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Quizás son preguntas a las que en primera instancia responderíamos positivamente, sin embargo cuando se nos presentan casos en los que podríamos demostrar y hacer efectiva nuestra respuesta, ponemos miles de excusas, estableciendo una jerarquía, donde lo que nos interesa prevalece ante las peticiones de los demás. La cuestión es siempre la misma, en teoría lo tenemos todo muy claro, pero en la práctica diaria, nuestras palabras simplemente se quedan en un intento, sin lograr llegar a la realización de nuestros propósitos. Efectivamente, así todo es más fácil porque nunca nos comprometemos a nada, nos expresamos para quedar bien, independientemente de si vamos a llevarlo a cabo o no.
Actualmente todos somos conscientes de los momentos tan críticos que vive este mundo, todo ello causado por la enorme desigualdad que ha generado el ser humano con su afán por abarcar más en el mundo material. Conocemos a la perfección los problemas que se derivan de esta situación, tanto a nivel espiritual como en cuestiones más tangibles, cada día que pasa observamos la dificultad acentuada en encontrar ese equilibro, para que el avance de mente y alma vayan a un mismo son. ¡Cuánta gente se halla necesitada de una mano amiga que le pueda abastecer tan sólo de recursos primarios! ¡Cuántos aún buscan otro sentido a esta vida, intentando hallar respuestas, desconcertados por lo que ven a su alrededor!
Sencillamente, se requiere de una movilización de aquellos que podemos dar más por esta humanidad, no caben posturas acomodaticias, ni la mínima muestra de conformidad, es ofrecer sin esperar nada a cambio. Para ello es requisito imprescindible deshacernos de nuestro "ego" al que siempre ponemos en favor de nuestros intereses particulares, uno de los peores aliados que nos impedirá comprometernos más allá de lo que nos convenga a nosotros.
La ayuda es un mecanismo que nos han brindado para poder establecer un clima armonioso, con el fin de que exista un apoyo y confianza entre todos. Mediante ella aprendemos que lo importante no es vivir para uno mismo, pues es necesario sentirse cobijado y protegido por nuestros seres queridos, saber que vamos a contar en cualquier momento de nuestra existencia con una mano amiga que nos dote de fuerzas para continuar en la brecha, y que los demás tengan también la certeza de que nos encontramos a disposición de quien requiera nuestra asistencia.
No nos engañemos, el hecho de referirme a la ayuda como a un mecanismo, no quiere decir que la tengamos que llevar a cabo como tal, me explico, no se trata de un simple funcionamiento sistemático que debe seguir unos pasos, es mucho más que esto, pues si no sentimos lo que hacemos, si no nos guía la voz de nuestro corazón, nuestros esfuerzos habrán sido en vano.
Lo que nunca nos debe pasar, es que cuando alguien requiera de nuestra ayuda, la ofrezcamos con sentimiento de superioridad, de creernos por encima de aquél que la recibe, manteniendo la idea de que se ha subordinado a nuestra benevolencia, pues significará que no hemos comprendido bien la utilidad de la misma. De esta forma se invertirán los papeles, y aunque no nos percatemos de ello, los verdaderamente necesitados seremos nosotros.
Esto mismo ocurre con aquél que aún a sabiendas de que precisa de alguien para la solución de sus problemas, para encontrar una salida a sus dudas y planteamientos, se niega rotundamente a ser auxiliado. Pretende esconderse y una vez tras otra intenta demostrarse que por sí mismo puede salir, teme ser visto en esas circunstancias, aunque más que miedo es autosuficiencia, rebeldía por no aceptar la situación que le toca vivir, por tener que "rebajarse" a pedir ayuda.
Aún así es bueno que mostremos preocupación por conocer a las personas más cercanas a nosotros tales como familiares, amigos, de este modo podremos saber nada más verlas cómo se sienten, si están tristes, si precisan de apoyo y comprensión... Esto se logra a través de la amistad, del acercamiento sincero entre unos y otros, sería un paso trascendente en esta lucha.
Todos sabemos que el conocimiento de las Leyes Universales y el Espiritismo, dan respuesta a cualquier cuestión que no entendamos, éstas nos explican que cada uno se halla en las condiciones que requiere para alcanzar cierto grado de evolución, lo que hoy tenemos es la posibilidad de rectificar actuaciones que en existencias pasadas realizamos, al no comprender muy bien el sentido de la vida. Nuestras obras deben ir encaminadas, esta vez, a ayudar a todo aquél que lo necesite, desde nuestra posición tenemos que involucrarnos en la mejora de esta humanidad, pues podemos dar mucho. Todo esto tiene que abarcar tanto el terreno material, en cuanto al auxilio de los necesitados, como en el espiritual, pero ante todo este último, pues es el único que puede llegar a los corazones, si somos capaces de implicarnos enteramente, dándole la importancia justa y no más a los aspectos materiales, seguramente todo lo demás vendrá por añadidura.