más defraudados o engañados no son las personas que les rodean, sino ellos mismos, arrepintiéndose, a la larga, de no haber cumplido con su compromiso interno.
Como antes he comentado nuestro primer
deber es ser sinceros con nosotros mismos, aceptarnos tal y como somos,
sin dar cabida a rebeldías, admitiendo nuestra naturaleza interna,
pero a la vez esforzándonos día a día para que ésta
se enriquezca de nuevos valores. Conocer nuestras imperfecciones será
un paso importante, para empezar a trabajar con ellas y eliminarlas cuanto
antes, así como la búsqueda de nuestras buenas facetas para
realzarlas y saber ofrecerlas a los demás sin esperar nada a cambio.
A través de la práctica diaria, y del ejercicio de nuestras
capacidades, este nuevo reto no nos supondrá una labor inalcanzable.